"Annuntio
vobis gaudium magnum, habemus Papam: Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Josephi, Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Ratzinger, qui sibi nomen
imposuit Benedicti
XVI"
''Cari fratelli e sorelle, dopo
il grande papa Giovani Paolo II, i signori cardinali hanno eletto me un
semplice e umile lavoratore nella vigna del Signore. Mi consola il fatto che il
Signore sa lavorare e agire anche con strumenti insufficienti e sopratutto mi
affido alle vostre preghiere. Nella gioia del signore risorto fiducioso del suo
aiuto permanente andiamo avanti e Maria sua santissima madre sta dalla nostra
parte. Grazie''
“Queridos hermanos y hermanas:
Después del gran Papa, Juan Pablo
II, los señores cardenales me han elegido a mí, un sencillo, humilde, trabajador
en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y
actuar con instrumentos insuficientes y sobre todo confío en vuestras
oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiados en su ayuda
permanente, sigamos adelante. El Señor nos ayudará. María, su santísima Madre,
está de nuestra parte. Gracias.”
Benedicto XVI, nuevo Papa
El Cardenal Joseph Ratzinger es hoy el nuevo Sumo
Pontífice bajo el nombre de Benedicto XVI
Los
cardenales de la Iglesia Católica reunidos en la Capilla Sixtina
del Vaticano eligieron al sucesor del Papa Juan Pablo II.
Según anunció el cardenal chileno Jorge Medina, el nuevo Papa es el cardenal
alemán Joseph Ratzinger, quien eligió el nombre de
Benedicto XVI.
El humo blanco, producto de la incineración de los sufragios de la tarde del
martes, y el repique de las campanas, indicaron 45 minutos antes que al menos
las dos terceras partes de los 115 cardenales electores definieron al nuevo
Sumo Pontífice.
Primer mensaje de Su Santidad Benedicto XVI
"Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los
señores cardenales eligieron a un humilde servidor de la viña del Señor (...)
también me reconfortan vuestras plegarias."
Después de ser presentado a los fieles congregados en el Vaticano, ofreció su
primera bendición urbe et orbi, a la ciudad y al mundo desde el balcón central
de la Basílica de San Pedro, con lo que comenzó su nuevo pontificado.
A las 17:56 horas de Roma salió humo blanco de la chimenea instalada en la
Capilla Sixtina. La Iglesia ya cuenta con un nuevo
Pontífice.
El tañir de las campanas diez minutos después del
humo confirmó el signo. El nuevo Pontífice fue elegido en la cuarta ronda de
votaciones del segundo día del Cónclave. Las campanas de las iglesias en todo
el mundo no dejan de sonar.
Biografía
El Cardenal Joseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927, un Sábado Santo en Marktl am Inn,
diócesis de Passau, Alemania; y fue bautizado ese
mismo día. En sus memorias, reflexionando sobre el hecho, dice: “ser la primera
persona a ser bautizada en el Agua Nueva de la Pascua era visto como un acto
muy significativo por parte de la Providencia. Siempre me he llenado de
sentimientos de gratitud por haber sido inmerso en el Misterio Pascual de esta
manera;...cuanto más lo reflexiono, tanto mas me parece apropiado a la
naturaleza de nuestra vida humana: aún esperamos la Pascua definitiva, aún no
estamos en la plenitud de la luz, pero hacia ella caminamos llenos de
confianza.”
A Ratzinger
se le hace difícil decir cuál es propiamente su pueblo natal. Al ser su padre
miembro de la policía rural, era frecuentemente trasladado, y toda la familia
con él, así, muchas veces tuvieron que ponerse en camino.
En 1929 la familia Ratzinger se muda a Tittmoning,
pequeño pueblo a orillas del río Salzach, en la
frontera con Austria.
En diciembre de 1932, debido a la
abierta crítica de su padre hacia el nacional-socialismo, la familia Ratzinger se ve obligada a mudarse a Auschau
am Inn, al pie de los Alpes.
En 1937 el padre del Cardenal Ratzinger pasa al retiro y se muda con toda la familia a Hufschlag, en las afueras de la ciudad de Traunstein, donde Josef pasaría
la mayor parte de sus años de adolescente. Es aquí que inicia sus estudios en
el Gymnasium de lenguas clásicas, donde aprende latín
y griego.
En 1939 entra al seminario menor en Traunstein, dando el primer paso en su carrera
eclesiástica.
En 1943, él y todos sus compañeros
de clase son reclutados al Flak (escuadrón
antiaéreo), sin embargo, les es permitido asistir a clases tres veces por
semana.
En septiembre de 1944, habiendo
alcanzado la edad militar, Ratzinger es relevado del Flak y regresa a casa. En noviembre pasa por el
entrenamiento básico en la infantería alemana, mas debido a su pobre estado de
salud, es exceptuado de buena parte de los rigores propios de la vida militar.
En la primavera de 1945, mientras se
acercan las fuerzas aliadas, Ratzinger deja el
ejército y regresa a su casa en Traunstein. Cuando
finalmente llega el ejército americano hasta su ciudad, establecen su centro de
operaciones en casa de los Ratzinger, identifican a Josef como soldado alemán y lo envían a un campo de
prisioneros de guerra.
El 19 de junio de ese mismo año es
liberado y regresa al hogar en Traunstein, lo sigue
su hermano Georg en julio.
En noviembre, tanto él como su
hermano mayor Georg, reingresan al seminario.
En 1947 Ratzinger
ingresa al Herzogliches Georgianum,
un instituto teológico ligado a la Universidad de Munich.
En 1951, el 29 de junio, Josef y su hermano Georg son
ordenados sacerdotes por el Cardenal Faulhaber en la
catedral de Freising, en la Fiesta de los Santos
Pedro y Pablo.
Desde 1952 hasta 1959, es miembro de
la Facultad de la Escuela Superior de Filosofía y Teología, en Freising.
En 1953 recibe su doctorado en
teología por la Universidad de Munich. Relacionado con el doctorado, publica su
primer trabajo importante:”Volk und Haus Gottes in Augustins Lehre von der Kirche”
(El Pueblo y la Casa de Dios en la doctrina de Agustín sobre la Iglesia). Ratzinger dedica su “Habilitationsschrift”
–trabajo original de contribución a la investigación, con la finalidad de
habilitarse para la docencia universitaria– a la revelación y a la teología de
la historia de San Buenaventura.
En abril de 1959 Ratzinger
se inicia como Profesor Principal del teología
fundamental en la Universidad de Bonn. En agosto de
ese año, su padre es convocado a la Casa del Padre. Desde 1962 hasta 1965
asiste a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II en calidad de perito,
como consejero teológico principal del Cardenal Frings
de Colonia.
En 1963 se traslada a la Universidad
de Münster, y en diciembre de ese año, fallece su
madre.
En 1966 es nombrado profesor de
teología dogmática en la universidad de Tübingen. Su
nombramiento es fuertemente apoyado por el profesor Hans
Küng .
Ratzinger había conocido inicialmente a Küng en 1957 en un congreso de teología dogmática en
Innsbruck. Luego de revisar el trabajo doctoral de Küng
sobre Karl Barth, dice Ratzinger: “Tenía muchas preguntas que hacerle al respecto
de este libro, pues, a pesar de que su estilo teológico no era el mío, lo había
leído con placer y el autor me había suscitado respeto, pues su apertura y su
rectitud me gustaron bastante. Así se estableció una buena relación de amistad,
aún cuando poco después...una seria discusión comenzó entre nosotros acerca de
la teología conciliar.”
