Las órdenes que Jesús dio a sus discípulos, en la Iglesia Católica se conoce con el nombre de Sacramentos, en algunas de las Iglesias de la Reforma se les conoce como ordenanzas.
El vocablo sacramento proviene del latín sacramentum, con el cual en las traducciones más tempranas del griego al latín se buscó traducir el griego mystērion (μυστήριον).
La palabra sacramentum es una derivación del verbo sacrare (‘hacer santo’) mediante el sufijo “mentum” (instrumental, “medio para”), esto es, sacramentum equivale gramaticalmente a ‘instrumento para hacer santo’. Este vocablo también se usaba a la llegada del cristianismo a Roma para designar un juramento de los soldados romanos de servicio incondicional al ejército imperial.
En cuanto a mystērion, refiere a lo que hoy en día llamamos con la palabra ‘misterio’ o con ‘místico’. El griego bíblico, hace referencia a “lo que, estando fuera de la comprensión natural, puede ser conocido solo por revelación divina”.
El término de “sacramento” viene de la palabra, “juramento”, y es la forma “misteriosa” e incomprensible en el cual el cristiano, por promesa de Dios recibe la gracia ( esto por mediación de Cristo que se donó a sí mismo para santificar a la Iglesia) no solo a hacerla una congregación de creyentes, sino una asamblea donde se reúnen estos para ser santificados por iniciativa de Dios. Una congregación de creyentes que no solo se reúna para seguir a Cristo, sino que busquen la santidad.
Ef 5,25-27… “así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a si mismo por ella, a fin de santificarla por el baño de purificación en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a si mismo, sin que tenga mancha ni arruga, sino que sea santa”…
Los sacramentos vienen del mismo Evangelio de Jesucristo que se resume en el mandato de ser santos y perfectos, como Santo es Dios (Mt 5,48), pues de otra manera no podremos entrar en la presencia de Dios en el cielo (Hb 12,14). Los sacramentos de la Iglesia, son desde el comienzo, los medios para tener al máximo una mejor vida cristiana.
– Sacramento del Bautismo, es el sacramento de la iniciación cristiana, pues es el nuevo nacimiento a la vida en Cristo. (Jn 3,5-6).
– Sacramento de la Confirmación, esta orden, no es explicita en los evangelios, más sin embargo, en la Iglesia representa la confirmación del ser cristiano, en la que por medio de la imposición de las manos, recibe una nueva efusión del Espíritu Santo el cual lo unge en Cristo en un nuevo Pentecostés. Este sacramento se daba sólo a los que ya habían sido bautizados (Hch 8,14-17).
– Sacramento del Orden Sacerdotal, con el fin de tener más hombres al servicio de la Iglesia, los apóstoles conferían los dones que tenían y formaban nuevos presbíteros, estos al recibir la imposición de las manos, eran ungidos como pastores de la Iglesia. (Hch 20,17-28) (1 Ped 5,1-11) (2 Tim 1,6-7) (Tit 1,5) (1 Tim 5,22) (Tit 1,5-7).
– Sacramento de la confesión, este sacramento fue instituido por Cristo explícitamente con el fin de establecer un medio por el cual podamos pedir perdón a Dios y a los hermanos. El reconocer nuestros pecados, lleva por el buen camino de la santidad, sobre todo cuando se tiene la enmienda de no volverlos a cometer, la confesión de los pecados nos hace participar de la redención que Jesús nos ha ganado en la Cruz. (Jn 20,21-23) (1 Jn 1,7-2,2).
– Sacramento del Matrimonio, Jesús elevó el Matrimonio a la mayor dignidad, pues sólo en la Iglesia Católica se casa el hombre una sola vez con el sello del Espíritu Santo. Una vez casado, ya no se puede deshacer el matrimonio, sólo en casos especiales que de verdad no se hubiera recibido el sacramento por haber existido algún impedimento anterior. Hoy en día muy pocos entienden lo que significa el matrimonio Católico pues es la mayor semejanza de Cristo con la Iglesia, Inseparable y de llevarse a la perfección, pues esto es para toda la vida, y sobre todo, la Iglesia no permitirá el uso de anticonceptivos, que solo degradan la dignidad de los esposos. (Mt 19,6-9) (Mt 5,32) (1 Co 7,10).
– Sacramento de la Unción de los enfermos, también conocido como sacramento de sanación, tampoco se encuentra explícitamente instituido por Jesús, pero era una práctica de la Iglesia con el fin de dar sanación o una muerte más digna en el Señor a los enfermos. los resultados de este sacramento para enfermos han sido sorprendentes, pues muchísimos desahuciados han recobrado el vigor. (Stg 5,14) (Mc 6,13).
