Bueno, estimados חברים eso es problemático.
Primero que todo, seamos claros en algo: cada vez que alguien escribe un blog en español
y dice que nosotros debemos usar el nombre “Yeshuaʿ” – ¡escribiéndolo en letras romanas,
letras latinas, es lo mismo que ha hecho la Iglesia por siglos usar letras latinas para el
Santo Nombre!, por lo tanto, tampoco esa persona está escribiendo Yeshuaʿ como fue
escrito originalmente.
Segundo, cuando Pedro le dice al Sanhedrín que “Y en ningún otro hay salvación; porque
no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”
(Hechos 4,12), él probablemente les habló en arameo. Sin embargo, el autor del libro de
Hechos compuso este relato en griego, y usó el nombre IESOUS!!!, Adicionalmente,
“nombre” en este versículo es un hebraísmo. Significa “en la autoridad de” y “de parte de”;
no significa “solo pronunciándolo así.” San Pablo exorciza al demonio de la joven esclava
filipense “en el nombre de Jesucristo” (Hechos 16:18) – Pablo está predicando en el
dialecto local, griego koiné, y Hechos registra que IESOUS era la forma del nombre que
San Pablo usó.
El demonio no guiño el ojo y dijo, “¡Ah! ¡Usted pronunció el nombre con un sonido de ‘s’ no
con el sonido ‘sh,’ así que yo voy aquedar acá!”
Tenemos “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Rom 10,9) acá San Pablo no usa “Yeshua”, el
Apóstol escribe IESOUS! Confundido San Pablo?? No creo.
Y que decimos de este “manoseado” versículo por ellos: “ 10 Para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los
que debajo de la tierra;” Filipense 2. escribió San Pablo Yeshua?? Veamos: “ ἵνα ἐν τῷ
ὀνόματι Ἰησοῦ πᾶν γόνυ κάμψῃ ἐπουρανίων καὶ ἐπιγείων καὶ καταχθονίων”. Sorpresa San
Pablo NO escribió el hebreo “ יֵשׁוּעַ “ sino que escribió el nombre griego “ Ἰησοῦ” así que si
(según tu ) no pronuncias el Nombre como IESOUS no estas salvo.
Tercero, una persona tras otra afirma que uno tiene que pronunciar el nombre
exactamente, precisamente, como es en hebreo (pero entre ellos no tienen nada parecido
a un consenso sobre cuál es la verdadera pronunciación, hay más de 15 pronunciaciones
diferentes entre ellos)
De hecho, la idea que la pronunciación del nombre del Señor deba ser precisamente,
científicamente, exactamente pronunciado en esta forma y no otra es una señal de que las
personas malinterpretan lo que estamos haciendo cuando invocamos el nombre del Señor.
Ellos están tratando el nombre divino como si fuera un fetiche, una fórmula mágica, un
amuleto. En la magia, ¡usted debe pronunciar el nombre de forma exacta, o todo podría
estallar en su cara!
Por ejemplo, los hijos de Esceva cometieron el mismo error en Hechos 19:13 cuando ellos
trataron de echar fuera un demonio “En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica.” Su
error no radica en cómo pronunciaron ellos Iesous – ellos usaron la misma pronunciación
que Pablo usó con la joven macedonia – sino en la forma vergonzosa que ellos trataron de
explotar su nombre para obtener ganancias.
Cuarto, aún si las personas concuerdan en que su nombre es Yeshuaʿ, es sorprendente
que entre los creyentes mesiánicos casi nadie pronuncia auténticamente la letra final
Yeshuaʿ el cual tiene un profundo sonido gutural, del tipo que uno hace cuando el doctor
pone un depresor de la lengua en la garganta. A la luz de sus propios estándares, ¿pueden
los de tales sectas estar realmente seguros que el Señor los escucha y entiende cuando
ellos oran con tal descuidada dicción (sin pronunciar el ARSCH ? Y si alguien quiere decir,
Estas gentes reducen al Señor como a un dios como Baal: nosotros tendríamos que gritar
más fuerte para hacerlo entendernos (véase 1 Reyes 18:27).
Quinto, como usted, yo creo en un Dios quien es el Señor de todas las naciones y todos los
idiomas, como la Biblia claramente nos dice: “porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre
nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5,9). El
Cordero de Dios no impedirá que sea parte de su pueblo escogido aún si su idioma no
tiene un sonido “sh”o “arsch” o sin dejar de mencionar la letra ayin.
Es cuando ellos insisten que solo ellos y sus amigos, con su especialmente-genuina-
históricamente correcta pronunciación, verán la bendición de Dios, o peor, pueden entrar al
reino, que su grupo se ha vuelto extraño, herético, parecido a una secta. Ellos han
definitivamente cerrando la puerta al reino a aquellos que pueden o no una shin, justo
como cuando Jefté asesinó a sus enemigos en Jueces 12; 4-6
“ Entonces reunió Jefté a todos los varones de Galaad, y peleó contra Efraín; y los de
Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: Vosotros sois fugitivos de Efraín,
vosotros los galaaditas, en medio de Efraín y de Manasés. Y los galaaditas tomaron los
vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció que cuando decían los fugitivos de Efraín:
Quiero pasar, los de Galaad les preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No,
entonces le decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía
pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a los vados
del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.”
Si usted “mata” a los santos de Dios al insistir en su propia pronunciación, rechazando una
forma que el soberano Espíritu Santo aprobó 1230 veces el nombre Iesous solo en el
Nuevo Testamento, usted está cometiendo una matanza infinitamente peor que la ocurrida
en contra de los efraimitas. Usted le está diciendo a los hijos de Dios con su ligero ceceo
que ellos “no hablan lo suficientemente bien” para merecer su gracia.
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo” (Rom 10:9) Así pues, invócalo, invoca a Yeshuaʿ o
Jesús en inglés, o Jesús en español, o Gesù en italiano, o İsa en turco, o Isus en bosnio, o
เยซู (Yesu) en tailandés.
Solo asegúrese de que usted lo invoque.
Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá;
Y habitarán allí, y la poseerán.
La descendencia de sus siervos la heredará,
Y los que aman su nombre** habitarán en ella.
**un hebraísmo para “amarlo a Él”
(Salmo 69:35-36)