EL CESACIONISMO EN LA IGLESIA
por Frank Morera
Todos los Padres de la Reforma Protestantes fueron “Cesacionistas” , hoy este mal esta
también esta enraizado en muchas Iglesias de la Reforma y en la Iglesia Católica.
Un día de Pentecostés asistí a una Iglesia donde el Sacerdote dedico todo el Sermón a
burlarse del Don de Lenguas y a decir que los Dones del Espíritu Santo habían cesado y ya
no actuaban. Eso es el Cesasionismo.
El Cesacionismo es la creencia de que los “dones milagrosos del Espíritu Santo (Dones y
Carismas) ya han cesado – que el fin de la era apostólica marcó el fin de los milagros
asociados con esa era.
La mayoría de los cesasionistas creen que, mientras que Dios puede y aún realiza milagros
hoy en día, el Espíritu Santo ya no utiliza a individuos para llevar a cabo señales
milagrosas.
Yo no tengo que convencerme de que los Dones del Espíritu Santo están actuantes, yo he
sido testigo de ello y lo creo firmemente. Escribo esto para los que no creen en el Poder de
Dios dado por medio de su Espíritu. Veamos que dice el Espíritu Santo el día de
Pentecostés por boca del Apóstol Pedro:
– Hechos 2:16-21 (Joel 2:28-32) “Esto es lo dicho por el profeta Joel “Y será en los
postreros días, dice Dios que yo derramaré mi espíritu sobre TODA LA HUMANIDAD; Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, VUESTROS JOVENES VERAN VISIONES, Y
VUESTROS ANCIANOS soñarán sueños; INCLUSO EN MIS siervos, tanto hombres como
mujeres, YO EN ESOS DIAS DERRAMARE DE MI ESPÍRITU y profetizarán. Y le daré
prodigios en el cielo arriba y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo. El
sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, antes del día grande y glorioso DEL
SEÑOR VENDRÁ. Y será que, para que todo aquel que invocare el nombre del Señor será
salvo.”
Aquí San Pedro cita la profecía del Profeta Joel con respecto a la manifestación del Espíritu
Santo que caracterizará los “últimos días”. Es claro en este pasaje, así como muchas otras
Escrituras en la época de Joel el término “últimos días” se refiere a toda la era de la iglesia.
Joel prevé un período de tiempo, que continuará hasta la Segunda Venida del Señor (“el
día grande y glorioso del Señor”). Este período de tiempo es idéntico con el periodo en el
que “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (v. 21)
-es decir, toda la era de la iglesia. Pentecostés fue por lo tanto sólo el principio de
cumplimiento de esta Escritura, que promete un derramamiento del Espíritu sobre “toda la
humanidad”, profetizando “hijos e hijas”, visiones, sueños, etc. -ninguno de los cuales se
cumplió en el día de Pentecostés.
Unos versículos más adelante (33, 38-39) El Espíritu por medio de San Pedro hace de
nuevo muy claro que esta promesa de Joel se extiende, no sólo a los cristianos del primer
siglo, sino a los cristianos de todas las generaciones – “todos los que están lejos, para
tantos como el Señor nuestro Dios llamare”.
He visto que algunos hermanos usan erróneamente este Versículo de San Pablo como
prueba de que estos Dones cesaron:
– .1 Corintios 13:8-13 “El amor nunca deja de ser. Pero si hay dones de profecía, se
acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará. Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se
acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como
niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño. Porque ahora vemos por un
espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero
entonces conoceré plenamente, como he sido conocido. Y ahora permanecen la fe, la
esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
Contrariamente a los que algunos creen, lejos de decir que los Dones se acabaran aquí el
apóstol Pablo enseña específicamente que los dones sobrenaturales del Espíritu estarán
presentes en la iglesia hasta la segunda venida de Cristo, Cuando venga lo perfecto…
ENTONCES cesarán. “Lo perfecto” es Cristo, cuando llegue el establecimiento del Reino
de Dios ya no harán falta los dones, solo el de la Caridad
– Efesios 4:11-13 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles, a otros profetas, a otros
evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe, y” del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.”