En 1968 un
ola de levantamientos estudiantiles barrió Europa, y el marxismo rápidamente se
convirtió en el sistema intelectual dominante en Tübingen,
adoctrinando no sólo a buena parte de sus estudiantes sino inclusive al cuerpo
docente. Siendo testigo de esta subordinación de la religión a la ideología
política marxista, Ratzinger anota: Existía una instrumentalización por parte de las ideologías que eran
tiránicas, brutales y crueles. Esa experiencia me dejó claro que el abuso de fe
debía ser precisamente resistido si se quería mantener el querer del Concilio.
En 1969, desencantado por su
encuentro con la ideología radical de Tübingen, se
traslada de regreso a Baviera, donde asume un puesto de profesor en la
Universidad de Ratisbona. Luego es nombrado Decano,
Vicepresidente. Ese año también es nombrado Consejero Teológico de los Obispos
alemanes.
En 1972, Ratzinger,
von Balthasar, De Lubac y otros lanzan la publicación teológica Communio, una revista periódica de teología católica y
cultura.
En marzo de 1977, es nombrado Arzobispo
de Münich y Freising,
convirtiéndose en el primer sacerdote diocesano que luego de 80 años, asumía el
encargo de tan vasta e importante arquidiócesis. Es urgido por su confesor a
aceptar el cargo y escoge como su lema episcopal la frase de la carta de Juan,
“Cooperador de la verdad”, y razona: “Por un lado, me parecía ser la relación
entre mi tarea previa como profesor y mi nueva misión. A pesar de todas las
diferencias de modo, lo que estaba en juego y seguía estándolo era seguir la
verdad, estar a su servicio. Y por otro lado, porque en el mundo de hoy, el
tema de la verdad ha desaparecido casi totalmente, pues aparece como algo
demasiado grande para el hombre, y sin embargo, todo se desmorona si falta la
verdad”. Es consagrado el 28 de mayo por el Obispo de Würzburg,
Josef Stange. En junio de
ese mismo año, es creado cardenal presbítero por el Papa Pablo VI, y recibe el
título de S. Maria Consolatrice al Tiburtino. Ese año
también, asistió a la IV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Vaticano.
En 1978 participó en el cónclave del
25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I, quien lo nombra enviado especial
del Papa al III Congreso Mariológico Internacional,
en Guayaquil, Ecuador, del 16 al 24 de septiembre. En octubre de ese año, participa
en el Cónclave que elige a Juan Pablo II.
En 1980 Ratzinger
es nombrado por Juan Pablo II a presidir el Sínodo especial para los laicos.
Poco después, el Papa lo invita a encargarse de la Congregación para la
Educación Católica. Ratzinger declina, pues considera
que no debe dejar tan pronto su misión en Münich.
En 1981, en noviembre, acepta la
invitación del Papa para asumir como Prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y Presidente de
la Comisión Teológica Internacional.
El 15 de febrero de 1982 renunció al
gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Münich-Freising.
En 1983 asistió a la VI Asamblea
Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. Fue uno de los
tres presidentes delegados; miembro del secretariado general, de 1983 a 1986.
En 1985 asistió a la II Asamblea
Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano.
Desde 1986 presidió la Comisión para
la preparación del Catecismo de la Iglesia Católica, que luego de 6 años de
trabajo (1986-92) presentó el Nuevo Catecismo al Santo Padre.
En 1987 asistió a la VII Asamblea
Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.
En 1990 asistió a la VIII Asamblea
Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.
En 1991 asistió a la I Asamblea
Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.
En 1993 fue elevado a Cardenal
Obispo del título de la sede suburbicaria de Velletri-Segni. En 1994 asistió a la Asamblea Especial para África del
Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, y a la IX Asamblea Ordinaria del
Sínodo de los Obispos, también en la Ciudad Vaticana.
En 1997 asistió a la Asamblea
Especial para América del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.
En 1998 asistió a la Asamblea
Especial para Asia del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.
Elegido vice-decano
del Colegio Cardenalicio, el 9 de noviembre de 1998.
Ese mismo año, asistió a la Asamblea
Especial para Oceanía de Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 22
de noviembre al 12 de diciembre.
En 1999 fue enviado especial del
Papa a las celebraciones por el XII centenario de la creación de la diócesis de
Paderborn, Alemania, el 3 de enero.
En octubre de ese mismo año asistió
a la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del
Vaticano.
En noviembre de 2002, el Santo Padre
aprueba su elección como Decano del Colegio Cardenalicio.
Hasta la muerte de Juan Pablo II era
miembro de la Secretaría de Estado; de las Congregaciones Iglesias Orientales,
Culto Divino y Sacramentos, Obispos, Evangelización de los pueblos, Educación
católica; así como de los Pontificios Consejos para la Unidad de los cristianos
y del de Cultura; de las Comisiones para América Latina y Ecclesia
Dei.
Recibió por encargo del Santo Padre,
la reflexión del Via Crucis durante la Semana Santa
de 2005.
Doctorados:
1984 Doctor Honoris
Causa por el College of St. Thomas in St. Paul / Minnesota
1985 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica
de Eichstätt
1986 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica
de Lima
1988 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica
de Lublin.
1998 Doctor Honoris Causa por la Universidad de
Navarra en Pamplona.
1999 Doctor Honoris Causa por la Universidad Libre
Maria SS Assunta (LUMSA) en Roma.
2000 Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología
de la Universidad de Wroclaw
Condecoraciones y membresías
Miembro de:
Publicaciones
Libros
¿El Fin de los Tiempos?
Con ocasión de sus 70 años, el
profesor emérito de teología en la Universidad de Münster,
Johann Baptist Metz, la
filósofa judía de la religión Eveline Goodman-Thau y el teólogo
protestante Jürgen Moltmann
fueron reunidos por el Cardenal Ratzinger en una
reunión para tratar el tema de Dios y el final de los tiempos. Esta obra recoge
sus discusiones y puntos de vista ofrecidos en aquella oportunidad.
Verdad y Tolerancia: Fe Cristiana y
Religiones Mundiales
El Cardenal Ratzinger
encara el problema de la verdad, la tolerancia, la religión y la cultura en el
mundo contemporáneo y asume el difícil reto de reunir diversas concepciones de
la verdad espiritual a la vez que defiende las enseñanzas de la Iglesia Católica
sobre la salvación por Jesucristo.
Dios está cerca de nosotros: La
Eucaristía, el Corazón de Vida
Una presentación de las dimensiones
bíblica, histórica y teológica de la Eucaristía. El autor resalta la
importancia para cada uno de la devoción y adoración del Santísimo Sacramento,
en la recepción personal de la Comunión para el cristiano así como para la vida
de la Iglesia. Para Ratzinger, cualquier
transformación del mundo en el plano social procede de la celebración de la
Eucaristía. Ilustra bellamente cómo Dios omnipotente viene a estar íntimamente
muy cerca de nosotros en la Santa Eucaristía. Obra que también recoge los
aportes de Stephan Otto Horn
y Vinzenz Pfnur
Contemplar al traspasado: Una
aproximación a la Cristología Espiritual
Recorriendo por el diálogo de
oración entre Jesús y su Padre Eterno, el Cardenal muestra cómo uno solo puede
aproximarse al misterio del corazón de Cristo a través de la imitación de su
oración.
