LA TUMBA DEL JARDIN, OTRO FRAUDE MAS DEL EVANGELISMO.
El que vive en la mentira perece en ella, y así les pasa a estas gentes. Los explotan haciéndoles pagar par de miles de dólares mas de lo que cuesta un viaje regular a Tierra Santa y no los llevan a ningún lugar Santo porque están en manos católicas y ellos no lo pueden explicar y cuando ellos no pueden explicar algo descaradamente lo niegan o lo desaparecen. Así que van a Tierra Santa a orar en parques y a lugares falsos. La llamada “Tumba del jardín” es otro de sus fraudes. Ahí dicen ellos que estuvo enterrado el Señor.
Este invento es reciente, en una ciudad donde la historia se cuenta por milenios esta estafa no tiene ni doscientos años. ¿Quien la invento?
En el año 1867 se descubrió la tumba del jardín y en 1891 se desenterró. El año 1882 el General inglés Charles Gordon fue al lugar y se “ convenció” de que debía de tratarse probablemente de la tumba de Jesús. Como pruebas le sirvieron la situación de la puerta de la ciudad y la forma de la colina, en donde reconoció un cráneo. En 1894 se creó para la conservación del lugar la “Sociedad de la Tumba del Jardín”, con cuyas donaciones se compró el terreno alrededor de la sepultura.
La Tumba del Huerto se halla 600 metros al norte de la iglesia del Santo Sepulcro, que la tradición católica y ortodoxa defienden como calvario real. La nueva sepultura la encontró en 1867 un campesino que descubrió en su interior tierra y restos humanos, por lo que esa NO puede ser la tumba de Jesús, o será que también encontraron los huesos del Señor???? . La Tumba esta usada y es de finales del Siglo I. La tumba del Jesús era NUEVA y nadie la había usado. Otra de las brillantes pruebas es que Jesús murió fuera de las murallas y nuestro Calvario esta “dentro” de las murallas.
Cualquier peregrino con par de neuronas que escuche las explicaciones de los guías judíos se enterara de que estas murallas que se ven hoy fueron construidas entre 1535 y 1538 por orden del sultán Suleiman I, cuando la ciudad pertenecía al Imperio otomano y no corresponden a las murallas de la Jerusalén de Jesús. ¡¡En el Siglo I lo que hoy consideramos el “Santo Sepulcro” estaba fuera de la ciudad necios!! La misma Maqueta de la autoridad arqueológica judía que se encuentra en el Museo de Israel sitúa el Gólgota y el Santo Sepulcro exactamente donde esta hoy el nuestro.
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Las excavaciones arqueológicas de la segunda mitad del siglo XX demostraron la existencia de una vasta cantera para la extracción de la piedra malaki, situada a penas fuera de las murallas, y que se utilizaba desde el siglo VIII al I a.C. para construir los edificios de los ciudadanos.
Cuando se abandonó la cantera esta zona se utilizó para pequeños huertos y jardines cultivables y en sus paredes rocosas, a lo largo de la colina, se realizaron una serie de tumbas de familia.
El mismo Gólgota, el “monte” en el que se clavaron las cruces, debía aparecer como el pico de una roca más elevado y separado de la colina, un lugar adecuado para la ejecución demostrativa de las penas capitales.
Desde que Herodes Agrippa en el 41-42 d.C. amplió el circuito de la muralla de Jerusalén hacia el noroeste, el Gólgota empezó a formar parte de la ciudad, y de lugar aislado con el tiempo, se transformó en parte integrante y centro de la ciudad.
El siguiente período del que tenemos evidencia arqueológica de la Iglesia del Santo Sepulcro es el período del emperador romano Adriano.
El lugar del Santo Sepulcro, originalmente la tumba vacía de Jesús, siempre fue objeto de veneración por los cristianos. La evidencia arqueológica de su existencia se remonta al siglo II, y proviene de una fuente no Cristiana. En 135 el ejército romano suprimió la larga revuelta de Bar Kojba (132-135). Para castigar a los judíos, el emperador Adriano ordenó la destrucción de Jerusalén, arrasando incluso los lugares más sagrados para los judíos. Jerusalén fue reconstruida como Aelia Capitolina, mientras que los templos paganos fueron erigidos en los lugares santos. Solo uno de ellos fue construido fuera de las murallas de la ciudad, en medio de un cementerio. Dado que un judío nunca iría a rezar a una zona funeraria, el lugar solo podía ser, por lo tanto, el principal punto de encuentro para Los Cristianos, es decir, el lugar donde se reunían para recordar a Jesús. Los romanos cubrieron el sitio con tierra; sobre el se construyó un templo dedicado a Venus y por providencia divina marco el lugar pues cuando Constantino puso fin a las persecuciones y matanzas de cristianos, su madre, Santa Helena fue a Jerusalem a buscar los lugares santos y cuando pregunto en Jerusalem donde estaba la Tumba del Señor la comunidad local le indico que estaba debajo del Templo de Venus.
En esta visita de la Reina Helena, la comunidad cristiana procedió a eliminar todo lo que quedaba del templo pagano, así como del recinto y el relleno que contenía. Para la comunidad cristiana, todo aquello representaba el intento de Adriano de destruir definitivamente, no solo la tumba de Jesús, sino también la roca adyacente del Gólgota donde había sido crucificado.
