“No hace mucho me pidieron algunos hermanos que contestara a un panfleto escrito. He atrasado
hacer esto, no porque sea un tema difícil en el cual defender la verdad y refutar a un campesino
ignorante que tiene escaso conocimiento del primer destello de aprendizaje, sino porque me temía
que mi respuesta pudiera hacerlo parecer alguien digno de ser derrotado. Estaba también la
consideración adicional de que un tipo turbulento (el único individúo en el mundo que se cree a si
mismo laico y sacerdote, uno que, como se ha dicho, piensa que la elocuencia consiste en usar
muchas palabras y considera que hablar mal de cualquiera es ser testimonio de una buena
conciencia), empezaría a blasfemar peor que nunca si la oportunidad de discutir se le daba. Se
pararía sobre un pedestal, y podría publicar a lo largo y a lo ancho sus puntos de vista. También
hay razón de temer que cuando la verdad le falle, él podría atacar a sus oponentes con el arma del
abuso. Pero todos estos justos motivos para mantener el silencio, hace poco han dejado de
influenciarme, debido al escándalo causado a los hermanos que estaban disgustados ante sus
delirios.
Antes que me acuses de falta de misericordia y vayas por otros sitios llevando el chisme te quiero
decir que esas palabras de arriba no las escribi yo, las escribió San Jerónimo en el Siglo V a un tal
Elvidio que atacaba la Virginidad de María, siento defraudarte…Así que vayamos a lo que es mío.
En estos tiempos extraños que corren existe una obsesión poco normal en relación con el sexo, a
menudo no se respeta al cuerpo humano en su dignidad y ya ni el de la Virgen o del Señor. En la
Encíclica Deus caritas est, el Papa Benedicto XVI escribe al respecto: «El modo de exaltar el cuerpo
que hoy constatamos resulta engañoso. El eros, degradado a puro “sexo”, se convierte en
mercancía, en simple “objeto” que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se
transforma en mercancía. En realidad, éste no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo».
Y ya lleva un tiempo que este revisionismo que no es mas que un desmantelar la Fe Apostólica que
hemos recibido, se esta atacando un Dogma casi bimilenario de la Iglesia, la Virginidad perpetua de
María.
Algunos en su empecinamiento acuden como prueba a Apocalipsis 12 “Apareció en el cielo una
gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona
de doce estrellas. 2 y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del
alumbramiento.” Tales personas no conocen que el Apocalipsis es un sistema de símbolos que hay
que leer e interpretar, así ese mismo Apocalipsis en su capítulo 6 describe a Jesús como: “un
Cordero, de pie, como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de
Dios enviados por toda la tierra.”. Jesús no tiene siete cuernos, ni siete ojos, es un símbolo
exactamente igual que la mujer que gime con dolores de parto.
I ce San Juan Pablo II en su Catequesis de SS Juan Pablo II. Vaticano, 10 de julio de 1996 “
“Estos autores hablan explícitamente de una generación virginal de Jesús real e histórica, y DE
NINGUN MODO AFIRMAN SEAN UNA VIRGINIDAD SOLAMENTE MORAL O UN VAGO DON DE
GRACIA que se manifestó en el nacimiento del niño.
Ahora al no poder oponerse a la Virginidad de María, Dogma de nuestra Fe pues han sacado la
vieja herejía de que esa virginidad no es física, sino espiritual.
Nada más lejos del pensamiento hebreo de una “Virginidad Espiritual” La virginidad no es apreciada
en el Antiguo Testamento: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gén 2,18). El mantenerse virgen
se menospreciaba y se miraba como mutilación. (Jue. 11.35). El celibato no era corriente y era
desaprobado por los rabinos. Si una muchacha no llegaba a casarse y se quedaba sin
descendencia, se consideraba como una gran desgracia.
Una poderosísima clave en todo esta discusión grosera y vulgar que ofende a la Siempre Pura la
encontramos en el versículo en el Evangelio de San Juan,1 13 El dónde habla del origen divino de
Jesús y la no participación carnal en su nacimiento. “En el principio existía la Palabra y la Palabra
estaba con Dios, y la Palabra era Dios. (Jn 1,1) y más adelante dice: “e l cual NO HA NACIDO DE
LAS SANGRES (en plural según el original), ni de la voluntad de la carne, ni del querer del hombre,
sino que fue ENGENDRADO de Dios”.