– Sacramento de la Eucaristía, se instituyó en la última cena. Jesús da una orden a sus discípulos: Haced esto en Memoria mía, esto con el fin de que después de su sacrificio hecho una vez y para siempre, siga la continuación de la pascua, pues el cordero ya está sacrificado, ahora hay que comerlo, Jesús instituyó la fracción del pan para que mientras exista el pecado en el mundo, su cruz siga levantada con un solo sacrificio perfecto (Lc 22,19) (Hch 2,42).
Como podrás darte cuenta, los sacramentos son para vivir la plenitud del cristianismo, elevando la dignidad del hombre y conducirlo a la santidad que viene de Dios. Los sacramentos son vida sobrenatural, semejante a la vida natural que llevamos, pues nacemos (Bautismo) crecemos (Confirmación) Comemos (Eucaristía) Nos reproducimos (Matrimonio) nos enfermamos (Unción de los Enfermos) cometemos errores y nos arrepentimos (Confesión) y también algunos que trabajan a favor en esa vida sobrenatural (Orden sacerdotal). Quien participa de esta vida no me dejará mentir cuando me atrevo a decir que lleva una vida más digna en el Señor.
Pero dicen los cristianos separados que los sacramentos no salvan.
Debemos de aclarar que quien salva es Cristo que se ha entregado de esta manera por la Iglesia. Sino ¿De qué manera podría santificar a la Iglesia? La Santificación de los fieles es la santificación de la Iglesia. Pues los sacramentos conducen a la santidad, una santidad que de no vivirla no podremos ver al Señor (Hb 12,14), recibir el don de Dios (Bautismo) vivir una unión digna y para siempre (Matrimonio), vivir reconociendo nuestros pecados (Confesión), aceptar a Cristo (Confirmación), vivir en comunión con Cristo (Eucaristía) y algunos servir a Dios completamente (Orden Sacerdotal) es de verdad ir por la santidad. Nadie puede decir que practica la santidad sólo por tocar la guitarra y cantar muy bonito alabanzas al Señor, ni tampoco repartiendo revistas y predicar el evangelio.
En algunas las Iglesias protestantes se puede casar cuantas veces quieran, en otras ni se casan, solo se reconocen por lo civil, piden perdón a Dios a su manera, no hay orden sacerdotal y por consecuencia no hay cuerpo de Cristo, que es esencial para la salvación (Jn 6,51). Los sacramentos son un verdadero encuentro con Jesús, lejos de ideologías y teología cómodas que no llevan al encuentro con el señor, sino al sentimentalismo.
Los sacramentos son la perfección de las obras de la ley, que eran más de 260 preceptos, Jesús no vino a abolir la ley (Mt 5,17), sino a darle perfección (cumplimento), y las cosas del antiguo pacto se perfeccionaron en el cristianismo. Tal vez dirás que este tema se contradice con el tema de “la fe y las obras” pues en aquel desacreditamos las obras de la ley para refutar que el hombre sea salvo solamente por la fe, peor no hay contradicción, aquí solamente estamos comparando las obras de la ley que tanto quitamos con los sacramentos. Resulta, pues, que las antiguas obras de la ley se hacían por mandato y obligación y esas dejaron de justificarnos (Rm 3,28), los sacramentos son fe, nadie se acerca a los sacramentos si no cree que Jesús es el Cristo, pues los cristianos participamos de esto ya no por justificarnos a nosotros mismos ni por cumplir preceptos, sino por fe, y acudimos a los sacramentos movidos por amor a Dios no por obligación como las obras de la ley, pues es claro que es mejor amar a Dios por voluntad que vivir obligado a amar a Dios como lo eran las obras de la ley.
Ga 3,19-27. “Entonces ¿Para qué sirve la ley? Pues fue puesta a causa de las desobediencias, hasta que viniera la descendencia de quien fue hecha la promesa… ¿Entonces la ley contradice a la promesa de Dios? de ninguna manera, porque si la ley fuera dada para vivificar, la justicia seria verdaderamente por la ley, pero la escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo, fuera dada a los creyentes, pero antes de la llegada de la fe, estábamos bajo la ley, encerrados para aquello que iba a ser revelado, de manera que la ley había sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía…”
Observamos que san Pablo habla de “promesa de Dios” (sacramento), donde quita definitivamente las obras de la ley para el cristiano, y pone las promesas de Dios (sacramentos) dadas a los creyentes por la fe en Cristo, Cristo mismo es el sacramento del Padre.
