Estudio de la
palabra:
G5176. τρώγω trógo; mediante la idea de corrosión o gasto; mediante la idea de un sonido crujiente; mordisquear o masticar, i.e. (gen.) comer:—comer.
Tuggy
Comer alimentarse
Swanson
Comer alimentarse
Vine
Mordisquear, morder, mascar
Es un VERBO, aparece 6 veces en el
Nuevo Testamento:
5 veces está en presente, participio, activo, nominativo, masculino, SINGULAR.
1.- Jn 6, 54 El que COME mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
2.- Jn 6, 56 El que
COME mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
3.- Jn 6, 57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha
enviado y yo vivo por el Padre, también el que me COMA vivirá por mí.
4.- Jn 6, 58 Este es el pan bajado
del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que COMA
este pan vivirá para siempre.
El siguiente verso se
tratará de manera independiente, con el comentario de Nácar-Colunga.
5.- Jn 13, 18 No me refiero a todos
vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la
Escritura: El que COME mi pan ha alzado contra mí su talón.
El lavatorio de los pies, 13:4-20.
4 Se levantó de la mesa, se quitó los
vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó; 5 luego echó agua
en la jofaina y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con
la toalla que tenía ceñida. 6 Llegó, pues, a Simón Pedro, que
le dijo: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? 7 Respondió Jesús y
le dijo: Lo que Yo hago, tú no lo sabes ahora; lo sabrás después. 8 Di
jo le Pedro: Jamás me lavarás tú los pies. Le
contestó Jesús: Si no te los lavare, no tendrás parte conmigo. 9 Simón
Pedro le dijo: Señor, entonces no sólo los pies, sino también las manos y la
cabeza. 10 Jesús le dijo: El que se ha bañado no necesita
lavarse, está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos. '' Porque
sabía quién había de entregarle, y por eso dijo: No todos estáis limpios. 12 Cuando
les hubo lavado los pies, y tomado sus vestidos, y puéstose
de nuevo a la mesa, les dijo: ¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? 13 Vosotros
me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque de verdad lo soy. 14 Si
Yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también habéis
de lavaros vosotros los pies unos a otros. 18 Porque yo os he
dado el ejemplo, para que vosotros hagáis también como Yo he hecho. 16 En
verdad, en verdad os digo: No es el siervo mayor que su señor, ni el enviado
mayor que quien le envía. 17 Si esto aprendéis, seréis dichosos
si lo practicáis. 18 No lo digo de todos vosotros: Yo sé a
quiénes escogí, mas lo digo para que se cumpla la Escritura: "El que come
mi pan, levantó contra mí su calcañal." 19 Desde ahora os
lo digo, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo soy. 20 En
verdad, en verdad os digo que quien recibe al que yo enviare, a mí me recibe, y
el que me recibe a mí, recibe a quien me ha enviado.
Sólo Jn relata esta escena. Y la
introduce de una manera súbita. Dice que tiene lugar "mientras"
cenaban, según la lectura mejor sostenida 5.
Cristo, para ello, se levantó del triclinio en que estaba
"reclinado" (άνέπεσεν; ν.
12), y se quitó las "vestiduras" (τα ιμάτια). Esta palabra
significa, en general, vestido, y preferentemente manto. Pero no deja de extrañar
la forma plural en que aquí está puesta. Acaso sea un modismo 6.
También "parece designar vagamente los vestidos de calle, en oposición al
vestido de los servidores reducido a lo estrictamente necesario" 7.
Luego toma una toalla de "lino," lo suficientemente larga que
permitía "ceñirse" (διέ^ωσεν)
con ella. Suetonio cuenta de Calígula que se hizo
asistir en la cena "ceñidos con un lienzo" 8. Después
"echó agua en una jofaina," y comenzó a lavar los pies a los
apóstoles, y a secárselos con el lienzo con que se había ceñido. Esta jofaina
citada (τον νιπτήρα)
era la denominación ordinaria para usos domésticos, si no es que el evangelista
quiere denominar con ella la jofaina propia (ποδανιπτηρ)
para lavar los pies a los huéspedes. La toalla con que se los seca era del
ajuar que allí había para el servicio.
Cristo aparece así con vestidos y en función de esclavo (Gen 18:4;
1 Sam 25:41) 9. Nunca como aquí Cristo, en expresión de San
Pablo, "tomó la forma de esclavo" (Flp
2:7). Los apóstoles, "reclinados" en los lechos del triclinio, tenían
los pies, vueltos hacia atrás, muy cerca del suelo. La ronda de humildad de
Cristo va a comenzar. Acaso ellos, presa de sorpresa, se sentaron en los
lechos, en dirección de sus pies, por donde Cristo iba.