Según fuentes literarias la madre de Constantino construyó una rotonda alrededor de la tumba de Jesús. Frente a la rotonda se encontraba el sitio de la crucifixión (Gólgota o Calvario), en lo que se conoce en las fuentes literarias antiguas como el Jardín Sagrado. En el otro lado del jardín,Santa Helena construyó una larga iglesia en forma de basílica, que consta de una nave y pasillos laterales separados de la nave por filas de columnas. Entre la rotonda y la basílica se encuentra la colina del Gólgota.
El siglo pasado se encontraron al nivel de la Iglesia Amenia del Santo Sepulcro piedras probadas arqueológicamente del Templo de Adriano que se utilizaron para construir la basílica. Ver foto abajo:
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Quizás el argumento más fuerte a favor de la autenticidad del sitio, sea el hecho de haber sido considerado por las apariencias, como un sitio muy poco probable cuando se le indicó a la madre de Constantino, la Reina Helena, en el siglo IV. El sitio que le indicaron estaba en un lugar urbano lleno de gente. Pero ahora sabemos por los estudios arqueológicos que su ubicación se adapta perfectamente a las condiciones del primer siglo.
En el siglo IV, este sitio llevaba ya mucho tiempo dentro de las murallas de la ciudad. El muro que rodea esta parte de la ciudad (denominado por Josefo como el Tercer Muro) había sido construido por Herodes Agripa, el gobernante local que gobernó Judea entre el 41 y el 44 d.C. (ver mapa). Por lo tanto, este muro fue construido muy poco después de la crucifixión de Jesús, no más de 10 o 15 años después. Y ese es el punto crucial.
Así, el complejo de la Iglesia del Santo Sepulcro se mantuvo hasta la invasión persa de 614 d.C. En ese momento fue dañado por el fuego, pero no, como se suponía, totalmente destruido. Cuando los persas conquistaron Jerusalén, destruyeron muchas de sus iglesias, pero no el Santo Sepulcro.
La situación fue diferente, sin embargo, en 1009 d.C. Por orden del califa fatimí de El Cairo, El Khakim, todo el complejo de la iglesia —la basílica, la rotonda, la tumba dentro de la rotonda y el pórtico entre la rotonda y la basílica— fue gravemente dañado y casi completamente destruido.
La rotonda que rodea la Tumba, sin embargo, fue preservada a una altura de aproximadamente 1,5 metros. Entre 1042 y 1048, el emperador bizantino Constantino IX Monomachus intentó restaurar el complejo. Tuvo más éxito con la rotonda, que fue restaurada con solo un ligero cambio
Los cruzados, que gobernaron Jerusalén desde 1099 hasta 1187, también reconstruyeron la iglesia, esencialmente en la forma en que la conocemos hoy. La rotonda (o Anastasis) que encierra la tumba se mantuvo como el foco de la nueva estructura. En el área del jardín porticado frente a la rotonda, los cruzados construyeron una nave con un crucero, formando una cruz, e instalaron un altar mayor y así continua hasta el día de hoy.
El año pasado el arqueólogo Fredrik Hiebert del National Geographic Society que participa en el histórico proyecto de restauración del Sepulcro. Citado por The Mirror, confiesa: “Cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos encontrado, mis rodillas temblaron un poco”.
“No podemos asegurarlo al 100% pero parece una prueba visible de que la ubicación de la tumba no se ha desplazado con el paso del tiempo”, contesta a una pregunta que pasa de generación a generación ante la sucesión de incendios, terremotos e invasiones. Se confirma el daño que la humedad ha infligido en el subsuelo de la Iglesia lo que obligaría a una obra adicional.
Hiebert concluye: “Parece ser una prueba visible de que el lugar que los peregrinos veneran hoy es la misma tumba que el emperador romano Constantino encontró en el siglo IV bajo el Templo de Venus y los cruzados reverenciaron. Es increíble”.
Tanto Eusebio de Cesarea como Sócrates escolástico escribieron que la tumba de Jesús era originalmente un lugar de veneración para la comunidad cristiana de Jerusalén, que recordaba su ubicación incluso cuando el sitio estaba cubierto por el templo de Adriano. En particular, Eusebio señala que el descubrimiento de la tumba “permitió a todos los que llegaron a presenciar la vista de una prueba clara y visible de las maravillas de las que ese lugar había sido una vez el teatro.” El arqueólogo Martin Biddle de la Universidad de Oxford ha sugerido que esta “clara evidencia” puede haber sido de grafitis escritos como “esta es la tumba de Cristo” , grabados en la roca por peregrinos cristianos antes de la construcción del templo romano y del cual se ha descubierto uno datado del año 70 donde unos Chipriotas con una forma de barco daban gracias a Dios por haber llegado hasta ahi, lo cual indica la importancia de esta cantera de las afuera de Jerusalem.
No existe ningún otro sitio que pueda presentar un conjunto de pruebas tan contundente como este, y es que, realmente, no tenemos ninguna razón para rechazar la autenticidad del sitio.
Señores resentidos sigan con su estafa de la tumba del jardín que sabe Dios quien estuvo enterradoo ahí. Ustedes no nos ganan ni en teología, ni en tradicion, ni en historia, ni en arqueología y ni en sentido común. Sigan estafando a estas pobres gentes que les cobran por llevarlas a ningún lado.