Antes de entrar en el Nuevo Testamento sería bueno conocer y revisar la Genealogia de la
Virgen en relación a la promesa a David.
Debido a una maldición que Dios colocó en uno de los antepasados de José, Jesús nunca
podría sentarse en el trono de David si José hubiera sido su padre natural.
Jeconías (11 y Josías, padre de Jeconías [a] y de sus hermanos en tiempos de la
deportación a Babilonia. Mateo 1: 11-12), llamado Conías era tan malvado que Dios lo
maldijo a él y a sus descendientes, diciendo: “Escribe a este hombre como sin hijos, …
porque ninguno de sus descendientes prosperará, sentándose en el trono de David y
gobernando en Judá” Jeremías 22: 24-30 Jeconías, como su nombre está escrito en el
Antiguo Testamento, tuvo hijos (I Crónicas 3:17), pero no tuvo hijos en la medida en que
ninguno de sus descendientes gobernó como rey sobre Judá.
¿Cómo, entonces, podría Jesús ser un descendiente de David y calificar para sentarse en
el
trono? De acuerdo con el uso judío, la ascendencia de María se da en nombre de su
esposo. El griego original simplemente dice que José era “de Heli” o Eli (versículo 23). De
hecho, como se dice que el padre de José es Jacob en Mateo 1:16, Heli probablemente
sea
el padre de María. José, entonces, es su yerno.
¿Cómo, entonces, podría Jesús ser un descendiente de David y calificar para sentarse en
el
trono? De acuerdo con el uso judío, la ascendencia de María se da en nombre de su
esposo. El griego original simplemente dice que José era “de Heli” o Eli (versículo 23). De
hecho, como se dice que el padre de José es Jacob en Mateo 1:16, Heli probablemente
sea
el padre de María. José, entonces, es su yerno.
A diferencia del linaje de José, no había ningún bloqueo en la genealogía de María para
Jesús se sentará en el trono de David.
La descendencia de María desde David llega a través de su hijo Natán, no de Salomón o
de
uno de los otros hijos de David (Lucas 3:31). Para cumplir su promesa de establecer el
trono de David para siempre, Dios honró a Natán haciéndolo el antepasado del Rey
prometido que se sentaría en el trono de David por toda la eternidad (Lucas 1: 31-33).
Pero ¿Cómo podía María transmitir la herencia real de David -el derecho al trono- a su
Hijo, ya que todas las herencias tenían que pasar por la línea masculina?
Según la ley de Israel, cuando una hija es la única heredera, puede heredar las posesiones
y
los derechos de su padre si se casa con su propia tribu (Números 27:
1-8; 36: 6-8). No hay registro de que María tuviera hermanos para heredar las posesiones y
los derechos de su padre.
Por lo tanto, José se convirtió en el heredero de Heli por matrimonio con María, heredando
el derecho a gobernar en el trono de David, incluso sobre Judá. Este derecho pasó a
Jesús.
Ambas genealogías tuvieron que registrarse para establecer el derecho de
Cristo a gobernar en el trono de David. La genealogía de José muestra que Cristo era un
descendiente legal de Jeconías y, por lo tanto, legalmente no podía sentarse en el trono de
David en la nación de Judá al heredar el derecho únicamente a través de José.
Además, las genealogías prueban el nacimiento virginal: La maldición en la línea de
Jeconías habría pasado a Cristo si él fuera el hijo natural de José, pero no lo era: Era el
Hijo
de Dios el Padre, engendrado por el Espíritu Santo.
Jesús era el hijo de María descendiente de Natán. Jesús puede heredar el dominio sobre
Judá debido al matrimonio de María con José, cuya genealogía muestra que él era el yerno
de Heli.
Veremos que el relato de Lucas muestra la genealogía de María, la madre de Jesús.
Mientras que el recuento de Mateo muestra la genealogía legal a través del padre legal,
José.En aquel tiempo dos de las más específicas profecías mesiánicas jamás proferidas
estrecharon el campo a una única posibilidad. En Isaías 7:14 el Señor proclamo que el
Mesías nacería de una virgen, y en Miqueas 5:2 que el nacería en Belén, la Ciudad de
David.
A fin de clasificar legalmente para sentarse en el trono de David, el Rey Mesías debía ser
de la casa y del linaje de David. Ser de la casa de David significa ser un descendiente
biológico de David. Ser del linaje de David significa pertenecer al linaje Real. ¿Cómo puede
ser esto?
Cuando leemos las genealogías del Señor en Mateo 1 y Lucas 3, podemos ver diferencias
comenzando en el tiempo de David. La genealogía de Mateo corre a través de Salomón, el
Linaje Real maldecido. Más la de Lucas corre a través del hermano de Salomón, Natán. El
linaje de Natán no fue maldecido, pero ellos tampoco eran reyes. María era de la familia de
Natán. Así, José y María eran descendientes de David, y José era uno de los muchos que
eran herederos del trono de David, pero incapaces de reclamarlo debido a la maldición
sobre su linaje.
Entonces, a través de su madre María, Jesús era un descendiente biológico de David.
Cuando María y José contrajeron matrimonio por la Ley, Él también se vuelve el hijo legal
de José y heredero del trono de David, pero, no siendo biológicamente relacionado a José,
no tenía la maldición de sangre.
