QUE CREIAN LOS CRISTIANOS DE LOS TRES PRIMEROS SIGLOS SOBRE LA EUCARISTIA.
Carta a los Efesios, San Ignacio de Antioquia.
…partiendo de un mismo pan, que es medicina de inmortalidad, antídoto para no morir, sino vivir por
siempre en Cristo Jesús
Carta a los Filadelfios, San Ignacio de Antioquia.
Esforzaos, por lo tanto, por usar de una sola Eucaristía; pues una sola es la carne de Nuestro Señor
Jesucristo y uno sólo es el cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar, como un solo obispo junto con
el presbítero y con los diáconos consiervos míos; a fin de que cuanto hagáis, todo hagáis según Dios
Carta a los Romanos, San Ignacio de Antioquia.
No siento placer por la comida corruptible ni por los deleites de esta vida. El pan de Dios quiero, que es
la carne de Jesucristo, el del linaje de David; y por bebida quiero la sangre, de él, el cual es caridad
incorruptible
Carta a los de Esmirna
De la Eucaristía y de la oración se apartan [los docetas], porque no confiesan que la Eucaristía es la carne
de nuestro Salvador Jesucristo, la que padeció por nuestros pecados, la que por bondad resucitó el
Padre. Por tanto, los que contradicen al don de Dios litigando, se van muriendo. Mejor les fuera amar
para que también resucitasen.
Carta a los Esmirneos
Solo aquella Eucaristía ha de tenerse por válida, que se celebra bajo el obispo o aquel a quien él se lo
encargare…No es lícito sin el obispo ni bautizar ni celebrar ágapes.
San Justino:
San Justino, Apología primera.
- Este alimento se llama entre nosotros Eucaristía, del cual a ningún otro es lícito participar, sino al
que cree que nuestra doctrina es verdadera, y que ha sido purificado con el bautismo para perdón de
pecados y para regeneración, y que vive como Cristo enseñó. Porque estas cosas no las tomamos como
pan ordinario ni bebida ordinaria, sino que, así como por el Verbo de Dios, habiéndose encarnado
Jesucristo nuestro Salvador, tuvo carne y sangre para nuestra salvación, así también se nos ha enseñado
que el alimento eucaristizado mediante la palabra (verbo) de oración procedente de Él – alimento del
que nuestra sangre y nuestra carne se nutren con arreglo a nuestra transformación – es la carne y la
sangre de aquel Jesús que se encarnó. Pues los apóstoles, en los comentarios por ellos compuestos,
llamados evangelios, nos transmitieron lo que así les había sido transmitido: Que Jesús, habiendo
tomado el pan y dado gracias, dijo: Haces esto en memoria de mí; éste es mi cuerpo, y que solamente
hizo participantes a ellos. Lo cual también en los misterios de Mitra han enseñado a hacerlo los
malvados demonios, tomándolo pro imitación. Porque sabéis, o podéis saber, que cuando alguno es
iniciado en ellos, se ofrece un pan y un cáliz de agua y se añaden ciertos versos. - Nosotros, por tanto, después de esto recordamos siempre ya para adelante estas cosas entre
nosotros; y los que tenemos, socorremos a todos los abandonados, y siempre estamos unidos los unos
con los otros. Y por todas las cosas de las cuales nos alimentamos bendecimos al Creador de todo, por
medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Y el día llamado del sol se tiene una reunión en un
mismo sitio de todos los que habitan en las ciudades o en los campos, y se leen los comentarios de los
apóstoles o las escrituras de los profetas, mientras el tiempo lo permite. Luego, cuando el lector ha
acabado, el que preside exhorta e incita de palabra a la imitación de estas cosas excelsas. Después nos
levantamos todos a una y recitamos oraciones; y, como antes dijimos, cuando hemos terminado de orar,
se presenta pan y vino y agua, y el que preside eleva, según el poder que en él hay, oraciones e
igualmente acciones de gracias, y el pueblo aclama diciendo el Amén. Y se da y hace participante a cada
uno de las cosas eucaristizadas, y a los ausentes se les envía por medio de los diáconos.
