La fé Cristiana y la Santería

 

DECLARACION DE LOS MIEMBROS QUE ASISTIERON AL XIII ENCUENTRO DE LA FRATERNIDAD DEL CLERO Y RELIGIOSOS DE CUBA EN LA DIASPORA SOBRE SANTERIA

New Jersey, N.Y. Del 23 al 25 de Junio 1987

Durante el XIII Encuentro de la fraternidad del Clero y Religiosos de Cuba en la Diaporá, nosotros, como Sacerdotes cubanos tuvimos la oportunidad de compartir nuestra preocupación ante la continua prevalecía de la santera y del sincretismo religioso en nuestro pueblo, tanto dentro como fuera de nuestra querida Cuba. Además observamos con inquietud como este fenómeno que ya había alcanzado el nivel de "religión" con las demás en algunos estados de los Estados Unidos comienza a verse como sujeto en el área del arte y específicamente en la cinematografía, aumentando así el confusionismo inherente.

Como pastores y servidores del pueblo de DIOS, nos vemos en la responsabilidad de dirigirnos a nuestro pueblo, así como a toda persona de buena voluntad, para esclarecer la posición cristiana que se ve desenfocada y desvirtuada por ese fenómeno sincretista.

El problema de la santera se puede considerar desde diversos puntos de vista: antropológico, cultural, folklórico, religioso, etc. En estas líneas deseamos considerarlo desde el punto de vista religioso y en concreto bajo dos aspectos principales.

  1. Consideramos en primer lugar a aquellos que diciéndose y sintiéndose católicos, sin embargo practican de una u otra forma la santera; prescindimos aquí de los diversos grados que sin duda habría que distinguir. A todos ellos queremos recordarles la incompatibilidad de su profesión de fe cristiana y católica con esa actitud y esas prácticas supersticiosas. Mons.E. Boza Masvidal, con su solidez y claridad acostumbradas, expuso en un artículo de amplia divulgación los puntos básicos de oposición y divergencia que existen entre ambas posiciones; a el nos remitimos.

    Les queremos recordar además que la fe en un solo DIOS uno y trino, creador y Señor del universo, infinitamente bueno y poderoso en si y bueno en su creación, esta diametralmente opuesta a una fe más o menos labradamente politeísta, que se mueve en el mundo tenebroso de espíritus y dioses malignos a los que hay que aplacar y controlar. Igualmente que la vida religiosa verdaderamente cristiana está fundada en el amor, y el amor no da cabida al temor (ver 1 Jn. 4, 18). La veneración devota y correcta a los santos no tiene nada en común con una actitud pagana en el fondo que ve en ellos seres cuasi- divinos, sujetos al soborno y al chantaje a veces extremadamente burdos. Ellos son nuestros hermanos y modelos en la fe y en la vida cristiana, que con sus ejemplos y oraciones nos ayudan a vivir también nosotros nuestro compromiso cristiano adquirido en el bautismo. No son "potencias" más o menos incontroladas dispuestas a cada instante a dañarnos si no sabemos como complacerlas y dominarlas.

  2. En segundo lugar nos dirigimos a aquellos que profesan públicamente o en privado una religión que en realidad es una mezcla de catolicismo y religiones africanas. Con el debido respeto que nos merecen todos los que sinceramente se adhieren a una confesión religiosa (ver Nostra Aetate, 2), los invitamos a reflexionar sobre la naturaleza sincretista de su fe y práctica religiosa. Nos ofrecemos a dialogar con ellos para compartir nuestra visión religiosa según la cual el único sacrificio de JESUCRISTO anula todos los otros sacrificios (ver Heb. 10, 1-18). Queremos recordarles también que la Iglesia católica "sabe y enseña con san Pablo que uno solo es nuestro mediador: ‘Hay un solo DIOS, y también un solo mediador entre DIOS y los hombres, CRISTO JESUS, hombre también, que se entregó a si mismo como rescate por todos’ (Itim , 5-6)" (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 38) y que por lo tanto toda otra mediación, aún la de la Santísima Virgen María, se ejerce por CRISTO y en CRISTO (ver ibid). Queremos compartir con ellos además nuestra visión de la santidad: para nosotros la santidad es apertura a la gracia de DIOS que fructifica en virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y morales; los santos por tanto no son personas con poderes extraordinarios, y menos aún una especie de brujos o magos. Por otra parte el sacerdocio ministerial tampoco es magia, sino servicio del pueblo de DIOS en la proclamación de la Buena Nueva y la distribución de los sacramentos. Los invitamos por último a que sean atentos y dóciles al movimiento de la gracia en sus corazones, que sin duda los llama a abrirse al mensaje y la persona de CRISTO, que es el camino, la verdad y la vida (ver Jn. 14,16).

Finalmente, nos urge que pastoralistas, teólogos, científicos estudien a profundidad esta problemática a fin de orientar los esfuerzos pastorales en las diferentes comunidades.