En todo esto pocos se han percatado que este versículo tiene una gran connotación en la
Mariología. A veces en las cosas insignificantes el Señor nos revela lo grande. En griego (Idioma en
que escribe Sa Juan) el plural “sangres” se dice haimaton (οὐκ ἐξ αἱμάτων οὐδὲ ἐκ ) que viene
traducida del Hebreo ”דָּמִים “ como una especie de plural del resultado que denota la sangre que se
derrama o cuando aparece como manchas de sangre (Is 115) o como marcas de sangre se
utilizaba en la tradición judía para indicar la pérdida de sangre que acompañaba a todo
alumbramiento de Así, pues, S. Juan en su prólogo está proponiendo, no sólo la concepción virginal
de Cristo —«ni de la voluntad de la carne, ni del querer de hombre, sino que fue engendrado de
Dios»—, sino también el parto virginal, porque la negación “no de las sangres” significa que cuando
aconteció el parto, no hubo derramamiento de sangre en la madre.
Dice Cristina Siccardi en “Correspondencia Romana”: Hoy en día, la virginidad perenne de la Virgen
se trivializa ampliamente y se prefiere optar por una virginidad espiritual en lugar de una virginidad
física, al punto que parece, como afirma el Padre Lanzetta, una dicotomía que refleja el avance en
el siglo XX de la separación entre el Jesús de la fe y el Jesús de la historia, posturas que sustentan
una clara denigración (profanación/blasfemia) de Jesús y María, separándolos de su fisicalidad. Por
otra parte, se piensa en el mismo procedimiento que tiene lugar en la representación simbólica, y
por lo tanto inmaterial, de la memoria de la última cena en el mundo protestante, a diferencia de la
transubstanciación en la que se concentra la consagración eucarística de la catolicidad. La Fe de la
Santa Iglesia Romana no es una forma de sentir, sino una creencia en lo que real y físicamente
sucedió en la historia. La sucesión cronológica de los hechos es evidente: virginidad biológica de
María, encarnación biológica del Salvador, virginidad del Sacerdote Supremo (Cristo célibe), Cuerpo
y sangre físicos en el altar, resurrección física de Cristo. «Ahora, si se predica a Cristo que ha
resucitado de entre los muertos, ¿cómo puede alguno de ustedes decir que no hay resurrección de
los muertos? Si no hay resurrección de entre los muertos, ¡ni siquiera Cristo ha resucitado! Pero si
Cristo no ha resucitado, entonces nuestra predicación es vana y tu fe también es vana «(1 Corintios
15: 12-14).
El Concilio Ecuménico de Roma fue en 382, no ha habido concilio en Roma en el 390, ya que el
Concilio que se efectuó en esa época fue en Cartago. Este NO fue un Concilio Ecuménico, debe
haber sido un concilio de herejes y como tal sus conclusiones no son dogmáticas.
En esa época se le escribe una carta al Papa Ciricio que dice así:
III Concilio de Cartago
De la virginidad de la B. V. M. (2)
[De la Carta 9 Accepi litteras vestras a Anisio, obispo de Tesalónica, de 392]
Nota: (2) Cst 681 B s; Jf 261; PL 13, 1177 B; Msi III 675 A;
Hrd I 859 C s. – Se trata del error de Bonoso.
D-91 (3) “A la verdad, no podemos negar haber sido con justicia reprendido el que habla de los hijos
de María, y con razón ha sentido horror vuestra santidad de que del mismo vientre virginal del que
nació, según la carne, Cristo, pudiera haber salido otro parto. Porque no hubiera escogido el Señor
Jesús nacer de una virgen, si hubiera juzgado que ésta había de ser tan incontinente que, con
semen de unión humana, había de manchar el seno donde se formó el cuerpo del Señor, aquel
seno, palacio del Rey eterno.”
Porque el que esto afirma, no otra cosa afirma que la perfidia judaica de los que dicen que no pudo
nacer de una virgen. Porque aceptando la autoridad de los sacerdotes, pero sin dejar de opinar que
María tuvo muchos partos, con más empeño pretenden combatir la verdad de la fe.
