Desvelado SEAT-12, el complot soviético contra Pío XII   Ángel Maestro

 S.S. Pío XII

 

 



 


Un antiguo general de los servicios secretos rumanos ha contado en una revista norteamericana cómo se fraguó la eficaz operación de descrédito contra el Papa y el Vaticano.

6 de mayo de 2007.  Lo ha explicado el general rumano
Ion Mihoi Pacepa, refugiado en Occidente desde 1978, al revelar el montaje destinado a hacer pasar a Pío XII por antisemita, lo cual se presentaría como explicación de su "silencio" sobre el exterminio de judíos en Europa.

Un papel fundamental en la campaña lo desarrolló el escritor alemán
Rolf Hochhuth, quien dió forma a la difamación en 1963 (cinco años después del fallecimiento del Papa) con su pieza teatral El Vicario, llevada a la pantalla en 2002 por el cineasta comunista griego Costa Gavras bajo el título Amén.

El general
Pacepa ha explicado en la norteamericana National Review Online que tres jóvenes oficiales de los servicios secretos rumanos, convertidos en sacerdotes, tuvieron acceso en el período 1960-1962 a los archivos de la Secretaría de Estado del Vaticano. El responsable de estos archivos, hasta entonces ultrasecretos, era el futuro cardenal Agostino Casaroli, quien sería nombrado titular de dicha Secretaría en 1979, y quien en cuanto jefe de la diplomacia vaticana resultó encargado de las relaciones con el Este europeo, países bajo el control de la Unión Soviética.

Dichos oficiales-sacerdotes de los servicios secretos rumanos dispusieron de acceso permanente a los archivos de la Secretaría de Estado del Vaticano, donde fotografiaron cientos de documentos que se enviaron a Bucarest y Moscú para manipular datos y textos sobre 
Eugenio Pacelli, elegido Pío XII, y demostrar aquello que quería probar Moscú.

Se trató de la operación denominada en código SEAT-12. En febrero de 1960,
Nikita Jruschov, líder del partido y del Estado soviético, planteó, con el apoyo del politburó, y particularmente de un miembro tan destacado e influyente del mismo como Mijail Suslov, destruir la autoridad moral del Vaticano.

El general
Pacepa desempeñó un papel significativo e importante en los servicios secretos rumanos, participando personalmente en la operación, que comenzó mediante una aproximación a Casaroli en un hotel de Ginebra. Bucarest juzgaba posible una aproximación con el Vaticano, con quien en 1951 había roto relaciones diplomáticas. 

La operación de desinformación fue un éxito, y de hecho esa negativa opinión sobre
Pío XII ha pasado a ser un lugar común, pese al agradecimiento que distintas entidades judías mostraron al Papa al finalizar la guerra por la ayuda prestada. El general del KGB Ivan Agayantz, uno de los hombres verdaderamente eficaces del KGB, y diseñador y responsable del Departamento de Desinformación, felicitó calurosamente en 1963 a "los camaradas rumanos" por el éxito conseguido en la operación SEAT-12.



 http://www.elsemanaldigital.com/arts/67094.asp?tt=

 

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