Debemos tener cuidado como leemos la Biblia, es Palabra de Dios, pero encarnada en culturas y estructuras de cada tiempo, no puedes juzgar la mentalidad de hace tres mil años con la mentalidad del siglo XXI. La Biblia aborda ese tipo de cuestiones en cierta medida, indicando claramente que los pensamientos de Dios no son iguales que nuestros pensamientos, ni sus caminos son los mismos que los nuestros.
También, debemos recordar que los acontecimientos descritos en el antiguo testamento tuvieron lugar durante una etapa particular de la historia humana y hace tres mil o cuatro mil años. No quiere decir que hoy en día deberíamos usar cada relato como un ejemplo para imitar. La Biblia es a menudo descriptiva, no prescriptiva. Las instrucciones dadas específicamente a la nación de Israel hacen tres mil años deben ser entendidas como limitadas a esa época, lugar, contexto y forma de pensar.
Para nuestra generación contemporánea es difícil aceptar el hecho del juicio de Dios, es decir, que el juicio de Dios puede venir sobre una nación, sobre una familia y sobre un individuo. Jeremías había proclamado la Palabra del Señor por cuarenta años. Él había denunciado los pecados del pueblo y había llamado a esta gente al arrepentimiento. Dios había sido muy paciente con ellos, y esa misma paciencia los había engañado. Había permitido a los profetas falsos decir por un tiempo que las palabras de Jeremías no se habían cumplido. Pero en ese momento sus palabras y estaban cumpliendo y ya era demasiado tarde para arrepentirse. Dios es paciente con las personas y les permite continuar hasta que llega un momento en el que no hay remedio. Judá fue un notable ejemplo de esto. Dios les suplicó hasta último momento por medio de Jeremías. Ellos rechazaron a Dios y finalmente llegó el día en que Nabucodonosor arrasó la ciudad.
A la humanidad no le agrada escuchar que Dios va a juzgar. Resulta difícil para la gente creer que Dios alguna vez se enfada. Algunos tratan de decir que es el Dios del Antiguo Testamento el Dios de la ira y que el Nuevo Testamento presenta una imagen diferente de Dios. Permítanos decirle que hay más ira divina en el Nuevo Testamento que en el Antiguo. Usted puede leer en el capítulo 23:29, 33 del evangelio según San Mateo, por ejemplo y escuchar las terribles cosas anunciadas por el amable Señor Jesucristo. Dijo allí: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! . . . ¡Serpientes, generación de víboras, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno? Y después usted puede leer el libro de Apocalipsis, en el que se relata que las copas de ira son derramadas. Bueno, no hay nada parecido a esto en el Antiguo Testamento. Así es que no puede decirse que en el Antiguo Testamento tenemos a un Dios de ira, y en el Nuevo Testamento tenemos a un Dios de amor. Lo que sí podemos decir es que en cada época hay siempre un Dios de amor y un Dios de ira. Dios castiga el pecado. Usted siempre encontrará el juicio y la misericordia divinos uno al lado de la otra. El trono de Dios es un trono de gracia, un lugar para encontrar compasión, misericordia, pero, al mismo tiempo, ese mismo trono algún día juzgará a la tierra. EL hombre de hoy aun encuentra que esta verdad es difícil de aceptar.
Las leyes de Dios son inexorables y el juicio es respuesta para la desobediencia de las leyes. A los seres humanos les parece tan difícil entender esto en la esfera moral y espiritual, cuando resulta tan perfectamente evidente en la esfera natural.
También, los pueblos cananeos eran tan malvados y perversos, que esa es la razón por la cual Dios ordenó a Israel que los exterminaran de la tierra pues no tenían solución en su maldad e iban a corromper al Pueblo de Dios (como paso y causaron más muertes aún.
Sin embargo, aunque Dios algunas veces utilizó la guerra para traer justicia sobre estructuras políticas y sociedades enteras, esto no significa que juzgó a cada una de las personas que formaba parte de ese grupo. Los valores sociales que producen estos actos detestables fueron el blanco de las acciones de Dios. Desafortunadamente, algunas personas inocentes (que no participaron, pero permitieron) pagaron las consecuencias, pero lamentablemente, estas son las consecuencias de vivir en un mundo totalmente corrupto por la maldad humana.
¿¿Me sorprende grandemente el “escandalo” de los ateos ante un pasaje de hace miles de años y su pasividad ante la masacre de más de 60 millones de niños en el vientre de sus madres, no es esto una gran hipocresía??
Concluyendo, Dios también es retratado en el Antiguo Testamento como teniendo una tremenda compasión, gracia y paciencia. A menudo, Dios daba a las naciones malvadas (y a los malvados) varias generaciones para arrepentirse de sus fechorías antes de pasar su juicio, y extendió su misericordia para aquellos que sí lo hicieron (por ejemplo, la ciudad de Nínive en el libro de Jonás).
La ley que Dios entregó a Moisés también instruyó a los israelitas a ofrecer paz antes de atacar una ciudad. Incluso, Dios le dijo a Abraham que no destruiría las malvadas ciudades de Sodoma y Gomorra si tan sólo hubiera diez personas justas viviendo ahí. Y cuando Jesús vino a dar a conocer más plenamente el carácter y mensaje de Dios, él predicó sobre el amor y el perdón, y después había demostrado esos valores hacia sus propios enemigos.
Esto es realmente lo que está sucediendo en la cultura actual. Los humanos pecan y se ven atrapados. La gente es declarada culpable por un Dios Santo. Dios interviene y ofrece un medio de salvación para el castigo por el crimen (que es la muerte eterna), y hasta muere en lugar de ellos para que puedan tener vida eterna. Sin embargo, a pesar de todo esto, ¡los pecadores le dicen que no a Dios y luego proceden a echarle la culpa a Él de la situación en la que están! Simplemente no tiene sentido.
En resumen:
Evento/gente | ¿Pecaron? | ¿Dios les proporcionó justicia? | ¿Dios les proporcionó un medio para salvarse? |
La caída: Adán y Eva | Sí | Sí | Sí |
El diluvio | Sí | Sí | Sí |
Sodoma y Gomorra | Sí | Sí | Sí |
Los egipcios | Sí | Sí | Sí |
Los cananeos | Sí | Sí | Sí |
Los benjamitas | Sí | Sí | Sí |
Los no cristianos | Sí | Sí | Sí |
A la luz de esto, no se debería culpar a Dios, sino que los que fueron castigados por su pecado tienen la culpa. Dios proveyó un medio de salvación en cada uno de estos casos, a pesar de que Él no estaba obligado a hacerlo. Dios no debe ser culpado.
Curiosamente, las personas que dicen que Dios es cruel quieren justicia cuando son tratados injustamente; por ejemplo, si alguien les roba, les ataca, o les ofende de cualquier manera. Realmente tienen una doble moral.
Todos somos pecadores bajo la pena de muerte (Romanos 3:23). Pero se recalca que Dios ha provisto un medio de salvación en Cristo. Sería bueno que la gente se diera cuenta de que deben odiar el pecado (Romanos 12:9) y amar a Dios (Deuteronomio 6:5) que actúa con justicia contra el pecado (2 Tesalonicenses 1,5–10). Sin embargo, Él ofrece abundante misericordia a los que le aman (Éxodo 20:6; Deuteronomio 7:9; Efesios 2:4). Por favor, considérelo, si aún no lo ha hecho.
El tema de Dios y la guerra es complejo. Dios mismo en ocasiones se ve en conflicto cuando se enfrenta con la necesidad de ejercer justicia: “[Dios] Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor. El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.