“No podemos olvidar que el proceso fisiológico por el que una mujer pasa cada 28 días
(aproximadamente) implica una condición terriblemente deplorable para el pensamiento
judío, que no tiene nada que ver con la mujer per se: la muerte.
Mientras los niveles hormonales cambian, el tejido endometrial se engrosa y, de no
encontrarse un óvulo fecundado, la pared del endometrio se necrosa, literalmente, muere, y
la descarga consecuente de sangre es una combinación de tejido humano vivo y muerto.
Es importante hacer notar que el mismo autor que escribe esta ley, escribirá diversas leyes
en contra de tocar, o estar si quiera cerca de cadáveres (Lev. 21:1-11; Nu. 6:6-7; 19:11-21).
Y es más importante aún definir que el tiempo de impureza para quien toca un cadaver y
para quien toca tejido necrótico menstrual es el mismo: siete días.
Pero, ¿será posible que la mujer sea considerada impura por el hecho de haber estado en
contacto con tejido humano muerto? Bien, antes de responder esa pregunta, debemos
notar que la sangre, bíblicamente no es cualquier tejido humano, sino que uno muy
especial.
Sangre y Pacto
El libro de Levítico es el libro que más usa la palabra sangre. Si deseamos tener una buena
teología de lo que la sangre es y significa, debemos ver lo que este mismo libro nos dice al
respecto. Para hacer esto, me gustaría tomar en cuenta tres porciones especiales del libro.
La primera es la que estamos estudiando, en la cual se nos muestra que la sangre muerta
como tejido menstrual es un instrumento de impureza tanto para la mujer, como para
cualquiera que entre en contacto con ella. La segunda se encuentra en Levítico 17:10-16,
en la que se nos prohíbe comer cualquier cosa contaminada con sangre. Sin embargo, en
medio de los capítulos 15 y 17, donde encontramos dos condiciones donde la sangre se
nos presenta como algo impuro; se encuentra el capítulo 16.
El capítulo 16 de Levítico nos muestra el propósito y uso apropiado de la sangre para los
judíos: expiación y purificación. ¿Cómo es que el mismo precioso órgano que es la sangre
puede ser usado al mismo tiempo como instrumento de pureza y de impureza? La
respuesta se encuentra junto con la prohibición de ingerir sangre:
“ Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer
expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace
expiación”. Levítico 17:11
Dado que el SEÑOR ha designado un uso tan específico para la sangre, y teniendo en
cuenta que estamos tratando aquí con un libro cuyo propósito es ser un manual para la
santidad, es apropiado no solo que el SEÑOR nos pueda dar regulaciones sobre cómo
usar adecuadamente un elemento que haya consagrado para un propósito tan santo como
la purificación y la expiación, sino también que pueda imponer libremente restricciones
sobre cualquier cosa que tenga que ver con este elemento tan precioso. Este pensamiento
puede llevarnos a nuestra consideración final: la sangre del pacto.