Es importante notar que, en el pensamiento de San Pablo, los dones sobrenaturales no son
dados por Cristo a la iglesia principalmente para acreditar los apóstoles, sino para “la
edificación del Cuerpo de Cristo.” Estos dones son distribuidos a “cada uno” (v. 7 -8) para
la edificación de la iglesia, hasta que “lleguemos todos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios” – a la “medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”
-Tesalonicenses 5:16-24 “Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo,
porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu.
No desprecien las profecías (los dones de profecías). Antes bien, examínenlo todo
cuidadosamente, retengan lo bueno. Absténganse de toda forma (apariencia) de mal. Y
que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y
cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es
Aquél que los llama, el cual también lo hará”.
De nuevo en este pasaje, San Pablo instruye a la iglesia con respecto a “no apagar el
Espíritu” y “profecías”, ¡en el mismo aliento que les asegura a ellos en relación con la
segunda venida de Cristo! San Pablo no le paso por su mente que los dones espirituales
cesarían casi dos mil años antes del regreso de Cristo.
– San Marcos 16:14-20 “Y después se apareció a los once mismos cuando estaban
sentados a la mesa; y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
creído a los que lo habían visto después que Él había resucitado. Y Él les dijo: “Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo;
más el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi
nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; pondrán las manos sobre los
enfermos y sanarán. “De manera que, cuando el Señor Jesús les habló, fue recibido arriba
en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
colaborando el Señor con ellos y confirmando la palabra con las señales que la seguían”.
Ya no es San Pablo, es el Señor Jesucristo quien establece las características de la era de
la iglesia. “Las señales sobrenaturales acompañarán, no sólo a los apóstoles, sino a toda la
Iglesia a “los que han creído” ¿Cuánto tiempo iba a durar esta situación?
El pasaje paralelo de Mt 28:18-20 deja claro: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos de todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días hasta el fin del mundo. ‘” La gran comisión y las promesas relacionadas con ella
estarán vigentes “hasta el fin de los tiempos”, no sólo durante el ministerio y la vida limitada
de los doce Apóstoles.
Padres de nuestra iglesia -tales como San San Justino Mártir (100-165), San Ireneo (115-
202),
Tertuliano (160-220) y Orígenes (185-254) sostuvieron que los dones espirituales, estaban
todavía activos en la iglesia en sus días, mucho después de que Juan hubiera fallecido
alrededor del 100 DC.
Justino Mártir (100-165) En su Diálogo con Trifón, Justino aclara que los dones proféticos
de los judíos fueron transferidos a los cristianos. Empieza el capítulo 82 de su libro
declarando que: “Los dones proféticos siguen con nosotros hasta el día de hoy.” Sigue la
misma línea de razonamiento en el capítulo 87 argumentado que el Espíritu continúa
impartiendo dones de gracia, “a aquellos que son dignos porque creen en Él.” El siguiente
capítulo, el 88, afirma la presencia de los dones espirituales: “Ahora, es posible ver mujeres
y hombres entre nosotros que poseen dones del Espíritu de Dios.” San Justino creía que
los carismata todavía existían en sus días. En su Segunda Apología llega a aseverar que
muchos cristianos siguen echando fuera demonios. “Ahora puedes ver esto por ti mismo.
Porque muchos endemoniados hay por todo el mundo. Incluso los había en tu ciudad.
Muchos hermanos cristianos los echaron fuera en el nombre de Jesucristo, el cual fue
crucificado bajo Poncio Pilato. Los libraron y siguen librándolos, quitando el poder de los
diablos. Fueron curados aun cuando otros exorcistas y las drogas no podían hacer nada”
(capítulo 6). ¡El Espíritu no había parado de obrar en el siglo segundo!
San Ireneo (130-202) El magnum opus de Ireneo – Contra las herejías – también da
testimonio de la amplia gama de dones espirituales que operaban en el siglo segundo.
Ireneo llega a decir que los carismata son una clara señal del discipulado del Jesús
verdadero (y no el Jesús gnóstico). Escribe: “Aquellos que son verdaderamente sus
discípulos, habiendo recibido gracia de Él, llevan a cabo milagros en su nombre para
promover el bienestar de otros hombres, según el don que cada uno ha recibido de Él.
