Por Orlando David Galeano Chávez
Como es muy bien sabido que los protestantes en su afán de desvirtuar e invalidar por
medio de la Biblia los Sacramentos y Doctrinas de nuestra Santa Iglesia Católica
Apostólica Romana, la única fundada por nuestro Señor Jesucristo, que lo leemos en El
Evangelio de San Mateo 16,18 y con los antecedentes de la mala y errada traducción,
además de la agregación de palabra que hiciera Martin Lutero en su traducción de la
Biblia Latina al alemán para validar sus falsas doctrinas vamos encontrando por medio
del Espíritu Santo los errores de esas faltas como la que vemos en el Evangelio de San
Lucas 1,28 del que existen ya varios y muy buenos ensayos explicando la justa y
correcta traducción de la palabra griega κεχαριτωμένη (KEJARITOMENE).
Hoy particularmente nos detenemos en el Evangelio nuestro Señor Jesucristo según
San Juan 20,23 que habla nada más y nada menos de como nuestro Señor Jesús,
después de soplar sobre sus apóstoles para que recibieran al Espíritu Santo, les dio el
poder de perdonar los pecados y que ese mismo poder que por medio de la sucesión
apostólica llega a los sacerdotes de hoy para perdonar nuestros pecados. Este
versículo en casi todas las biblias protestantes por no decir todas también trae una
falsa traducción para confundir aún más a los cristianos sedientos del perdón de Dios.
Aquí comenzamos un breve estudio analizando el texto original y las traducciones de la
Iglesia Católica y protestante del Evangelio de San Juan 20,23.
OBSERVACION:
PARA LA VERSION ORIGINAL DEL GRIEGO KOINE LO TOMAMOS DE INTERNET
PARA LA VERSION CATOLICA LO TOMAMOS DE LA BIBLIA DE JERUSALÉN
PARA LA VERSION PROTESTANTE LO TOMAMOS DE LA BIBLIA REINA VALERA 1960
Versión Original Griego koiné: ἄν τινων ἀφῆτε τὰς ἁμαρτίας ἀφέωνται αὐτοῖς ἄν τινων
κρατῆτε κεκράτηνται.
Versión Biblia de Jerusalén: A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados;
a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Versión Reina Valera 1960: A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a
quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Podemos observar que las palabras griegas ἀφῆτε (Aphiémi) y ἀφέωνται (Apheóntai)
en la Biblia de Jerusalén se traducen como perdonéis y perdonados respectivamente y
en la Biblia Reina Valera 1960 se traducen como remitiereis y remitidos
correspondientemente ¿Pero cuál de estas dos traducciones es la correcta?
Para dar luz a este cuestionamiento analicemos las palabras griegas ἀφῆτε (Aphiémi) y
ἀφέωνται (Apheóntai) para poder llegar a las traducciones justas y correctas.
La palabra griega ἀφῆτε (Aphiémi) es un verbo presente de indicativo activo, eso indica
que la acción expresada por el verbo se da en el mismo momento en el que se habla.
La palabra griega ἀφέωνται (Apheóntai) es un verbo pretérito de indicativo perfecto,
esto quiere decir que es el presente de la acción terminada del verbo. Tienen
generalmente sentido pasivo, pero algunos son activos y está escrita en plural.
Ambas palabras tanto ἀφῆτε (Aphiémi) como ἀφέωνται (Apheóntai) son extensiones
de la palabra griega ἀφίημι (af-ee’-ay-mee) que significa despedir, dejar en paz, permitir,
enviar, dejar ir, liberar, perdonar.
También podemos encontrar en diferentes versículos otras extensiones de la misma
palabra griega ἀφίημι (af-ee’-ay-mee) con la definición de perdonar y que en ambas
versiones Católica y protestante lo traducen con el mismo significado, el de Perdonar
pero los protestantes no traducen mal estos textos porque no toca temas de
Sacramentos ni Doctrinas de la Iglesia Católica y tampoco define falsas doctrinas
suyas. Vemos algunos ejemplos en los siguientes Evangelio de Mateo 6,12-15, / de
Mateo 9,2-6 // de Lucas 5,20-23 / de Lucas 7,47-48
CONCLUSIÓN:
Con este breve estudio del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan
20,23, el análisis y la investigación que realizamos de las palabras griegas ἀφῆτε
(Aphiémi) y ἀφέωνται (Apheontai) podemos afirmar y concluir que las correctas y
justas traducciones son la de PERDONEN y PERDONADOS respectivamente.
Quedando el texto de la siguiente manera: A quienes PERDONEN los pecados, les
quedan PERDONADOS; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Determinar una vez más que la Santa Iglesia Católica es la única que guarda la
memoria de las palabras de Cristo fielmente sin adulteraciones de ninguna clase, y que
la transmite de generación en generación sin perder esa fidelidad.