ES MARIA DE LA CASA DE DAVID?
En aquel tiempo dos de las más específicas profecías mesiánicas jamás proferidas
estrecharon el campo a una única posibilidad. En Isaías 7:14 el Señor proclamo que el
Mesías nacería de una virgen, y en Miqueas 5:2 que el nacería en Belén, la Ciudad de
David.
Los críticos y judíos contestan que el texto de Isaías, al referirse al nacimiento Virginal.
Alegan que la palabra “almah”, no significa “virgen”, y sí una “chica Joven”. Alegan que el
texto fue adulterado por Mateo, forjando así un nacimiento virginal para Jesús.
Pero felizmente, las fechas no mienten. Mateo utilizó los escritos de la Septuaginta para
escribir su libro. En la Septuaginta, la palabra hebrea “almah”, está traducida como
“virgen”.
La Septuaginta fue escrita 400 años antes de que Mateo naciera. Entonces ¿por qué la
palabra “almah” fue traducida por virgen?
El texto de Isaías es una sombra de la profecía que se cumpliría en Jesús. Él se refiere a
un hijo del profeta, que serviría como espejo del Mesías.
El significado “chica joven” es el significado más “amplio”, sin embargo, virgen es un
significado más específico, como se explica al inicio de este estudio. Por algún motivo que
desconocemos, Los traductores de la Septuaginta, que eran hebreos y hablaban griego, la
tradujeron de esta manera.
La lengua hebrea es bastante limitada, dando diversos significados para una misma
palabra. Tenemos palabras que pueden tener más de 20 significados. Ya el griego se
constituye de una riqueza léxica extraordinaria. Todas las cosas tienen su propia palabra, y
la palabra “virgen” tiene su correspondiente correcta en griego, lo que el hebreo no existe.
En hebreo, tenemos “bethulah”, que es usada casi siempre para “Ciudad Virgen”, o “Virgen
Nación”. Una referencia a la juventud de las personas de tales ciudades.
Creemos que tales traductores, por conocer el real significado de la palabra “almah” del
texto de Isaías, la tradujeron como virgen.
A fin de clasificar legalmente para sentarse en el trono de David, el Rey Mesías debía ser
de la casa y del linaje de David. Ser de la casa de David significa ser un descendiente
biológico de David. Ser del linaje de David significa pertenecer al linaje Real. ¿Cómo puede
ser esto?
Cuando leemos las genealogías del Señor en Mateo 1 y Lucas 3, podemos ver diferencias
comenzando en el tiempo de David. La genealogía de Mateo corre a través de Salomón, el
Linaje Real maldecido. Más la de Lucas corre a través del hermano de Salomón, Natán. El
linaje de Natán no fue maldecido, pero ellos tampoco eran reyes. María era de la familia de
Natán. Así, José y María eran descendientes de David, y José era uno de los muchos que
eran herederos del trono de David, pero incapaces de reclamarlo debido a la maldición
sobre su linaje.
Entonces, a través de su madre María, Jesús era un descendiente biológico de David.
Cuando María y José contrajeron matrimonio por la Ley, Él también se vuelve el hijo legal
de José y heredero del trono de David, pero, no siendo biológicamente relacionado a José,
no tenía la maldición de sangre.
También, San Gregorio Nacianceno piensa: «Podría usted preguntarse: ¿cómo desciende
Cristo de David? María es evidentemente de la familia de Aarón, puesto que el ángel dice
que es prima de Isabel. Hay que ver aquí el efecto del plan providencial de Dios, que ha
querido unir la sangre real a la raza sacerdotal con el fin de que Jesucristo, que es a la vez
sacerdote y rey, tuviera también como antepasados carnales a sacerdotes y reyes» (San
Gregorio Nacianceno: Poema dogmático 18, sección 1, cap. 18 vv38-39).
Es así como ven a la Madre de Dios la liturgia copta y otros místicos, «heredera por
Joaquín de David y por Ana de Aarón» (El Evangelio como me ha sido revelado, tomo 1 n.º
20).
Ciertos escritos judíos, para fundir estas dos líneas mesiánicas, afirman que el único
Mesías sería a la vez Rey y Sacerdote, a la vez de la tribu de Judá de la de Leví. Éste sería
el caso «carnal» de Jesús, si consideramos la hipótesis de la doble ascendencia davídica y
levítica para María.
Jesús cumple con la doble figura de vástago de la raíz de Isaí (Is 11,1) y de la rama
floreciente de Aarón (Nm 17, 23), por ser tanto de la tribu de Judá como de la tribu de Leví.
En este caso, Jesús mismo sería de ascendencia real y sacerdotal por parte de madre.
Uniría en su persona los dos linajes del destino mesiánico: real y sacerdotal. Él es a la vez
tanto Rey como Padre.