Más claro san Pablo no lo puede decir, las obras de la ley eran una obligación que puso Dios a fin de que el hombre no se porte mal hasta que llegue el Mesías que revelará la perfección de las obras de la ley, por obras del amor de Dios que perfectamente son los sacramentos, de esta manera las obras de la ley llegan a su fin.
Rm 10,4. El fin de la ley, es Cristo…
Los preceptos como las antiguas obras no salvan, los sacramentos no son preceptos, sino un don de Dios, que te ha amado de tal forma ya no al grado de sólo salvarte, sino darte una vida espiritual y moral, más digna, para comenzar a vivir el Reino de Dios, pues el Reino de Dios comienza aquí desde la tierra, no solamente cuando mueras en la salvación del Señor.
¿No habías notado que Jesús dijo que no iba a abolir la ley sino a cumplirla (Mt 5,17), y san Pablo dijo que la ley llegó a su final (Rm 10,4)? ¿Se contradijeron? Claro que no. Y exactamente Jesús no vino a abolir las obras de la ley, sino a perfeccionarlas por obras de fe y amor a Dios, y del amor de Dios (sacramentos) pues amar a Dios por obligación no justifica al hombre (Ga 5,4), sino amar a Dios por fe (Ef 2,8-9).
En el Antiguo Testamento la iniciación Judía era la circuncisión a los ocho días de nacido, ahora la iniciación cristiana es el bautismo.
En el Antiguo Testamento existía el Bar mitzvah (hijo del Mandamiento) donde el Joven
Judío aceptaba ser fiel a la Circuncisión recibida y se hacía un Miembro pleno de la Congregacion.Este es la Raíz del Sacramento de la Confirmación donde el Espíritu Santo es dado por la confirmación del Bautismo y nos hacemos Cristianos adultos. Hechos 8, 17 ” Entonces Pedro y Juan les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”.
En el Antiguo Testamento existía el Sacrificio de Asham, o por culpa: cuando el pecado exigía restitución (Levítico 5,14 y ss.). Se sacrificaba un cordero en el lado norte del altar, la sangre se rociaba alrededor y la grasa se quemaba. La carne se entregaba a los sacerdotes. (Levítico 7,1 y ss.). La restitución del mal causado se calculaba añadiendo una quinta parte del valor al pago de la pérdida ocasionada.
Al imponer las manos sobre la ofrenda de pecado, la persona debía CONFESAR delante de la Ofrenda y del Sacerdote la falta por la cual traía su korban. Este Sacrificio se ha quedado perfeccionado en nuestra Iglesia en el Sacramento de la Confesión donde delante del Sacrificio en la Cruz de Cristo confesamos nuestros pecados y somos perdonados. San Juan 20, “A los que remitiereis los pecados, les son remitidos: a quienes los retuviereis, serán retenidos.”
El matrimonio de la ley implicaba una separación (Mt 5,31), el matrimonio que vino a instituir Jesús es indivisible (Mt 19,5-6).«Todo aquel que se divorcia de su mujer y se casa con otro, comete adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada de su marido comete adulterio» (Lucas 16:18)
La imposición de las manos para hacer nuevos Sacerdotes no se eliminó (Ex 34,9) (2 Tim 1,6). Hechos 6,6 “a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos.”. Esto proviene de la orden de Jesús la Noche de la Cena “haced esto en Memorial”
La Eucaristía es la perfección de la antigua pascua, pues ahora tenemos un cordero sin mancha y divino que se ofreció por nuestros pecados (1 Co 5,7-8) (Hb 9,23) (Hb 10,14). Es el Sacrificio de la Pascua y la Cena de Fiesta de la Alianza.
Nuestro Sacramento de la Unción de los Enfermos lo encontramos en Santiago 5:15-16 “15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.”
Y así podemos seguir enlistando todo lo que en el antiguo Israel (antiguo pacto) se perfeccionó en la Iglesia (nuevo pacto).
En total las Iglesias católica, ortodoxa y copta, Armenia, Caldea, y toda as Iglesias Apostólica reconocen siete sacramentos, en orden:
Sacramentos de iniciación cristiana
Bautismo: con él se perdona el pecado original. Es un sacramento indeleble, posee carácter sacramental, con lo cual no puede ser reiterado.
Eucaristía: También llamada comunión, en ella, tras la consagración del pan y el vino, se toma el cuerpo y la sangre de Cristo. Normalmente se comulga bajo la Hostia consagrada,
Aunque en ocasiones especiales se puede comulgar bajo las dos especies. La comunión puede ser administrada por obispos, presbíteros, y diáconos.
