Errores que se presentan en relación a la vida espiritual y la oración.

 

El New Age va invadiendo todas las áreas del quehacer humano, y como su meta principal es la destrucción de la fe cristiana, no es de extrañar la influencia de técnicas paganas en la oración cristiana. Por ello, haremos a continuación una breve comparación entre el Misticismo Oriental y la Mística Cristiana, de manera de poder estar alerta ante esta peligrosa amenaza, que está siendo promovida también desde dentro de la misma Iglesia -inclusive por Sacerdotes- y desde editoriales y librerías católicas. Hay suficientes libros religiosos y de oración enmarcados dentro de esta corriente del "New Age", así como cursos, talleres, conferencias, etc., que tratan de incorporar a la oración cristiana estas técnicas de oración venidas del Paganismo Oriental..

PROBLEMAS (errores) que se presentan en la actualidad con relación a LA VIDA ESPIRITUAL y a LA ORACION.

1. - La tendencia a "psicologizar", es decir, a igualar la vida espiritual con la Psicología. Esto da como resultado el reducir lo espiritual a ciertos estados de conciencia producidos por medios psicológicos o a tratar de explicar la experiencia espiritual por medio de la Psicología. Pero, si la vida espiritual es la relación personal con Dios, no puede ser reducida al análisis y a los métodos psicológicos.

2. - El uso de la llamada "meditación" del Misticismo Pagano Oriental, que tal vez por la asociación de la palabra “meditar” con la forma de oración cristiana que tiene ese mismo nombre, es aceptada por muchos como algo beneficioso, tanto espiritual, como emocionalmente. Se hace uso de estas técnicas para buscar en ellas un alivio a situaciones de conflicto, problemas de diversa índole, cansancio, stress, fatiga, o para tratar de llenar el vacío interior que deja en el alma el materialismo reinante en nuestro mundo.

Así describía el Papa Juan Pablo II en 1993 este doble problema:

"Las ideas del New Age a veces se abren caminos en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de que estas ideas son incompatibles con la fe de la Iglesia.

“Estos movimientos pseudo-religiosos intentan llegar a Dios a través del conocimiento y la experiencia basados en elementos que toman prestados de la espiritualidad oriental y de técnicas psicológicas.

“Además, prestan poca atención a la Revelación y tienden a restarle importancia a la doctrina religiosa. Plantean, también, una vaga visión del mundo, la cual expresan mediante mitos y símbolos que son disfrazados de lenguaje religioso. Además, la concepción de Dios que presentan es incompatible con la Sagrada Escritura y con la Tradición Cristiana" (A los Obispos el 28-mayo-93).

Sucede, entonces, que a través del New Age se está tratando de invadir todas las áreas del quehacer humano, y como la meta principal de éste es la destrucción de la fe cristiana, no es de extrañar la influencia de técnicas paganas en la oración cristiana.

Hay suficientes libros religiosos y de oración enmarcados dentro de esta corriente del "New Age", así como cursos, talleres, conferencias, etc., que tratan de incorporar a la oración cristiana estas técnicas de oración venidas del Paganismo Oriental.

 

DIFERENCIAS ENTRE EL LLAMADO MISTICISMO ORIENTAL Y LA MISTICA CRISTIANA

 

Se ha tratado de equiparar muchas veces la “Oración de Contemplación” cristiana con la práctica de la llamada “meditación” del Hinduísmo y del Budismo, y también con la “meditación” de la mal llamada "metafísica" muy difundida en Venezuela y en otras partes de América. Y al hacer esta equivalencia, no se distinguen ni los medios que se emplean, ni los fines que se persiguen en cada una, los cuales -si se observan bien- son totalmente opuestos.

Veamos cómo se diferencian estas dos modalidades.

1. MISTICA CRISTIANA

La Mística Cristiana se refiere principalmente a dos formas de oración mental, es decir, no vocal, las cuales son:

a. Meditación Cristiana: en este tipo de oración se contempla mentalmente un pasaje de la Escritura o una verdad de nuestra fe, para tratar de ver qué me dice Dios a través de ese pasaje o de esa verdad, y para tratar de descubrir Su Voluntad para mí.

b. Oración Contemplativa: en este tipo de oración el alma no razona acerca de Dios, sino que se queda a solas con Dios en silencio. Se entra en una comunión de amor con el Dios Uno y Trino, la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Y es una comunión que no puede lograrse a base de técnicas, ni puede lograrse con esfuerzo ni a voluntad, pues la Contemplación es un don de Dios y, como todo don de Dios, es dado por El a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere. Eso sí: hay que desearla y buscarla, sabiendo que el recibirla depende sólo de Dios.

El objetivo de la Oración de Contemplación cristiana es, en esencia, la unión del alma con Dios, es decir, con Aquél que es objeto de su amor. Es una unión mística, en la cual hay una clara distinción entre el Creador y Su creatura, y que puede llevar a estados sublimes de unión con Dios, descritos como arrobamientos, éxtasis, etc., los cuales no son ni esenciales, ni condición necesaria para llegar a esa unión. Y esta unión procede sólo de Dios y no proviene de logros personales ni de técnicas aplicadas a ese fin.