Construir el Templo de Dios
El autor accede desde distintas
aproximaciones a los elementos esenciales de la teología y el culto. Su
exploración finalmente culmina en una exploración de la pregunta ¿Quién dicen
ustedes que es el Hijo del Hombre?
Llamados a la Comunión: Comprender
la Iglesia hoy
Un examen de la necesidad de la Primacía
Papal para asegurar la unidad cristiana; el verdadero significado del
sacerdocio como un sacramento y no como un mero ministerio; la necesidad de la
Eucaristía como el Sacrificio del Salvador que se ofrece a sí mismo en nuestros
altares; el papel de los Obispos como sucesores de los Apóstoles; el
valor del sufrimiento en unión con Cristo crucificado y el indispensable
servicio de los laicos en el apostolado.
El Sacerdote Católico como Maestro y
Guía Moral
Una compilación de charlas dadas con
motivo de un simposio realizado en 1990 en Filadelfia que reunió algunos de los
mejores teólogos en el mundo sobre teología moral. El Cardenal Ratzinger dio la nota más destacada y una homilía de
clausura. La obra recoge también las intervenciones de William May y Albert Vanhove.
Cooperadores de la Verdad
Una selección de pasajes desde sus
profundos escritos espirituales y teológicos, ofrecidos como meditaciones para
cada día del año.
Escatología: Muerte y Vida Eterna
El Cardenal une los recientes
acentos sobre la teología de la esperanza para un futuro con elementos
tradicionales de la doctrina católica: cielo e infierno, purgatorio, muerte y
la inmortalidad del alma.
La Fiesta de la Fe: Una Aproximación
a una Teología de la Liturgia
En ensayo que presenta "aproximaciones
a la teología de la liturgia”, el resultado de un serio estudio y un profundo
amor por la Iglesia.
God and the World: Believing and Living in Our Time
Una entrevista con el periodista Peter Seewald sostenida
en la abadía benedictina de Monte Cassino en la que
el Cardenal Ratzinger se refiere a asuntos de la fe y
de la vida de fe en el mundo moderno.
Evangelio, Catequesis, Catecismo:
Luces sobre el Catecismo de la Iglesia Católica
Una obra que ofrece nuevas
aproximaciones sobre el carácter catequético y los
fundamentos bíblicos del Catecismo de la Iglesia.
En el principio…: Una Comprensión
Católica de la Historia de la Creación y la Caída
El Cardenal Ratzinger
discute con Dios como creador, el significado del relato bíblico de la
creación, la creación de los seres humanos, el pecado y la salvación y las
consecuencias de la fe en la creación.
Introducción al Cristianismo
Una excelente y moderna
interpretación de los cimientos del cristianismo a través de una elucidación
del Credo de los Apóstoles.
Introducción al Catecismo de la
Iglesia Católica
El Cardenal Ratzinger
y el Cardenal Schonborn ofrecen útiles aproximaciones
para la lectura y estudio del Catecismo, incluyendo una prehistoria del
Catecismo, una mirada sobre su estructura y contenidos, los principales temas y
métodos en él contenidos, una introducción especial a las cuatro partes del
Catecismo y consejos específicos sobre cómo usarlo.
Muchas Religiones, Una Alianza.
Israel, la Iglesia y el Mundo
Una profundización en la comprensión
del principio más fundamental de la Biblia: la alianza eterna de Dios con
cristianos y judíos.
El significado de la hermandad
Cristiana
Examinando la hermandad cristiana
desde la perspectiva de la historia de la salvación, Ratzinger
muestra cómo la caridad fraterna solo puede ser perfeccionada a través de la
paternidad de Dios, la filiación divina de Cristo y nuestra hermandad en
Cristo.
Mi Vida: Memorias 1927 – 1977
En esta obra publicada en 1998, Ratzinger escribe sobre su vida familiar, los años de la
opresión nazi y de la guerra, su extraordinario recorrido académico y su
participación en el Concilio Vaticano II.
Naturaleza y Misión de la Teología.
Ensayos sobre la Teología Oriental en los debates actuales
Una respuesta al diálogo actual
sobre la teología y la clarificación de sus métodos, su misión y sus límites.
Un Cántico Nuevo para el Señor
Reflexiones sobre los asuntos
críticos de la correcta manera del culto, la música sacra y la importante
relación entre Cristología y Liturgia.
Principios de Teología Católica.
Ladrillos para una Teología Fundamental
Una colección de artículos y
conversaciones escritos en torno al tema central de la estructura del
cristianismo, la interrelación con otras formas de cristianismo, los aspectos
que distinguen el catolicismo de otras teologías cristianas.
Principios de Moral Cristiana
Un compendio de los principios
fundamentales de la vida cristiana, co-escrito con Hans Urs Von
Balthasar.
Informe sobre la fe
En una entrevista con el periodista
católico Vittorio Messori, el Cardenal Ratzinger habla sobre la situación de la Iglesia en el
tiempo posterior al Concilio Vaticano II.
Sal de la Tierra
En una entrevista exclusiva con Peter Seewald, el Cardenal Ratzinger ofrece una completa entrevista a un periodista
secular sobre una serie de asuntos controvertidos y difíciles que afronta el
catolicismo y el cristianismo al final del milenio pasado.
El Espíritu de la Liturgia
El Cardenal Ratzinger
compara esta obra a un clásico bastante más antiguo que lleva el mismo título,
escrito por Romano Guardini, debido a que percibe que
sus aproximaciones son similares a las que Guardini
registró en su tiempo acerca de una renovada comprensión de la Liturgia.
Una Mirada a Europa. La Iglesia en
el Mundo Moderno. Balance y Proyección.
Una presentación de los retos y
responsabilidades que tanto la Iglesia como la sociedad en Europa enfrentan
tras el colapso del marxismo.
Valores en épocas de trastorno
Obra en la que advierte que Europa
debe volver a aceptar sus raíces cristianas para evitar el vacío espiritual.
Otras obras publicadas
Documentos doctrinales
Documentos disciplinares
Documentos sacramentales
Eucaristía
Penitencia
·
Decreto sobre la excomunión a quien
divulga las confesiones, 23 de septiembre de 1988
Sagradas órdenes
·
Respuesta acerca de la doctrina de
la Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”,
28 de octubre de 1995
Discursos e intervenciones
2004
2003
2002
2001
2000
1999
· Culture and Truth: Some Reflections on the Encyclical Letter, Fides et Ratio, given by Cardinal Joseph Ratzinger, on Saturday February 13, 1999 in the Chapel at St. Patrick's Seminary. The Patrician: Winter, 1999.
1998
·
Crises
of Law, delivered by Cardinal Ratzinger on the
occasion of being conferred the degree of Doctor Honor's Causa
by the LUMSA Faculty of Jurisprudence in
· 10th anniversary of the Motu proprio Ecclesia Dei, Conference of Cardinal Ratzinger 24 October 1998.
·
Theologie: Wissenschaft vs. Autorität?, On
1997
·
Question
of Truth Lies at the Center of Theology, translation of Cardinal's opening
address during the symposium on "The Primacy of the Successor of
Peter", sponsored by the CDF.
