Creo… en la comunión de los Santos
Introducción
La comunión de los santos, para muchos hermanos separados es idolatría, para nosotros
“los Santos” somos todos los que entramos a formar parte de la “familia de Dios” aun
estemos en la tierra, o estemos con Dios en el cielo. Muy poco comprenden los hermanos
separados sobre esta doctrina, y más aun cuando ven las actitudes que muchos católicos
ignorantes toman hacia los santos que tenemos en un pedestal en nuestras Iglesias,
actitudes reprobadas por la Iglesia misma.
La comunión de los santos, es nada menos que la misma Iglesia viviente, el cuerpo de
Cristo. La comunión de los santos es la unión mutua de todos los que formamos parte de la
Iglesia de Cristo, todos formamos parte de ese cuerpo de Cristo (1 Co 12,27), pero no
todos tenemos los mismos dones ni carismas (1 Co 12,14-20), es por eso necesaria la
común unión del pueblo de Dios, a quien se le llama en la Biblia: “Los Santos”. El libro de
los hechos, nos narra como la Iglesia primitiva vivía en una comunión mutua.
Hch 2,42-47… se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión,
en la fracción del Pan, y en las oraciones… todos los creyentes estaban de acuerdo y
tenían todo en común…
A esto se le llama comunión de los santos, no es nada incomprensible ni pecaminoso
(contrario a Dios) hablar de la comunión de los santos, pero, cuando hablamos de los
santos que están en la presencia del Señor tenemos que tomar más profundamente la
Biblia y ver que tampoco es incomprensible ni pecaminoso, ni “contrario a la Biblia”.
La Familia de Dios.
La Iglesia como una familia, vive en unidad aunque seamos muchos miembros, todos los
que formamos parte de esa unidad somos una familia de Dios.
Ef 2,19… No sois extranjeros ni forasteros, sino ciudadanos de los santos, y miembros de
la familia de Dios…
Ef 3,15… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro señor Jesucristo, de quien toma
nombre toda familia en el cielo y en la tierra…
Ga 6,10… hagamos bien, especialmente a los de la familia de fe.
Como vemos, esta familia de Dios, no es sólo una familia terrestre, sino una familia que
está en la presencia de Dios en el cielo, los hermanos separados nos muestran los
siguientes textos para decir que es pecado estar en comunión con los que se han ido:
Dt 18,10-11… No sea hallado en ti… quien consulte a los muertos…
Is 8,19… ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos en vez de a los
vivos?
Cuando un hermano nos muestras estos versículos lo hace con muchísima ignorancia
hacia lo que es la creencia de la comunión de los santos. Pues esto que se menciona no es
otra cosa que espiritismo reprobado por la misma Iglesia Católica, nada tiene que ver con
la comunión de los santos, también llegan a argumentar que los santos que están en el
cielo, nada saben y es inútil e imposible estar en comunión con ellos.
Ec 9,5… por que los muertos nada saben, ni tienen mas paga…
De Igual manera, aunque ya no es una ignorancia de la doctrina sino quererla contradecir,
si es una grave ignorancia bíblica. Aquí los hermanos tomando textos del antiguo
testamento, argumentan que los que están con Dios no saben nada, y peor aun, siguen en
la creencia Judía del sepulcro (hades o Seol), algo de lo que Jesús explicó como es en
realidad. Ignoran también que la revelación total de Dios es Jesucristo, y Jesucristo vino a
darnos la explicación final de lo que sucede arriba y abajo, las creencias Judías sobre los
muertos dormidos quedaron mas que abolidas por Jesús.
Para nosotros y para Jesús, los que están con Dios están más vivos que nosotros por el
simple hecho de estar con Dios, pues Dios es Dios de vivos, no de muertos.