El evangelista esquematiza el relato y lo centra en la figura de
Pedro, aparte del prestigio de éste a la hora de la composición de su
evangelio, porque la escena con él fue la más destacada y la que prestaba una
oportunidad anecdótica para hacer la enseñanza que se proponía.
"¡Tú a mí!" Estos dos pronombres acusan bien la actitud
de Pedro. El, que había visto tantas veces la grandeza de Cristo (Mt 16:16; Lc 5:8, etc.), no resistía ahora verle a sus pies para
lavarle el sudor de los mismos. Se negó rotundamente. Pero en aquella actitud
de Pedro, aunque de vehemente amor, había algo humano censurable. Y hacía falta
que Cristo le "lavase," le enseñase algo.
Pedro necesitaba someterse en todo a Cristo, lo que era someterse
al plan del Padre.
Esto que Cristo exige — lavar los pies — era algo misterioso, pues
su hondo sentido sólo lo comprendería "después." Como del Señor no se
registra una explicación precisa en el cenáculo, se refiere a la gran
iluminación de Pentecostés, en que el Espíritu les llevaría "hacia
la verdad completa," y con esas luces relatan, varias veces,
haber reconocido, comprendido hechos y enseñanzas de Cristo después de
esta gran iluminación.
Pero aquella terquedad de Pedro lleva una seria amenaza. Si Cristo
no le lava, "no tendrás 10 parte conmigo": era
la "excomunión." La frase significa o "no ser de su
partido" o no "compartir una misma suerte" u.
Mas "para quien ama a Cristo esta frase es irresistible" 12.
Los Padres frecuentemente comentaron este pasaje "evocando" en él una
tipificación de lo que ha de ser el cristiano por razón de su agua bautismal.
Con esta palabra o con compuestos o formas fundamentales del verbo λούω, aquí usado (v.10 = b λελουμένος)
aparece expresado el bautismo en 1 Cor 6:11; Ef 5:26; Tít 3:5; Heb 10:22). Y Pedro, con la vehemencia y extremismos de su
carácter, se ofreció a que le lavase no sólo los "pies," sino también
"las manos y la cabeza." Pero no hacía falta esto. Aquello era un
rito misterioso y no necesitaban una "purificación" fundamental, pues
todos estaban limpios ()" juego de palabras que expresa a un tiempo la
limpieza física y moral. Pero Cristo destaca ya la primera denuncia
velada de Judas; éste no estaba puro.
Después que Cristo terminó su ronda de limpieza, más de almas que
de pies, pues aquello era una enseñanza, dejó su aspecto de esclavo y, tomando
sus vestidos, se reclinó en el triclinio entre ellos.
Veladamente les va a hablar de lo que hizo, pues sólo lo podrán
comprender "después" de Pentecostés. Les dice que ellos le llaman
"el Maestro" y "el Señor," y lo es. Si el artículo lo
contrapone a ellos, el intento del evangelista debe de ir más lejos. Cristo
es el Maestro y el Señor de todos. Así su lección es universal.
"El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado mayor que
el que le envía." Así ellos ante Él.
Por tanto, que copien la lección. ¿Cuál? "Yo os he dado
ejemplo, para que vosotros hagáis también lo que yo he hecho" (v.15):
"habéis de lavaros los pies unos a otros" (v.14b). Pero, como
comentario, añade una palabras que orientan ya, filológicamente, al verdadero
intento de Cristo." Si comprendéis estas cosas (ταοτα), seréis dichosos si las practicáis
(ποιητε αυτά). Más abajo se expone el sentido de este
"rito."
Con el v.16 se entronca otra sentencia del v.20. El que
recibe al enviado de Cristo, le recibe a El y al Padre que le envió a El. Esta
sentencia la traen Mt (10:40) y Mc (9:37), el primero en un
contexto lógico y el segundo, en otra circunstancia distinta. En Jn no entronca realmente ni con lo anterior ni con lo que
sigue. Por eso se han propuesto soluciones muy diversas, v.gr., el principio de
un nuevo tema que Cristo comienza y la emoción interrumpe 13. Lo
más lógico parece relacionarlo con el v.16, donde se dice que "el enviado
no es mayor que quien le envía." Pues, además, los versículos 17-19 son un
paréntesis y 16 con 20 forman una "inclusión." La enseñanza es que,
ante el anunciado fracaso humano de la traición, deben saber que no fracasan ni
El ni ellos, pues no son más que una cadena de "enviados" para
cumplir la obra del Padre.