Los ricos que quieren, cada uno según su voluntad, dan lo que les parece, y lo que se reúne se pone a
disposición del que preside y él socorre a los huérfanos y a als viudad y a los que por enfermedad o por
cualquier otra causa se hayan abandonados, y a los encarcelados, y a los peregrinos, y en una palabra, él
cuida de cuantos padecen necesidad. Y nos reunimos todos los día del sol, puesto que es el día primero
en el cual Dios, cambiando las tinieblas y la materia, creó el mundo, y Jesucristo, nuestro Salvador, en el
mismo día resucitó de entre los muertos. Pues un día antes del de Saturno lo crucificaron, y un día
después del de Saturno, el cual es el día del sol, se apareció a los apóstoles y discípulos y les enseñó
estas cosas que he propuesto a vuestra consideración.
San Justino, Diálogo con el judío Trifón.
116,1. Pero con objeto de explicaros la revelación de Jesucristo el Santo, vuelto a tomar la palabra [de
Zacarías] y digo que también aquella revelación se hizo para nosotros que creemos en Cristo, en este
Pontífice que fue crucificado…
- Pues como aquel Jesús, que es llamado sacerdote por el profeta, apareció llevando vestidos
manchados…, así nosotros, los que por el nombre de Jesús como un solo hombre hemos creído en el
Dios Hacedor de todas las cosas, habiéndonos despojado, por el nombre de su Hijo primogénito, de los
vestidos viejos manchados…, así nosotros, los que por el nombre de Jesús como un solo hombre hemos
creído en el Dios hacedor de todas las cosas, habiéndonos despojado, por el nombre de suyo Hijo
primogénito, de los vestidos viejos, es decir, de los pecados, inflamados por la palabra de su
llamamiento, somos la verdadera raza sacerdotal de Dios; según atestigua el mismo Dios al decir que en
todo lugar entre los gentiles hay quienes le ofrecen a él sacrificios agradables y puros [cf. Mal 1,11]
117,1. Pues de todos los sacrificios por medio de este nombre, los cuales ordenó Jesucristo que se
hicieran, a saber, en la Eucaristía del pan y del cáliz, sacrificios que hacen los cristianos en todos los
lugares de la tierra, ya que de antemano testifica Dios que le son agradables. En cambio rechaza los que
hacéis vosotros, y por medio de aquellos vuestros sacerdotes, diciendo: Y vuestros sacrificios no
aceptaré de vuestras manos: pues desde la salida del sol hasta su ocaso mi nombre es glorificado, dice,
entre las gentes, mientras que vosotros lo profanáis [Mal 1,10ss]
San Ireneo. Contra las herejías. L.4 c.17 n.5.(HARVEY, 2,197-200; MG 7M1023s).
Pero dando también a los discípulos el consejo de ofrecer las primitas de sus criaturas a Dios, no como si
las necesitase Él, sino para que ellos mismos no sean infructuosos ni ingratos, tomó el pan que es algo
de la creación, y dio gracias diciendo: “Este es mi cuerpo”. Y de la misma manera afirmó que el cáliz, que
es de nuestra creación terrena, era su sangre; y enseñó la nueva oblación del Nuevo Testamento, la cual,
recibiéndola de los apóstoles la Iglesia, ofrece en todo el mundo a Dios, que nos da los alimentos
primitas de sus dones en el Nuevo Testamento; acerca de lo cual Malaquías, en los doce profetas
[menores]
, profetizó así: En efecto mío no está hacia vosotros, dice el Señor Omnipotente, y no aceptaré
de vuestras manos sacrificio. Porque desde el levante a poniente es glorificado mi nombre entre las
gentes y en todo lugar se ofrece incienso a mi nombre, y un sacrificio puro, pues grande es mi nombre
entre las naciones, dice el Señor Omnipotente. Significando manifiestamente por esto que el pueblo
anterior cesará de ofrecer a Dios; porque en todo lugar se ofrecerá sacrificio a Él, y éste será puro; y su
nombre es glorificado entre las gentes.
San Ireneo. Contra las herejías. L.4 c.18 n4s ( HARVEY , 2,204-208; para el n.5: HOLL, 61s; MG 7,1027ss).