Muchos hermanos creen que mucha gente se está quemando viva en el infierno por no ser
evangélica, pentecostal o bautista, entonces, si están vivos en el infierno ¿Por qué no han
de estar vivos en el cielo? La Biblia (en concreto el nuevo testamento) nos habla de que “el
sepulcro” o “el ceno de Abraham” no es un lugar de muertos, sino de vivos que están
padeciendo o gozando.
Mt 22,31-32… ¿No habéis leído lo que fue dicho por Dios cuando afirmó: Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac, ¿el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Mc 12,27… Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos, así que vosotros mucho erráis.
Lc 20,38… Dios es el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, por que Dios no es Dios de
muertos, sino de vivos, pues para él todos viven…
Lc 16,23-24… en el hades alzó sus ojos en medio de tormentos y vio de lejos a Abraham,
entonces gritando dijo: Padre Abraham, ten compasión de mí…
Fil 1,21… Para mí, el vivir es Cristo, y el morir es ganancia…
Fil 1,23… deseo partir y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor…
Ap 6,10… ¿hasta cuándo Señor santo y verdadero, vas a vengar nuestra sangre de los que
habitan en la tierra?
1 Ped 3,19-20… Y en espíritu fue y predicó a los muertos encarcelados, los que en otro
tiempo desobedecieron…
1 Ped 4,6… También ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean
juzgados…
Mc 9,4… y vieron a Elías y a Moisés, que hablaban con Jesús…
No ocupamos más Biblia para afirmar que la creencia Judía sobre la muerte en
inconciencia y que el hombre es alma, vino a ser cambiada por una nueva revelación.
Ahora Jesús nos enseña que los que hoy se han ido de este mundo, están en el cielo, o en
el infierno, no dormidos sin saber nada, sino conscientes.
El rico de Lc 16, no parece nada dormido entre tormentos. ¿Para qué quería ir san Pablo
con Cristo a estar dormido? Claro está que quería estar en el gozo del cielo (Fil 1,21-23).
Los mártires que piden justicia (Ap 6,10) no parecen nada dormidos, un dormido no puede
estar pidiendo justicia. Tampoco Jesús fue a predicar a los muertos si hubiesen estado
dormidos (1 Ped 3,19-20), no me imagino a Jesús hablando como perico a alguien a quien
no lo va a escuchar. Mucho menos podemos decir que Moisés y Elías estaban dormidos y
platicando con Jesús (Mc 9,4). No hay motivos para decir que los vivos en el cielo nada
saben de nosotros, pues al estar con Dios, se acabó el tiempo, se acabó el espacio, pero
no se acabó la vida.
Ahora Bien, la intercesión de nuestros hermanos, pertenecientes a la familia de Dios, es
también bíblica, los hermanos separados comúnmente citan 1 Tim 2,5: Pues hay un sólo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo Hombre… Aquí los
hermanos confundiendo la mediación de Cristo con la intercesión de los santos, es decir:
todos los que nos decimos cristianos, quieren argumentar que también Jesús es el único
intercesor, lo cual no dice la Biblia.