Lo cual hace que quien los reciba a ellos en su misión de
"apóstoles" de Cristo, a pesar del fracaso, recibe a Cristo y al
Padre. La sentencia es probable que haya tenido otro contexto
histórico (cf. Mt 10:40; Mc 9:37; Lc 9:48), pero, en
la situación literaria que aquí se la da, parece que éste sea el intento del
evangelista.
La denuncia velada que hizo de Judas antes, se amplifica ahora,
con un valor apologético (v.19) para los apóstoles: para la hora del gran
"escándalo" de la pasión. El sabe a quiénes escogió y la secuencia a
seguirse de aquella elección. Y se da la cita de la Escritura con una
plasticidad impresionante: "El que come mi pan alzó contra mí su
calcañar" (Sal 41:10). Se suelen interpretar estas palabras de Ajitofel, traidor familiar de David (1 Sam 15:12). La
analogía de situaciones puede establecer un sentido "típico" 14 u
otro de los muchos (sentidos) escriturarios con que argumentaban los judíos,
sobre todo basado en la "analogía de situaciones" 15.
La cita del salmo no sólo llega a hacer ver la traición hecha por uno
que vivía en intimidad de la familia apostólica, lo que en Oriente se
acusa por el comer juntos, sino que llega a evocarse el pasaje en su misma
realidad material, pues Judas está a la mesa con Cristo y muy pronto recibirá
de él un "bocado."
El intento de este pasaje no está en demostrar tanto la
"presciencia" de Cristo sobre la traición, lo que incluso Cristo
podía saberlo naturalmente por el rumor popular y, más aún, por algunos de sus
partidarios, v.gr., Nicodemo o José de Arimatea, cuanto
hacer ver que la traición había de cumplirse, pues estaba profetizada
para el Mesías en la Escritura. No que, por estar escrita en ella,
ésta fuere la causa de su realización, sino que, porque iba a realizarse,
anticipadamente había sido profetizada en la Escritura y su cumplimiento era
infalible.
Por eso, con carácter apologético, les dice que "Yo
soy," para que, cuando suceda, sepan que El sabía adonde iba. La expresión
que "Yo soy" puede significar que El es, a pesar de todo lo que
sucede, el que les dijo, el Mesías. Pero, como ya se dijo en otros pasajes de Jn, con esta frase tan cortada y en consonancia con otras
expresiones proféticas, en las que se habla de Yahvé, se quiere evocar
sobre Cristo su trascendencia divina 16. Así se lee:
"Vosotros sois mis testigos, dice Yahvé., para que conozcáis y creáis en
mí, y comprendáis que Yo soy" (Is 43:10, LXX).
Probablemente, en la redacción al menos de Jn, se
quiera decir que El es el que les dijo: El Hijo de Dios.
Sentido de este rito del lavatorio de los pies en el intento
de Cristo.
No tiene valor de sacramento. —
Parecería, sin más, el que pudiera serlo, pues reúne las características
sacramentales: es instituido por Cristo; es rito sensible; tiene carácter de
perpetuidad (v.14); y parecería conferir gracia, ya que sin él "no tendrás
parte conmigo," se le dijo a Pedro; para recibirlo hace falta
"pureza" (v.10); y al mismo tiempo entraña un sentido arcano: su
sentido lo sabrán "después." Pero la razón definitiva en contra es
que la Iglesia sólo reconoce siete sacramentos. Sólo en algunas iglesias de las
Galias y Milán se practicó, como un rito
complementario postbautismal.
No tiene valor de sacramental. — Ni tampoco tuvo nunca este valor.
Sólo se ha conservado como una acción paralitúrgica del Jueves Santo, que
recuerde, al realizarlo plásticamente, el ejemplo del Señor. Así lo mandaba ya
en 694 el concilio de Toledo 17. Y se buscaba además, al
imitar este ejemplo de Cristo, hacer ver que el que tiene autoridad y mando
debe comportarse como un servidor.
Sentido de este "nto de
Cristo." — Descartados los aspectos negativos de su interpretación, su
sentido es el siguiente:
1) En la narración hay ya un indicio de que no se trata de repetir
el rito en su maternalidad. Se dice: "Si
comprendéis estas cosas (ταύτα)
seréis bienaventurados si las hacéis" (ποιητε αυτά).