- ¿Cómo, pues, les constará que ese pan, en el que han sido dadas las gracias, es el cuerpo de su Señor,
y el cáliz de su sangre, sino dicen que è es Hijo del Hacedor del mundo, esto es, su Verbo, por el cual el
leño fructifica, y las fuentes manan, y la tierra da primero tallo, después espiga y finalmente trigo pleno
en la espiga? - ¿Y cómo dicen también que la carne se corrompe y no participa de la vida, que es alimentada por el
cuerpo y sangre del Señor? Por lo tanto, o cambien de parecer o dejen de ofrecer las cosas dichas. Para
nosotros en cambio, la creencia concuerda con la Eucaristía, y la Eucaristía, a su vez, confirma la
creencia. Pues le ofrecemos a Él sus propias cosas, proclamando concordemente la comunión y la unión
de la carne y del espíritu. Porque así como el pan que es de la tierra, recibiendo la invocación de Dios ya
no es pan ordinario sino Eucaristía, constituida por dos elementos terreno y celestial, así también
nuestros cuerpos, recibiendo la Eucaristía, no son corruptibles sino que poseen la esperanza de la
resurrección para siempre.
San Ireneo. Contra las herejías. L.4 c.33 n.2 (HARVEY, 2,257; MG 7,1073 A-B).
Y examinará [el discípulo verdaderamente espiritual] verdaderamente la doctrina de Marción, cómo
entiende que hay dos dioses, separados entre sí por infinita distancia…¡Y cómo si el Señor es hijo de otro
Padre [distinto del Creador], procedía justamente cuando, tomando el pan de esta nuestra creación,
confesaba ser su cuerpo, y la mezcla ser cáliz afirmó ser su sangre?
San Ireneo. Contra las herejías.
- Y son vanos por completo los que desprecian todo el orden divino y niegan la salvación de la carne y
desdeñan su regeneración, diciendo que no es capaz de incorruptibilidad. Pero si ésta [la carne] no se
salva, entonces ni el Señor nos ha redimido con su sangre, si el cáliz de la Eucaristía es participación de
su sangre; ni el pan que partimos es participación de su cuerpo. Porque la sangre no procede sino de las
venas y de la carne y de la restante substancia humana, de la cual verdaderamente hecho el Verbo de
Dios, nos redimió con su sangre. Como lo dice también su Apóstol: en el cual tenemos por su sangre,
redención, la remisión de los pecados.
Porque somos miembros suyos y alimentados por medio de la creación, y nos brinda la creación,
haciendo salir su sol y llover, como quiere, aseguró que aquel cáliz de la creación es su propia sangre,
con la cual aumenta nuestra sangre, y reafirmó que aquel pan de la creación es su cuerpo, con el cual
incremente nuestros cuerpos.
- Cuando, pues, el cáliz mezclado y el que ha llegado a ser pan reciben el Verbo de Dios y se hacen
Eucaristía, cuerpo de Cristo, con las cuales la substancia de nuestra carne se aumenta y se va
constituyendo, ¿Cómo dicen que la carne no es capaz del don de Dios que es la vida eterna, la carne
alimentada con el cuerpo y la sangre del Señor, y hecha miembro de Él?
Como dice el bienaventurado Apóstol en la carta a los Efesios: Porque somos miembros de su cuerpo, de
su carne y de sus huesos; y esto no lo dice de un hombre pneumático [espiritual] e invisible, porque el
espíritu no tiene huesos ni carne, sino del organismo verdaderamente humano que consta de carne,
nervios y huesos, y el cual se alimenta de su cáliz, que es su sangre, y aumenta con el pan, que es su
cuerpo. Y a la manera que el mugrón de la vid metido en la tierra produjo fruto a su tiempo, y el grano
de trigo caldo en la tierra y deshecho se levantó multiplicando por el Espíritu de Dios que todo lo
contiene; y después por la Sabiduría de Dios llegaron a ser de utilidad para los hombres, y recibiendo la
palabra de Dios llegan a ser Eucaristía, que es cuerpo y sangre de Cristo, así también nuestros cuerpos,
alimentados con ella y colocados en la tierra y deshechos en ella resucitarán a su tiempo,
concediéndoles la resurrección del Verbo de Dios para gloria de Dios Padre.
Tertuliano aunque no es Padre de la Iglesia y se hizo apostata tambien creia en la Eucaristia, el
fragmento que usan de el esta manipulado por un tal Sepia que es un hombre lleno de odios a la Iglesia
y poco honesto:
Tertuliano, Contra Marciòn L.4 c.40 (Kroymann, 559ss; OEHLER, 2,267s, ML 2,460 A – 462A).