La mediación de Cristo es sacerdotal, recordemos que el sacerdote Judío era un mediador
entre Dios y los hombres al momento de atravesar la cortina del santo de los santos, pero
ahora nuestro único mediador se llama Jesucristo, quien atravesó la cortina celestial (Hb
4,14) Jesús es el sumo sacerdote que perpetúa su sacrificio, y ante el Padre cumple su
función sacerdotal, la misma que hacia el sumo sacerdote en el templo; hacer su servicio
mediador entre él y el pueblo Judío. San Pedro bien lo dice, la mediación de Cristo, es
sacerdotal, de la cual, nos invita a ser partícipes (1 Ped 2,5). No podemos tomar las
palabras, sin saber el sentido y la utilización que se le daba en esa época, pues
intercesores ante Dios, somos todos, pero mediador por nuestros pecados y nuestra
salvación hay uno solo (1 Jn 2,1). Hoy mayormente se entiende por mediación ponerse en
medio de algo, si fuera Jesús nuestro único intercesor, confundiéndolo con la palabra
mediador, creemos que no tienen sentido que Jesús nos haya dado a un intercesor como
el Espíritu Santo (Jn 16,7) (Rm 8,26) ¿Para qué? si solo él fuera el unció intercesor
(mediador para los hermanos separados) los siguientes textos bíblicos también serían
incongruentes si solo Jesús fuera intercesor (mediador para los hermanos separados):
2 Co 1, 9-11… para ello contamos con vuestras oraciones a nuestro favor, así, siendo
muchos los que interceden por nosotros, también serán muchos los que dan gracias por el
don concedido a nosotros…
Rm 15,30… Os ruego hermanos, por vuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu,
que me ayudéis orando por mí a Dios…
2 Tes 1,11… Por esta razón oramos siempre por vosotros, para que Dios os tenga por
dignos de su llamamiento…
1 Tim 2,1-2. Exhorto ante todo, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones
de gracias por todos los hombres…
Hch 12,5… Pedro estaba encerrado en la cárcel, mientras que toda la Iglesia, hacia sin
cesar oración por él…
Dice san Pablo que son muchos los intercesores ¿Cuál es la contradicción con nuestro
único mediador? La palabra mal utilizada es la contradicción bíblica que han encontrado
nuestros hermanos separados, solo ellos encuentran contradicciones de la palabra de
Dios. No podríamos imaginarnos que las oraciones por Pedro (Hch 12,5) sean inútiles,
pues si hubiera un solo intercesor (mediador para los hermanos separados) la Iglesia no
tendría que interceder por Pedro. Por eso es bueno presentar nuestras oraciones a Dios
por otros hermanos, y mas poderosa sería nuestra oración si estuviéramos delante de Dios
sentado en su trono. Tal como nos lo narra el Apocalipsis, las oraciones de la Iglesia, son
escuchadas también por la intercesión de los que están en el cielo.
Ap 5,8… los veinticuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante
del Cordero, todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, estas son las oraciones
de los santos…
Ap 8,3… otro ángel se paró ante el altar, con un incensario de oro, y le dio mucho incienso
para añadirlo a las oraciones de los santos sobre el altar de oro que estaba delante del
trono, el humo del incienso con las oraciones de los santos subió de la mano del ángel a la
presencia de Dios…
Muchos hermanos dicen que el libro del Apocalipsis es un libro profético, nadie niega que
lo sea, pero no es un libro que deba ocurrir en nuestro tiempo pues estamos a 20 siglos
después de que se escribió y por lo tanto ya se cumplió según Ap 1,3 y Ap 22,10. Aunque
sea un libro escatológico da muestras de una realidad de lo que pasa en la presencia de
Dios. Y como vemos, también los ángeles pueden interceder por nosotros. No podemos
imaginarnos a Jesús como a un cartero que lleva nuestras oraciones al Padre, tampoco
como alguien arrodillado ante el Padre pidiendo por nosotros y nuestras necesidades.
Jesús es Dios, y está sentado a la derecha de Dios Padre (Mc 16,19) (Mt 22,44) (Mt 26,64)
(Col 3,1), los intercesores somos todos los que formamos parte de la familia de Dios.
Me resultó muy interesante como una persona que me comentaba en contra de la
comunión de los santos, entendió con este ejemplo cuando le dije: – tú sabes que tu pastor
se preocupa mucho por ustedes y porque estén bien todos los de la congregación ¿no es
cierto?
- si, si se preocupa. Me contestó.
- Entonces ¿Él ora por ustedes?
- Pues sí. Me volvió a contestar afirmativamente y entonces siguió la pregunta del millón.
- ¿Crees que después de muerto no pueda pedirle a Dios por su congregación, y
procurarles bienestar?
Se quedó pensando un momento, no te digo la respuesta porque fue un aleluya para mí.