En la época de ese supuesto concilio los grandes pensantes de la Iglesia proclamaban la Virginidad
de María:
- La Perpetua Virginidad de María es el Segundo Dogma mariano de la Iglesia católica y de la
Iglesia oriental ortodoxa según el cual María fue virgen antes, durante y después del parto y no tuvo
otros hijos. Afirma la “real y perpetua virginidad incluso en el acto de dar a luz el Hijo de Dios hecho
hombre.” El Segundo concilio de Constantinopla (año 553) le otorgó a María el título de “siempre
virgen” (aeiparthenos). - En el año 107, Ignacio de Antioquia ya describía la virginidad de María.
- Agustín de Hipona (354-430)
Considerado el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la
Iglesia occidental, nació en el año 354 en Tagaste (Argelia actual). En su escrito Sobre la Virginidad
y en su sermón 291 defendería la virginidad de María profundizando en el propósito de su
virginidad:
- ¿Qué eres tú que vas a dar a luz luego? ¿Cómo lo has merecido? ¿De dónde lo recibiste?
¿Cómo va a formarse en ti quien te hizo a ti? ¿De dónde —repito— te ha llegado bien tan grande?
Eres virgen, eres santa, has hecho un voto; pero es muy grande lo que has merecido; mejor, lo que
has recibido. ¿Cómo, pues, lo has merecido? Se forma en ti quien te hizo a ti; se hace en ti aquel
por quien fuiste hecha tú; más aún, aquel por quien fue hecho el cielo y la tierra, por quien fueron
hechas todas las cosas21 ; en ti, la Palabra se hace carne recibiendo la carne, pero sin perder la
divinidad. Hasta la Palabra se junta y se une con la carne, y tu seno es el tálamo de tan gran
matrimonio; vuelvo a repetirlo: tu seno es el tálamo de tan gran matrimonio, es decir, de la unión de
la Palabra y de la carne; de él procede el mismo esposo como de su lecho nupcial22. Concebido te
encontró virgen; NACIDO TE DEJA VIRGEN. Te otorga la fecundidad sin privarte de la integridad.
¿De dónde te ha venido? ¿Quizá parezca insolente al interrogar así a la virgen y pulsar casi
inoportunamente con estas mis palabras a sus castos oídos? Mas veo que la virgen, llena de rubor,
me responde no obstante y me alecciona: «¿Me preguntas de dónde me ha venido todo esto? Me
ruborizo al responderte acerca de mi bien; escucha el saludo del ángel y reconoce en mí tu
salvación. Cree a quien yo he creído. Me preguntas de dónde me ha llegado esto. Que el ángel te
dé la respuesta». —Dime, ángel, ¿de dónde le ha llegado eso a María?—, dije cuando la saludé:
Salve, llena de gracia23.
- Jerónimo (340 – 420 d.C)
San Jerónimo combatió ferozmente a Elvidio (de quien hablaremos a continuación) cuando negó la
virginidad de María. En su obra “Contra Elvidio” presentó una refutación bíblica detallada a los
argumentos presentados por este en aquel momento. La obra mantiene especial valor porque refuta
los mismos argumentos que sostienen los protestantes hoy, pero hace más de 1500 años. Esta
carta a Evidio tal parece escrita ayer y en nuestro turbulento mundo, evidentemente el hombre y su
mala cabeza son ayer y hoy. Esta carta contra Evidio comienza con estas extraordinarias palabras:
“No hace mucho me pidieron algunos hermanos que contestara a un panfleto escrito por un tal
Elvidio. He atrasado hacer esto, no porque sea un tema difícil en el cual defender la verdad y refutar
a un campesino ignorante que tiene escaso conocimiento del primer destello de aprendizaje, sino
porque me temía que mi respuesta pudiera hacerlo parecer alguien digno de ser derrotado. Estaba
también la consideración adicional de que un tipo turbulento (el único individúo en el mundo que se
cree a si mismo laico y sacerdote, uno que, como se ha dicho, piensa que la elocuencia consiste en
usar muchas palabras y considera que hablar mal de cualquiera es ser testimonio de una buena
conciencia), empezaría a blasfemar peor que nunca si la oportunidad de discutir se le daba. Se
pararía sobre un pedestal, y podría publicar a lo largo y a lo ancho sus puntos de vista. También
hay razón de temer que cuando la verdad le falle, él podría atacar a sus oponentes con el arma del
abuso. Pero todos estos justos motivos para mantener el silencio, hace poco han dejado de
influenciarme, debido al escándalo causado a los hermanos que estaban disgustados ante sus
delirios. El hacha del Evangelio debe, por lo tanto, aplicarse a la raíz de un árbol sin frutos, y tanto
el árbol como su follaje sin fruto deben tirarse al fuego, para que Elvidio – que nunca aprendió a
hablar—pueda a la larga aprender a callar su lengua.” (me gusta San Jerónimo)
Mas adelante en este tratado dice “ Usted dice que María no continuó siendo virgen. Yo digo aún
más, que el mismo José era virgen por María, que de un matrimonio virginal nació un hijo virgen.