1996
·
Relativism:
The Central Problem for the Faith Today, address given during the meeting with
the presidents of the Doctrinal Commissions of the Bishops' Conferences of
Latin America, held in
·
Situación actual de la fe y la
teología.
1993
·
Christ,
Faith, and the Challenge of Cultures. Given in
1992
·
The
Catechism of the Catholic Church in Context,
1991
·
The
Problem of Threats to Human Life,
1990
· Update on the Universal Catechism of the Catholic Church, given at the Synod of 1990 [provided by National Conference of Catholic Bishops/U.S. Catholic Conference : Office for the Catechism].
· On The Nature of the Priesthood, Speech given by Cardinal Ratzinger on October 1, 1990 at the opening of the VIII Ordinary Assembly of the Synod of Bishops on priestly formation.
1988
1984
· "Liberation Theology" A "private" document which preceded the Instruction of Fall 1984. Reproduced by Christendom-Awake.org.
Diálogos y entrevistas
2004
2003
2002
2001
1999
Cartas
2004
· El valor de recibir la Comunión: Principios Generales (Worthiness to Receive Communion: General Principles. NOTA: Esta es una carta confidencial enviada por el Cardenal Ratzinger a los Cardenales Theodore McCarrick y Wilton Gregory los primeros días del mes de junio en la que pide "no dar la comunión eucarística a los políticos que sistemáticamente hacen campaña a favor del aborto”. L'Espresso, Junio 2004.
2000
·
Carta del Cardenal Ratzinger sobre la Dominus Iesus. Septiembre 14, 2000. Enviada a los presidentes de
las Conferencias Episcopales explicando el propósito de la declaración.
1995
·
Sobre la réplica de la
Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la enseñanza contenida en la Carta
Apostólica "Ordinatio Sacerdotalis".
1998
·
Correspondencia a y desde Roma
(Cardenal Ratzinger y F. John
Loughnan) acerca del status de la Sociedad de San Pío
X. Agosto 20, 1998.
1988
·
Sobre "Los muchos rostros del
Sida", enviada al Arzobispo Pio Laghi acerca del Encuentro Gneral
de 1998 de la Conferencia Nacional de los Obispos Católicos, Mayo 29, 1988.
1985
· Reporte del Cardenal Ratzinger sobre Raymond Hunthausen, Arzobispo de Seattle. Septiembre 30, 1985. Re-impresa por The Seattle Catholic Newspaper.
Artículos, reseñas y ensayos
2002
2000
· La herencia de Abraham: El don de la Navidad. L'Osservatore Romano, 29 Diciembre, 2000.
1998
· La unidad de la misión de la Iglesia implica diversidad de ministerios. L'Osservatore Romano, Abril 29, 1998.
1996
Otros escritos
2004
· Meditaciones del Via Crucis del Viernes Santo 2005". 24 de marzo de 2005
Pensamientos
Clonación:
Cristianos y Musulmanes:
Laicismo y Razón:
Marxismo
Control poblacional
Oración
Relativismo
New Age
Liturgia
Teología de la Liberación
Políticos abortistas
y Eucaristía
Matrimonio y uniones
homosexuales
Hablando con el Card. Ratzinger
Entrevista concedida por el Cardenal Joseph Ratinger
al Canal Católico EWTN
5 de septiembre 2003
Traducción: ACI Prensa
Raymond Arroyo: Antes que
nada Su Eminencia, gracias por recibirnos. Es un gran honor poder estar aquí
con usted. En su libro, Dios y el Mundo, usted habla de una crisis de fe.
Usted, mejor que nadie, debe conocer el estado de la Iglesia dado que recibe
informes al respecto todos los días. ¿Cuál es el centro de esta crisis de fe
actual? ¿Están mejorando las cosas?
Cardenal Ratzinger:
Sí, en un sentido están mejorando. Aunque, en general, nuestra situación, es
decir, la situación de occidente es la de un creciente relativismo. Existe la
idea de que todo es igual y que no tenemos nada claro sobre Dios; entonces
todos los credos son iguales. Esta es una impresión general del mundo de hoy y
eso constituye una tentación para los cristianos. Pienso, por otra parte, que
muchas personas tienen un sincero deseo de relacionarse directamente con
Cristo, con la presencia de Nuestro Señor. Diría que los jóvenes de la Iglesia
mejoran esta situación ya que ellos no hacen lo que todo el mundo sino que en
realidad anhelan ese contacto con el Señor así como compartir la fe de la
Iglesia. Diría que en general, la situación de occidente no mejora en cuanto a
la fe, pero en la Iglesia, entre los jóvenes, podemos ver un nuevo amanecer.
Raymond
Arroyo: Signos de esperanza que van apareciendo.
Cardenal Ratzinger:
Sí.
Raymond
Arroyo: Hablemos por un momento del Concilio Vaticano II,
particularmente de la preparación del Concilio. Usted ha dicho y escrito mucho
sobre esto. Para los de mi generación, creo que lo más importante concerniente
a la fe de nuestros padres y abuelos es la liturgia, la Misa. Usted ha
comentado sobre la reforma, sobre reformar la reforma. ¿Cómo ve eso? ¿Cómo ve
que eso toma cuerpo a medida que el tiempo pasa?
Cardenal Ratzinger:
Generalmente, diría que la reforma litúrgica no se implementó bien porque era
algo general. Ahora, la liturgia es algo propio de una comunidad. La comunidad
se representa a sí misma y la creatividad del sacerdote o de otros grupos será
lo que cree sus propias liturgias. La liturgia actual es más la expresión de
sus propias ideas y experiencias que de lo que se encuentran con la presencia
del Señor en la Iglesia. Y con esa creatividad y presentación personal de la
comunidad, desaparece la esencia de la liturgia. Porque en esencia podemos ver
a través de nuestras experiencias y recibir lo que no es parte de nuestra
experiencia, pero como un don de Dios. Pienso que debemos restaurar algunas
ceremonias, pero la idea esencial de liturgia –para entenderla en la liturgia–
es que no nos presentamos a nosotros mismos sino que recibimos la gracia de
Dios en la Iglesia del Cielo y la terrenal. La universalidad de la liturgia es
esencial. La definición de la liturgia y el restablecimiento de esta idea
también podrían ayudar a obedecer mejor las normas, no con un positivismo
jurídico, sino compartiendo realmente lo que se nos da en la Iglesia a través
del Señor.
Raymond
Arroyo: Y ese sentido del sacrificio y valor del que ha
hablado tan elocuentemente, ¿Cree que podrá restablecerse concretamente?
¿Veremos la vuelta a la postura ad orientem,
de cara a Oriente, el sacerdote de espaldas al pueblo durante la Misa, un
retorno al latín, más latín en la Misa?
Cardenal Ratzinger:
Versus orientem. Diría que podría ayudar ya
que es una tradición de los tiempos de los Apóstoles, y no es sólo una norma
sino la expresión de la dimensión cósmica e histórica de la liturgia.
