LA PREDESTINACION
¿Qué quiere decir “predestinación” … Simplemente es la enseñanza que
sostiene que la salvación del hombre o su perdición, no depende de él mismo
en ninguna medida, sino enteramente de Dios. Dicho en otras palabras, si
usted fue predestinado para el infierno, aunque de todo corazón desee
evitarlo, Dios ya le predestinó para ese lugar y no hay nada que pueda hacer
para evitarlo. Por otra parte, si realmente quiere ir al infierno, pero ha sido
predestinado para el cielo, irá al cielo, no importa cuánto grite, llore, y
patalee.
Sé que esto resultará chocante para muchos, pero si no hablamos sobre estos
temas, esta corriente terminará por tener un impacto increíble en muchísima
gente, ya que en cierto modo es muy cómoda.
De acuerdo con esta doctrina, usted como cristiano, no tiene responsabilidad
alguna por la perdición de los pecadores, ya que si fueron predestinados, se
salvarán con o sin su intervención, o se perderán, hábleles usted o no, esto
contradice el mandato del Senor de predicar a todas las criaturas. La única
explicación que tienen los predestinistas para la gran comisión de ir “Y hace(r)
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo” (San Mat. 28:19), es que ya que el Señor nos manda
predicar, debemos hacerlo y tratar de ganar el mayor número posible de
almas, sin preocuparnos por cuáles evangelizados han sido predestinados y
cuáles no porque no lo sabemos. Dicen “Es asunto de Dios, que él se ocupe de
ello. Usted sólo ocúpese en obedecerlo y haga su parte, que Dios hará la
suya”. Es necesario que nos formulemos estas preguntas:
- ¿Es realmente bíblica esta doctrina de la predestinación?
- Si la doctrina de la predestinación es falsa, ¿cuál será el fin de aquellos que
la enseñan? no se trata de un error menor o insignificante, sino que esta
enseñanza elimina de cuajo la gracia divina. La gracia salvadora está basada,
no solamente en la salvación por los méritos de Jesús y por nuestra
Obediencia (obras), sino que también se basa en la salvación para todos. Dios
no amó a un segmento determinado de la raza humana, en este caso ellos
serían los “predestinados para la salvación, sus amados”, él amó a todos.
La bendición que recibiera Abraham, fue que a través de su descendencia
“Serían benditas todas las familias de la tierra” (Gen. 12:3). Sabemos que esa
bendición que llegaría a “todas las familias de la tierra”, es la salvación del
Señor Jesucristo, la Redención que es ya preparada en la Alianza con Abraham
“Y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Gen.
28: 14b).
Sin duda estamos ante un problema teológico extremadamente serio. Siempre
han existido conflictos y problemas de todo tipo en la interpretación de las
Escrituras, pero hay algo en este caso en particular que difiere de otros
errores. Se trata de una falsedad tan bien camuflada que pocos detectan su
verdadero peligro, pensando que es sólo “un punto de vista sobre un asunto
sin importancia”. Sin embargo, la importancia de lo que usted crea en cuanto
a la predestinación es tal, que de ello depende de sí cree o no en la gracia.
Los predestinistas dicen que Dios es el único en tener libre elección o libre
albedrío, que ningún hombre goza de tal privilegio. Para demostrar su punto
de vista esgrimen una serie de textos donde se habla de una elección que en
un primer momento parece arbitraria, sin la mínima intervención del hombre.
Es decir, que Dios elige al que quiere para ser salvo y rechaza arbitrariamente
a otro para enviarlo al infierno.
El primer error de esta doctrina fatalista es el no distinguir las varias
elecciones divinas que aparecen en las páginas de la Biblia. Cuando fallamos al
separar una elección de otra, rápidamente caemos en una grave falta. Así
mismo, cuando hablamos de la elección de los redimidos o de que Dios
endurece el corazón de los que se pierden, también tenemos que tener en
cuenta a que se es predestinado pues no siempre en esos versículos se refiere
a la salvación.
