“Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» 20. Dacha esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor. 21. Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.» 22. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: 23.a quienes les perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»”
Evangelio según San Juan, 20
Este es el primer fruto de la Redención, Jesús, nuestro Mediador y Sumo Sacerdote nos consiguió el perdón de los pecados con su muerte vicaria en la Cruz, pero por un motivo que nadie puede entender o cuestionar (Pues más claro no puede estar)
En este Texto del Evangelio de San Juan, el Señor nos habla del pecado, no se habla de “atar y desatar,” en una manera amplia como en el texto de San Mateo 16, 19. Aquí JESUS se refiere muy directamente al perdón de los pecados.
Este es un pasaje de gran solemnidad. Son las primeras palabras del Resucitado a sus apóstoles en congregación, son las primeras palabras de JESUS a sus discípulos después de la Redención.
JESUS establece un paralelismo entre la misión que le encomendó el PADRE y la que Él les encomienda ahora.
El PADRE le dio una misión: La Redención, JESUS la cumplió a cabalidad y ahora Él envía a sus escogidos para mantener ese ministerio con una misión nueva: Ser los administradores de la consecuencia de la Redención, del perdón de los pecados. ¿Por qué? ….Misterio arcano que solo JESUS, su PADRE y el Espíritu conoce y que a nosotros no nos corresponde enjuiciar, sino creer en Fe.
Para reafirmar este poder les da puntualmente el ESPÍRITU SANTO, no como para la institución de la Iglesia con Dones, Carismas y frutos como el Pentecostés, sino que esta es una “Unción Especial”, este ministerio le es dado solo a los apóstoles, no a la congregación de los seguidores de JESUS.
Este soplo del ESPÍRITU sobre los Apóstoles hay que relacionarlo con el Soplo del PADRE en Génesis 2,7 donde le da “Infusión de vida a Adán, Aquí JESUS infunde “Vida nueva” al darle poder a la Iglesia naciente de perdonar al pecador en muerte espiritual y darle la vida nueva en CRISTO merecida en la cruz del Calvario.
Hermanos de otras denominaciones interpretan que JESUS aquí cuando habla de
perdón de los pecados se refiere a una predicación de arrepentimiento y
establecen un paralelismo con Lucas 24, 46-47, pero sería absurdo pensar que
JESUS le da este poder a Apóstoles de forma tan solemne cuando ya lo había dado
anteriormente. Tampoco se refiere JESUS a la intención de que si perdonamos se
nos perdona como lo dijo en el Padre Nuestro, pues aquí no se habla del perdón
de los apóstoles, sino de un perdón administrado por ellos y que no implica
perdón automático de ellos. Hay que predicar el arrepentimiento de los pecados,
pero esta predicación es absolutamente diferente del perdón en sí. Este es el
texto básico donde la Iglesia se ha apoyado en los siglos para perdonar los
pecados, base más que Evangélica y más clara que muchos de todos los textos en
común.
Miremos con detenimiento este Evangelio de San Juan 19 21 ” Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.» 22. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: 23.a quienes les perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»”
Veamos. Es la tarde de la Pascua y Jesús muere en la Cruz, nos redime cargando nuestros pecados, resucita y se aparece a los Apóstoles… en orden que vemos acá:
1) Les desea la Paz
2) les muestra las llagas donde cargo los pecados
3) les dice que los va a enviar “como el Padre me envió ahora yo los envío…A que los envía a Predicar???? NO! los envía a perdonar los pecados
4) les da una unción especial del Espíritu Santo
5) “a quienes ustedes perdonen YO perdono”. El Padre mando a Jesús a redimirnos, y Jesús manda a la Iglesia a restaurar esta redención por medio del Espíritu Santo, perdonando los pecados..
Los que no son espirituales no entenderán esto, solo tienen espíritu de disputa, encuentran y creen las cosas más absurdas que puedas imaginar en la Palabra y lo que esta clarísimo no lo ven. Pobre gentes, debemos de orar por ellos.