La forma plural en que se alude a lo que acaba de hacer parece
referirse a posibles realizaciones distintas que habrán de practicar. Si sólo
se refiriese al "ejemplo" que acababa de darles, se imponía la forma
singular, "Es un índice significativo de que lo que Jesús ha hecho no es
más que un ejemplo entre muchos." 18
2) El ejemplo de Cristo. Serán bienaventurados si aprenden esto:
que "no es el siervo mayor que su señor." Y lo que hizo
Cristo fue darles un ejemplo de humildad por caridad. Esto es lo que
ellos han de practicar: la humildad por caridad. Es lo que les dirá muy pronto
como un precepto nuevo: "que os améis los unos a los otros." Lo que
se dice así en enseñanza "sapiencial" es lo que, con el lavatorio de
pies, les enseñó con una "parábola en acción." Los apóstoles
retendrán el espíñtu de esta acción concreta,
practicándolo con otras obras cuando la necesidad lo reclame.
3) Esto mismo confirma el pasaje que Lc
(22:24-27) inserta en el relato de la cena. Hubo rivalidad por los primeros
puestos en el reino entre los apóstoles. Y Cristo les da allí una enseñanza
"sapiencial" de contenido equivalente a ésta: "el mayor entre
vosotros será como el menor, y el que manda, como el que sirve. Porque ¿quién
es mayor, el que está sentado a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está
sentado? Pues Yo estoy en medio de vosotros como quien sirve."
A esta enseñanza "sapiencial" responde Cristo con la
"parábola en acción" del lavatorio de los pies, para
enseñarles la necesidad de la humildad por caridad 19.
1 Vez
está en presente, participio, nominativo, masculino, PLURAL.
1.- Mt 24, 38 Porque
como en los días que precedieron al diluvio, COMÍAN, bebían, tomaban mujer o
marido, hasta el día en que entró Noé en el arca.
En cuanto al uso de dicho verbo en Mt 24, 38 aquí tenemos la
interpretación de Nácar-Colunga:
En esta cuarta
sección se expone la incertidumbre y desconocimiento de esa hora del castigo de
Jerusalén: la "gran tribulación."
32 Aprended la parábola de la
higuera. Cuando sus ramos están tiernos y brotan las hojas, conocéis que el
estío se acerca; 33 así vosotros también, cuando
veáis todo esto, entended que está próximo, a las puertas. 34 En verdad os digo que no
pasará esta generación antes que todo esto suceda. 3S El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán.36 De
aquel día y de aquella hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo,
sino sólo el Padre.37 Porque
como en los días de Noé, así será la aparición del Hijo del hombre. 38 En los días que precedieron
al diluvio comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en
que entró Noé en el arca; 39 y no se dieron cuenta hasta
que vino el diluvio y los arrebató a todos; así será a la venida del Hijo del
hombre. 40 Entonces estarán dos en el
campo: uno será tomado y otro será dejado.4l Dos molerán en la muela: una será
tomada y otra será dejada.
No obstante esta incertidumbre, da dos
indicaciones sobre la hora de estos dos acontecimientos.
1) Parábola de la higuera. — La primera indicación está
tomada del símil de la higuera. Lc le da una amplitud
mayor a la comparación: "Fijaos en la higuera y en los demás árboles" (v.29). Cuando las ramas echan hojas y
se pueblan frondosamente, es que la primavera "se acerca." En la
higuera, "sus hojas gruesas y carnosas no empiezan a brotar hasta que el
calor penetra en la tierra. Esto indica en Palestina, donde no se conoce la
primavera propiamente dicha, la proximidad inmediata del verano." 22 Pues
así hace la comparación. "Cuando veáis que suceden todas estas cosas,
sabed que ya está cerca, a las puertas" (Mt-Mc), "el reino de
Dios" (Lc), en esta fase triunfal de la
"venida" de Cristo,
cumpliendo su justicia y su promesa.
Posiblemente la
parábola de la higuera, en su sentido primitivo, no apuntaba a los signos
destructores, sino al poblarse de hojas y reverdecer su vida; o también que
fuese un signo de la bendición que viene (Joel 2:22). Aunque acaso esté
implícito lo que dice: "levantad vuestras cabezas, porque vuestra
liberación (άπολύτρωσις)
estα cerca"
(Lc 21:28).
2) Sucederá a la generación a quien lo
dice. — Otra indicación es
que todo esto sucederá en un período relativamente corto. "No pasará esta generación sin que todas estas cosas
sucedan." Naturalmente, "esta generación" es la de aquellos a
los que se dirige Jesucristo en esta hora. Y, puesto que éstos verán el
cumplimiento de "todas estas cosas," es que se refiere a la
destrucción de Jerusalén (Mt 16:28). Precisamente en la Escritura, el número de
cuarenta años es el término que expresa una generación. Muriendo Jesucristo
sobre los treinta y tantos años y siendo la destrucción de Jerusalén el año 70
del nacimiento de Jesucristo, "esa generación" queda, conforme al uso
bíblico, encuadrada en estos cuarenta años. Y la
certeza de esta afirmación es más firme que los cielos (v.35). Cf. Comentario a Mt 16:28.
