ERROR DE LA TEORIA LUTERANA DE LA SOLA FIDE (SOLA FE BASTA)
La Doctrina de la Sola Fide (o «sólo por la Fe») es una de las bases puestas por Lutero en su Reforma Protestante, junto con el Sola Gracia, Sola Escritura, Sólo Cristo y Sólo gloria a Dios.
Lutero enseñaba que para la salvacion no era necesaria las Obras, solo la Fe, de ahi que despresiaba las buenas obras y decia que esta muchas veces eran inspiradas por satanas.
La Iglesia Catolica siempre ha ensañado que la Redencion es un acto gratuito de Dios e inmerecido por nuestra parte. Tu solo por tus medios y por tus obras no te puedes salvar. Es solo de la Redencion de Jesus en la Cruz de donde viene nuestra salvacion, pero la Iglesia Catolica siempre ha predicado que si bien tu salvacion no viene de tus obras, puedes perder esta por no obrar el bien y que las Buenas Obras producto de la Caridad de Dios en nosotros te ayudan en el camino al cielo.
Obra es todo lo que surge de la voluntad humana, por lo tanto el creer y el aceptar el Evangelio es
UNA OBRA
Ya en el Concilio de Trento [4] la Iglesia Católica deja bien en claro qué es lo que piensa sobre el
tema controversial de «SOLA FE»:
«Si alguno dijere, que el pecador se justifica con sola la fe, entendiendo que no se requiere otra
cosa alguna que coopere a conseguir la gracia [5] de la justificación; y que de ningún modo es
necesario que se prepare y disponga con el movimiento de su voluntad; sea excomulgado.» (Canon IX)
Que dicen las Escrituras sobre la cooperacion de las Obras en el camino de la salvacion?
Santiago expresa claramente para qué sirve la fe sin obras:
Stg 2,14-26
¿Qué le aprovecha, hermanos míos, a uno decir: Yo tengo fe, si no tiene obras? ¿Podrá salvarle la
fe? Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano, y alguno de
vosotros les dijere: Id en paz, que podáis calentaros y hartaros, pero no les diereis con qué
satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? Así también la fe, si no tiene
obras, es de suyo muerta” Mas dirá alguno: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame sin las obras
tu fe, que yo por mis obras te mostraré la fe. ¿Tú crees que Dios es uno? Haces bien. Mas también
los demonios creen y tiemblan” ¿Quieres saber, hombre vano, que es estéril la fe sin las obras?
Abraham, nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció sobre el altar a Isaac, su
hijo? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y que por las obras se hizo perfecta la fe? Y
cumplióse la Escritura que dice: Pero Abraham creyó a Dios, y le fue imputado a justicia y fue
llamado amigo de Dios. Ved, pues, cómo por las obras y no por la fe solamente se justifica el
hombre. Y, asimismo, Rahab la meretriz, ¿no se justificó por las obras, recibiendo a los mensajeros
y despidiéndolos por otro camino? Pues como el cuerpo sin el espíritu es muerto, así también es
muerta la fe sin las obras. (Nácar-Colunga)
No por nada, basado en su teología, Martín Lutero pretendió eliminar la Carta de Santiago del
Cánon del Nuevo Testamento.
“Retribución” el perdón:
Santiatgo 5,20
sepa que quien convierte a un pecador de su errado camino salvará su alma de la muerte y cubrirá
la muchedumbre de sus pecados.
Se debe hacer la voluntad de Dios:
San Lucas 6,46
¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?
Bien sabemos, si hemos estudiado el Evangelio, que Jesús pasó por este mundo predicando, no
solo el arrepentimiento, si no también, la realización de buenas obras.
San Mateo 7,21
No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre, que está en los cielos.
"HACER la voluntad, las obras"
San Mateo 19,16-21
Acércosele uno y le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré yo para alcanzar la vida eterna? Él le dijo:
¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno; si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos.” Díjole él: ¿Cuáles? Jesús respondió: No matarás, no adulterarás, no hurtarás, no
levantarás falso testimonio;” honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo. Díjole
el joven: Todo esto lo he guardado. ¿Qué me queda aún? Díjole Jesús: Si quieres ser perfecto, ve,
vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme.
– La salvación es algo que se puede perder:
1 Corintios 9,26-27
Y yo corro, no como a la ventura; así lucho, no como quien azota al aire,” sino que castigo mi
cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo sido heraldo para los otros, resulte yo descalificado.
– Las obras tienen merito ante Dios:
Filipemses 2,12
Por tanto, queridísimos míos, así como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino
también mucho más ahora en mi ausencia, trabajad por vuestra salvación con temor y temblor;
2 Corintios 5,10
Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba conforme a
lo bueno o malo que hizo durante su vida mortal.
Romanos 2,6-8
el cual retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la
perseverancia en el buen obrar, buscan gloria, honor e incorrupción; la ira y la indignación, en
cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la
injusticia.
San Mateo 25,32-46
y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa
las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda.
Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión
del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: porque tuve hambre y me disteis
de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis; estaba desnudo y me
vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme». Entonces le responderán los
justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?;
¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?, o ¿cuándo te vimos enfermo
o en la cárcel y vinimos a verte?» Y el Rey, en respuesta, les dirá: «En verdad os digo que cuanto
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis». Entonces dirá a los que
estén a la izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles: porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; era
peregrino y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me
visitasteis». Entonces le replicarán también ellos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento,
peregrino o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?» Entonces les responderá: «En
verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también dejasteis
de hacerlo conmigo. Y éstos irán al suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna».
Galatas 6,6-10
Que el discípulo comparta toda clase de bienes con el que le instruye. No os engañéis: de Dios
nadie se burla. Porque lo que uno siembre, eso recogerá: el que siembra en su carne, de la carne
cosechará corrupción; y el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna. No nos
cansemos de hacer el bien, porque si perseveramos, a su tiempo recogeremos el fruto. Por tanto,
mientras disponemos de tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe.
1Jn 2,3-4
En esto sabemos que le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo
le conozco», pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y en ése no está la verdad.
«Guardar los mandamientos es una obra»
1Juan 3,24
El que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; y por esto conocemos que
permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
1Jn 5,3
Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son costosos,
Lamentablemente, el concepto de “sola fides” es un error que nos lleva a una falsa seguridad, al
pretender, como muchos hoy en día, que por el solo hecho de creer, uno ya tiene ganado el Cielo,
pero como dice la Palabra de Dios, “los demonios también creen y sin embargo tiemblan”.
Quien tenga oídos que oiga.
Frank Morera