Porque algunos verdaderamente echan fuera demonios, de modo que aquellos que han
sido limpiados así de espíritus malignos suelen creer en Cristo y se unen a la Iglesia. Otros
son capaces de ver cosas venideras: ven visiones y pronuncian palabras proféticas. Otros
sanan a los enfermos, imponiéndoles las manos, y se sanan. Además, hasta los muertos
han sido resucitados y permanecen entre nosotros por muchos años.” (2:32:4). ¡El Espíritu,
entonces, hace milagros, echa fuera demonios, revela el futuro, sana a los enfermos e
incluso levanta a los muertos! Otro párrafo relevante en cuanto al tema de las lenguas se
halla en el 5:6:1 donde explica que: “Por esta razón declara el apóstol, Hablamos sabiduría
entre los que son perfectos, refiriéndose a aquellos que habían recibido el Espíritu de Dios,
y quienes a través del Espíritu de Dios hablan en todo tipo de lenguas, como él mismo
hacía. Así Ireneo confesó abiertamente que el Espíritu impartía dones carismáticos a su
Iglesia.
Tertuliano (150-220) Tertuliano estaban tan cautivado por el dinamismo del Espíritu de Dios
que algunos lo han nombrado el primero teólogo de la Iglesia. A Tertuliano le encantó el
tema del Espíritu Santo. En el contexto del bautismo, exhorta a los recién convertidos a
anhelar los dones espirituales. “Por consiguiente, amados y benditos, a quienes aguarda la
gracia de Dios, cuando salís de ese baño santo [el bautismo] y por primera vez extendéis
vuestras manos dentro de la casa de tu Madre [la Iglesia] junto con vuestros hermanos,
pedid al Padre, pedid al Señor que os dé la riqueza de su gracia y la distribución de sus
dones (1 Corintios 12:4-12). “Pedid,” dice, “y se os dará.” Habéis pedido, y habéis recibido.
Habéis llamado, y se os ha abierto. Lo único que pido es que mientras estéis pidiendo, que
os acordéis de mí, Tertuliano el pecador.” (Sobre el bautismo, 20). Otro pasaje útil se
encuentra en su obra Contra Marción 5:8. En esta sección de su libro, Tertuliano repite lo
que Ireneo había hecho, esto es, apelar a los dones espirituales para demostrar que su
Iglesia era de veras la Iglesia de Cristo. Reta al hereje Marción a producir manifestaciones
espirituales parecidas a los dones del Espíritu que operaban en la Iglesia de Tertuliano.
Esos dones, creía Tertuliano, le aseguraban que servía al único Dios verdadero del Antiguo
y del Nuevo Testamento y no al ‘dios’ modificado de Marción. Por lo tanto, tanto Cristo
como el Espíritu y el apóstol pertenecen únicamente a mi Dios. Aquí está mi confesión para
todo aquel que quiera conocerla.”
Tertuliano dedico el capítulo 9 a las poderosas experiencias proféticas que una hermana en
el Señor había vivido. “Dado que nosotros reconocemos los carismata espirituales, o
dones, hemos recibido el don de la profecía, aunque vivimos después de Juan [el
Bautista].”
Orígenes (185-254) Orígenes también era consciente de los carismata. Su obra más
conocida, Sobre los principios, es el primer intento de cualquier escritor cristiano en
compilar una teología sistemática amplia. Advierte en contra del mal uso de los dones
espirituales. Esto nos lleva a la conclusión de que los carismata estaban vigentes en su
generación. Proclama solemnemente, “Cuando la palabra de sabiduría o de conocimiento o
cualquier otro don haya sido otorgado al hombre – sea por bautismo o sea por la gracia del
Espíritu – y no es administrado correctamente, a saber, el recipiente lo esconde debajo de
tierra o en un pañuelo, el don del Espíritu, seguramente, será quitado de su alma, y lo que
queda, esto es, la sustancia de su alma será asignada a su lugar con los incrédulos. Será
separada y dividida del Espíritu, el cual quiere unir el alma del hombre al Señor.” (2:10:7).