Esto me ayudó a comprender que no es que ellos no entiendan la comunión de los santos,
sino que nuestra Iglesia no es su Iglesia, y por eso hay un pequeño motivo de rechazo a
nuestros hermanos que tenemos como ejemplo a seguir y no se sienten familiarizados con
ellos, pero ellos también son una familia aunque sea mas pequeña.
Si en el antiguo testamento Dios concedía algo por la intercesión una persona con una vida
honrosa, también aun muerta ¿Cuánto mas no puede Dios conceder algo por la intercesión
de una persona que haya vivido el evangelio en plenitud, y se haya santificado por la
sangre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu Santo?
En el antiguo testamento:
Abraham intercedió por Abimelec (Gn 20,17).
Moisés intercedió por el pueblo (Nm 11,2) (Nm 21,7).
Moisés y Samuel ya muertos podían interceder por Judá, pero Dios no quiso (Jer 15,1).
Betsabé intercedió por Adonías (1 Rey 2,19).
En el nuevo testamento:
María intercedió por los novios de Caná (Jn 2,1-11).
Pablo intercedía por los Efesios (Ef 1,16).
Pablo pidió por Onesíforo ya muerto (2 Tim 1,16).
La Iglesia pedía por Pedro (Hch 12,5).
Los que están delante de Dios en el cielo piden por la Iglesia (Ap 5,8).
Dios hacía milagros por medio de Pablo (Hch 19,11-12).
Dios hacía milagros por medio de Pedro (Hch 5,15).
Como vemos, no hay razones para pensar que es pecado de idolatría pedir la intercesión
de alguien.
Ahora bien ¿Cómo sabemos que los santos nos escuchan?
No sabemos si nos escuchan o no, pero lo que si tenemos la seguridad, es que como una
familia de Dios, estamos en unión, y tal como nos lo narra el Apocalipsis, hay gente que se
ha ido de este mundo y está delante de Dios, y en Dios, no hay tiempo, no hay espacio, ni
idiomas, ni nada que llegue ante Dios (nuestras oraciones) está oculto para los que viven
con él allá en el cielo.
Un hermano me comentaba que: – el pedir la intercesión de los santos era lo mas tonto que
podíamos hacer, por que hay muchos santos a los que le pedimos que no hablaron nuestro
idioma. Que barbaridad, me da cansancio de solo imaginarme que los que están en el cielo
no se pueden comunicar entre ellos hasta que aprendan a comunicarse en una “escuela
celestial de idiomas”. Lo que si sería tonto es pensar que allá arriba sigamos con la
limitación de los idiomas como en una torre de babel, Jesús dijo que allá (y después de la
resurrección) vamos a ser como los ángeles de Dios (Lc 20,36), y no creemos que exista
en la presencia de Dios, alguna limitación de este tipo. Hay que leer la Biblia de manera
espiritual y no carnal.
Los hermanos separados, sacando de contexto Fil 1,23-26 dicen que san Pablo no podía
hacer nada después de muerto, pero eso no es lo que quiere decir el texto, pues hablando
de la obra de la evangelización (v 22) y el pastoreo de la Iglesia de los filipenses (v 27), no
creemos tampoco que alguien que se fue con Dios siga predicando el evangelio y
pastoreando Iglesias.
Los hermanos que están en el cielo, no están acongojados pidiendo con nosotros, ellos
están felices pero con la mejor disposición de ayudar a los que todavía luchamos en la
tierra, una de sus mejores ayudas es el ejemplo de vida que nos han dejado, y el
testimonio de verdadera santidad que viene de Dios.