Confirmación: En ella se recibe al Espíritu Santo y el confirmando reafirma su Fe en Dios y se compromete a llevar una vida como cristiano. Ha de ser impartida por un obispo y en caso de necesidad, este nombra a un sacerdote de forma excepcional. Es un sacramento indeleble, posee carácter sacramental, con lo cual no puede ser reiterado.
Sacramentos de curación
Reconciliación o Penitencia: Consiste en el arrepentimiento verdadero de los pecados, presentados a Dios, el cual, perdona por intercesión del sacerdote u obispo. En casos extremos se puede recibir la absolución colectiva, siempre y cuando si se supera esta situación, se acuda a un presbítero u obispo para recibir el sacramento de la reconciliación de forma individual.
Unción de enfermos: Se administra a toda aquella persona con problemas de salud o en peligro de muerte. Consiste en la unción con el santo crisma sobre la frente y manos, de forma que se le concede una gracia especial eficaz para fortalecerlo y reconfortarlo en su enfermedad, y prepararlo para el encuentro con Dios.
Sacramentos de servicio
Orden Sacerdotal: En él, ciertos varones se consagran a Dios y hacen votos de pobreza, obediencia y castidad. Es un sacramento indeleble, posee carácter sacramental, con lo cual no puede ser reiterado.
Matrimonio. Unión indisoluble de varón y mujer.
Vive los sacramentos y encuéntrate con el Señor resucitado.
Los sacramentales
Para los hermanos separados las prácticas como bendecir el agua, el mojarnos con agua bendita en la frente, el ungir con aceite a los enfermos, las medallas y escapularios, el persignarse, y la bendición al final de la misa no son más que supersticiones católicas. ¿Qué hay que decir a todo esto?
El agua bendita es un sacramental que se utiliza como medio de exorcismo, en la cual la fe de algún presbítero es depositada en ella, es entonces un objeto de fe por el cual Dios puede actuar para otras personas por la fe del presbítero. La utilización de objetos como medio de fe, no es superstición ni desagradable a Dios, pues por objetos y agua Dios efectuó grandes milagros.
Dios es todopoderoso para resucitar a un muerto, pero una vez lo hizo por medio de los huesos de otro muerto. Y también no podemos olvidar que Dios efectuó milagros con el bastón de Moisés, pero ¿Para qué Dios utilizó objetos si él puede hacerlo sin ellos?
2 Rey 13,21… resulta que en ese momento unas personas estaban sepultando a un muerto, cuando vieron a los moabitas. De prisa tiraron el cadáver al sepulcro de Eliseo, y se pusieron a salvo, pero el hombre al tocar los huesos de Eliseo cobró vida y se puso de pie.
Ex 4,1-5… Entonces Moisés respondió y le dijo: ellos no me creerán, ni oirán mi voz… ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Una vara. Le respondió Moisés. Échala al suelo. La echó al suelo y se convirtió en una culebra.
Dios es todopoderoso y hubiera podido aparecer culebras delante del faraón para que le creyeran a Moisés, pero utilizó la vara de Moisés. También por la fe de Eliseo, Dios curó a un leproso por medio de agua ¿Será que también Eliseo es supersticioso? Y esto fue por la fe de Eliseo, porque el leproso Naamán no tuvo fe. O sea que por la fe de Eliseo y el agua, Dios le dio un favor a Naamán. ¿No podrá Dios actuar en nosotros por medio de agua, por la fe de alguno de nuestros presbíteros?
2 Rey 5,11… Naamán se fue enojado diciendo: Yo que pensaba: de seguro saldrá enseguida y puesto de pie invocará el nombre de Jehová su Dios, alzará su mano y tocará la lepra y sanará.
Esto lo dijo Naamán en forma de pensar que Eliseo solamente le impondría las manos para sanarlo con fe, pero no, lo mandó a un río. Y Naamán aun sin fe, fue curado.
2 Rey 5,14… descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, como le había dicho el varón de Dios. Y su carne se volvió como la carne de un niño y quedó limpio…
¿No será que siempre queremos pensar cómo Naamán? Dios también curaba enfermos por medio de las ropas de Pablo. Pablo con su fe, bien pudiera haberlos sanado pero también utilizó objetos para que por su fe se sanaran. ¿Diríamos que Pablo es un supersticioso por dejar que llevaran sus ropas a los enfermos?
Hch 19,11-12… y hacia Dios milagros por mano de Pablo, de tal manera que hasta los pañuelos o dentales que habían tocado su cuerpo eran llevados a los enfermos y sanaban…
Y por último nuestro Señor también utilizó agua, tierra y saliva para sanar, él podría haberle dicho a un ciego, ¡sana! Y al instante quedaría sanado como muchas veces lo hizo, de eso no hay duda, y también en las bodas de Caná hubiera hecho aparecer el vino así de la nada, pero utilizó agua. ¿Diríamos que también Jesús es supersticioso por no utilizar nada más la fe?
