Ante todo, que hace surgir este comentario? El fin del mundo? No, el Templo:
“1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.” San Mateo 24
Este versículo nos habla claramente que Jesús va a hablar de dos cosas diferentes: el fin del Templo y el fin del mundo.
El Versículo 15 nos dice bien claro que esto está dirigido a los que viven en Judea, no a nosotros:
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.”
Jesús claramente está haciendo un paralelo por eso dice en el versículo 5 “5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Y en el versículo 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Porque esta repetición? Les está dando un consejo a los Apóstoles (Vs 5) y otro a nosotros (vs24) de dos hechos tremendos y paralelos. El fin del mundo Judío (que no fue una catástrofe mundial, sino generacional) y la de nosotros que será igual, el fin de un estado de cosas.
Generación viene de la palabra «Genea» y del hebreo «Dor», que significa las líneas de descendencia de un antepasado. Y también se refiere a un círculo o ciclo de vida, desde el nacimiento de una persona hasta el nacimiento de los hijos de esta.
Al comprender el significado de Generación, podemos darnos cuenta que hay un ciclo de personas que tendrán que ser testigos de los acontecimientos descritos en el monte de los Olivos, el lugar en donde Jesús ofreció muchas profecías.
Para entender esto la Higuera es muy importante. Esa generación conocía la Higuera como signo, nosotros no. Así dice:
32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y
brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33 Así
también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas.
34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
Jesús a sus discípulos le dice claro lo del Templo lo verán ustedes “ESTA GENERACION” su generación, la generación de los apóstoles
Algunas personas señalan que Jesús dijo que “el Evangelio seria predicado a todas las naciones y que eso no ocurrió en ese momento”
La profecía de Jesús que se cumplió al pie de la letra 40 años después, es decir, en el año 70, cuando los romanos destruyeron Jerusalén y el templo, no quedando piedra sobre piedra. ESA FUE LA GENERACIÓN QUE VIO LA DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO DE JERUSALÉN.
No obstante, el Nuevo Testamento corrige esta perspectiva. Para comienzos de la década de 60 d.C., Pablo escribió que “la palabra verdadera del evangelio…ha llegado…a todo el mundo” (Colosenses 1:5-6) y “se predica en toda la creación que está debajo del cielo” (1:23; cf. Romanos 1:8). Realmente, a pesar de todos los avances modernos, nosotros no hemos logrado lo que los cristianos del primer siglo lograron: la predicación del Evangelio a todo el mundo conocido.
Jesús hablaba de esa generación de su época, y no de una generación lejana en el futuro
Ahora bien, el día y la hora de la venida gloriosa de Cristo, mencionada en Mateo 24:36, NO FORMA PARTE DE ESA GENERACIÓN, por la sencilla razón de que Jesús dijo que del día y la hora nadie lo sabe, ni el Hijo, sino solo el Padre, o dicho en otras palabras, la destrucción de Jerusalén y el templo ocurriría dentro de esa generación de la época de Jesús, sin embargo, la venida gloriosa de Cristo ocurrirá en el futuro, y no sabemos el día ni la hora.
Adicionalmente, se puede deducir algunos hechos interesantes de este enunciado según su relación a ambos eventos abordados en el capítulo: (1) Los discípulos no debían maravillarse de que un día el esplendor del templo llegara a su fin; en el fondo, toda la Tierra también experimentaría su fin (cf. 2 Pedro 3:10-11). (2) Así como la palabra de Jesús era la garantía de la destrucción de Jerusalén y su templo, Su misma palabra garantizaba Su predicción subsiguiente en cuanto a Su Segunda Venida y el tiempo del fin. (3) Si el juicio divino sobre Jerusalén y su templo (vs. 30) demandaba preparación y perseverancia diligente (vss. 13,33), entonces el juicio divino, universal y final (vss. 37-29; 25:31-46) demanda mayor diligencia y perseverancia (vss. 42-51; 25:1-30).
Así lo entendieron todas las generaciones de los Padres de la Iglesia, así lo entiende la Iglesia siguiendo su Doctrina Apostólica y no doctrina de hombres modernos alejados del conocimiento legado por los Apóstoles.
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