Celebramos con el cosmos, con el mundo. Es la dirección del futuro del mundo,
de nuestra historia representada en el sol y en las realidades cósmicas. Creo
que en nuestros días, este descubrimiento de nuestra relación con el mundo
creado puede ser comprendida mejor por las personas
que hace 20 años. Y también, comúnmente, los sacerdotes y las personas también
están orientadas al Señor. Entonces, creo que podría
ayudar. Los gestos externos no son sólo un remedio de por sí, pero podría
ayudar dado que es una interpretación muy clásica de la dirección de la
liturgia. Generalmente, pienso que fue bueno traducir la liturgia en las
lenguas locales porque la entendemos, participamos también con nuestras mentes.
Pero la presencia del latín en algunos elementos ayudaría a darle una dimensión
universal, darle la oportunidad a la gente para que vea y diga “Estoy en la
misma Iglesia”. Así que, en general, las lenguas locales son...
Raymond
Arroyo: Algo bueno.
Cardenal Ratzinger:
…Una solución. Pero algo de latín podría ayudar a tener la experiencia de
universalidad.
Raymond
Arroyo: Sé que está trabajando en nuevas disposiciones
litúrgicas que el Papa ha previsto en su encíclica sobre la Eucaristía. Hemos
oído mucho del Cardenal Arinze. Para algunos esto
puede ser el inicio de la vuelta de la Misa tridentina. ¿Usted cree que será así?
Cardenal Ratzinger:
Haría una distinción entre el documento futuro y el problema de las
indulgencias. El futuro documento no son nuevas disposiciones sino la
interpretación de normas ya dadas. Sólo tenemos que interpretar o aclarar lo
que es abuso y lo que es aplicable en la liturgia. En un sentido la posibilidad
de este documento es muy limitada: una aclaración de los abusos y aclarar las
normas. Lo otro es un problema distinto. En general, pienso que la antigua
liturgia no se prohibió nunca. Sólo necesitamos normas para que, pacíficamente,
se aplique de modo que la liturgia reformada sea la liturgia habitual de la
Iglesia. Y que quede claro que la otra siempre será válida siempre siguiendo el
Magisterio de la Iglesia y del Santo Padre.
Raymond
Arroyo: Así es. Y eso es un gran reto en algunos lugares. Es
interesante ver también como en algunos lugares muchos han seguido el llamado
del Papa para realizar más frecuentemente la practica
de la antigua Misa.
Cardenal Ratzinger:
Sí, creo que es importante estar abierto a la posibilidad de demostrar también
la continuidad de la Iglesia. No somos parte de una Iglesia distinta a la de
hace 500 años. Siempre es la misma Iglesia. La Iglesia siempre es Santa nunca
ha dejado de serlo, es imposible.
Raymond
Arroyo: Correcto. Algunos sugieren, Su Eminencia, que existe
un cisma de facto en la Iglesia de hoy. Muchos que se llaman a sí mismos
católicos, que nacieron en hogares católicos y que fueron bautizados como
tales, simplemente no creen ni viven una vida de fe. ¿Cómo los atraemos
nuevamente? ¿Cómo llegamos a ellos en medio de nuestra realidad cultural
actual?
Cardenal Ratzinger:
Diría que ese es un problema pastoral permanente, ayudar a las personas a que
compartan la fe de la Iglesia auténticamente. Y siempre ha sido un problema
para muchas personas porque su fe es deficiente e insuficiente. . Hoy en día
esto puede verse mucho más claramente con todo el…
Raymond
Arroyo: ¿Relativismo?
Cardenal Ratzinger:
…con el relativismo y las cosas relacionadas a él. Es un problema tan
complicado como en tiempos pasados. También está el problema de la
catequización y la evangelización que es mucho más difícil que antes. Pienso
que lo primero que debe hacerse es una buena catequesis en la formación en la
fe, que se haga presente la fe de la Iglesia. Creo que el Catecismo de la
Iglesia Católica es una gran ayudar para observar universalmente lo que es la
fe de la Iglesia y lo que no lo es. El nuevo compendio que estamos preparando
será otra ayuda para hacer más accesible el gran catecismo en un trabajo
práctico de catequización. Este es el primer punto: la educación es la
verdadera base del presente. El otro asunto está en la predicación: que podamos
aprender lo que es la fe en las homilías, no sólo algunas ideas o siempre las mismas
ideas. Pienso que un peligro real con el que nos topamos es que en las homilías
los sacerdotes y también los obispos repiten esencialmente sus ideas favoritas
y no presentan la totalidad de la fe. Me parece entonces que una renovación en
la predicación también es muy importante. La liturgia es catequesis viva. Se
puede ver el Sacrificio de Cristo aquí y que Dios Uno y Trino está en contacto
con nosotros y nosotros con Él. La Liturgia es muy importante. De ese modo,
también debe profundizarse la oración en la Iglesia. Creo que la manera de
aprender a Dios es la oración. Y tener una escuela de oración es esencial. Con
una relación concreta de oración, aprendemos sobre Dios y aprendemos a la
Iglesia. Por eso es importante tener libros de oración que presenten la
profundidad de nuestra fe. Por esa misma razón la caridad cristiana es
importante para concretar nuestra fe; dado que la fe no es sólo una idea, una
teoría, sino una realidad existente.
Raymond
Arroyo: Así es. Me parece que esa experiencia de la que
habla, se relaciona a lo que dijo de la Misa...
Cardenal Ratzinger:
Así es.
Raymond
Arroyo: …ese, ese es el verdadero contacto, si uno lo desea,
entre Dios y el hombre …
Cardenal Ratzinger:
Sí. Sí.
Raymond
Arroyo: Hablemos un momento sobre la nueva primavera. El
Papa ha hablado mucho sobre la nueva primavera y usted ha comentado sus propias
ideas. Su visión es un poco diferente a la de algunos. Algunos ven que los
números crecen y que los creyentes avanzan hacia el tercer milenio cantando y
bailando, tomados de las manos hacia el tercer milenio (el Cardenal se ríe
entre dientes). Usted ve una imagen distinta. Díganos ¿cómo
es esa imagen. ¿Cómo ve la evolución de esta Primavera?
Cardenal Ratzinger:
No excluyo este baile tomados de las manos, pero esto es sólo un momento. Mi
idea de la primavera de la Iglesia no se refiere a que dentro de poco tengamos
muchísimas personas convertidas y que finalmente todas las personas del mundo
se conviertan al catolicismo. Esa no es la manera de Dios. Las cosas esenciales
en la historia empiezan con pequeñas comunidades, más convencidas. Así, la
Iglesia comienza con 12 apóstoles, e incluso la Iglesia de San Pablo que se
difundió en el Mediterráneo estaba constituida por pequeñas comunidades, pero
esta comunidad en sí misma es el futuro del mundo dado que tiene la verdad y la
fuerza de la convicción. Pienso que sería un error pensar que ahora o en diez
años con la nueva primavera, todo el mundo será católico. Este no es nuestro
futuro, no es nuestra expectativa. Pero tendremos comunidades realmente
convencidas con el élan de la fe, ¿no? Esta es
la primavera: una nueva vida de personas convencidas con el gozo de la fe.
Raymond
Arroyo: Pero, ¿pequeños números? ¿y
a gran escala?
