La Critica Historica de las Escrituras no es mala, es que los que la practican hoy en dia
dentro y fuera de la Iglesia parten de la base equivocada.
La crítica histórica como ciencia es el arte de distinguir lo verdadero de lo falso respecto a
los hechos del pasado. Su objeto es tanto los documentos que nos han llegado como los
hechos mismos. Ya desde acá desde el punto de vista cristiano comenzamos mal pues se
parte de la premisa de que en la Escritura puede haber error.
SS el Papa Benedicto XVI comentaba: ―Para la fe bíblica es FUNDAMENTAL referirse a
los hechos históricos reales. Ella NO CUENTA LEYENDAS como símbolos de verdades
que van más allá de la historia, sino que se basa en la historia ocurrida (…). El factum
historicum no es para ella una clave simbólica (…). Et incarnatus est: con estas palabras
profesamos la entrada efectiva de Dios en la historia real. SI DEJAMOS DE LADO ESTA
HISTORIA LA FE QUEDA ELIMINADA Y TRANSFORMADA EN OTRA RELIGION.
Acá está la clave de la avalancha de escrituritas haciendo de el un libro de cuentos
simbólicos o consejas de viejos.
El método histórico-crítico –dice el Papa- es indispensable; se trata de una de las
dimensiones de la exégesis, pero no agota el contenido de la interpretación. Es importante
que se reconozcan los límites del método histórico crítico. El primer límite consiste en que
debe dejar la palabra en el pasado. En cuanto método histórico, busca los diversos hechos
desde el contexto del tiempo en que se formaron los textos. Intenta conocer con la mayor
exactitud el pasado para descubrir lo que el autor quiso decir.
El problema de la Critica Histórica de las Escrituras hoy es que los “eruditos” (Católicos y
Protestantes) no parten del deseo de esclarecer la Palabra de Dios a la luz de los
descubrimientos científicos en este campo, si no por lo contrario parten de la premisa de
buscar lo falso de las Escrituras y demostrarlo haciendo así un daño espiritual terrible en el
creyente.
Toda afirmación o testimonio histórico sugiere naturalmente dos cuestiones: ¿Tiene el
testigo en cuestión un conocimiento apropiado del hecho sobre el que es llamado a
testificar? Y si es así, ¿es completamente sincero en su manifestación? En la respuesta
imparcial a estas cuestiones está el grado de confianza que se de al testimonio y acá
comienza el problema pues estos estudiosos parten de la duda de los Documentos que
custodiamos por 2000 y de la Tradición que los confirma, confiando ellos en sus propios
prejuicios.
Dice el Santo Padre Benedicto una gran verdad cuando exclama “―A partir de resultados
aparentes de la exégesis científica se han escrito los peores y más destructivos libros de la
figura de Jesús, que desmantelan la fe”
Sigue diciendo el Santo Padre “Hay quienes someten a la Biblia ―a la visión moderna del
mundo, cuyo dogma fundamental es que Dios no puede actuar en la historia‖, por tanto, lo
que se dice es subjetivo. ―Entonces la Biblia ya no habla de Dios, del Dios vivo, sino que
hablamos sólo nosotros mismos y decidimos lo que Dios puede hacer y lo que nosotros
queremos o debemos hacer. Y el Anticristo nos dice entonces, con gran erudición, que una
exégesis que lee la Biblia en la perspectiva de la fe en el Dios vivo y, al hacerlo, le
escucha, es fundamentalista sólo su exégesis, la exégesis considerada auténticamente
científica, en la que Dios mismo no dice nada ni tiene nada que decir, está a la altura de los
tiempos” (Citas tomadas de Benedicto XVI en Jesús de Nazaret 1ª parte) que gran
sabiduría la de este Siervo de los siervos de Dios. Por eso el mundo y muchos mundanos
en la Iglesia no lo quisieron.
Otro grande del pensamiento católico, Scott Hahn dijo: “El historicismo es metodológico.