3) El absoluto desconocimiento de esta
hora. — Pero aún enseña más.
El desconocimiento de "aquel día y aquella hora" es tal que no lo
sabe "nadie," ni los ángeles "ni el Hijo, sino sólo el
Padre" (Mt-Mc). Críticamente, la lectura en Mt de "ni el Hijo,"
aunque probable, es discutida 22.
Este "Hijo" que pone aquí no es el Hijo en cuanto Verbo, sino el
"Hijo del hombre" que se dice en el versículo siguiente.
Cristo como hombre no puede ignorar nada de lo que
le compete de alguna manera a su misión. Es la doctrina constante enseñada por
la Iglesia. Si aquí puede extrañar esta formulación; es por no valorar
suficientemente el uso del verbo "conocer" en las lenguas semitas. Este no sólo significa un conocimiento
especulativo, sino también práctico. Lo que viene a ser equivalente a
actuar o tomar la iniciativa o manifestación de la obra de este día. Pero esto,
tanto en el plan divino como en los relatos evangélicos, está reservado al Padre (Mt 20:23; 11:25; Lc
12:32, etc.). Este es el/ secreto y la hora del Padre para manifestarlo a los
hombres. Cristo mismo dirá en otras ocasiones que aún no llegó su
"hora" 23, lo que
sugiere que, especulativamente, la sabía.
4) La despreocupación de los hombres
ante la ignorancia de esta hora. —
Con dos pequeñas comparaciones se pinta la despreocupación en que estarán los
hombres ante esta hora.
Como en tiempo de
Noé, a los hombres, despreocupados del castigo, haciendo su vida ordinaria, de
improviso los sorprendió el diluvio, así será "la venida del Hijo del
hombre" (Lc 17:26-30). En los profetas se habla
de guerras que vienen de repente, y el contexto hace ver el proceso
largo de su desarrollo (Is 25:9). Es género
literario.
5) Obra selectiva en la parusía. — También se enseña con otras dos
comparaciones, junto con lo súbito de la "parusía del Hijo del
hombre," el valor
selectivo que afectará a las
gentes. Otra vez entra en juego la doctrina del "resto" de Israel 24.
Los dos cuadros de
ejemplos son ambientales. Dos hombres estarán en sus oficios de campo, y uno
será "tomado" y otro será "dejado."
Dos mujeres (Lc 17:35), ya que es lo usual, están moliendo con un molino
de mano, que se compone de dos grandes piedras planas giratorias. Las dos están
allí moliendo, y, en esta hora, una será "tomada" y otra será
"dejada."
Pero ¿a qué afectan o
suponen estas frases elípticas de ser "tomadas" o
"dejadas"? ¿Acaso a la vida? En absoluto podría ser, indicándose así
lo inesperado de estos acontecimientos y
la falta de precauciones tomadas; lo que describiría cómo la muerte o la vida
afectaban a personas que estaban juntas.
Para los que interpretan
este pasaje del juicio final, la interpretación es sencilla: serán
"tomados" por los ángeles para colocarlos en el cielo, y los otros
"dejados" entre los reprobos, o serán
"tomados" para ser reunidos al cortejo triunfal parusíaco 25. Pero no se prueba que sea el
juicio final.
Interpretado todo
esto de la destrucción de Jerusalén, ¿a qué se refiere?
El v.42, el siguiente
de Mt, dice: "Velad, pues, porque no sabéis en qué día llega vuestro
Señor." La redacción de esta frase sugiere provenir de otro contexto. Esta
contigüidad parece orientar esa separación hacia
un orden religioso. Será un "tomar" o "dejar"
religioso. Su interpretación pudiera ser la siguiente: ser "tomados"
para su permanencia o incorporación al reino. Sería un aspecto de lo que ya
antes dijo Mt: que Jesucristo
enviará a sus ángeles (Sal
91:9-16) y "reunirán a sus escogidos" de todas las partes del mundo
para protegerlos en orden al reino (Mt v.31). e a su vez sería, en otra frase,
lo que se dijo antes: la providencia especialísima de Dios sobre los suyos en
estos momentos (Mt 8).
Pero esto exige una actitud tensa de fe y
confianza en Él para superar
esta "tentación" (Mt 26:40-44), que a otros, por su conducta — su
falta de "vigilancia" —, se los "dejara," en esa hora,
fuera del reino. En la redacción eclesial que tiene en el texto se ve bien el
alerta moral de esperanza que se exige ante
la futura y final parusía, en
la iglesia de Mt.