Ejemplos a seguir
El reconocimiento especial de algunos miembros de la Iglesia a través de los siglos tiene el
propósito de ponernos un ejemplo a seguir, pues todos estamos llamados a la santidad:
Lv 19,2. Sed santos por que yo Jehová su Dios soy Santo…
Mt 5,48… Sed perfectos, porque vuestro Padre que está en los cielos es perfecto…
Ef 5,1… Sed pues, imitadores de Dios como hijos amados…
1 Ped 1,15… así como aquel que nos llamó, es Santo, sed también vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir. Porque escrito está: Sed santos por que yo soy Santo…
La santidad constituye la misma esencia de Dios, pues todo en él es bueno, y solo él es
verdaderamente Santo. El llamado a alcanzar la santidad, parece ser imposible sobre todo
si queremos alcanzar la santidad perfecta de Jesús como hombre. Es por eso que la Iglesia
hace un reconocimiento y rinde homenaje a los hermanos que han hecho méritos para
imitar a Jesús con la gracia de él mismo.
No podemos alcanzar la santidad de Jesús, pero si la santidad de estos hermanos que la
Iglesia nos pone como ejemplos. Una gran nube de testigos que han hecho todo por Cristo
y cortado con el pecado en su vida, unos prefirieron morir antes que ofender a Dios.
Hb 12,1. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro, tan gran nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado…
Esta nube de testigos, (aunque haya muchos sin ser reconocidos) es una inspiración para
luchar por la santidad a la que estamos llamados todos los cristianos. Esta santidad que
han demostrado esos hermanos, pasa a confirmar la santidad de la Iglesia Católica (Ef
5,25-27), y no porque todos los católicos seamos unos beatos, sino porque Jesús su
fundador, es Santo. Así santificados ellos, tenemos a unos buenos imitadores de Cristo.
1 Co 11,1… sed imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo…
Ga 1,24… glorificaban a Dios por mi causa…
Fil 3,17…Hermanos: sed imitadores de mí, y mirad a los que así andan según el ejemplo
que tenéis de nosotros…
1 Tes 1,6. Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en
medio de gran tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo…
Estos hermanos que están con Dios piden por nosotros, y nosotros pedimos que unan sus
oraciones a las de nosotros, pues ellos aun después de irse de este mundo, siguen
perteneciendo a la Familia de Dios.
Corrigiendo Nuestros Errores
Todos tenemos admiración por alguien, todos los seres humanos hemos sentido
admiración por alguien que no es Dios: un amigo, un hermano, nuestros padres, un
deportista, un artista, un político, un escritor, o algún líder religioso aunque no sea de
nuestras creencias, y ninguna admiración hacia alguien va en contra de Dios, pues como
hermanos nos debemos amor y respeto mutuos (1 Jn 4,21).
Entre nosotros los católicos, existe la expresión de que la mayoría tenemos a algún “santo
de nuestra devoción” la devoción no es otra cosa que una admiración especial, no es de
ninguna manera pecaminoso admirar sus virtudes y mucho menos imitarlas, pues hay
santos que han tenido algunas virtudes, y otros que tuvieron otras, como, por ejemplo:
San Benito Abad (siglo VI) que tuvo una gran virtud de autodominio de su carne, y dominio
sobre el demonio.
San Francisco de Asís (siglo XII) que tuvo especial amor por la creación de Dios.
Santa Eduviges (siglo XVI) que tuvo especial amor por los presos y pobres, y tenia el don
de resucitar muertos.
San Nicolás de Bari (siglo IV) quien fue especial amoroso de los niños, y ayudó a mucha
gente pobre, Dios también le dio el don de resucitar muertos, especialmente niños.
Estos solo por dar ejemplo, no tuvieron las mismas virtudes, es por eso, que muchos
santos son nombrados “patrones” de algo en especial sin quitar nada al Patrón de patrones
que es Jesucristo.
Ahora bien ¿Cuál es o donde está el error en esto? En ningún lado, sino que lo erróneo y
pecador es pensar más de eso, por ejemplo:
- Que pretendamos obligar a Dios a concedernos algo por la intercesión de algún santo.
- Que tomemos el patronato de algún santo como algo obligatorio. Por ejemplo: que
pidamos la intercesión de san benito para librarnos del mal, pensando que él es el único
que nos puede librar del mal por que él pudo hacerlo. Pensar que santa Eduviges nos va a
sacar de la cárcel a algún familiar preso por rezarle mucho, solo por que ella sacó a
muchos presos y los convirtió.