Cardenal Ratzinger:
Números pequeños, me parece. De esos números pequeños tendremos una irradiación
de alegría en el mundo. Existe una atracción, como la había en la antigua
Iglesia. Incluso cuando Constantino instauró el cristianismo como religión
oficial, había un pequeño porcentaje de cristianos, pero era claro que ellos
eran el futuro. Podemos vivir en el futuro. Diría que si tenemos jóvenes que
realmente viven la alegría de la fe y viven además la irradiación de esta
alegría; tenemos entonces a un grupo de personas que le dicen al mundo “incluso
si no podemos compartirla, si no podemos convertir a nadie en este momento,
aquí está la forma para vivir el mañana”.
Raymond
Arroyo: Así es. ¿Ve a los movimientos en la Iglesia como
parte de esa conversión? ¿Existe el peligro de que nos dejemos envolver por
este competitivo hecho, si lo ve así, de que todos debamos ser parte de ellos
para ser católicos en serio?
Cardenal Ratzinger:
Sí, por un lado soy muy amigo de estos movimientos: Comunión y Liberación, los focolares y la Renovación Carismática, por ejemplo. Pienso
que son un signo de esta primavera y de la presencia del Espíritu Santo que
esté regalando estos carismas nuevos a la Iglesia. Esto es para mí motivo de
gran esperanza: que la fuerza proveniente del Espíritu Santo esté presente en
los laicos y no necesariamente en el clero. Tenemos movimientos y nuevas formas
de fe. Por otra parte, creo que es importante que estos movimientos no se
cierren sobre sí mismos o se absoluticen. Tienen que
entender que si bien son una manera, no son “la” manera; tienen que estar
abiertos a otros, en comunión con otros. Especialmente debemos tener presente y
ser obedientes a la Iglesia en la figura de los obispos y del Papa. Sólo con
esta apertura a no absolutizarse con sus propias
ideas y con la disposición para servir a la Iglesia común, la Iglesia
universal, serán un camino para el mañana.
Raymond
Arroyo: Su Eminencia, quiero hacerle una pregunta personal
si me lo permite. Ha escrito un libro recientemente Dios y el Mundo. Ha dicho
que esta posición como Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe es
su “más incómoda posición” (el Cardenal Ratzinger se
ríe despacio) ¿Qué quiso decir con eso?
Cardenal Ratzinger:
Pues sí, de muchas maneras es incómodo. Sobre todo porque con frecuencia
tenemos que lidiar con todos los problemas de la Iglesia: relativismo,
herejías, teologías inaceptables, teólogos complicados y demás. Junto con los
casos disciplinarios, el problema de los pedófilos;
por ejemplo, también es nuestro problema. En esta Congregación tenemos que lidiar
con los aspectos más complicados de la vida de la Iglesia de hoy. Además, somos
atacados como la inquisición, lo que usted debe saber mejor que yo...
Raymond
Arroyo: Claro, claro.
Cardenal Ratzinger:
…Eso por un lado. Pero, por otra parte todos los días experimento que las
personas están agradecidas cuando dicen “sí, la Iglesia tiene una identidad,
una continuidad, la fe es real y está presente también hoy y es posible”. Y
cuando voy a la Plaza San Pedro y veo a tantas personas de lugares tan variados
del mundo que me dicen “gracias Padre. Estamos agradecidos por el difícil
trabajo que hace, porque nos está ayudando”. Incluso muchos amigos protestantes
me dicen “lo que está haciendo es útil para nosotros porque también está
defendiendo nuestra fe y la presencia de la fe en Cristo. Necesitamos una
instancia como la suya, a pesar de no compartir lo que está diciendo. Es
también útil para ver que tenemos que seguir en esta defensa continua de la fe
y nos alienta a continuar en la fe, a vivirla”. Y en estos últimos días, una
delegación de ortodoxos se acercó a mí y me dijeron que “lo que está haciendo
también es bueno para nuestra fe”. Entonces tenemos una dimensión ecuménica que
con frecuencia no es...
Raymond
Arroyo: Apreciada.
Cardenal Ratzinger:
…apreciada.
Raymond
Arroyo: Su Eminencia, lo otro que quisiera preguntar; –y
esto es totalmente personal. Desde mi puesto cubro a la Iglesia, viajo por todo
el mundo y converso con mucha gente. Estoy seguro que no tanta gente como los
grupos con los que usted habla ni encontrando las cosas que Usted encuentra.
Debo decirle, honestamente, que los últimos días han sido como una prueba de fe
para mí y para algunos de mis colegas también. ¿Cómo enfrenta la tentación de
la desesperanza que llega a veces, considerando los casos que examina y las
personas con las que se encuentra?
Cardenal Ratzinger:
Pienso que tenemos que recordar a Nuestro Señor que nos dijo “Dentro de los
campos de la Iglesia no sólo habrá trigo sino también paja; de los mares del
mundo obtendrán no sólo peces sino también cosas inaceptables”. Entonces, el
Señor nos anuncia como comunidad, una Iglesia en la que existirán escándalos y
pecadores. Tenemos que recordar que San Pedro, el primero de los apóstoles, fue
un gran pecador y a pesar de eso el Señor quiso que este Pedro pecador sea la
roca de la Iglesia. Con esto, ya nos había indicado que no esperemos que todos
los Papas sean grandes santos, tenemos que esperar que algunos de ellos sean
pecadores. Nos anuncia que en los campos de la Iglesia habrá mucha paja. Esto
no debería sorprendernos si consideramos la historia de la Iglesia. Han
existido otros tiempos que por lo menos han sido tan complicados como los
nuestros con escándalos, cosas, etc. Todo lo que debemos hacer es pensar en el
siglo IX, el X, el renacimiento. Entonces, contemplando las palabras del
Señor en la historia de la Iglesia, podemos relativizar los escándalos de hoy.
Sufrimos. Tenemos que sufrir porque ellos –es decir los escándalos– hacen
sufrir a mucha gente, y aquí pensemos en las víctimas. Ciertamente, tenemos que
hacen todo lo posible para evitar que estas cosas pasen en el futuro. Pero, por
otra parte, sabemos que el Señor –y esta es la esencia de la Iglesia– se
sentaba a la mesa con pecadores. Esta es la definición de Iglesia. El Señor se
sienta a la mesa con pecadores. Entonces no podemos sorprendernos de que esto
sea así. No podemos caer en desesperanza. Al contrario, el Señor dijo “YO NO
ESTOY aquí sólo para los justos, sino para los pecadores”. Tenemos que estar
seguros de que el Señor, verdaderamente –incluso hoy en día– busca a los
pecadores para salvarnos.