En la oración cristiana: sea vocal, de meditación o de contemplación, el orante busca a Dios para rogarle o para adorarle, para conocer Su Voluntad o para dejar que El vaya moldeándolo de acuerdo a Su Voluntad, para manifestarle su amor y para dejarse amar por El ...

Como vemos, en la oración cristiana el orante busca a Dios y lo deja actuar en su alma, la cual es transformada por Dios mismo a través de Su Gracia (Gracia Divina).

2. MISTICISMO ORIENTAL

Las prácticas venidas del Misticismo Pagano Oriental o de la “metafísica” son experiencias “místicas” provocadas, que engañosamente se consideran estados de unión con Dios.

Las formas de meditación no-cristiana son prácticas de concentración profunda y no de oración. En la meditación no-cristiana la persona busca en las profundidades del propio yo llegar a un vacío interior y a sentirse “divinizado”.

En esa llamada “meditación” oriental o “metafísica”, el meditante se busca a sí mismo, para lograr por sus propios medios una supuesta fusión en el dios del que se cree parte.

Así, la “meditación” pagana (oriental o de la metafísica) nada tiene que ver con la Meditación Cristiana. En aquélla la persona que “medita” busca llegar mediante técnicas especiales que causan alteración en el estado de conciencia, al desarrollo de poderes mentales y a ciertas experiencias que erróneamente se consideran estados de unión con Dios.

Estas experiencias pseudo-espirituales provocadas, en que la persona se siente “divinizada” o “poderosa”, son muy distintas a las experiencias de oración cristiana, sea en la forma de Meditación o de Contemplación.

Objetivo importante de la llamada “meditación” oriental o metafísica es el logro de paz, alegría y felicidad.

Pero es necesario hacer notar que en esos trances inducidos en los que se busca alterar el estado de conciencia al usar técnicas y métodos especiales, se logra, por ejemplo, un aquietamiento o adormecimiento del cuerpo, de la mente y de los sentidos, al que llaman paz, pero que no debe confundirse con la Verdadera Paz.

La paz se produce como una consecuencia de aceptar la Voluntad de Dios. Es claro que la Paz Verdadera no puede “provocarse”, no puede venir de técnicas, sino de dentro de nosotros mismos. La paz es fruto del amor y de la confianza en la Voluntad de Dios para nuestra vida, de abandonarnos a El y en El, que es nuestro Creador, nuestro Dueño, nuestro Padre.

A veces se logra una euforia, a través de ciertas ejercitaciones, que se confunde con la alegría.

Tampoco la histeria, producida de igual manera puede considerarse felicidad. Estas manifestaciones de euforia e histeria son generalmente una reacción del organismo por la intoxicación que producen algunas técnicas, como la hiperventilación.

Pero, la verdadera felicidad sólo se encuentra en Dios, que es el único Ser que puede colmar nuestros anhelos, y se manifiesta en el gozo de quien ama a Dios; es decir quien se entrega a El y a Sus designios.

CONCLUSION DE ESTA COMPARACION

La diferencia parece ser muy sutil, pero es muy profunda.

Ese estado de conciencia en el que quien medita trata de llegar a la divinización de sí mismo, es muy distinto al abandono de sí que hace el cristiano en la oración contemplativa, en la cual el alma se abre y se entrega a Dios que habita en el interior del hombre -somos "templos vivos del Espíritu Santo" (1a.Cor.3, 16) -si nos encontramos en estado de gracia. También es diferente de la llamada meditación cristiana que ya hemos descrito.

Las experiencias místicas provocadas a través de la meditación pagana oriental o de la “metafísica” nada tienen que ver con el estado de unión con el Dios Uno y Trino: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo de la Contemplación Cristiana, en la cual el Dios Vivo y Verdadero va haciendo en el alma del orante su trabajo de alfarero para ir moldeándola según Su Voluntad (cfr. Jer.18, 1-6).

Realmente ¿a qué nos llevan los métodos de “meditación” pagana. A centrarlo todo en el “yo”. ¿Qué nos dice la mal llamada “metafísica”? Tu mente es “dios”, tú puedes lograr todo lo que quieras, basta que lo desees, con tu mente lo puedes todo.

¿Por qué pueden hacer daño estas formas de meditación? Porque la persona se concentra en su “yo”, en sí mismo y se vuelve muy egocéntrica (centrada en sí misma).

¿Qué diferencia hay entre las formas de oración cristianas y las formas de meditación paganas?

En que la pagana me centra en mi yo y el éxito depende de la técnica y de cómo la aplico. En cambio la oración cristiana me abre a un “Tú”, me descentra de mi “yo” y me centra en Dios nuestro Señor, y a la vez me abre al Amor para poder yo amar con ese Amor, que es el Amor de Dios. ¿Nota cómo son totalmente opuestas las dos cosas?

En la llamada “meditación” oriental o “metafísica”, el meditante se busca a sí mismo, para lograr por sus propios medios la fusión en el dios del que se cree parte. Es decir: el resultado depende de aplicar bien los métodos y las actividades que se proponen.