Ellos utilizan muchos versículos (como siempre) para reafirmar su doctrina, yo
solo escogí este. pues la explicación es válida para los demás:
“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,
hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el
principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la
verdad” (2 Tes. 2:13)
Este pasaje y muchos otros más, hablan de que solo los cristianos son
escogidos o elegidos para la salvación. Ciertamente no existe ninguna razón
para decir que ellos son elegidos arbitrariamente y que no tienen que hacer
nada de su parte.
Si hacemos un estudio cuidadoso de la gracia divina, encontramos que cada
ser humano es un “elegido o escogido de Dios por el mismo Señor” para ir a su
reino. Pero esto de ninguna manera significa que hay ciertos “señalados para
ser escogidos y otros se condenan predeterminadamente.
En cada salvación del hombre ocurre una participación activa del Salvador y
del salvado. La elección es mutua. El penitente, el pecador, escoge ser salvado
y el Salvador decide salvarlo. De nada valdría que un pecador escogiera la
salvación si no tuviera a su alcance a un Salvador que desde antes de la
fundación del mundo “escogió salvar al pecador”. La elección de Dios se
concreta cuando el pecador responde a esa elección con igual respuesta,
eligiendo ser salvo. De lo contrario la elección divina que es para todos los
hombres, parecerá arbitraria y unilateral.
También debemos recordar siempre que en la Biblia aparecen diferentes
elecciones divinas. Dios, por ejemplo, escogió a Abraham para dar origen al
pueblo hebreo del cual habría de nacer el Salvador o sea lo predetermino.
Escogió a Moisés para que libertara a su pueblo sacándolos de Egipto, lo
predetermino. El Señor también eligió a hombres como Nabucodonosor,
Faraón, Ciro y tantos otros. No todos ellos eran fieles, pero fueron sus
“escogidos” por un tiempo para llevar a cabo una misión determinada. En
ninguno de estos casos la elección es para la salvación. Tenemos siempre que
leer la Palabra en su contexto.
El capítulo 9 de la Epístola a los Romanos es sin duda alguna el pasaje más
fuerte invocado por los predestinacionalistas,pero aunque parezca extraño, es
el que mejor contradice tal conclusión:
- “Porque éstas son las palabras de la promesa: «Por este tiempo volveré; y
Sara tendrá un hijo.» 10.Y más aún; también Rebeca concibió de un solo
hombre, nuestro padre Isaac; 11.ahora bien, antes de haber nacido, y cuando
no habian hecho ni bien ni mal – para que se mantuviese la libertad de la
elección divina, 12.que depende no de las obras sino del que llama – le fue
dicho a Rebeca: El mayor servirá al menor,
13.como dice la Escritura: Amé a Jacob y odié a Esaú.14.¿Qué diremos, pues?
¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo!
15.Pues dice él a Moisés: Seré misericordioso con quien lo sea: me apiadaré de
quien me apiade. 16.Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que
Dios tenga misericordia. 17.Pues dice la Escritura a Faraón: Te he suscitado
precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea conocido
en toda la tierra. 18.Así pues, usa de misericordia con quien quiere, y
endurece a quien quiere.
19.Pero me dirás: Entonces ¿de qué se enoja? Pues ¿quién puede resistir a su
voluntad? 20.¡Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios?
¿Acaso la pieza de barro dirá a quien la modeló: “por qué me hiciste así”?21.O
¿es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para
usos nobles y otras para usos despreciables?”
Vamos a destacar los puntos que parecen más conflictivos en este capítulo 9
de Romanos, ante todo acá no se habla de la elección para salvación o para
condenación. San Pablo dice que Dios había escogido a Jacob y no a Esaú, aún
desde mucho antes de que nacieran y de que hicieran ni bien ni mal “para que
el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese” todo esto
relacionado a la posesión de la Alianza, no de la salvación. Si no tuviéramos la
historia de estos dos hermanos, podríamos deducir que San Pablo está
hablando de la Salvación eterna. Pero puesto que Pablo menciona por nombre
a estos dos hombres, antes de precipitarnos a pronunciar cualquier
conclusión, es necesario volver a examinar lo que ambos hicieron
respectivamente.
