EL CORDERO EN EL APOCALIPSIS
EL "ARNON HESTEKOS", EL CORDERO DEGOLLADO Y DE PIE.
AL FINAL DE LA HISTORIA, ES EL SIGNO MAS CLARO DE NUESTA EUCARISTIA. UN SACRIFICIO VIVO.
AL FINAL DE LOS TIEMPOS SEGUIMOS ADORANDO AL CORDERO SACRIFICADO PERO QUE VIVE.
Tal como dice el Canon Romano de la Misa “Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec” y el prefacio III
" “te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para el mundo entero” . Esto es lo que ve San Juan en el la vision del Apocalipsis.
5 "Uno de los ancianos me dijo: «¡Deja de llorar que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos»."
6 "Entonces vi en medio de los cuatro seres vivientes, del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado"
Juan nos dice que se vuelve para ver al que es descrito de esta manera - y, en vez de un León, ve a un Cordero de pie delante del trono. Este es el modelo que primero notamos en 1:11, donde Juan primero oye, luego ve. Obviamente, aquél a quien Juan ve en el versículo 5 es idéntico al que ahora contempla en el versículo . El León es el Cordero.
¿En qué sentido es Cristo Jesús un Cordero? El pasaje no se refiere a Jesús en su naturaleza - Él no es "como un cordero" en el sentido de que es bondadoso, dulce, o benigno, como algunos quisieran entender incorrectamente este texto.
Cristo es llamado un Cordero, no en vista de su Persona (que la teología popular degrada al concepto moderno de "personalidad" de todos modos), sino en vista de su obra. Él es el Cordero que fue inmolado, "que quita el pecado del mundo" (Juan 1,29). Así, el centro de la historia es la obra consumada, sacrificial, de Cristo. El fundamento de su reino mediatorio (Cristo como el León) es su expiación mediatoria (Cristo como el Cordero). Es a causa de su sacrificio que Él ha sido exaltado al lugar de supremo gobierno y suprema autoridad. Cristo ha alcanzado la victoria por medio de su sufrimiento y su muerte sacrificiales en lugar nuestro.
Juan subraya esto a través de su lenguaje específico: un Cordero en pie, como inmolado. La palabra griega para "en pie" (hestekos) es "una traducción griega aproximada de la palabra hebrea Tamid, que significa 'en pie' o 'continuo', y se refiere a la ofrenda encendida diaria en el Templo. Es el término técnico regular, y forma el título de la sección de la Mishnah que trata de ese sacrificio.
El Cordero del Tamid es una expresión intangible, que podría muy bien haberse convertido en el Arnion Hestekos del griego. La palabra griega Hestekos no significa 'continuo', sino sólo 'en pie' en el sentido literal; pero podría ser un equivalente aproximado, como Christos (ungido), que significa Mesías. Así, Arnon Hestekos podría ser 'baboo', palabra griega que signfica Cordero del Sacrificio.
"La palabra Arnion también ha dado lugar a discusión. En el cuarto evangelio, a nuestro Señor se le llama Cordero de Dios (1,29), de la misma manera en que aquí se le llama Cordero del Tamid; pero las dos palabras son diferentes, Arnion aquí y Amnos en el evangelio. Es posible que, aunque Amnos es la palabra más común y natural para Cordero, Arnion Hestekos podría ser un término técnico del Templo judío... "
Juan continúa con sus imágenes simbólicas: Cristo el Cordero tiene siete cuernos. El cuerno en la Escritura es un símbolo comprensible de fortaleza y poder (comp. Sal. 75,10); más que esto, sin embargo, el pensamiento del lector bíblico culto habría sido estimulado a recordar los siete cuernos de carneros que se usaban para anunciar el juicio de Dios sobre sus enemigos y la victoria y la salvación del pueblo del pacto en la batalla histórica de Jericó (Josué 6, 2-5). De la misma manera, el gran Cordero Sacrificial, al cual apuntaban todos los otros sacrificios, ahora proporciona poder y fortaleza y victoria para su pueblo en la lucha por alcanzar el dominio sobre la tierra. Es la victioria definitiva de Cristo lo que garantiza las progresivas victorias y el dominio final de la iglesia sobre todo el territorio que le ha sido asignado - el cual, en esta época, no es sólo Palestina, sino el mundo entero (Mat. 28, 18-20).
Además, el Cordero tiene siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra (comp. Zac. 6:5).
Para entender esto, tenemos que regresar a Génesis 1, donde encontramos la primera mención del Espíritu: Cerniéndose sobre la tierra, moviéndose sobre ella, formándola y llenándola, suscitando la vida. Al progresar la creación, el Espíritu lleva a cabo siete actos de ver - los séptuples ojos del Espíritu, si queremos. Siete veces se nos dice que "vio Dios que era bueno" (Gén. 1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31). Mientras creaba el mundo, Dios también lo juzgaba, evaluándolo y aprobándolo, hasta que se emitió el juicio final y culminante como preludio al principio del séptimo día.
Aquí en Apocalipsis, Cristo es presentado como el centro de la historia, el vencedor que recibe el nuevo pacto para los hombres; y como tal, se lo ve como Creador y Juez, con plenitud de conocimiento por medio de su inconmensurable posesión del Espíritu que ve y discierne (Juan 3, 34). Ya en el principio, cuando el Espíritu salió a formar la tierra y a evaluarla, "procedió del Padre y del Hijo".
La comprensión de la creación y la historia por parte de Cristo se origina, no en la historia misma, sino en el hecho de que Él es tanto el Creador como el Redentor del mundo. Así, sobre la base de su persona, su obra, y su exaltada posición como Salvador y Gobernante del mundo, Cristo Jesús ascendió al cielo, se adelantó hasta el trono de su Padre, y tomó el Libro de la mano derecha de Aquél que estaba sentado en el trono. Así lo describe el profeta Daniel:
" Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria, y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido." (Dan. 7:13-14).
(Tomado de Dias de Retribucion)