También, San Gregorio Nacianceno piensa: «Podría usted preguntarse: ¿cómo desciende
Cristo de David? María es evidentemente de la familia de Aarón, puesto que el ángel dice
que es prima de Isabel. Hay que ver aquí el efecto del plan providencial de Dios, que ha
querido unir la sangre real a la raza sacerdotal con el fin de que Jesucristo, que es a la vez
sacerdote y rey, tuviera también como antepasados carnales a sacerdotes y reyes» (San
Gregorio Nacianceno: Poema dogmático 18, sección 1, cap. 18 vv38-39).
Es así como ven a la Madre de Dios la liturgia copta y otros místicos, «heredera por
Joaquín de David y por Ana de Aarón» (El Evangelio como me ha sido revelado, tomo 1 n.º
20).
Ciertos escritos judíos, para fundir estas dos líneas mesiánicas, afirman que el único
Mesías sería a la vez Rey y Sacerdote, a la vez de la tribu de Judá de la de Leví. Éste sería
el caso «carnal» de Jesús, si consideramos la hipótesis de la doble ascendencia davídica y
levítica para María.
Jesús cumple con la doble figura de vástago de la raíz de Isaí (Is 11,1) y de la rama
floreciente de Aarón (Nm 17, 23), por ser tanto de la tribu de Judá como de la tribu de Leví.
En este caso, Jesús mismo sería de ascendencia real y sacerdotal por parte de madre.
Uniría en su persona los dos linajes del destino mesiánico: real y sacerdotal. Él es a la vez
tanto Rey como Padre.
La solución más acorde a las Escrituras y a la Tradición sería pues que María desciende de
dos linajes, tal vez de David por su padre, Joaquín, y de Aarón por su madre, Ana.
Hasta el presente Él es el único hombre nacido en Israel desde 600 a.C. con derecho
legítimo al trono de David. El ángel Gabriel confirmo eso a María cuando anunció su
embarazo, diciendo que Él lo ocuparía para siempre (Lucas 1:32,33). Esto muestra que
Jesús es absolutamente el único capaz de ser el Mesías.
Maria era hija de Elí, aunque en la genealogía de Lucas se lee que José, el esposo de
María, era “hijo de Elí”. En “La Cyclopædia de M”Clintock, señala dicho autor: “Es sabido
que los judíos trazaban su árbol genealógico únicamente por el nombre del varón, y
cuando el linaje del abuelo pasaba al nieto por medio de una hija, se omitía el nombre de
esta y se ponía el de su esposo como hijo del abuelo materno (Números 26:33; 27: 4-7)”.
Esta debió ser la razón por la que el historiador Lucas dice que José era “hijo de Elí”.
(Lucas 3:23).
Los evangelios canónicos del Nuevo Testamento no dan cuenta del nombre de los padres
de María. La historia de estos aparece en el Protoevangelio de Santiago, un texto apócrifo;
allí, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso que donaba bienes regularmente a
los pobres del templo de Jerusalén. Como su esposa era estéril, las autoridades religiosas
ordenan sacrificios a Joaquín, al considerar que la esterilidad es un signo de descontento
de Dios.
Aunque Joaquín, según la tradición católica y ortodoxa, fue el padre de la Virgen María y
marido de Ana y por lo tanto abuelo materno de Jesucristo.
De Joaquín se sabe que era natural de Nazaret y que sus padres fueron Matat y Estha. La
genealogía que presenta san Lucas en su evangelio es la de él, ya que los nombres Eli y
Joaquín son equivalentes.
María era de la tribu de Judá y descendiente de David. Por consiguiente, se podía decir
que su hijo Jesús “provino de la descendencia de David según la carne”. (Romanos 1:3)
Por su padre adoptivo José, descendiente de David, Jesús tenía el derecho legal al trono
de David, y por su madre, como “prole”, “descendencia” y “raíz” de David, tenía el derecho
hereditario natural al “trono de David su padre”. (Mateo 1:1-16; Lucas 1:32; Hechos
13:22,23; 2 Timoteo 2:8).
Los evangelios apócrifos, como el venerable Protoevangelio de Santiago, afirman
claramente que María es de la casa de David.
Los Padres Apostólicos después de San Ignacio (siglo I) y San Justino (siglo II) dan este
hecho por sentado (San Ignacio, Carta a los efesios 18,2; San Justino, Diálogo con Trifón
43-45; para un resumen de la tradición patrística cf. Santo Tomás de Aquino: ST parte III,
cap. 31, 2-3).
«Ya que el mismo evangelista nos dice que el esposo de María era José, que la madre de
Cristo era virgen y que Cristo es de la descendencia de David, ¿qué nos queda sino creer
que María no era ajena al parentesco de David?» (San Agustín).
Según la tradición, Ana fue esposa de Elí y madre de María. Una hermana de Ana tuvo una
hija llamada Elizabet, que fue la madre de Juan el Bautista. Según esa tradición, Elizabet
era prima de María. Las Escrituras dicen que María estaba emparentada con Elizabeth,
que era “de las hijas de Aarón”, de la tribu de Leví. (Lucas 1:5,36) Algunos piensan que
Salomé, esposa de Zebedeo y madre de Juan y Santiago, dos de los apóstoles de Jesús,
era hermana de María. (Mateo 27:55,56; Marcos 15:40; 16:1; Juan 19:25).