Si un creyente tiene un don espiritual, lo tiene que usar diligentemente en el temor del
Señor. Dios no imparte sus dones con ligereza. Cada don conlleva una gran
responsabilidad.
Orígenes testifica que: “Entre los cristianos seguimos encontrando huellas del Espíritu, el
cual apareció en forma de paloma. Echan fuera demonios y realizan muchas sanidades y
predicen ciertos eventos, conforme a la voluntad del Logos.” (Contra Celso, 1:46).
Cirilo de Jerusalén. Éste registró varios comentarios sobre la obra del Espíritu en sus
Lecciones catequéticas en el siglo cuarto. Prometió a los fieles que: “Si creéis, no
solamente recibiréis la remisión de pecados, sino haréis cosas más allá del poder del
hombre. ¡Y qué seáis tenidos por dignos de recibir el don de profecía también! […] Tu
Guardián, el Consolador, te guardará todos los días de tu vida. Te cuidará como si fueras
uno de sus soldados. Cuidará tus entradas y tus salidas. Te guardará de todos tus
enemigos. Y te dará dones de todo tipo, si no lo contristas por el pecado.
[…] Estate preparado para recibir gracia, y cuando la hayas recibido, no la deseches.”
(17:37).
Alude también en el capítulo anterior al exorcismo, explicando: “Si eres tenido por digno de
la gracia, tu alma será iluminada, recibirás un poder que no tienes, recibirás armas terribles
para los espíritus malos; y si no arrojas tus armas, sino guardas el Sello sobre tu alma,
ningún espíritu malo se te acercará a ti; porque se acobardará; porque verdaderamente por
el Espíritu de Dios son expulsados los malos espíritus.” (17:36) El Espíritu da varios dones
(la profecía incluida) y también echa fuera demonios.
Hemos visto a través de estos padres ilustres des de los primeros siglos que ya pasado
habiendo pasado cientos de años de la muerte de los Apóstoles los dóndes se mantenían
en la Iglesia. El Catecismo publicado en 1992 y que es el resumen de la fe de la Iglesia no
parece pensar que los dóndes han cesado:
1830 La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos
son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del
Espíritu Santo.
1831 Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-
2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los
fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
1832 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como
primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo, paz,
paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia, castidad’ (Ga 5,22-23, vg.).
El Papa Juan Pablo II, hablándole a un grupo de líderes internacionales de la renovación,
el 11 de diciembre de 1979, les dijo: “Estoy convencido que este movimiento es un
componente muy importante en toda la renovación de la Iglesia. Él les dijo que desde sus
once años hace una oración diaria al Espíritu Santo y añadió “Esta fue mi propia iniciación
espiritual, así que entiendo todos estos carismas. Son todos parte de la riqueza del Señor.
Estoy convencido que este movimiento es una señal de su acción”
El Papa Benedicto decía el viernes 31 de octubre de 2008: Lo que vemos en el Nuevo
Testamento sobre los carismas, que surgieron como signos visibles de la venida del
Espíritu Santo, no es un acontecimiento histórico del pasado, sino una realidad siempre
viva: el mismo Espíritu divino, alma de la Iglesia, actúa en ella en todas las épocas, y sus
intervenciones, misteriosas y eficaces, se manifiestan en nuestro tiempo de manera
providencial.
Los movimientos y las nuevas comunidades son como irrupciones del Espíritu Santo en la
Iglesia y en la sociedad contemporánea. Entonces podemos decir muy bien que uno de los
elementos y de los aspectos positivos de las comunidades de la Renovación carismática
católica es precisamente la importancia que en ellas tienen los carismas o dones del
Espíritu Santo y su mérito consiste en haber recordado en la Iglesia su actualidad concilio
Vaticano II, en varios documentos, hace referencia a los movimientos y a las nuevas
comunidades eclesiales, especialmente en la constitución dogmática Lumen Gentium,
donde se dice: Los carismas, tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes,
por el hecho de que son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que
recibirlos con agradecimiento y consuelo”; (n. 12).
Después, también el Catecismo de la Iglesia católica ha subrayado el valor y la importancia
de los nuevos carismas en la Iglesia, cuya autenticidad es garantizada por la disponibilidad
a someterse al discernimiento de la autoridad eclesiástica (cf. n. 2003).