Jn 2,7… llenad de agua estas vasijas… (Para convertir el agua en vino).
Jn 9,6-7… dicho esto escupió en tierra, hizo lodo con la saliva, le untó en los ojos al ciego y le dijo: ve a lavarte al estanque de Siloé…entonces fue y se lavó y regresó viendo.
También Dios curaba a los enfermos por medio de agua, sin intervención de ningún hombre.
Jn 5,2-4…hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas un estanque, llamado en hebreo Betseda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una multitud de ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía y movía el agua y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, sanaba de todos sus males.
Después de esto Jesús sana sin agua a un enfermo que tenía tiempo esperando. Pero aquí vemos las formas en las que Dios quiere actuar.
Como nos podremos dar cuenta,
no hay razones por las que los católicos seamos supersticiosos al depositar un
poco de fe en agua. Recordemos que con esta agua de fe, el demonio se retuerce,
porque el agua es parte de la naturaleza, que es creación de Dios, el agua es
símbolo del Espíritu Santo, y medio por el cual lo recibimos cuando nos
bautizamos, es también símbolo de la pureza de la creación es por eso que Dios
eligió el agua como símbolo de lavamiento de regeneración, y el demonio rehúye
a la pureza de la creación de Dios. El que los católicos nos echemos agua
bendecida, es un acto que tiene el propósito de recordar que fuimos bautizados
y nada más
El aceite es símbolo de Cristo, pues Cristo significa “El Ungido”, el aceite al igual que el agua es un sacramental, este se utiliza en la unción de los enfermos (Stg 5,14).
Las medallas y escapularios no son tampoco supersticiones, sino un símbolo de fe, por ejemplo, traer una cruz en el pecho como muchos, significa que Cristo me ama a tal grado de que dio su vida por mi en una cruz sin ignorar que ha resucitado y vive entre nosotros. Traer el rosario es señal de amor por María. (Ver tema – La controversia de las imágenes).
Debemos también saber que traer un símbolo en el pecho sin fe, es superstición fetichista, pues varias personas piensan que traer una cruz en el pecho o una imagen de la virgen por si sola te trae bendiciones o que estás protegido de todo peligro, pero no, quien protege es Dios, las medallas son símbolo de devoción o dedicación a Dios, pero no tienen poderes ni arrojan bendiciones por si solas, quien crea lo contrario está desviando la fe. Como también dígase traerlas en el automóvil pensando que vas a librarte de cualquier accidente, o traer alguna devoción como el rosario como es acostumbrado por los pandilleros que la gran mayoría nunca le dan vuelta. Es un tremendo desvió y profanación de la fe.
La bendición al final de la misa, es una gran bendición de nuestro pastor, que nos desea bienestar, pero no es una bendición común, sino que es una bendición que recibimos en comunidad después de dar culto a Dios, no tiene nada de malo ni nada de supersticioso recibir una bendición de todo corazón, en todas las congregaciones cristianas se dan la bendición, unos a otros o el pastor da una bendición a sus fieles congregados, y eso no tiene nada de supersticioso, pues es un deseo de que nos valla bien. La superstición está en querer recibir aquello que el hombre no puede dar. Hay personas que se dicen católicas, pero que en realidad no lo son, y llegan a propósito al final de la misa para recibir la bendición. Y lo que piensan es: qué bueno que recibí la bendición del padre para que me valla bien toda la semana. ¡Poor favor!
El persignarse, es un acto en el cual nos recordamos que por la Cruz fuimos redimidos, aparte de pedir a Dios que nos cuide, eso es todo.
Entre los hermanos separados, la gran mayoría no utilizan objetos, sino la fe, esto es muy aceptado pues sabemos por demás que para dedicarnos a Dios no es necesario utilizar objetos, pero no pueden reclamarnos nada por utilizar símbolos externos que lo único que quieren decir es que tenemos fe por dentro y la demostramos. Como vimos, tampoco pueden acusarnos de fetichistas ni de idolatras, pues ningún verdadero católico piensa que Dios está en estos símbolos. Dios puede actuar por medio de cosas, pero no está en las cosas, eso es lo que hay que entender.
1 Rey 19,11-12… En ese momento pasaba Dios, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebrantaba las piedras delante de Dios, pero Dios no estaba en el viento. Tras el viento vino un terremoto, pero Dios no estaba en el terremoto. Tras el terremoto vino un fuego, pero Dios no estaba en el fuego…
El pensar que Dios está en los objetos, eso si es fetichismo e idolatría.