Porque si como hombre santo no cae bajo las acusaciones de fornicación, y en ningún lugar está
escrito que él tenía otra esposa, pero era el guardián de María con quien debía casarse en lugar de
su esposo, la conclusión es que aquel quien se consideró digno de ser llamado el padre del Señor,
permaneció virgen.”
Y termina “CONCLUSION 24. Me he puesto retórico, y me he nombrado un poco como orador de
plataforma. Usted me impulsó, Elvidio, porque, aún tan brillantemente como brilla el Evangelio hoy,
usted dice que una gloria igual está relacionada con la virginidad y el estado matrimonial. Y debido
a que pienso que, encontrar la verdad es muy duro para usted, usted volverá a menospreciar mi
vida y a abusar mi carácter (de la misma manera que las mujeres débiles chismean en las esquinas
cuando han sido reprendidas por sus amos), yo debo anticipármele. Yo le aseguro que tomaré sus
insultos como una alta distinción, ya que los mismos labios que me asaltan han menospreciado a
María y yo, un sirviente del Señor, soy favorecido con los mismos ladridos de elocuencia que su
madre”
Gran y actual San Jerónimo. - San Martín I, Concilio de Letrán, año 649, (contra los monotelitas)
“De la Encarnación. Dz: 256 Can. 3. Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres,
propiamente y según verdad por madre de Dios a la santa y siempre Virgen María, como quiera que
concibió en los últimos tiempos sin semen por obra del Espíritu Santo al mismo Dios Verbo propia y
verdaderamente, que antes de todos los siglos nació de Dios Padre, e incorruptiblemente le
engendró, permaneciendo ella, AUN DESPUES DEL PARTO, en su virginidad indisoluble, SEA
CONDENADO [v. 218]. - El Concilio de Letrán, en el 649 nos dice que la siempre Virgen María concibió sin semen por obra
del Espíritu Santo al mismo Dios Verbo, permaneciendo en su VIRGINIDAD AUN DESPUES DEL
PARTO (DS 503; D 256). S - Concilio de Toledo, año 675. Símbolo de la fe (sobre todo acerca de la Trinidad y de la
Encarnación)
“ D-282 [Sobre la Encarnación.] Creemos que, de estas tres personas, sólo la persona del Hijo, para
liberar al género humano, asumió al hombre verdadero, sin pecado, de la santa e inmaculada María
Virgen, de la que fue engendrado por nuevo orden y por nuevo nacimiento. Por nuevo orden,
porque invisible en la divinidad, se muestra visible en la carne; y por nuevo nacimiento fue
engendrado, porque la intacta virginidad, por una parte, no supo de la unión viril y, por otra,
fecundada por el Espíritu Santo, suministró la materia de la carne. Este parto de la Virgen, ni por
razón se colige, ni por ejemplo se muestra, porque si por razón se colige, no es admirable; si por
ejemplo se muestra, no es singular.”
-Santo Tomás de Aquino también enseñó esta doctrina (Summa theologiae III.28.2) que María dio el
nacimiento milagroso sin abertura del útero, y sin perjuicio para el himen. Esta doctrina ya era un
dogma desde el cristianismo primitivo, habiendo sido declarada por notables escritores como San –
Justino Mártir y Orígenes.
El papa Paulo IV lo reconfirmó en el Cum quorundam el 7 de agosto de 1555, en el Concilio de
Trento.