En la oración cristiana el orante busca a Dios y lo deja actuar en su alma, la cual es transformada por la Gracia Divina. Es decir: Dios es quien hace; la persona se deja hacer. Pero no hay irresponsabilidad aquí, sino una gran dosis de entrega y abandono en Dios, sabiendo que Dios es el que hace en nosotros.

La transformación total en Dios de que habla San Juan de la Cruz no se da por "fusión” con la divinidad, sino por "posesión”: el alma se entrega totalmente a Dios que la posee, tomando la dirección de toda su vida e inspirándola en cada uno de sus actos, y la criatura posee a su Dios, que mora en ella y que la vivifica, la mueve y la gobierna.

Por eso San Pablo describe esta etapa así: "Ya no soy yo quien vivo, sino es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2, 20).

Cuadro Comparativo:

  ORACION
CRISTIANA
MEDITACION
PAGANA
A quién se
busca
a Dios a uno mismo
Medios buscar a Dios
abrirse a Dios
técnicas -
ejercitaciones
Fines entregarse a Dios fusión en la
divinidad
Dios y
persona
dos entes separados meditante "parte"
de dios
Centro Dios uno mismo
(egocentrismo)
Cómo se ama con el Amor de Dios: buscando el
bien de quien se ama
con mi propio
amor(egoísmo)
buscando mi
propio bien
Resultado Dios toma posesión del alma el alma se cree
falsamente
"divinizada"
Consecuencia Dios va actuando en el alma con Su Gracia, moldeándola de acuerdo a
Su Voluntad: haciéndola semejante a El en formas de ser y actuar, en reacciones, en virtudes, en la manera de amar ...
técnicas y
ejercicios llevan a
una supuesta
"divinización"

 

Sin embargo, a pesar de estas diferencias, hay grupos, incluso dentro de la misma Iglesia, que han tratado de unir y combinar ciertas prácticas y creencias de las religiones orientales con las del cristianismo, aduciendo un mejoramiento espiritual y una mejor comprensión del verdadero Dios.

Entonces surge la pregunta: ¿Es posible combinar la oración cristiana y la “meditación” pagana (oriental y de la “metafísica”)?

Dejemos que responda el Papa Juan Pablo II, representante de Jesucristo en la tierra, quien en el libro “Cruzando el umbral de la Esperanza” nos alerta a los cristianos ante técnicas y métodos de meditación venidos del Extremo Oriente. Nos propone revisar el patrimonio del cristianismo en materia de oración y no aceptar tan acríticamente esta especie de moda orientalista.

Dice textualmente: “No está por eso fuera de lugar alertar a aquellos cristianos que con entusiasmo se abren a ciertas propuestas provenientes de las tradiciones religiosas del Extremo Oriente en materia, por ejemplo, de técnicas y métodos de meditación y ascesis. En algunos ambientes se han convertido en una especie de moda que se acepta de manera más bien acrítica. Es necesario conocer primero el propio patrimonio espiritual y reflexionar sobre si es justo arrinconarlo tranquilamente”.

Y ¿cuál es ese patrimonio cristiano de oración de que nos habla el Papa? Es toda la tradición oracional de la Iglesia que comienza con los consejos del mismo Jesucristo acerca de la oración (cfr. Mc 6, 5-13), pasando por todos los maestros de oración del Cristianismo.

Recordando solamente algunos grandes místicos, pertenecientes a órdenes religiosas y además reconocidos como Santos de la Iglesia Católica, mencionaremos a Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del Niño Jesús, entre los Carmelitas Descalzos; San Benito, fundador de la Orden Benedictina; Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena, entre los Dominicos.

En nuestro siglo hay maestros de oración seguidores de sus antecesores: Santa Isabel de la Trinidad y Fray Gabriel de Santa María Magdalena, entre los Carmelitas; San Columba Marmion, entre los Benedictinos; Reginald Garrigou-Lagrange, Antonio Royo Marín y Juan G. Arintero entre los Dominicos.

También los ha habido y los hay seglares, como el sastre polaco que introdujo al joven Karol Woityla, hoy Juan Pablo II, al estudio de los místicos y a practicar él mismo la oración de contemplación al estilo carmelitano.

 

Hemos visto que el orante que busca a Dios Lo encuentra, encuentra a Dios que es el Verdadero Amor, el Unico Ser que puede colmarnos plenamente. Podemos, así, a través de la oración, nutrirnos de ese Amor Verdadero y proyectarlo a los demás.

Orar es buscar a Dios para encontrar a Dios. Y cuando se da ese encuentro con el Dios Vivo, se descubre el verdadero sentido de la oración. Esta se convierte en el momento más buscado, en la actividad más importante del día, pues nos encontramos con el Amor, el verdadero Amor que todos añoramos ... pero que a veces buscamos donde no está. Ese Amor es el Amor de Dios ... Sólo Dios puede colmarnos plenamente, pues El es la única y Verdadera Felicidad.

 

 

                                                                                                                                                                 Buena Nueva   Circulo Bíblico                                

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