Dios no rechazó a Esaú, sino que Esaú rechazó a Dios, había un plan pero
dentro de la libertad que nos da Dios, Esaú rechazo este plan y por lo tanto
que las bendiciones que le correspondían fuesen para Jacob. No por elección
unilateral de parte de Dios, sino por decisión de Esaú, quien dejó el campo
libre para que esta elección se materializara. El relato de la venta de su
primogenitura se encuentra en Génesis 25:27-34, y al terminar el relato el
escritor sagrado registró estas breves pero significativas palabras:
“Así menospreció Esaú la primogenitura” (34b). Si hacemos un estudio más
cuidadoso sobre el significado espiritual de esa primogenitura, descubrimos
que Esaú no sólo despreció las bendiciones de Isaac su padre, sino que en el
presente contexto estas bendiciones son las bendiciones que traían aparejada
la Alianza de Abraham. San Pablo, el autor de la Epístola a los Hebreos
menciona la gravedad de este desprecio, diciendo: “Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya
algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su
primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la
bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento,
aunque lo procuró con lágrimas” (Heb. 12:15-17).
Por lo que la doctrina bíblica de la predestinación si existe pero no como la
presenta Calvinode que Dios eligió personas para salvación desde antes de la
fundación del mundo y a otras para perdición .
El propósito de Dios es que nos crea para ser salvos, pero libres…es lo contrario!!
Dios no crea condenados, el crea hombres para su reino, pero hombres libres.
Él es su autor porque eligió y predestinó a los creyentes. El apóstol Pablo escribió
sobre esta doctrina:
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Porque Dios nos
escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin
mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí
mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, para alabanza
de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el
Amado. En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros
pecados según las riquezas de Su gracia» (Efesios 1:3-7, cursiva añadida).
Dios escogió en amor a Israel de entre todas las naciones ( Dt 7:6–8 ; 10:14–15).
También eligió al Mesías ( Lc 9:35 ; 1 P 1:20). Jesús, el Elegido, escogió a sus
discípulos para que le pertenecieran a Él en lugar de al mundo ( Jn 15:16 , 19).
Si recibiéramos lo que merecen nuestros pecados, seríamos condenados. Pero
Dios, en su gracia, nos eligió a nosotros, quienes no lo buscábamos, y nos dio lo
que no merecíamos: la vida eterna ( Hch 13:48 ; Ro 3:9-20). Nuestra salvación se
basa en la misericordia y la iniciativa de Dios (Ro 9:15-16). La elección se basa en
la presciencia de Dios (Ro 8:29; 1 P 1:1-2).
El lenguaje del Nuevo Testamento con respecto a los elegidos es mayormente
plural. También enseña la elección individual ( Hch 13:48 ; Ro 9:15), por lo que la
elección es tanto colectiva como personal. San Pablo combina la elección y la
unión con Cristo ( Ef 1:4 ; 2 Ti 1:9). Dios nos eligió para salvación antes de la
creación y también planeó los medios para salvarnos: enviar a su Hijo a morir,
resucitar y enviar el Espíritu para unir a los creyentes con Cristo en la salvación.
El fin último de la elección o predestinación no es la condenacion, sino nuestra
salvación, sino la gloria de Dios
Dios nos eligió para la salvación antes de la creación, ubicando la elección en Dios,
no en nosotros ( Ef 1:4 ; 2 Ti 1:9). Pablo remonta nuestra elección al amor, la gracia
y la misericordia de Dios, y también a su propósito o voluntad (Ro 9:15-16; Ef 1:4-
6 , 11). Pablo da las razones negativas y positivas para la elección: no se basa en el
deseo o esfuerzo humano, sino en un Dios misericordioso (Ro 9:16).
Demos gracias a Dios que nos creo predestinado para su Reino y pidamos nos de
la Gracia de permanecer fiel a esa elección.