- Sixto IV . e la Inmaculada concepción de la B. V. M. (1) [De la Constitución Cum praeexcelsa, de
28 de febrero de 1476] Nota: (1) CIC Extr. Comm. III, 12, 1 y 2: Frdbg II 1285 s; Rcht II 1201 s.
D-734 “Cuando indagando con devota consideración, escudriñamos las excelsas prerrogativas de
los méritos con que la reina de los cielos, la gloriosa Virgen Madre de Dios, levantada a los eternos
tronos, brilla como estrella de la mañana entre los astros…: Cosa digna, o más bien cosa debida
reputamos, invitar a todos los fieles de Cristo con indulgencia y perdón de los pecados, a que den
gracias al Dios omnipotente (cuya providencia, mirando ab æterno la humildad de la misma Virgen,
con preparación del Espíritu Santo, la constituyó habitación de su Unigénito, para reconciliar con su
Autor la naturaleza humana, sujeta por la caída del primer hombre a la muerte eterna, tomando de
ella la carne de nuestra mortalidad para la redención del pueblo y PERMANECIENDO ELLA NO
OBSTANTE DESPUES DEL PARTO, VIRGEN SIN MANCCILLA), den gracias, decimos, y
alabanzas por la maravillosa concepción de la misma Virgen inmaculada y digan, por tanto, las
misas y otros divinos oficios instituidos en la Iglesia y a ellos asistan, fin de que con ello, por los
méritos e, intercesión de la misma Virgen, se hagan más aptos para la divina gracia.” - Concilio de Trento
De la Trinidad y Encarnación (contra los unitarios). [De la Constitución de Paulo IV Cum
quorundam, de 7 de agosto de 1555]
“ D-993 Como quiera que la perversidad e iniquidad de ciertos hombres ha llegado a punto tal en
nuestros tiempos que de entre aquellos que se desvían y desertan de la fe católica, muchísimos se
atreven no sólo a profesar diversas herejías, sino también a negar los fundamentos de la misma fe y
con su ejemplo arrastran a muchos a la perdición de sus almas; Nos – deseando, conforme a
nuestro pastoral deber y caridad, apartar a tales hombres, en cuanto con la ayuda de Dios
podemos, de tan grave y pestilencial error, y advertir a los demás con paternal severidad que no
resbalen hacia tal impiedad -, a todos y cada uno de los que hasta ahora han afirmado,
dogmatizado o creído que Dios omnipotente no es trino en personas y de no compuesta ni dividida
absolutamente unidad de sustancia, y uno, por una sola sencilla esencia de su divinidad; o que
nuestro Señor no es Dios verdadero de la misma sustancia en todo que el Padre y el Espíritu Santo;
o que el mismo no fue concebido según la carne en el vientre de la beatísima y siempre Virgen
María por obra del Espíritu Santo, sino, como los demás hombres, del semen de José; o que el
mismo Señor y Dios nuestro Jesucristo no sufrió la muerte acerbisíma de la cruz, para redimirnos
de los pecados y de la muerte eterna, y reconciliarnos con el Padre para la vida eterna; o que la
misma beatísima Virgen María no es verdadera madre de Dios, NI PERMANCIO SIEMPRE EN LA
INTEGRIDAD DE VIRGINIDADE, a saber, antes del parto, en el parto y PERPETUAMENTE
DESPUES DEL PARTO; de parte de Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, con autoridad
apostólica requerimos y avisamos… [INCURRE EN ANATEMA)
- CATECISMO: “La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a
confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre.
En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal” de su madre.
La liturgia de la Iglesia celebra a María como la ‘Aeiparthenos’, la ‘siempre-virgen’.” (499 – catecismo
de la Iglesia Católica) - La Lumen Gentium en el nº 52 también habla de “la gloriosa siempre Virgen María”.
- “Maravilloso fue su nacimiento. ¿Qué hay más maravilloso que el parto de una Virgen? Concibe y
es virgen; DA A LUZ Y SIGUE SIENDO VIRGEN. Fue hecho de aquella a la que El hizo; le aportó la
fecundidad sin quitarle la integridad. ¿De dónde procede María? De Adán. Y Adán ¿de dónde? De
la Tierra. Si Adán procede de la tierra y María de Adán, también María procede de la tierra. Si María
es tierra, reconozcamos lo que cantamos: La verdad ha brotado de la tierra”. San Agustín.