Debemos saber que quien hace el milagro es Dios, no el santo quien nos ayuda con su
plegaria solamente. Pedir a algún santo debe ser ante todo una glorificación a Dios, un
homenaje al santo de tu devoción llevada de una adoración a Dios.
Dentro de los templos católicos he llegado a tirar a la basura muchos folletos de oración en
cadena (comúnmente a San Judas y a María) por cada templo. Folletos que faltan a la
trascendencia de Dios solo por el hecho de decir que haciendo la cadena y “Aun sin fe se
cumple” tu petición.
Las personas que se dedican a perturbar a los católicos desesperados cometen uno de los
pecados más graves haciéndoles creer que si no cumplen con la cadena, pueden acarrear
más desgracia de la que puedan traer.
Toda cadena de oración que contenga notas como:
Elaborar tal número de copias para recibir el milagro.
Hacerlas obligatoriamente.
Promesas milagrosas garantizadas.
Que los milagros se cumplen a tal número de días.
Amenazas en caso de no cumplir.
Debe desecharse de inmediato, y no solo desecharse, sino tomar todos los folletos y
tirarlos a la basura, y si somos un poco mas comprometidos con la Iglesia y la fe de
nuestros hermanos, también averiguar quien es el que trae para advertir sobre la falta de
confianza en Dios que crean estas “cadenas de oración”.
Ahora bien, hay un gran numero de católicos que por ignorancia han caído en la cuenta de
que la comunión de los santos es parecida a la santería (La gente que se dedica al
esoterismo se ha aprovechado de la ignorancia del pueblo para hacerles creer que los
santos debido a sus patronatos, tienen poderes especiales), y llegan a hacer sus practicas
dentro y fuera de la Iglesia, tales como:
Prender velas de tal o cual color para alguna gracia en especial.
Prender velas que traigan signos ocultistas, como horóscopos.
Colgar a las imágenes de los santos hierbas o perfumes, tales como el ajo, la ruda, el
perfume de sándalo etc. clavos y otras especies.
Rascar las imágenes bendecidas para mezclar el polvo con sal para pedir la intercesión del
santo.
Dejar fetiches a los pies o escondidos en las imágenes de los santos, como sacos rojos,
monitos de trapo, patas de conejo, y otros amuletos.
Traer en los negocios la imagen de san Martín caballero para que te valla bien. La imagen
de san Martín caballero es muy utilizada en los mercados, no es malo traer la imagen de
san Martín pues fue un ejemplo de caridad, lo que si es malo, es ponerle cualquier cosa de
mas, es una cosa horrorosa ver que no se confía en Dios, sino que se quiere obligar a san
Martín a que nos traiga la fortuna, lo cual es imposible, san Martín no sabía administrar
negocios.
Poner de cabeza las imágenes de los santos para atraer el amor.
Tocar las imágenes pretendiendo que recibirás energía del santo.
Y muchas cosas más que pudiéramos hacer con el pretexto de la intercesión de los santos.
No ocupamos nada extra para pedir la intercesión de los santos, aprendamos a purificar
nuestra admiración hacia los santos dando gloria al Dios que los santificó.
La Iglesia enseña que los santos son nuestros hermanos, no hombres elevados a dioses
como la creencia de la Iglesia mormona.
Creer en el santo antes que poner la confianza en Dios, es idolatría, creer que por la
intercesión del santo vamos a salvarnos, es quitar los méritos de la redención y salvación
que solo Jesucristo nos puede dar.
Está claro que los santos piden por nosotros, pero ellos no pueden limpiarnos de nuestros
pecados, y por lo tanto, no pueden darnos la salvación.
Hay una pregunta que surge a muchísimos hermanos católicos: ¿Cómo orar a los santos?