La solución más acorde a las Escrituras y a la Tradición sería pues que María desciende de
dos linajes, tal vez de David por su padre, Joaquín, y de Aarón por su madre, Ana.
Hasta el presente Él es el único hombre nacido en Israel desde 600 a.C. con derecho
legítimo al trono de David. El ángel Gabriel confirmo eso a María cuando anunció su
embarazo, diciendo que Él lo ocuparía para siempre (Lucas 1:32,33). Esto muestra que
Jesús es absolutamente el único capaz de ser el Mesías.
De José se sabe muy poco, sólo se menciona que es hijo de Jacob.
Si leemos en Lucas 3:23, Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años,
hijo, según se creía, de José, hijo de Elí; pero según Mateo Es María la hija de Elí.
María: En hebreo “Miryam” (Muchos consideran que equivale a «eminente» o «excelsa».
Una etimología posterior, debida a los Padres de la Iglesia, la vincula con el concepto de
«Señora» a partir del arameo mra, si bien los textos hebreos no contienen el carácter alef.6
También en hebreo existe la palabra mara(h), «amargura», siendo esta otra de las tantas
etimologías propuestas.
Una antigua etimología, recogida por escritores eclesiásticos, vincula al nombre con los
vocablos hebreos mir, «luz», y yam, «mar»; Miriam sería, entonces, «luz sobre el mar», de
ahí el apelativo latino —recogido por las letanías— Stella Maris, «Estrella del Mar».
También se cree que puede provenir de Mryt Yah, con la forma arcaica Mryt Yam, «amada
de Yah»
Era hija de Elí, aunque en la genealogía de Lucas se lee que José, el esposo de María, era
“hijo de Elí”. En “La Cyclopædia de M”Clintock, señala dicho autor: “Es sabido que los
judíos trazaban su árbol genealógico únicamente por el nombre del varón, y cuando el
linaje del abuelo pasaba al nieto por medio de una hija, se omitía el nombre de esta y se
ponía el de su esposo como hijo del abuelo materno (Números 26:33; 27: 4-7)”. Esta debió
ser la razón por la que el historiador Lucas dice que José era “hijo de Elí”. (Lucas 3:23).
Los evangelios canónicos del Nuevo Testamento no dan cuenta del nombre de los padres
de María. La historia de estos aparece en el Protoevangelio de Santiago, un texto apócrifo;
allí, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso que donaba bienes regularmente a
los pobres del templo de Jerusalén. Como su esposa era estéril, las autoridades religiosas
ordenan sacrificios a Joaquín, al considerar que la esterilidad es un signo de descontento
de Dios.
Aunque Joaquín, según la tradición católica y ortodoxa, fue el padre de la Virgen María y
marido de Ana y por lo tanto abuelo materno de Jesucristo.
De Joaquín se sabe que era natural de Nazaret y que sus padres fueron Matat y Estha. La
genealogía que presenta san Lucas en su evangelio es la de él, ya que los nombres Eli y
Joaquín son equivalentes.
María era de la tribu de Judá y descendiente de David. Por consiguiente, se podía decir
que su hijo Jesús “provino de la descendencia de David según la carne”. (Romanos 1:3)
Por su padre adoptivo José, descendiente de David, Jesús tenía el derecho legal al trono
de David, y por su madre, como “prole”, “descendencia” y “raíz” de David, tenía el derecho
hereditario natural al “trono de David su padre”. (Mateo 1:1-16; Lucas 1:32; Hechos
13:22,23; 2 Timoteo 2:8).
Los evangelios apócrifos, como el venerable Protoevangelio de Santiago, afirman
claramente que María es de la casa de David.
Los Padres Apostólicos después de San Ignacio (siglo I) y San Justino (siglo II) dan este
hecho por sentado (San Ignacio, Carta a los efesios 18,2; San Justino, Diálogo con Trifón
43-45; para un resumen de la tradición patrística cf. Santo Tomás de Aquino: ST parte III,
cap. 31, 2-3).
«Ya que el mismo evangelista nos dice que el esposo de María era José, que la madre de
Cristo era virgen y que Cristo es de la descendencia de David, ¿qué nos queda sino creer
que María no era ajena al parentesco de David?» (San Agustín).
Según la tradición, Ana fue esposa de Elí y madre de María. Una hermana de Ana tuvo una
hija llamada Elizabet, que fue la madre de Juan el Bautista. Según esa tradición, Elizabet
era prima de María. Las Escrituras dicen que María estaba emparentada con Elizabeth,
que era “de las hijas de Aarón”, de la tribu de Leví. (Lucas 1:5,36) Algunos piensan que
Salomé, esposa de Zebedeo y madre de Juan y Santiago, dos de los apóstoles de Jesús,
era hermana de María. (Mateo 27:55,56; Marcos 15:40; 16:1; Juan 19:25).