Recopilado por José Gálvez Krüger - Esto está tomado de la Catequesis de SS Juan Pablo II. Vaticano, 10 de julio de 1996e de la
concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496):
- La fe expresada en los evangelios es confirmada, sin interrupciones, en la tradición posterior. Las
fórmulas de fe de los primeros autores cristianos postulan la afirmación del nacimiento virginal:
Arístides, Justino, Ireneo y Tertuliano están de acuerdo con san Ignacio de Antioquía, que proclama
a Jesús “nacido verdaderamente de una virgen” (Smirn. 1, 2). Estos autores hablan explícitamente
de una generación virginal de Jesús real e histórica, y DE NINGUN MODO AFIRMAN SEAN UNA
VIRGINIDAD SOLAMENTE MORAL O UN VAGO DON DE GRACIA que se manifestó en el
nacimiento del niño.
Las definiciones solemnes de fe por parte de los concilios ecuménicos y del Magisterio pontificio,
que siguen a las primeras fórmulas breves de fe, están en perfecta sintonía con esta verdad. El
concilio de Calcedonia (451), en su profesión de fe, redactada esmeradamente y con contenido
definido de modo infalible, afirma que Cristo “en los últimos días, por nosotros y por nuestra
salvación, (fue) engendrado de María Virgen, Madre de Dios, en cuanto a la humanidad” (DS 301).
Del mismo modo, el tercer concilio de Constantinopla (681) proclama que Jesucristo “nació del
Espíritu Santo y de María Virgen, que es propiamente y según verdad madre de Dios, según la
humanidad” (DS 555). Otros concilios ecuménicos (Constantinopolitano II, Lateranense IV y
Lugdunense II) declaran a María “siempre virgen”, subrayando su virginidad perpetua (cf. DS 423,
801 y 852).
El concilio Vaticano II ha recogido esas afirmaciones, destacando el hecho de que María, “por su fe
y su obediencia, engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón,
cubierta con la sombra del Espíritu Santo” (Lumen gentium, 63).
A las definiciones conciliares hay que añadir las del Magisterio pontificio, relativas a la Inmaculada
Concepción de la “santísima Virgen María” (DS 2.803) y a la Asunción de la “Inmaculada Madre de
Dios, siempre Virgen María” (DS 3.903).
- Aunque las definiciones del Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649,
convocado por el Papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo “virgen”, se ve claramente que
este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los actos sexuales y la
preservación de la integridad corporal. En todo caso, la integridad física se considera esencial para
la verdad de fe de la concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496).
La designación de María como “santa, siempre Virgen e Inmaculada”, suscita la atención sobre el
vínculo entre santidad y virginidad. María quiso una vida virginal, porque estaba animada por el
deseo de entregar todo su corazón a Dios.
La expresión que se usa en la definición de la Asunción, “la Inmaculada Madre de Dios, SIEMPRE
VIRGEN”, sugiere también la conexión entre la virginidad y la maternidad de María: dos
prerrogativas unidas milagrosamente en la generación de Jesús, verdadero Dios y hombre. Así, la
virginidad de María está íntimamente vinculada a su maternidad divina y a su santidad perfecta.
Otros concilios ecuménicos (Constantinopolitano II, Lateranense IV y Lugdunense II) declaran a
María “siempre virgen”, subrayando su virginidad perpetua (cf. DS 423, 801 y 852). El concilio
Vaticano II ha recogido esas afirmaciones, destacando el hecho de que María, “por su fe y su
obediencia, engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta
con la sombra del Espíritu Santo” (Lumen Gentium, 63). - Aunque las definiciones del Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649,
convocado por el Papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo “virgen”, se ve claramente que
este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los actos sexuales y la
preservación de la integridad corporal. En todo caso, la integridad física se considera esencial para
la verdad de fe de la concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496).
Ni aun los Fundadores del Protestantismo historico llegaron tan lejos con esa ofensa a la Virgen
Maria:
- Martin Lutero creía que María no tuvo otros hijos y no tenía ningún relaciones maritales con José.