“…Con gran deseo he deseado comer la pascua con vosotros antes de padecer ¡Oh destructor de la ley
que anhelaba observar aun la pascua!, de seguro que le deleitaría por la carne del cordero judío. ¿O es
que era él, el que teniendo que ser llevado al sacrificio como una oveja, y que como una oveja ante el
que la trasquila, no había de abrir su boca, deseaba realizar la figura de su sangre salvadora? Podía
también ser entregado por cualquier extraño para que no dijera yo que también en esto el salmo estaba
cumplido: El que come pan conmigo levantará contra mí su pie…Pero esto hubiera sido propio de otro
Cristo, no del que realizaba las profecías…
Habiendo declarado, pues, que Él con grandes ansias había deseado comer la pascua, como suya, pues
es indigno que Dios desee algo ajeno, habiendo tomado el pan y distribuido a los discípulos lo hizo su
cuerpo diciendo: Este es mi cuerpo, es decir, “figura de mi cuerpo”.Pero no hubiera sido figura, sino
fuera cuerpo verdadero. Por lo demàs, una cosa vana como es un fantasma no podía contener la figura.
O si por esto al pan hizo su cuerpo, porque carecìa de cuerpo verdadero, luego debiò entregar por
nostros al pan. ¡Hacìa, para la vaciedad de Marción, que fuera cruficificado el pan, y no màs bien al
melón que Marción tuvo en vez de corazón? No entendiendo que es antigua esta figura del cuerpo de
Cristo, que dice por Jeremías: Urgían tramas contra mí, diciendo: Venid, echemos una astilla en su pan,
es decir, la cruz en su cuerpo. Así pues, el que ilumina las antiguas figuras, al llamar al pan cuerpo suyo,
declaró suficientemente que quiso significar entonces el pan. Y así en la conmemoración del cáliz,
constituyendo el testamento sellado con su sangre, confirmó la substancia de su cuerpo. Porque la
sangre no puede ser de cuerpo alguno que no sea de carne. Porque si alguna propiedad no carnal del
cuerpo se nos opone, ciertamente si no es carnal no tendrá sangre. Así la prueba de la realidad del
cuerpo se confirmará por el testimonio de la carne, y la prueba de la realidad de la carne por el
testimonio de la sangre. Y para que reconozcas la antigua figura de la sangre en el vino, Isaías
dice…Mucho más manifiestamente el Génesis, en la bendición de Judá, de cuya tribu había de provenir
el origen de la carne de Cristo, ya entonces bosquejada a Cristo en Judá: Lavará, dijo, en vino su vestido,
y en sangre de uvas su manto, significando la estola y el manto la carne y el vino la sangre. Así ahora
consagró su sangre en el vino, el que entonces hizo al vino figura de su sangre…..”
Clemente de Alejandría.
“Es, pues, necesario que ambos se pruebe a sí mismos: el uno para ver si es digno de decir y dejar
comentarios, el otro para ver si es tan justo que pueda escuchar y leer; así como también los que, según
es costumbre, reparten la Eucaristía, van permitiendo a cada uno del pueblo tomar la parte
correspondiente.”
Clemente de Alejandría. Stromata. L.1 c.19(STAEHLIN, 2, 61,26-62,1; MG 8,813 A).
“Y a los privados de inteligencia recomiendo diciendo, así habla la Sabiduría manifiestamente
refiriéndose a los que andan entre las herejías, tomad a hurtadillas gustosamente los panes y la dulce
agua robada [Prov 9,16s]; designando con claridad el pan y el agua, no en otras herejías, sino en aquellas
que, contra la regla de la Iglesia, emplean pan y agua en la oblación; pues hay también quienes
eucaristizan el agua sola [no mezclada con vino]”
Clemente de Alejandría. Stromata. L.4 c.25 (STAEHLIN, 2, 319,22-320-1; mg 8,1369 B).
Pues Salem se interpreta paz, de la cual paz es descrito como rey nuestro Salvador, de quien dice
Moisés: Melquicedec, rey de Salem, el sacerdote del Dios Altísimo [Gen 14,18]; éste dio el pan y el vino
como alimento santificado en figura [tipo] de la Eucaristía.
Clemente de Alejandría.
Yo [el Salvador] soy tu sustentador, que me he dado a mí mismo [como] pan, del cual quien ha gustado
no hace ya más experiencia de la muerte, y que mehe dado a mi mismo [como] bebida de inmortalidad.
San Hipólito. Segmentos exegéticos. Gem 38,19 (ACHELIS, 96; fragmento árabe).
