HAY QUIENES NIEGAN LA RESURRECCION FISICA DE JESUS. ARGUMENTO
ESCRITURAL.
Ha habido una corriente modernista dentro del protestantismo histórico de negar la
resurrección física de Jesús y algunos hasta dicen que no hubo nada solo un movimiento
“intelectual “de los seguidores de los apóstoles. Esa también había sido herejía de los
Testigos de Jehová y de otras herejías similares desde los primeros tiempos de nuestra
Iglesia. Lo triste es que esa herejía hace un tiempo se infiltro entre nosotros, en seminarios,
órdenes religiosas, teólogos, etc. Ahora tenemos que hacer apologética para nosotros
mismos.
Veamos:
Romanos 10: 9 articula dos requerimientos para la salvación. El primero es confesar a
“Jesús como Señor.” El segundo requerimiento es creer que “Dios levantó a Jesús de la
muerte.” El bautismo ni habla que hablar pues el Señor fue muy claro sobre su necesidad
para la salvación.
De manera similar, el apóstol Pablo resume el evangelio en 1 Corintios 15:3-5: “Porque
ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros
pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las
Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.”
Pablo no sólo manifiesta que uno de los argumentos principales del evangelio es el creer
que Jesús se levantó de la muerte, sino que en el versículo 17, va más allá al afirmar que,
“si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados.”
Los cristianos han enseñado y defendido la doctrina de la resurrección por siglos,
enseñando que Jesús, se levantó físicamente con el mismo cuerpo humano con el que
murió. Noten la correlación entre el cuerpo humano perecedero y el cuerpo humano
resucitado y no perecedero, tal como se describe en 1 Corintios 15:42-44: “Así sucederá
también con la resurrección de los muertos. Lo que se siembra en corrupción, resucita en
incorrupción; lo que se siembra en oprobio, resucita en gloria; lo que se siembra en
debilidad, resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si
hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual.”
El término griego, “soma” para “cuerpo”, siempre se usa en las Escrituras para referirse a la
naturaleza física. Del mismo modo, el término “espiritual” es utilizado en las Escrituras para
denotar un comportamiento “sobrenatural”—no para referirse a la esencia de un ser
“espiritual.” De este modo, la frase “cuerpo espiritual” en el pasaje anterior, habla de un
cuerpo “físico sobrenatural”—no un “cuerpo de espíritu.” Otro ejemplo del término
“espiritual” refiriéndose a un comportamiento “sobrenatural” se encuentra en 1 Corintios
2:15 donde leemos: “En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está
sujeto al juicio de nadie.” En ambos pasajes, la persona “espiritual” se está comportando de
una manera “sobrenatural,”.
LA CONTROVERSIA DE LA RESURRECCIÓN – UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA
Los testigos de Jehová no fueron los primeros en negar la resurrección corporal de Jesús.
Durante la época de los apóstoles bíblicos, el movimiento herético del gnosticismo
comenzó a invadir al cristianismo y floreció en el siglo segundo y tercero. El gnosticismo
era una creencia esotérica que prometía la liberación del mundo material el cual veía como
perverso en su totalidad. Esta liberación vendría por medio de la revelación del “gnosis”
(conocimiento) secreto del reino espiritual, divino y trascendente que únicamente los
gnósticos poseían.
El dualismo gnóstico enseñaba que la naturaleza espiritual era buena y que todo lo que
tuviera que ver con el mundo físico o material era malo. Por lo tanto, los gnósticos
alegaban que Jesús no pudo haber sido completamente divino si es que poseyó un cuerpo
humano físico.
Como respuesta a esta herejía, Juan replicó, “…todo profeta (espíritu) que reconoce que
Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios; todo profeta (espíritu) que no
reconoce a Jesús no es de Dios.” – 1 Juan 4:2-3. Y prosiguió diciendo: “es que han salido
por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo
humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo.”—2 Juan 1:7
Si Jesús no hubiese recuperado su cuerpo, ¿cómo habrían podido haberse cumplido las
palabras proféticas de David: “Y aun mi carne descansará en esperanza” (Hechos 2:26)?
Y de nuevo, digo esto: ‘Si no hubiera sido su resurrección corporal, ¿cómo habría podido
Jesús destruir la muerte?’ No habría podido, porque cuando vino la muerte aconteció una
separación física del alma de Jesús de su cuerpo, por lo cual el cuerpo decimos que en
cierto sentido fue “perdido”, por lo tanto, para que la muerte fuese vencida era necesario
que el alma del Jesús muerto volviese precisamente en aquel cuerpo del que estaba
separado; en otras palabras, que Jesús retomara su cuerpo. Y así sucedió; sí, esto es lo
que pasó con su resurrección, por la que ahora proclamamos que Jesucristo ha destruido
la muerte.
Del mismo modo, San Ignacio, quien vivió entre los años 35 al 107 d.c., defendió la
resurrección corporal de Cristo. Él fue discípulo de Juan, el apóstol bíblico, y estaba
sirviendo como obispo de Antioquía cuando fue condenado por su fe en Jesucristo.