El texto latino de los 1537 Smalcald artículos , escrito por Martin Luther , utiliza el término “siempre
Virgen” para referirse a María. La virginidad perpetua de María era la creencia de toda la vida de
Lutero, incluso después de haber rechazado otras doctrinas marianas excepto ” Madre de Dios “. - Zwinglio apoyada directamente virginidad perpetua y escribió: “Creo firmemente que [María], …
para siempre permaneció virgen pura, intacta.” - Al igual que Zwinglio, los reformadores ingleses también apoyaron el concepto de la virginidad
perpetua, pero a menudo varían en sus razones para el apoyo. El apoyo de la virginidad perpetua
Lutero y de Zwinglio fue aprobado por Heinrich Bullinger y se incluyó en el 1566 Segunda Confesión
Helvética . - Juan Calvino “era menos clara que Lutero sobre la virginidad perpetua de María, pero, sin duda
favorecido”. Él advirtió contra lo que él pensaba que “la especulación impía” en el tema. En su
comentario de Lucas 1:34, rechazó como “infundada y totalmente absurda” la idea de que María
había hecho voto de virginidad perpetua, diciendo que “Ella sería, en ese caso, haber cometido
traición al permitir a sí misma para unirse a un marido, y habría vertido desprecio sobre el pacto
sagrado del matrimonio, lo que no se podría haber hecho sin la burla de Dios”, y agregó que no hay
pruebas de la existencia de tales votos en el momento. Aunque el celibato o la abstinencia dentro
de la vida matrimonial no era desconocido en la tradición judía , en respuesta a la orden y la
participación en su servicio de Dios. En el Comentario sobre una armonía de Mateo, Marcos y
Lucas , Calvino rechazó el argumento de que María tuvo otros hijos debido a la mención en la
Escritura de hermanos de Jesús . - Los anglicanos reformadores del siglo 16 y 17, como Hugh Latimer y Thomas Cranmer , apoyados
virginidad perpetua “sobre la base de la autoridad cristiana antigua”.
-En el siglo 18, John Wesley , uno de los fundadores del metodismo , también apoyó la doctrina y
escribió que Jesús “nació de la Virgen María, que, como bien después que antes de darlo a luz,
continuó virgen pura y sin mancha “.
Ante todo, debemos de saber que es un Dogma. Un dogma es una verdad absoluta, y por lo tanto
totalmente segura sobre la cual no puede flotar ninguna duda. Una vez proclamado solemnemente,
ningún dogma puede ser derogado o negado, ni por el Papa, ni por Obispos, ni por decisión
conciliar y menos por los fieles (tengan los estudios que tengan). Por eso, los dogmas constituyen la
base inalterable de toda la Doctrina católica.
La Negación pertinaz de un Dogma de nuestra doctrina es herejía. ¿Qué es una herejía?
Veamos que nos dice el Derecho Canónico (La Ley de la Iglesia)
DERECHO CANONICO:
Canon 750 § 1: Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de
Dios escrita o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la
Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la
Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los
fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier
doctrina contraria.
(Entre estas doctrinas se encuentran los artículos del Credo y los dogmas proclamados por el papa
o los Concilios Ecuménicos, como los dogmas marianos o la infalibilidad del Romano Pontífice. El
rechazo de estas doctrinas constituye herejía.)
751 Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha
de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total
de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los
miembros de la Iglesia a él sometidos
1364 § 1. El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae,
quedando firme lo prescrito en el c. 194 § 1, 2; el clérigo puede ser castigado además con las penas
enumeradas en el c. 1336 § 1, 1, 2 y 3.
AHORA DONDE SE DICE QUE LA VIRGINIDAD FISICA DE MARIA \ ES DOGMA? ACA TE LO
RESUMO DE NUEVO:
- La Perpetua Virginidad de María es el segundo DOGMA mariano de la Iglesia católica y de la
Iglesia oriental ortodoxa según el cual María fue virgen antes, durante y después del parto y no tuvo
otros hijos. Afirma la “real y perpetua virginidad incluso en el acto de dar a luz el Hijo de Dios hecho
hombre.” - En el año 107, Ignacio de Antioquia ya describía la virginidad de María.
- Esta doctrina ya era un dogma desde el cristianismo primitivo, habiendo sido declarada desde el
Siglo II por notables escritores como San Justino Mártir y Orígenes - El Segundo concilio de Constantinopla (año 553 dc) le otorgó a María el título de “siempre virgen”
(aeiparthenos). DOGMA
-Santo Tomás de Aquino también enseñó esta doctrina (Summa theologiae III.28.2) que María dio el
nacimiento milagroso sin abertura del útero, y sin perjuicio para el himen.