“Después que Judá había estado con ella [cf. Gen 38,16ss], le dio a ella una prenda, a saber: tres cosas,
el anillo de sellar, el cordón y el báculo que llevaba él en la mano: éstas eran las prendas de que él había
estado con ella. De la misma manera Cristo ha regalado a su Iglesia tres cosas, a saber, su cuerpo, su
sangre y el bautismo. Y si Tamar fue salvada por tres cosas, a saber, por el anillo, el cordón y el báculo,
así la santa Iglesia por tres cosas, por la profesión de fe, por el cuerpo y por la sangre fue igualmente
salvada de la idolatría, y eligió asimismo para sus hijos la salvación de la mundanidad por medio de
Cristo: y nosotros recibimos su cuerpo y su sangre, pues Él es la prenda de la vida eterna para todo aquel
que con humildad se acerca a Él.”
San Hipólito. Comentario a Daniel. L.4. n.35 (LEFEVRE, 334; BONWETSCH: GChS 278,11-17; 280,1-4).
“…Después dice: Después de las sesenta y dos semanas habrán pasado los tiempos…Él hará el
Testamento para muchos durante una semana; y en medio de la semana será quitado el sacrificio y la
libación sacrificial; y sobre el santuario, una abominación desoladora [cf. Dan 9,26s]. Así, pues, una vez
cumplidas las sesenta y dos semanas y una vez venido Cristo y predicado el evangelio en todas partes,
cuando los tiempos estarán cumplidos, será dejada una semana, la última,; en la cual aparecerán Elías y
Enoc. Y en medio de ella vendrá la abominación desoladora [Dan 9,27], el anticristo, que anunciará al
mundo la devastación. Después que él haya venido, será quitado el sacrificio y la libación sacrificial, los
cuales son ahora ofrecidos a Dios por las gentes en todas partes [cf. Mal 1,11].
San Hipólito. Sobre los dos ladrones. (ACHELIS: GChS 211; MG 83,285 A: TEODORETO, Eranistes, diálogo
3)
“Ambas cosas proporcionó al mundo el cuerpo del Señor, sangre sagrada y agua santa”.
San Hipólito. Tradición Apostólica (DIX; FUNK, 115s; BOTTE, 66s).
“Cada fiel procure tomar la Eucaristía, antes que haya probado ninguna otra cosa. Pues si es fiel en
tomarla, aunque se le dé veneno mortal, no tendrá [el veneno] poder sobre él. Todos eviten con
diligencia que el infiel coma de la Eucaristía o que [lo hagan] los ratones u otro algún animal, [y eviten
que] ninguna otra cosa en absoluto caiga en la Eucaristía y que perezca. Es el cuerpo de Cristo,
del cual todos los fieles se alimentan, y no debe de ser despreciado…”
Orígenes. Sobre el Exodo. Homilía 13,3
“Conocéis vosotros, los que soléis asistir a los divinos misterios, cómo cuando recibís el cuerpo del
Señor, lo guardáis con toda cautela y veneración, para que no se caiga ni un poco de él, ni desaparezca
algo del don consagrado. Pues os creéis reos, y rectamente por cierto, si se pierde algo de él por
negligencia. Y si empleáis, y con recta razón, tanta cautela para conservar su cuerpo, ¿Cómo juzgáis cosa
menos impía haber descuidado su palabra que su cuerpo.”
Orígenes. Sobre los Números. Homilía 7,2 (BAEHRENS: GChS 30, Origenes Werke 7,39s; MG 12,613 C)
“Antes, el bautismo estuvo en enigma en la nube y en el mar; ahora la regeneración está claramente en
el agua y en el Espíritu Santo. Entonces el maná era alimento en enigma, ahora claramente la carne del
Verbo de Dios es verdadero alimento, como Él mismo dice: Mi carne verdaderamente es comida y mi
sangre verdaderamente es bebida”
Orígenes. Sobre Jeremías. Homilía 19,13 (E. KLOSTERMANN: GChS, Origenes Werke 3,169,30-33: MG
13,489 C. aquí es la homilía 18)
“…Si subes, pues, con Él para celebrar la pascua, te dará el cáliz del Nuevo testamento; te dará también
el pan de la bendición, te concederá su cuerpo y su sangre”
Orígenes. Sobre Ezequiel 7,22 (MG 13,793 B).
“Y entrarán en ellas [las cosas escogidas del mundo] sin consideración [Ez 7,22 según los LXX; cf. V.20
también según los LXX]…Así ha de decirse que entra sin consideración en las cosas santas de la Iglesia, si
uno, después del acto conyugal, indiferente a la impureza que en sí ha contraído, consiente en orar
sobre el pan de la Eucaristía, pues este tal profana las cosas santas y lleva a cabo una acción
descompuesta.