Empieza con la sospecha de que allí hay algo que no está bien. Es la tendencia a poner lo
histórico en la base de los hechos. Toda la sabiduría y todas las formas experimentales
posibles se ven en un contexto histórico cambiante. En lo religioso y teológico lleva al
escepticismo Ve el milagro como el resultado de un condicionamiento histórico de la gente.
El historicismo aplica el pensamiento hegeliano a todo acto trascendente de Dios” “―¡Si
Cristo es Dios tienes que partir de allí!‖
Aunque ha tenido antecesores La crítica histórica aplicada a la Biblia comenzó con el
racionalista judío Baruc Spinoza (1677) quien llegó a ser considerado “uno de los filósofos
más importantes, y ciertamente el más radical, del período moderno temprano”. Inspirado
por el estoicismo, el racionalismo judío, Maquiavelo, Hobbes, Descartes y una variedad de
pensadores religiosos heterodoxos de En su día, Spinoza se convirtió en una figura
filosófica destacada de la Edad de Oro holandesa hasta que fueron prohibidos y quemados
sus libros por herejes, no por la inquisición católica sino por la inquisición protestante.
Los Protestantes a menudo han atribuido en parte el declive de la fe cristiana (es decir,
menor asistencia a la iglesia, menos conversiones a la fe en Jesucristo, des
espiritualización de la Biblia, sincretismo de la filosofía y las Escrituras, etc.) en el mundo
occidental a las consecuencias de la alta crítica sobre todo de Alemania: la aceptación de
dogmas críticos superiores engendra representaciones conflictivas del cristianismo
protestante. En nuestra Iglesia esos mismos efectos surgieron cuando la Iglesia comenzó a
utilizar este tipo de método critico que tanto daño hizo a la Iglesia Protestante.
Uno de los campeones de esta disciplina, Strauss (1770-1856), con la publicación de su
obra: “Vida de Jesús”, en 1835, inicia un nuevo camino en este proceso basándose en la
teoría del mito.
Según él, para explicar la vida de Jesús y los Evangelios no hay que recurrir a lo
sobrenatural, como hacen los teólogos dogmáticos. Toda la narración de los Evangelios es
como la conclusión de una leyenda que se desenvuelve poco a poco. La vida de Jesús
está arraigada en el mito, es decir, en la expresión de una idea o creación de la
imaginación de un hecho que no ha ocurrido en sí. La figura de Jesús es una imagen
poética formada a partir de los que se decía en el A.T. sobre el Mesías prometido, Jesús es
un personaje idealizado, no es un Jesús realmente histórico.
Por lo tanto del ” Jesús real, sabemos muy poco, casi nada o nada”
Esta crítica destructiva e iconoclasta que surge dentro del mundo de la teología protestante
en estos tiempos modernos ha sido promovida por el llamado “Seminario de Jesús” (de
origen protestante en California) y se ha infiltrado en algunos sectores liberales de la
Iglesia.*
Según ellos (y esto es lo que ha infiltrado nuestros seminarios) ” Los evangelios no son
libros históricos en el sentido científico de la palabra, más bien son libros escritos por una
comunidad de creyentes que a la luz de los acontecimientos posteriores a la muerte de
Cristo Resurrección-Ascensión-Pentecostés.
Según ellos los evangelios son escritos desde la fe y por lo tanto ya no nos narran lo que
“realmente” ocurrió, sino lo que esa comunidad ha idealizado, mitificando las Escrituras, la
persona de Cristo y su obra de predicar el Reino de Dios.
Nuestra Iglesia enseña y dice que hay un solo Jesús, el que se encarnó, murió en la Cruz,
resucito al tercer días y ascendió a los cielos. Y que esto es lo que realizaron los Apóstoles
con su predicación y testimonio, su predicación desde el día de Pentecostés hasta nuestros
días. Testimonio de vida de la primitiva comunidad cristiana. Los evangelios son producto
de esta comunicación que recibieron los apóstoles de esta Buena Nueva que Cristo ha
traído al mundo y que la Iglesia ha custodiado por 2000 años.