1) El Verbo, que fue ciertamente concebido y que procede del Padre sin ninguna corrupción, debía
al hacerse carne nacer de una Madre Virgen conservándole su virginidad.
2) El que vino para evitar toda aquella corrupción, al nacer no debía destruir la virginidad de Aquella
que le dio la vida.
3) El que nos ordena honrar padre y madre se obligaba a sí mismo a no disminuir, al nacer, el honor
de su Santa Madre
- El papa Paulo IV lo reconfirmó en el Cum quorundam el 7 de agosto de 1555, en el Concilio de
Trento. DOGMA - CATECISMO: “La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a
confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre.
En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal” de su madre.
La liturgia de la Iglesia celebra a María como la ‘Aeiparthenos’, la ‘siempre-virgen’.” (499 – catecismo
de la Iglesia Católica) DOGMA - El Concilio de Letrán, en el 649 nos dice que la siempre Virgen María concibió sin semen por obra
del Espíritu Santo al mismo Dios Verbo, permaneciendo en su virginidad aún después del parto (DS
503; D 256). - Sixto IV en 1476 defiende la Inmaculada y la virginidad después del parto (DS 1400; D 734). Entre
los Decretos de Trento está el rechazo a que “la Virgen María no permaneció siempre en la
integridad de la virginidad, a saber, antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto”
(DS 1880; D 993). - La Lumen Gentium en el nº 52 también habla de “la gloriosa siempre Virgen María”.
- “Maravilloso fue su nacimiento. ¿Qué hay más maravilloso que el parto de una Virgen? Concibe y
es virgen; da a luz y sigue siendo Virgen. Fue hecho de aquella a la que El hizo; le aportó la
fecundidad sin quitarle la integridad. ¿De dónde procede María? De Adán. Y Adán ¿de dónde? De
la Tierra. Si Adán procede de la tierra y María de Adán, también María procede de la tierra. Si María
es tierra, reconozcamos lo que cantamos: La verdad ha brotado de la tierra”. San Agustín.
Recopilado por José Gálvez Krüger
Esto está tomado de la Catequesis de SS Juan Pablo II. Vaticano, 10 de julio de 1996e de la
concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496):
Otros concilios ecuménicos (Constantinopolitano II, Lateranense IV y Lugdunense II) declaran a
María “siempre virgen”, subrayando su virginidad perpetua (cf. DS 423, 801 y 852). El concilio
Vaticano II ha recogido esas afirmaciones, destacando el hecho de que María, “por su fe y su
obediencia, engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta
con la sombra del Espíritu Santo” (Lumen Gentium, 63).
- Aunque las definiciones del Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649,
convocado por el Papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo “virgen”, se ve claramente que
este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los actos sexuales y la
preservación de la integridad corporal. En todo caso, la integridad física se considera esencial para
la verdad de fe de la concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496).
“Como el rayo del sol pasa a través de un cristal sin romperlo ni mancharlo”, según la hermosa
expresión de San Agustín recogida del catecismo del P. Astete.
CATOLICO QUE NO CONFIESE Y ENSEÑE (SEA QUIEN SEA) LA PERPETUA VIRGINIDAD DE
MARIA ESTA EN EXCOMUNION LATAE SENTENCIA.
“Como el rayo del sol pasa a través de un cristal sin romperlo ni mancharlo”, según la hermosa
expresión de San Agustín recogida del catecismo del P. Astete.
nuestras fuertes quejas hacia una exégesis del tipo de R. E, Brown (y ahora de sus discípulos) en el
que frente al método histórico-crítico todo pasa a un segundo plano, incluso la misma Escritura»
(pp. 88-89) En la presentación, el padre Sefano M. Manelli FI escribe: «Contra los errores que
ofenden este misterio inefable [la perpetua virginidad de María] , sin embargo, es necesario estar
atento con todo cuidado porque es seguro que afectar esta verdad significa afectar y comprometer
también otras verdades de nuestra Fe, que están en divina armonía con ella, comenzando con la
verdad sublime del misterio de la Encarnación del Verbo en la Virgen Inmaculada »(p. 9).