Orígenes. Sobre el Salmo 37. Homilía 2,6 (MG 12,1386 D)
“¿No temes comulgar el cuerpo de Cristo, al acercarte a la Eucaristía como si fueras limpio y puro, y
como puedes huir el juicio de Dios? ¿No recuerdas aquello que está escrito: que por esto hay entre
vosotros muchos débiles y enfermos y muchos que mueren?. ¿Por qué muchos débiles? Porque no se
juzgan a sí mismos, ni se examinan, ni entienden qué es participar de la Iglesia, ni qué acercarse a
tantos y tan eximios sacramentos. Padecen aquello que suelen padecer los que tienen fiebre, cuando se
atreven a comer los manjares de los sanos, a saber, que a sí mismos se acarrean la ruina.”
Orígenes. Contra Celso. L.8. c33 (P. LOETSCHAU: GChS Origenes Werke 2,249,4-9; MG 11,1566 C).
Y Celso, por esa causa, como hombre que desconoce a Dios, de sus hacimientos de gracias a los
demonios; nosotros, por el contrario, dando gracias al Creador de todo, comemos los panes ofrecidos
con la acción de gracias y la oración sobre los dones recibido, hechos por la oración un cierto cuerpo
santo y santificador de los que se sirven de él con sano propósito.
Orígenes. Serie de comentarios. 82 (KLOSERMANN: GChS 38, Orígenes Werke 1,194, MG 13,1732 B).
[Mt 26,23]… Y si puedes entender la mesa espiritual y el alimento espiritual y la cena del Señor, de todo
lo cual se había dignado Cristo hacerle participe [a Judas], verás todavía más la grandeza de su maldad,
pues que entregó al Salvador, maestro y a la vez alimento de la divina mesa y del cáliz (y esto en el día
de la pascua), sin acordarse en los bienes corporales del amor del maestro ni en los espirituales de su
doctrina, repartida siempre sin envidia. Como éste son en la Iglesia todos aquellos que ponen
asechanzas a sus hermanos, con los cuales frecuentemente estuvieron juntos en la misma mesa del
cuerpo de Cristo y en el mismo cáliz de su sangre.
Orígenes. Sobre el Exodo. Homilía 13,3 (W.A. BAEHRENS: GChS 29, Orígenes Werke 6,274; MG 12,391 A-
B).
“Conocéis vosotros, los que soléis asistir a los divinos misterios, cómo cuando recibís el cuerpo del
Señor, lo guardáis con toda cautela y veneración, para que no se caiga ni un poco de él, ni desaparezca
algo del don consagrado. Pues os creéis reos, y rectamente por cierto, si se pierde algo de él por
negligencia. Y si empleáis, y con recta razón, tanta cautela para conservar su cuerpo, ¿Cómo juzgáis cosa
menos impía haber descuidado su palabra que su cuerpo.”
Orígenes. Sobre los Números. Homilía 7,2 (BAEHRENS: GChS 30, Origenes Werke 7,39s; MG 12,613 C)
“Antes, el bautismo estuvo en enigma en la nube y en el mar; ahora la regeneración está claramente en
el agua y en el Espíritu Santo. Entonces el maná era alimento en enigma, ahora claramente la carne del
Verbo de Dios es verdadero alimento, como Él mismo dice: Mi carne verdaderamente es comida y mi
sangre verdaderamente es bebida”
Orígenes. Sobre Jeremías. Homilía 19,13 (E. KLOSTERMANN: GChS, Origenes Werke 3,169,30-33: MG
13,489 C. aquí es la homilía 18)
“…Si subes, pues, con Él para celebrar la pascua, te dará el cáliz del Nuevo testamento; te dará también
el pan de la bendición, te concederá su cuerpo y su sangre”
Orígenes. Sobre Ezequiel 7,22
“Y entrarán en ellas [las cosas escogidas del mundo] sin consideración [Ez 7,22 según los LXX; cf. V.20
también según los LXX]…Así ha de decirse que entra sin consideración en las cosas santas de la Iglesia, si
uno, después del acto conyugal, indiferente a la impureza que en sí ha contraído, consiente en orar
sobre el pan de la Eucaristía, pues este tal profana las cosas santas y lleva a cabo una acción
descompuesta.