Es más cuando se definieron los Libros de la Biblia en los Concilios de Roma y de Cartago
en el Siglo IV una de las premisas para aceptar el libro como Canónico era ‘QUE HUBIERA
SIDO ESCRITO POR LOS APOSTOLES O POR UN ALLEGADO QUE COPIARA SUS
MEMORIAS.
Estate atento a esta herejía que si no la has oído la vas a oír en algún momento.
Ya sabes, recuerda las palabras de Jesús:
San Lucas 21,8
“Y Él dijo: Mirad que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo:Yo soy el Cristo, y:
El tiempo está cerca. No los sigáis”
Y San Pablo:
Romanos 16:17-18
“Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en
contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos. Tales individuos no
sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios deseos. Con palabras suaves y lisonjeras
engañan a los ingenuos.”
1 Timoteo 6:3-5
“Si alguien enseña falsas doctrinas, apartándose de la sana enseñanza de nuestro Señor
Jesucristo y de la doctrina que se ciñe a la verdadera religión, es un obstinado que nada
entiende. Ese tal padece del afán enfermizo de provocar discusiones inútiles que generan
envidias, discordias, insultos, suspicacias y altercados entre personas de mente
depravada, carentes de la verdad. Este es de los que piensan que la religión es un medio
de obtener ganancias. “
Y San Juan:
1 Juan 4:1-3
“Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu,
sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos
falsos profetas. En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que
reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano es de Dios; todo profeta que no
reconoce a Jesús no es de Dios, sino del anticristo. Ustedes han oído que este viene; en
efecto, ya está en el mundo.”
Y San Pedro:
2 Pedro 2:1-3
“En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros
que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo
Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción. Muchos los seguirán en sus
prácticas vergonzosas, y por causa de ellos se difamará el camino de la verdad. Llevados
por la avaricia, estos maestros los explotarán a ustedes con palabras engañosas. Desde
hace mucho tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha.”
2 Pedro 2:17-19
“Estos individuos son fuentes sin agua, niebla empujada por la tormenta, para quienes está
reservada la más densa oscuridad. Pronunciando discursos arrogantes y sin sentido,
seducen con los instintos naturales desenfrenados a quienes apenas comienzan a
apartarse de los que viven en el error. Les prometen libertad, cuando ellos mismos son
esclavos de la corrupción, ya que cada uno es esclavo de aquello que lo ha dominado.”
Sin embargo, no debemos rechazar totalmente este método de investigación que si se usa
hábilmente puede rendir valiosos servicios. Además, debemos estar vigilantes contra
nuestras propias percepciones que nos tientan fácilmente a exagerar la fuerza de una
conclusión favorable a nuestras hipótesis.
Nota: * La meta del Seminario de Jesús es, supuestamente, el “separar los hechos
históricos de la mitología.” Esta meta fue originalmente declarada en el discurso inaugural
de Robert Funk, en la primera reunión de 30 “académicos” en Berkeley, California (marzo
1985):
Estamos a punto de embarcarnos en una empresa trascendental. Vamos simplemente a
buscar rigurosamente la voz de Jesús, buscar lo que en realidad dijo. En este proceso,
estaremos haciendo una pregunta que raya en lo sagrado, que hasta colinda con la
blasfemia para muchos en nuestra sociedad. Como consecuencia, el curso que debemos
seguir puede ser peligroso. Podremos muy bien provocar hostilidad. Pero comenzaremos,
a pesar de los peligros, porque somos profesionales, y porque el problema de Jesús está
allí para ser enfrentado, así como el Monte Everest enfrenta al equipo alpinista.
Desde esa primera reunión en 1985, el Seminario ha rechazado la resurrección de Jesús
de entre los muertos, el nacimiento a través de la virgen, todos los milagros encontrados en
los relatos de los evangelios, y más del 80% de las enseñanzas normalmente atribuidas a
Jesús. Todos estos registros bíblicos han sido rechazados porque miembros del Seminario
han determinado que son simplemente adiciones legendarias, sin ningún fundamento
histórico. Por ejemplo: Sólo dos palabras del Padre Nuestro sobreviven como auténticas:
“Padre Nuestro.”