TODOS SOMOS HERMANOS, PERO……
¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. (Mateo 12, 49-50)
Dice San Pablo: “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de
mujer, nacido bajo la Ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la Ley, para que
recibiéramos la ADOPCION DE HIJOS. Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el
Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: ‘¡Abba! ¡Padre!’ Por tanto, ya no eres
siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios”, Gálatas 4:4-6.
El apóstol San Juan, al comienzo de su evangelio, nos señala claramente cómo podemos
llegar a ser hijos de Dios: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1,12).
“Por cuanto todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Pues todos los que habéis
sido bautizados en Cristo estáis vestidos de Cristo” (Gal. 3, 26-27)
Los hijos de Dios somos los bautizados. Los que hemos sido revestidos de Cristo y hemos
nacido de nuevo por el agua y del Espíritu. Esos son mis hermanos: los que quieren
cumplir la voluntad de Dios, los siervos del Señor. Un asesino y un mártir se parecen:
ambos son seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios. Pero no son iguales:
no son hermanos. Uno ha cometido un pecado mortal muy grave y se irá al infierno, si no
se conviete a tiempo; y el otro es un santo que ha llegado a la gloria celestial al derramar
su sangre por Cristo.
Por ser creados por un mismo creador que es Padre todos somos hermanos,pero el
Pecado Original rompio esta unidad y la consecuencia fue la confusion universal de Babel.
El hombre perdió su filiación divina. Cristo vino a reparar lo dañado por el maligno por eso
por medio del Bautismo nos da la oportunidad de recivir la adopción de hijos de Dios. Es el
Bautismo lo que nos da el ser realmente hijos de Dios. Solo por el Espiritu Santo Podemos
llamar y reconocer a Dios como Padre.
Es cierto que fuimos creados por Dios y que Él ama a su creación, pero la Biblia nos
enseña que somos creaturas de Dios e imagen de El, pero el pecado daño la semejanza y
nos hizo perder nuestra filiación .
De hecho, está muy claramente especificado en la Biblia a quiénes se refiere Dios como
hijos, y quiénes son aquellos que no son sus hijos.
El apóstol San Pablo nos dice en el libro de Romanos 8,14 una de las características
fundamentales de los verdaderos hijos de Dios: “Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”. Aquellos que tienen una vida guiada por Su
Espíritu, son hijos de Dios.
Ningún texto de la Iglesia habla de que el término Hijo de Dios sea universal, incluyendo a
los no cristianos. Habla del tema de la PATERNIDAD universal de Dios, pero no de que el
concepto de Hijo de Dios sea universal para cualquiera.
Es decir: a Dios se le puede considerar padre de los animales o de las estrellas, ya que
todo lo ha creado, pero ni los animales ni las estrellas tienen categoría de Hijos de Dios.
Esto nos lo dice Santo Tomas de Aquino.
El Doctor Angélico sigue dividiendo a los Hijos de Dios por el Espíritu, diferenciando a los
cristianos, de las simples criaturas, a quienes atribuye paternidad pero no especifica que
sean hijos de Dios: “El mismo Espíritu NOS testifica que somos HIJOS DE DIOS; y si
somos hijos, también somos herederos. Y de OTRAS CRIATURAS es PADRE por la
semejanza de la gloria…” (No Hijo de Dios. A un cervatillo, o a una piedra, no se le va a
considerar hijo De Dios”
Son conceptos teológicos distintos, y la misma Iglesia los distingue
.
San Miguel Arcángel y Lucifer tienen el mismo creador. El primero lo acepta como Padre
pero el segundo no. Lucifer no es hermano de Miguel el Arcangel.
El Cardenal Burke publicó un artículo en la Brújula Cotidiana lo siguiente:
“Una manifestación alarmante de la confusión en la Iglesia es la confusión sobre la propia
naturaleza de la Iglesia y su relación con el mundo. Hoy escuchamos cada vez más a
menudo que todos los hombres son hijos de Dios y que los católicos tienen que
relacionarse con las personas de otras religiones y de ninguna religión como si fueran hijos
de Dios. Ésta es una mentira fundamental y fuente de una de las confusiones más graves.
Todos los hombres han sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero desde la caída
de nuestros primeros padres, con la consiguiente herencia del pecado original, los hombres
sólo pueden llegar a ser hijos de Dios en Jesucristo, Dios Hijo, a quien Dios Padre envió al
mundo para que los hombres volvieran a ser sus hijos por medio de la fe y el Bautismo.
Sólo a través del sacramento del Bautismo nos convertimos en hijos de Dios, en hijos
adoptivos de Dios en su Hijo unigénito. En nuestras relaciones con las personas de otras
religiones o sin religión ninguna debemos mostrarles el respeto que merecen quienes han
sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero, al mismo tiempo, debemos dar
testimonio de la verdad del pecado original y de la justificación por el Bautismo. De lo
contrario, la misión de Cristo, su encarnación redentora y la continuación de su misión en la
Iglesia carecen de sentido.
Es cierto que fuimos creados por Dios y que Él ama a su creación, pero la Biblia nos
enseña que no todos son hijos de Dios. De hecho, está muy claramente especificado en la
Biblia a quiénes se refiere Dios como hijos, e hijos de quiénes son aquellos que no son sus
hijos.
El apóstol Pablo nos dice en el libro de Romanos 8.14 una de las características
fundamentales de los verdaderos hijos de Dios: “Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”. Aquellos que tienen una vida guiada por Su
Espíritu, son hijos de Dios. Jesús dijo que el Espíritu Santo nos enseñaría todas las cosas
concernientes a Él en su Palabra, que es la Biblia (Jn 14.26). Por lo tanto, una persona que
no se guía por la Biblia en su estilo de vida, espiritualidad, fe y moral, no puede dar señal
de que es un verdadero hijo/a de Dios. El Espíritu Santo pone en nosotros el deseo de
obedecer su Palabra y esa Palabra nos limpia. Jesús dijo: “Ya vosotros estáis limpios por
medio de la palabra que os he dado” (Jn 15.3). ¿Cómo podemos decir ser hijos de Dios si
la Biblia es clara en que los verdaderos hijos se guían por su Palabra y no lo hacemos, ni la
leemos, ni la conocemos?
Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a
ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión
(cf Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1)
La adopción de hijos de Dios… no puede efectuarse sin el lavabo de la regeneración… sin
que el hombre nazca nuevamente por el agua y el Espíritu Santo…” (Concilio de Trento) 7)
Dice el Catecismo:
1213 El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en
el espíritu (“vitae spiritualis ianua”) y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos.
Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a
ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión
(cf Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est
sacramentum regenerationis per aquam in verbo” (“El bautismo es el sacramento del nuevo
nacimiento por el agua y la palabra”: Catecismo Romano 2,2,5).
1265 El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito
“una nueva creatura” (2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho
“partícipe de la naturaleza divina” (2 P 1,4), miembro de Cristo (cf 1 Co 6,15; 12,27),
coheredero con Él (Rm 8,17) y templo del Espíritu Santo (cf 1 Co 6,19).
Por naturaleza todos somos hermanos, pero no todos somos hijos de Dios.
De lo contrario si todos somos “hijos de Dios” porque la Iglesia dice en su bimilenaria
historia que el Bautismo nos hace “hijos ADOPTIVOS de Dios”? No hace falta Teologia,
solo sentido comun