Orígenes. Sobre el Salmo 37. Homilía 2,6 (MG 12,1386 D)
“¿No temes comulgar el cuerpo de Cristo, al acercarte a la Eucaristía como si fueras limpio y puro, y
como puedes huir el juicio de Dios? ¿No recuerdas aquello que está escrito: que por esto hay entre
vosotros muchos débiles y enfermos y muchos que mueren?. ¿Por qué muchos débiles? Porque no se
juzgan a sí mismos, ni se examinan, ni entienden qué es participar de la Iglesia, ni qué acercarse a
tantos y tan eximios sacramentos. Padecen aquello que suelen padecer los que tienen fiebre, cuando se
atreven a comer los manjares de los sanos, a saber, que a sí mismos se acarrean la ruina.”
Orígenes. Contra Celso. L.8. c33
Y Celso, por esa causa, como hombre que desconoce a Dios, de sus hacimientos de gracias a los
demonios; nosotros, por el contrario, dando gracias al Creador de todo, comemos los panes ofrecidos
con la acción de gracias y la oración sobre los dones recibido, hechos por la oración un cierto cuerpo
santo y santificador de los que se sirven de él con sano propósito.
Orígenes. Serie de comentarios. 82 (KLOSERMANN: GChS 38, Orígenes Werke 1,194, MG 13,1732 B).
[Mt 26,23]… Y si puedes entender la mesa espiritual y el alimento espiritual y la cena del Señor, de todo
lo cual se había dignado Cristo hacerle participe [a Judas], verás todavía más la grandeza de su maldad,
pues que entregó al Salvador, maestro y a la vez alimento de la divina mesa y del cáliz (y esto en el día
de la pascua), sin acordarse en los bienes corporales del amor del maestro ni en los espirituales de su
doctrina, repartida siempre sin envidia. Como éste son en la Iglesia todos aquellos que ponen
asechanzas a sus hermanos, con los cuales frecuentemente estuvieron juntos en la misma mesa del
cuerpo de Cristo y en el mismo cáliz de su sangre.
Firmiliano. Extractos Carta 75 n.10.21:
“…Por lo demás, cuán gran delito es el de quienes son admitidos o el de quienes admiten a tocar el
cuerpo y sangre del Señor, no habiendo lavado sus manchas por el bautismo de la Iglesia ni habiendo
depuesto sus pecados, habiendo usurpado temerariamente la comunión, siendo así que está escrito:
Quien quiera que comiera el pan o bebiera el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la
sangre del Señor”
San Agustin
Homilía de San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y Doctor de la Iglesia.
Sed lo que veis, y recibid lo que sois.
Lo que veis en el altar de Dios…, es el pan y el cáliz: es lo que os enseñan vuestros ojos. Pero lo que
vuestra fe tiene que aprender, es que ese pan es el cuerpo de Cristo, que ese cáliz es la sangre de Cristo.
Estas pocas palabras pueden ser suficientes para vuestra fe; pero la fe quiere instruiros… ¿Cómo es
posible que este pan sea su cuerpo, y que este cáliz, o, más bien, su contenido, sea su sangre?
Hermanos, esto es lo que llamamos los sacramentos: expresan otra cosa que lo que aparece ante
nuestros ojos. Lo que nosotros vemos es una apariencia material, mientras que lo que nosotros
comprendemos es un fruto espiritual. Si queréis entender lo que es el cuerpo de Cristo, escuchad al
apóstol Pablo, que dijo a los fieles: «Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro» (1Co
12, 27). Así pues, si vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros, lo que se encuentra en la mesa del
Señor es el símbolo de lo que sois, y es vuestro misterio lo que vosotros recibís. Vosotros respondéis:
«Amén» a lo que sois, y por medio de esta respuesta, vosotros lo aceptáis. Os dicen: «El cuerpo de
Cristo», y vosotros respondéis: «Amén». Por tanto, sed miembros del cuerpo de Cristo, para que este
amén sea verídico.
¿Por qué está el cuerpo en el pan? No digamos tampoco aquí nada y escuchemos una vez más al apóstol
que, hablando de este sacramento, nos dijo: «Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos,
formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1Co 10, 17). Comprended esto y
alegraos: ¡unidad, verdad, devoción, caridad! «Un solo pan»: ¿qué es este pan único? «Nosotros, siendo
muchos, formamos un solo cuerpo». Recordad que no se hace el pan con un solo grano de trigo, sino
con muchos… Sed, por tanto, lo que veis, y recibid lo que sois