Precisamente por el hecho de que somos testigos de un prometedor florecimiento de
movimientos y comunidades eclesiales, es importante que los pastores ejerzan con
respecto a ellos un discernimiento prudente, sabio y benévolo”
El Papa Francisco en su Catequesis de Octubre 1ro de 2014 dice:
Desde el inicio el Señor ha colmado a la Iglesia con los dones de su Espíritu, haciéndola
así siempre viva y fecunda, con los dones del Espíritu Santo. Entre estos dones, se
distinguen algunos que resultan particularmente preciosos para la edificación y el camino
de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta catequesis sobre la Iglesia nos
preguntamos: ¿qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y recibirlo?
Y sobre todo: ¿el hecho que en la Iglesia haya una diversidad y una multiplicidad de
carismas, debe ser visto en sentido positivo, como una bella cosa o más bien como un
problema?
Chiara Lubich decía en Marzo de 1984:
Y si, por obra del Espíritu Santo, Jesús es el Verbo de Dios hecho carne, también la Iglesia
–siempre por obra del Espíritu Santo a través de estos extraordinarios dones suyos– se
muestra con mayor evidencia como un Evangelio encarnado. El Espíritu la enriquece con
carismas «menores» (dones de curación, de asistencia, de lenguas…); pero además por
medio de instrumentos suyos, hace florecer en todas las épocas y también hoy,
Movimientos espirituales, Órdenes, Congregaciones, familias religiosas de todo tipo. Y
cada familia u Orden, cada Movimiento o Congregación, si se observan bien, no son otra
cosa más que –pase la palabra– la «encarnación», por medio del Espíritu, de una palabra
de Jesús, de una actitud suya, de un acontecimiento de su vida, de un determinado dolor
suyo”
El Espíritu la enriquece con carismas «menores» (dones de curación, de asistencia, de
lenguas…); pero además por medio de instrumentos suyos, hace florecer en todas las
épocas y también hoy, Movimientos espirituales, Órdenes, Congregaciones, familias
religiosas de todo tipo. Y cada familia u Orden, cada Movimiento o Congregación, si se
observan bien, no son otra cosa más que –pase la palabra– la «encarnación», por medio
del Espíritu, de una palabra de Jesús, de una actitud suya, de un acontecimiento de su
vida, de un determinado dolor suyo…
Es un hecho indiscutible la Obra especial del Espíritu se produce en ciertas épocas, junto
con la enseñanza de 1 Corintios 12-14 que los dones del Espíritu son otorgados
soberanamente, de acuerdo con la voluntad de Dios,” (12:11, 18 Debemos tener claro que
no podemos esperar las manifestaciones del Espíritu en todo momento a lo largo de la
historia de la iglesia. La habilidad de hacer milagros no era una posesión automática de los
apóstoles o la Iglesia primitiva. (Mt 17:19-20) Incluso en los tiempos del Nuevo Testamento,
los cristianos eran dependientes de lo que Dios tuvo a bien concederles cuando “extendió
su mano para sanar”, Y que “señales y maravillas tuvieron lugar en el nombre de su santo
siervo Jesús.” (Hechos 4:29-31).
Ni en la iglesia primitiva ni en la de hoy los hombres pueden dictarle a Dios cuando y donde
él hará sus milagros, o qué instrumentos Él usará para hacerlos, pero es indiscutible que si
hay una época de la Iglesia desde la era Apostólica hasta ahora de que se necesitan los
Carismas y Dones para dar testimonio del Poder de Dios, es esta…el Siglo XXI. Pidamos al
Señor que ilumine a sus fieles para que reciban y usen los Carismas y Dones en la
construcción del Reino y no busquen poder en el orientalismo o el espiritismo. Pidamos al
Señor que los que predican reciban y usen estos Carismas y Dones para que dejen de
predicar el pasado y prediquen en presente que es lo que esta generación que nos ha
tocado vivir necesita.
Ven Espíritu Santo visita nuestros corazones con tus dones y haznos constructores del
Reino de Dios. Amen+