Toda oración dirigida a un santo debe llevar obligatoriamente nuestra adoración al único
Dios, que también es Dios del santo. Nuestras oraciones deben ir dirigidas con la humildad
y la disposición necesaria para imitar las virtudes del santo. Por ejemplo, una oración
correcta a san Benito sería:
Te pedimos Dios, nos ayudes a imitar la mansedumbre y autodominio de san Benito, tu
siervo. Nos des discernimiento entre lo que está bien, y lo que está mal, y te pedimos que
por su intercesión nos concedas (algún favor), tú que vives y reinas, por los siglos de los
siglos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amen
San Benito, ruega por nosotros.
Esta oración, aunque resumida, es una manera correcta de orar a los hermanos que están
en el cielo, toda oración debe llevar: humildad, gloria a Dios, y enmienda de que vamos a
imitar las virtudes del santo, de lo contrario es una oración estéril.
Deben rechazarse todo modelo de oración que diga, o pretenda y no diga lo siguiente:
Que no mencione a Dios.
Que no adore a Dios.
Que tenga pretensiones supersticiosas.
Que contenga palabras como “divino siervo” o “divina Madre” (dirigido a María por
supuesto).
Que pretenda que el santo esté afligido por nosotros.
Que pretenda hacer, o hacer creer que el santo es un achichincle o lacayo (servidor)
nuestro.
Que crea que el santo nos cuida. Ningún santo puede cuidarnos (tampoco María), pero sin
dudar nos procuran el bien y el amparo de Dios. Hay católicos que, por gran amor a María,
piensan que está todo el día tras nosotros para que no nos pase nada, pero en realidad
eso es imposible pues sólo Dios puede ser omnipresente, quien nos protege es Dios por la
intercesión de ella. Nadie puede hacer bajar el alma de un santo para que la tengamos a
nuestro lado todo el día, Pues Dios es el Rey, y hace lo que quiere, y permite a sus santos
lo que quiere y como quiere.
La Iglesia nunca ha enseñado que los santos sean salvadores nuestros, ni nos ha
enseñado que los santos nos consiguen el perdón de los pecados, a ningún santo se le
pide eso, pues, así como tenemos un sólo mediador por nuestros pecados, así mismo
tenemos un solo salvador nuestro, cuando oramos a los santos nunca pedimos
misericordia ni perdón, sino que ore por nosotros ante Dios, quien es nuestro juez y
abogado, y el único que pagará nuestras deudas.
Jn 14,6… Yo Soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…
Hch 4,12…Por que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres por el que
podamos ser salvos.
La canonización de los Santos
Muchos hermanos separados se preguntan: – Si todos somos parte de los santos ¿Por qué
razón la Iglesia Católica proclama que algunos son santos?
La canonización de los santos por parte de la Iglesia antes que nada tenemos que aclarar
que no tiene propósito alguno de quitar gloria a Dios, ni compararlos con Jesucristo quien
es el Santo de Dios (Mc 1,24) y plenitud de todas las virtudes, sino que estos hermanos
glorifican a Dios por su santidad, confirmando que al Dios que siguieron, es Santo.
La Iglesia reconoce a santos como todos los miembros de la Iglesia (1 Co 14,33), así
seamos los más pecadores, somos parte del pueblo de Dios, a quien se llama santos, pero
la Iglesia hace un reconocimiento especial de esos miembros de la Iglesia que han llevado
una vida recta con todas las cualidades de la santidad.
Nadie puede negar que san Pablo era pecador, pero después de conocer a Cristo fue un
hombre que practicó la santidad y por eso lo llamamos “san”, así podemos decir lo mismo
que el apóstol Juan, Mateo, etc. pero no solo personajes bíblicos, ha habido a través de los
años, cristianos que amaron mucho a Dios, así sean laicos o dedicados al servicio de la
Iglesia y por su amor a Dios les hemos reconocido como ejemplos a seguir y les hemos
puesto el prefijo de “san”.