Estando en camino a su martirio en Roma, Ignacio escribió siete cartas que testifican
acerca de la teología de los cristianos más antiguos. Él dijo:
“Capítulo III. —Cristo fue poseído de un cuerpo después de su resurrección…Pues yo sé
que después de su resurrección Él también seguía poseyendo un cuerpo de carne, y creo
que sigue siendo así ahora…Yo sé que Él tuvo un cuerpo no sólo en su nacimiento y
crucifixión, sino sé que también fue así después de su resurrección, y que sigue siendo así
ahora.
Cuando, por ejemplo, se apareció a aquellos que estaban con Pedro, les dijo, “Tóquenme,
pálpenme, y vean que no soy un espíritu incorpóreo. Pues un espíritu no tiene carne y
huesos como ven que yo tengo…Y así fue Él, en la carne y a la vista de ellos, recibido
hacia arriba por Aquel que le envió, siendo que, con esa misma carne vendrá otra vez,
acompañado de gloria y poder.” —The Ante-Nicene Fathers, (Los padres de la iglesia,
antes del concilio de Nicea) vol. 1, p. 87
Ciertamente, las Escrituras dan testimonio de este hecho cuando establecen que en Cristo
“Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal” (Colosenses 2:9). En Lucas
24:37-39, se da este testimonio con respecto a la resurrección de nuestro Señor:
“Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu. — ¿Por qué se asustan tanto? —les
preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas? Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo!
Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo.”
¿¿Puede Jesús hablar más claro para que se le entienda?? solo el enemigo y la soberbia
(¿mala combinación puede velar el entendimiento de esa forma y en nosotros tiene una
necesidad fundamental, como yo le pregunte a un Sacerdote que predicaba esa herejía y le
dije “Padre si Jesús es espíritu como es que usted dice en la consagración “este es mi
cuerpo”, ¿se está mintiendo a usted mismo?” Por qué en nuestra Iglesia el negar la
resurrección física de Jesús es negar la Eucaristía y a eso apunta y va.
ALGUNAS RAZONES POR LA QUE CREO EN LA RESURRECCION.
- Jesús habló abiertamente de lo que le iba a ocurrir: la crucifixión y luego la resurrección
de entre los muertos. “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer
muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas,
y ser muerto, y después de tres días resucitar” (Marcos 8:31, también ver Mateo 17:22 y
Lucas 9:22) - La tumba estaba vacía el día de Pascua.Los documentos más antiguos declaran esto: “Y
cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (Lucas 24:3). Y lo confirmaron los
enemigos de Jesús diciendo que los discípulos habían robado el cuerpo (Mateo 25:13). No
se podía encontrar el cuerpo de Jesús. - Los discípulos fueron transformados casi inmediatamente de ser hombres sin esperanza y
llenos de miedo después de la crucifixión (Lucas 24:21, Juan 20:19) a ser hombres
confiados y testigos audaces de la resurrección (Hechos 2:24, 3:15, 4:2).
“Luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven
aún, pero algunos ya duermen” (1 Corintios 15:6). Lo que hace esto tan relevante es que
fue escrito a griegos que no creían tales declaraciones cuando muchos de estos testigos
aún vivían. Así que era una declaración arriesgada si se podía desmentir con un poco de
investigación directa.
- La mera existencia de una iglesia Cristiana primitiva que prosperó y conquistó imperios
respalda la verdad de declarar la resurrección.
La iglesia se propagó sobre el poder del testimonio de que Jesús resucitó de los muertos y
de que Dios lo hizo Señor y Cristo (Hechos 2:36). La señoría de Cristo sobre todas las
naciones es basada en su victoria sobre la muerte. Éste es el mensaje que se propagó en
todo el mundo. Su poder de cruzar culturas y crear un nuevo pueblo de Dios fue un fuerte
testimonio de su verdad. - La conversión del Apóstol Pablo respalda la verdad de la resurrección.
Él argumenta ante un público parcialmente negativo en Gálatas 1:11-17 que su evangelio
viene del Cristo resucitado y no de los hombres. Su argumento es que antes de su
experiencia en el camino a Damasco cuando vio al Cristo resucitado, él era violentamente
opuesto a la fe Cristiana (Hechos 9:1). Pero ahora, ante el asombro de todos, está
arriesgando su vida por el evangelio (Hechos 9:24-25). Su explicación: El Cristo resucitado
se le apareció y le autorizó que encabezara la misión de los Gentiles (Hechos 26:15-28).
¿Podemos darle crédito a tal testimonio? Esto nos lleva al siguiente argumento. - Los testigos del Nuevo Testamento no portan la estampa de ingenuos o engañadores.
¿Cómo se le da crédito a un testigo? ¿Cómo se decide si creer en el testimonio de una
persona? Cuando un testigo está muerto, podemos basar nuestro juicio de él sólo en el
contenido de sus escrituras y los testimonios de otros acerca de él ¿Cómo se comparan
Pedro, Juan, Mateo y Pablo? Gentes diferentes que no se conocieron y tienen el mismo
Espiritu?