Raymond
Arroyo: ....Durante los dos últimos años, muchos han
diagnosticado una crisis de abusos sexuales que están plagando la Iglesia en
Estados Unidos. Ahora el jefe de los teólogos del Vaticano identifica lo que
considera son las raíces de estos escándalos sexuales. Usted, lo sé, ha estado
bastante involucrado en la crisis de Estados Unidos, tratando de cerrar una
herida en cuanto a los escándalos sexuales. Mi pregunta es ¿Cuáles
cree que son las raíces que originan esta crisis que aún vivimos en Estados
Unidos
Cardenal Ratzinger:
Distinguiría tal vez dos elementos distintos: un elemento general y uno
específico. El elemento general es, como ya dije, la debilidad de los seres
humanos, incluso de los sacerdotes. Las tentaciones están presentes también
para los sacerdotes y eso siempre va a ser así. Tenemos que aceptar eso siempre
y entender que, incluso en la comunión entre sacerdotes y obispos, estas cosas
pueden suceder. El segundo punto es más específico. ¿Por qué es más común en
estos tiempos que en el pasado? Creo que un punto esencial es la debilidad de
la fe, porque, sólo si me encuentro a solas con el Señor, si el Señor está ahí
por mí, no la idea sino la Persona con la que vivo una amistad profunda, si
conozco personalmente al Señor y estoy en contacto con su amor todos los días;
entonces la fe se convierte en una realidad para mí. Si es así entonces se
convierte en el terreno de mi vida, es la más segura realidad y no una
posibilidad. De ser así y si estoy realmente convencido y en contacto de amor
con el Señor, entonces Él me ayudará a vencer las tentaciones aunque parezcan
imposibles de vencer. Si no actualizamos nuestra fe todos los días, si se
debilita y se convierte en algo que no es fundamental en la vida; entonces
comienzan todos estos problemas. Por todas estas razones es que la debilidad de
la fe y la poca presencia de la fe en la Iglesia son el punto esencial. Me
parece que es un problema que venimos arrastrando desde hace 40 o 50 años: la
idea que tenemos ideas comunes con todo el mundo y que la fe es un asunto muy
personal; junto con falta de conciencia de que la fe es un don de Dios. Lo
primero que debemos hacer, entonces, es aprender nuevamente, reconvertirnos a
una fe profunda y educarnos en la fe. Pienso que en los últimos 40 o 50 años la
enseñanza moral de la Iglesia no estaba muy clara tampoco. Tuvimos tantos
maestros en la Iglesia que enseñaban otras cosas y decían “no, esto no es
pecado. Esto es común y como todos lo hacen entonces está permitido”. Con esta
idea, no tenemos una enseñanza moral clara e incluso podemos…
Raymond
Arroyo: ser presa de las cosas del mundo.
Cardenal Ratzinger:
Sí, sí, sí. Creo que hay dos cosas esenciales en este asunto: la conversión a
una fe profunda, la vida sacramental y de oración, por un lado y, por el otro,
una enseñanza moral y una convicción de que la Iglesia tiene al Espíritu
Santo de su parte y puede avanzar en este camino.
Raymond
Arroyo: ¿Qué le diría a los fieles que en Estados Unidos que
se encuentran tan abatidos en estos momentos, que no están seguros de a quien
mirar?
Cardenal Ratzinger:
Bueno, en primer lugar lo que deben hacer es mirar al Señor. Él está siempre
presente y siempre cerca de nosotros. Miren también a los santos de todos los
tiempos. Los humildes, los fieles están allí, de repente no tan notoriamente
porque no salen en televisión. Pero los humildes y los que rezan están
presentes y en eso confía la Iglesia, confía en que todos los fieles encuentren
a este tipo de personas: Que vean que con todos los problemas de hoy, la
Iglesia no ha desaparecido, sigue adelante, especialmente con personas que no
son tan visibles. Pienso entonces que lo esencial es encontrar al Señor, ver a
los santos de todos los tiempos y encontrar también a los que no están
canonizados, personas sencillas que están en el
corazón de la Iglesia.
Raymond
Arroyo: Su Eminencia, en Estados Unidos la Conferencia de
Obispos intenta ponerle punto final a esta crisis. Dado que existe tal falta de
confianza en los obispos por parte de los fieles ¿Cree que la Conferencia de
Obispos sea el mejor instrumento para sanar las heridas en este momento?
Cardenal Ratzinger:
Esta es una pregunta difícil, como bien sabe.
Raymond
Arroyo: Por eso se la hago (ambos ríen).
Cardenal Ratzinger:
Por un lado diría que la coordinación entre los obispos en Estados Unidos se
hace muy necesaria dado que es un país bastante grande y es imposible que un
obispo tenga la misma disciplina que otro. En este sentido, la coordinación
entre los obispos y las normas comunes son importantes para garantizar la
igualdad entre las distintas diócesis. Creo que la responsabilidad personal del
obispo es fundamental para la Iglesia y, tal vez, el anonimato de la Conferencia
de Obispos puede ser un peligro para la Iglesia. Nadie es responsable
inmediatamente. Siempre fue la conferencia y uno no sabe dónde ni quién es la
conferencia. Por un lado, tenemos entonces la cooperación, la colegialidad y la
igualdad del derecho y las normas. Por otra parte es una responsabilidad
personal de los obispos que podemos conocer. “Esta es mi parte ahora, yo soy
responsable”. Y se hace responsable de cualquier tipo de cosas de las que deba
hacerse responsable.
Raymond
Arroyo: Correcto, correcto. Porque es difícil para los niños
de la Iglesia abrazar a un padre que no conocen (risas).
Cardenal Ratzinger:
Eso es claro. Es la figura de un obispo que está valerosamente presente.
Raymond
Arroyo: Muy importante. En Dios y el Mundo, usted reflexiona
un poco sobre la Dominus Jesus, un documento del año 2000. Sobre el asunto, su
libro fue recibido en medio de cierta controversia porque en él usted dice
“Dios no ha revocado Su alianza con el pueblo de Israel, en vez de eso presenta
a Jesús como el Mesías para todos y entonces, la conversión es necesaria, o
debería ser una posibilidad”. ¿Cómo reconcilia esas dos ideas?
Cardenal Ratzinger:
Tal vez no es posible para nosotros reconciliarlas, eso debemos dejárselo a
Dios. En las Escrituras hay dos cosas bastante claras. En la Carta de San Pablo
a los Romanos, el apóstol dice claramente que “la fidelidad de Dios es
absolutamente clara. Él es fiel a sus promesas”. Por eso, el pueblo de Abraham
será siempre el pueblo de Dios, por un lado. Y lo dice claramente “Todo Israel
será salvado”. Pero también es claro que Jesús es el Salvador, no sólo para los
demás pueblos. Él es judío y Él es el Salvador, especialmente de su propio
pueblo. San Bernardo de Claraval dijo “Dios salvado,
se reservó para sí la salvación de Israel. Lo hará Él mismo en Persona”.
Entonces nos debe quedar claro que esto queda para Dios. Debemos estar
convencidos de que Cristo es el Salvador de todos los suyos y de todo el mundo.
Pero cómo salvará a su pueblo es algo que debemos dejar en manos de Dios.
Raymond
Arroyo: Pero es responsabilidad de la Iglesia hacer que el
Evangelio esté disponible y que el mensaje esté disponible para los judíos.
Cardenal Ratzinger:
Sí. Es absolutamente importante hacer que el Evangelio sea accesible para todos
y entendible para los judíos. No sé si tal vez usted haya visto el nuevo libro
del Cardenal Lustiger en el que relata una promesa y,
de manera muy personal, narra una experiencia en la que muestra cómo podemos
entender que el Antiguo Testamento habla de Cristo y que también es posible
hacerlo accesible y disponible en los santos libros de Israel. Cristo es quien
habla en el presente. Entonces, este es un deber de la Iglesia: hacer
disponible y comprensible que es el Salvador, incluso de los Suyos, los judíos.
Raymond
Arroyo: Hablemos por un momento de sexualidad. Usted ha
dicho que esto debe vivirse en el matrimonio. En nuestros días este asunto es
una noción y enseñanza bastante cuestionadas. ¿Cómo le presenta la Iglesia este
mensaje a los fieles, en una cultura que tiene ahora “matrimonios
homosexuales”, fertilización in vitro y tecnologías
de reproducción fuera del acto sexual, cómo le presenta esta enseñanza a esta
cultura?