La Iglesia no hace santos, la iglesia los declara santos porque anduvieron muy cerca de
Dios, quien es Todo Santo. La Iglesia no declara que tal o cual persona vivió en santidad
para hacerla competir con Cristo, nadie compite con la santidad de Cristo, sino que Cristo
es glorificado con la santidad de estos hermanos proclamados, pues ¿Que mejor honra
podría tener el Todo Santo que alguien le haya imitado? Jesús nos invitó a seguirle y a ser
santos (Mt 5,48) ¿Por qué perder esa oportunidad?
La Iglesia primitiva y la comunión de los santos
En la Iglesia primitiva abundó el fervor por los hombres de la Iglesia que mostraban mucha
santidad, sobre todo cuando eran martirizados. Hay testimonios de sus invocaciones
pidiendo intercesión, y también de procesiones con sus restos, como pasó con los restos
de san Ignacio de Antioquia, que tuvo lugar desde su martirio (Roma) hasta Antioquia. En
las catacumbas de la Iglesia primitiva se ven decenas de inscripciones con plegarias por el
alma del cristiano muerto, inclusive hay unas que piden la intercesión de María y de
algunos cristianos.
Policarpo de Esmirna antes de ser martirizado aparte de invocar a Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, invocó a los Ángeles y a los santos mártires, según Eusebio de Cesárea en
su primera narración de los acontecimientos de la Iglesia, a los mártires se les daba tributo,
honores y culto de homenaje, no adoración, algo que creían los judíos de ese tiempo, es
decir, los judíos creían que homenajear a un mártir era darle adoración como a Cristo
“Historia Eclesiástica I”.
“(Policarpo) Finalmente terminó su oración, no sin antes mencionar a todos los que durante
su vida habían tenido trato con él, de los humildes al igual que de los grandes, de ilustres lo
mismo que de los sencillos, así como de toda la iglesia universal extendida por todo el
mundo… pero el maligno, dispuso las cosas de manera que no pudiéramos llevarnos el
cuerpo (de Policarpo) aunque muchos eran los deseosos de apoderarse de su santo
cuerpo. En Efecto, Nicetas (un Judío) fue a rogar al emperador para que no se nos diera el
cuerpo, diciendo: no valla a ser que abandonen a su Dios crucificado y adoren a este…
ignoraba que nosotros jamás podemos abandonar a Cristo, que padeció por la salvación
del mundo entero de los que se salvan, él inocente, por nosotros pecadores, ni jamás
daremos culto a ningún otro. Porque a él adoramos por ser hijo de Dios, mientras que a los
mártires les tributamos un justo homenaje de afecto por ser discípulos imitadores del
Señor… así pues, se hizo quemar el cadáver y nosotros nos llevamos sus restos, mas
valiosos que las piedras preciosas y el oro, y los llevamos a un lugar adecuado. Allí nos
concederá el Señor celebrar el natalicio de su martirio, reuniéndonos todos cuantos nos
sea posible con júbilo y alegría”.
San Cipriano, obispo de Cartago, año 250 aprox. “De Lapsis”
15-17… Ciertamente creemos que por los meritos de los mártires y las obras de los justos
tienen mucho poder delante de este juez (Jesucristo)…
Conclusión
¿Cuál es lo pecaminoso de la comunión de los santos? No hay razones para contradecir la
unión de todos los que formamos parte de la Iglesia en el cielo y en la tierra. No hay
razones para no seguir el ejemplo de aquellos hermanos que han llevado una vida honrosa
santificados por el Espíritu de Dios.
Acusarnos de idolatras por pedir la intersección de nuestros hermanos en el cielo es una
ofensa sin sentido, pues, si un pastor protestante intercede por su congregación aquí en la
tierra ¿Cuánto mas no lo pueden hacer nuestros hermanos que están delante del trono de
Dios?
“Todos estamos llamados a ser grandes Santos, no perdamos la oportunidad”.
Madre Angélica, Fundadora del canal Ewtn.