¿ES EL PAPA EL ANTICRISTO?

 

 

AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.

 

 

I.                INTRODUCCIÓN

 

Hoy en día la Iglesia Católica está empeñada en buscar un acercamiento religioso con las demás confesiones cristianas (Ecumenismo). No obstante, desde los mismos albores de LA REFORMA PROTESTANTE en el siglo XVI, sus fundadores como hijos rebeldes que un día se separaron de la Madre (Romanos 16,17-18), han mostrado un odio abierto por nuestra Iglesia, que no han dudado en tildarla de ser LA GRAN RAMERA DE LA BIBLIA, llamada en el Apocalipsis como BABILONIA LA GRANDE (18,2), y donde el PAPA no sería otro que el ANTICRISTO (13,18). Así por ejemplo, encontramos las siguientes declaraciones textuales:

 

-         “Me siento ya más libre en mi corazón; pues sé finalmente que el Papa es el Anticristo, y que su silla es la de Satanás”.

Martín Lutero, fundador de la Iglesia Evangélica.

 

-         “El pontificado romano, con todo su orden y reino, es el mismo Anticristo”. Felipe Melanchthon, colaborador de Martín Lutero.

 

-         “La cabeza de este reino maldito y abominable en la iglesia occidental es el Papa”.

Juan Calvino, fundador de la Iglesia Calvinista.

 

-          “El Papa es el mismo Anticristo”.

Juan Knox, fundador de la Iglesia Presbiteriana.

 

-         “El Papa es en el sentido más categórico, el hombre de pecado, porque él representa toda forma de pecado sin medida”.

Juan Wesley, fundador de la Iglesia Metodista.

 

 

 

II.           EL ANTICRISTO EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS

 

Para hacer un informe más imparcial vamos a utilizar la Biblia Protestante versión Reina-Valera, Edición de 1985. Además, seguiremos la regla de fe de todas las iglesias protestante: “Solo lo que enseñe la Biblia”.

 

El primero en utilizar el título de “Anticristo” en el Nuevo Testamento, fue el mismo Jesucristo: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuera posible, aun a los escogidos” (Mateo 24,24). Nótese bien, que El Mesías en este pasaje del evangelio del apóstol Mateo (escrito hacia el año 85 de nuestra era), al igual que en todo el capítulo 24; está  hablando con un lenguaje escatológico, haciendo referencia a los “últimos tiempos”. Explicando que vendrán hombres que con “supuestos milagros” obra del Diablo, llevarán tras de sí a muchos de los verdaderos creyentes, los cuales no tendrán su aprobación (comparar con Mateo 7, 21-23).

 

Para el apóstol Pablo, el “hombre de pecado” que se hace pasar por Dios, está por venir (2 Tesalonicenses 2,1-4); (aunque no lo identifica propiamente con el título del “Anticristo”), pero llegará “con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (9). Porque “el espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4,1). Además, sus vidas y sus actos son propios de “las obras de las tinieblas” (Romanos  13,12), “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2,2).

 

Vemos como San Pablo en sus epístolas (redactadas entre los años 45 al 65), quiere resaltar dos cosas:

 

1.    Tanto él como los demás apóstoles, y los primeros cristianos hasta el siglo segundo; creían firmemente que la segunda venida de Cristo (parusía), era un hecho que sucedería pronto.

2.    El mundo entero se debate entre dos grandes fuerzas, los “hijos de la luz” al mando de Jesucristo, y los “hijos de las tinieblas”, bien sea representado por un hombre, pero enviado por el mismo Diablo.

 

 

Por su parte, el apóstol Juan en sus cartas (elaboradas hacia el año 96), vuelve hacer hincapié en la persona del “Anticristo”:

 

“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo… ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo” (1 Juan 2,18.22).

 

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4,1-3).

 

“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Juan 7).

 

Para San Juan el “Anticristo”, ya no va hacer un personaje de los “últimos tiempos”, sino que ¡Está ahí!, y en medio de la Iglesia de Cristo. Esto se debe al hecho que ya a finales del siglo I, se empezaban a formar grupos heréticos de cristianos que negaban que “Jesucristo”, sea verdadero “Dios” y al mismo tiempo verdadero “Hombre”. Así lo demuestra el párrafo inicial de su evangelio (escrito hacia la misma fecha que sus tres cartas): “En el principio era El Verbo (la Palabra=Jesús), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1,1). Comparar con (1 Juan 1,1-3).

 

III. EL NÚMERO DE LA BESTIA: EL 666

 

El mismo Juan, el teólogo, cuando se encontraba desterrado en la isla de Patmos (Asia Menor); escribió el libro de las revelaciones (o Apocalipsis). En uno de sus apartes, dice:

 

“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis. (13,18).

 

 

Este número simbólico, ha dado para una serie de especulaciones y demás. Sin embargo, los exegetas (estudiosos de la Biblia), lo han relacionado con la persona del emperador NERÓN CÉSAR. San Juan, que se hallaba preso por los romanos en el momento de escribir el libro (hacia el año 90), decide advertir a los cristianos en un lenguaje a manera de clave sobre los peligros de este cruel gobernador, que era bisexual, alcohólico, y quien mandó a matar a su propia madre Agripina, con la que sostenía una relación incestuosa; al igual que sus dos esposas: Popea y Octavia, y a su maestro Séneca. También, ordenó el  incendio  Roma, y la ejecución (hacia el año 67) de los dos príncipes de los apóstoles: Pedro y Pablo. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que en la cultura judía de donde venía el discípulo amado, las letras del hebreo que carecen de vocales tienen un valor numérico, y es así como la suma del nombre de “NERÓN CÉSAR”  (NRWN QSR), equivale a: N=50+ R=200+ W=6+ N=50+ Q=100+ S=60+ R=200 = 666.

 

No han faltado las sectas protestantes que han querido relacionar el número de la bestia con el Papado, y  esto se debe a que antiguamente los Romanos Pontífices utilizaban una corona de tres puntas llamada la “tiara”; y según ellos, tenía una inscripción que decía: “VICARIUS FILII DEI” o “VICARIO DEL HIJO DE DIOS”, que al hacer la misma operación matemática da 666.

 

Para refutar esta acusación podemos argumentar cuatro cosas:

 

1.    El Apocalipsis fue escrito en griego mientras que la inscripción de la tiara aparece en latín (idioma oficial de la Iglesia Católica).

2.    Los Papas solo empezaron a utilizar la tiara a partir de Clemente V (Siglo XIV). por lo tanto, pasaron más de 1.200 años antes de relacionar esta vestimenta papal con la descripción de san Juan en el libro de las Revelaciones.

3.    Es completamente falso que en la tiara que usaban los Sumos Pontífices (hasta Pablo VI), apareciera esta leyenda. El título que los identifica es el de VICARIUS CHRISTI (VICARIO DE CRISTO), y fue empleado por primera vez por Inocencio III, en el siglo XIII.

4.    El mismo apóstol aclara que el “666” es el número de un “hombre”, y no de una institución como el papado, que ha abarcado en XXI siglos, a 266 individuos, desde Pedro hasta Benedicto XVI.