Cardenal Ratzinger:
¿Usted no pensará que en un minuto voy a aclarar lo que mucha gente no ha
podido en muchos libros? Sin embargo, considero siempre esencial entender la
naturaleza que se le ha dado al ser humano y que el hombre ha sido creado para
la mujer y viceversa. Esta es la relación creacional
que refleja todo lo que la naturaleza le ha dado al hombre para continuar con
la generación humana. Es crucial que los hombres y mujeres creados por Dios
sean uno, como se dice en los primeros capítulos de la Biblia. Por eso creo
que, a pesar de que la cultura está en contra del matrimonio como forma
esencial de relacionarse entre los seres humanos, entre los hombres y las
mujeres; nuestra naturaleza está siempre presente y podemos entenderlo. Creo
que las cosas que se oponen al matrimonio son una contra-cultura y no están de
acuerdo a nuestros anhelos más profundos. Creo que es posible lograr un diálogo
sincero y abierto con las personas para entender que incluso en nuestros días
el hombre y la mujer han sido creados el uno para el otro.
Raymond
Arroyo: Así es. Una de sus labores aquí en la Congregación
para la Doctrina de la Fe es la investigación de las apariciones marianas que
ocurrieron en la historia y en nuestra era. En el 2000, usted dio a conocer el
llamado “tercer secreto de Fátima”. Parte de esa revelación hablaba de una bala
contra un Papa y que éste caería muerto. La congregación interpretó que este
episodio era el intento de asesinato en contra de Su Santidad, Juan Pablo II.
¿Es posible –y me han llegado muchas cartas preguntándome esto– que esto
pudiera referirse a un futuro Papa?
Cardenal Ratzinger:
No podemos excluir esta posibilidad. Normalmente las visiones privadas están
limitadas a la siguiente generación. Incluso Lucía y todos en Fátima están
convencidos de que en el tiempo de una generación lo revelado se haría realidad.
Entonces ese contenido inmediato de la revelación es expresado en una visión
con lenguaje apocalíptico. En las visiones no tenemos un lenguaje histórico,
como una toma televisiva; tenemos un lenguaje simbólico y visionario. Podemos
entender que esto en realidad es una indicación de la crisis de la Iglesia en
la segunda parte del siglo XX y en nuestro tiempo. Incluso en el inmediato
sentido de profecía, esta visión está siempre en las generaciones
inmediatamente posteriores, aunque no podemos excluir a las que vienen después.
No podemos decir que no, tenemos que esperar, debemos pensar que es probable
que puedan darse ataques similares contra la Iglesia o contra el Papa.
Raymond
Arroyo: Detengámonos un momento en este Papa. Usted ha
trabajado cerca de él por estos 21 años. ¡Increíble! ¿Cuál cree es la
contribución del Papa a Iglesia y como ha moldeado el Papado, el Papado hacia
el futuro?
Cardenal Ratzinger:
Si bien tiene una dimensión política, posee una dimensión mucho más espiritual.
En la dimensión política, como todos sabemos, contribuyó a la caída de los
regímenes de Europa del Este. Ha generado –y aquí hablamos ya de la dimensión
espiritual – una relación con Israel y un nuevo compromiso por los pobres del
mundo. Esta es una de las dimensiones esenciales que ha revelado y que ha
reforzado el compromiso de caridad de la Iglesia para con la gente que más
sufre en el mundo. Tenemos una dimensión espiritual con su profunda fe y amor
por el Señor y por su Madre María, Madre de Dios, quien nos alienta con su
oración y con su comprensión de la presencia del Señor. Nos dio un nuevo
comienzo, una nueva esperanza para los jóvenes, especialmente para entender que
“podemos rezar hoy en día. Cristo está presente en nuestros días Con todos sus
viajes por el mundo, con su palabra, sus escritos, su profunda fe y su
renovación de la misma, fue el iniciador del movimiento de la juventud, de la
“nueva primavera de la Iglesia”. “Sí, podemos vivir de esta forma. Cristo está
presente. Y eso es más importante que todos los problemas de la fe y de nuestra
vida moral, tener al Señor y estar en el camino del Señor”. También es esencial
todo lo que el Papa ha hecho para generar la renovación de nuestra vida de fe y
de nuestra vida sacramental.
Raymond
Arroyo: ¿Qué hay de su sufrimiento, el sufrimiento de este
hombre ante todo el mundo que hemos podido observar? ¿Cuál cree usted que es su
contribución?
Cardenal Ratzinger:
Creo que, en nuestro tiempo, es muy importante. Estamos en un mundo en el que
sólo suenan las personalidades activas, del deporte y similares, todos jóvenes.
La idea es ser joven y hermoso. Que un hombre anciano sufriente exista nos
muestra que alguien así puede ser una importante contribución a la vida de las
personas. Su sufrimiento estuvo en comunión con el sufrimiento de Cristo y tal
vez con su sufrimiento podemos entender mejor que el sufrimiento de Cristo
redimió al mundo. Del Papa podemos aprender porque se entregó al sufrimiento,
lo dejó todo y demostró que sus fuerzas iban van más allá de las fuerzas humanas
porque tenía a Cristo. Podemos aprender de su sufrimiento y del regalo que
significó para nosotros, tan necesario en nuestro tiempo.
Raymond Arroyo: Usted ha estado en este puesto durante 21 años. He leído en distintos informes que usted quiso retirarse varias veces. ¿Por qué está todavía aquí? (risas de ambos).
Cardenal Ratzinger:
Sí, tuve el deseo de retirarme en 1991, 1996 y 2001 porque tenía la idea de que
podría escribir algunos libros y regresar a mis estudios como lo hizo el
Cardenal Martini … pero, por otro lado, viendo al
Papa sufriente, no podía decirle al Papa, ‘Yo me retiro, me dedicaré a escribir
mis libros (ambos se ríen). Tengo que continuar.
Raymond
Arroyo: Mi pregunta final ¿Cuál es a su parecer el gran
peligro y la gran esperanza de la Iglesia hoy?
Cardenal Ratzinger:
Creo que el peligro más grande está en que nos convirtamos en una organización
social que no esté fundada en la fe del Señor. A primera vista, parece que sólo
importara lo que estamos haciendo y que la fe no es tan importante. Pero si la
fe desaparece, todas las otras cosas, como hemos visto, se descomponen. Pienso
que existe el peligro, con todas estas actividades y visiones externas, de
subestimar la importancia de la fe y perderla, comenzar a vivir en una Iglesia
en la que la fe no sea tan importante.
Raymond
Arroyo: Correcto.
Cardenal Ratzinger:
Entonces existe la gran esperanza en el Señor, veremos una nueva presencia del
Señor. Podemos ver que su presencia sacramental en la Eucaristía es un regalo
para nosotros y nos permite amar a otros y trabajar por los otros. Pienso que
la nueva presencia de la Eucaristía y el nuevo amor por Cristo, y Cristo mismo
presente en la Eucaristía es el elemento más alentador en nuestro tiempo.
Raymond
Arroyo: Agradecemos al Cardenal Joseph Ratzinger
y a su equipo por permitirnos esta entrevista.