Confesión, Sacramento de Sanación Juan 20, 20-23 |
19 Les dijo: «¡La paz con vosotros!». 20Dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de Gozo al ver al Señor. 21El les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! «. Así COMO EL PADRE ME ENVIO A MI, ASI LOS ENVIO A USTEDES. 22Dicho esto soplo sobre ellos: «RECIBAN EL ESPIRITU SANTO: 23A QUIENES USTEDES PERDONEN QUEDAN PERDONADOS, Y A QUIEN NO LIBREN DE SUS PECADOS, QUEDAN ATADOS.” San Juan 20
En este texto del Evangelio de San Juan JESUS nos habla específicamente del pecado, no se habla de “atar y desatar” en una manera amplia como en el texto de San Mateo 16, 19, aquí JESUS se refiere muy directamente al perdón de los pecados.
Este es un pasaje de gran solemnidad. Son las primeras palabras del Resucitado a sus apóstoles en congregación, son las primeras palabras de JESUS a sus discípulos después de la Redención. JESUS establece un paralelismo entre la misión que le encomendó el PADRE y la que Él les encomienda. El PADRE le dio una misión: La Redención, JESUS la cumplió a cabalidad y ahora Él envía a sus escogidos para mantener el ministerio con una misión nueva: Ser los administradores de la consecuencia de la Redención, del perdón de los pecados. ¿Por qué? ….Misterio arcano que solo JESUS, su PADRE y el Espíritu conoce y que a nosotros no nos corresponde enjuiciar, sino creer en Fe.
Para reafirmar este poder les da solamente el ESPÍRITU SANTO, no para la misión de la Iglesia carismática como el Pentecostés, sino que es una “Unción Especial” para impartir este ministerio que es dado solo a los apóstoles, no a la congregación de los seguidores de JESUS. Este soplo del ESPÍRITU sobre los Apóstoles hay que relacionarlo con el Soplo del PADRE en Génesis 2,7 donde le da “Infusión de vida a Adán, Aquí JESUS infunde “Vida nueva” al darle poder a la Iglesia naciente de perdonar al pecador en muerte espiritual y darle la vida nueva en CRISTO merecida en la cruz del Calvario.
Hermanos de otras denominaciones interpretan que JESUS aquí cuando habla de perdón de los pecados se refiere a una predicación de arrepentimiento y establecen un paralelismo con Lucas 24, 46-47, pero sería absurdo pensar que JESUS le da este poder a Apóstoles de forma tan solemne cuando ya lo había dado anteriormente.
Tampoco se refiere JESUS a la intención de que si perdonamos se nos perdona como lo dijo en el Padre Nuestro, pues aquí no se habla del perdón de los apóstoles, sino de un perdón administrado por ellos y que no implica perdón automático de ellos. Hay que predicar el arrepentimiento de los pecados, pero esta predicación es absolutamente diferente del perdón en sí. Este es el texto básico donde la Iglesia se ha apoyado en los siglos para perdonar los pecados, base más que Evangélica y más clara que muchos de todos los textos en común.
Este perdón no se extinguió con los apóstoles, como no se extinguió el mandato de predicar y bautizar al morir los Apóstoles, sino que continuó en los sucesores hasta el día en que JESUS regrese a entregar el reino al Padre y ya no exista más pecado porque su autor ya ha sido aniquilado.
1 corintios 4:1
Así es preciso que los hombres nos miren: como a siervos de Cristo y distribuidores de los misterios de Dios.
Tito 1:7
Porque el obispo ha de ser irreprochable, como que es dispensador de Dios; no arrogante, no colérico, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de vil ganancia;
La Confesión tiene una dimensión espiritual que se escapa a los que no tienen los ojos abiertos a la realidad del Espíritu, y es la de experiencia de Gracia. Somos imagen y semejanza de Dios en nuestro espíritu (que es lo que tenemos semejante a Él) nuestro espíritu vive por la Gracia, es la Gracia lo que nos da la Santidad por la cual hacemos patente nuestra filiación divina. Como decían los Padres de la Iglesia “Lo que en Dios es por Naturaleza en el hombre lo es por Gracia” o sea somos semejantes a Dios por la Gracia Santificante. El pecado destruye la vida espiritual desde el momento en que perdemos la Gracia, podemos decir que el pecado es la muerte del espíritu, la vaciedad del hombre, la nada espiritual, esto nos lleva a Adán-barro. Cuando Adán fue creado tenía forma humana, era humano, pero no tenía vida, dice la Santa Palabra que Elohim-Dios SOLPLO aliento de vida y Adán vivió y reconoció la maravilla que Dios le había dado, con este soplo de vida entro el Espíritu Santo (rúa) y con el Espíritu, la Gracia.
Génesis 2, 7
“Entonces, el Señor Dios formo al hombre con polvo de la tierra, y SOPLO en sus narices aliento de vida y existió el hombre con aliento de vida”
El Señor Dios solamente SOPLA DOS VECES en toda la historia de la salvación, la primera el día de la creación del hombre, la Segunda la tarde de la Resurrección, veamos:
SAN JUAN 20, 22
“Dicho esto SOPLO sobre ellos: Reciban el Espíritu Santo, a quienes perdonen los pecados les queden perdonados, y a quienes no liberen, queden atados”
Es muy significativo que el Señor sople dos veces sobre el hombre y en ambos casos da el Espíritu Santo,
que consecuencia trajo el primero de estos soplos? La vida y la Gracia! Eso mismo hermano es lo que da Jesús por medio de su soplo divino a su Iglesia para ministrar, es por eso por lo que dijo “Así como mi Padre me envío YO LOS ENVIO” es un verdadero envío el que da Jesús a su Iglesia para dar la vida de la gracia en la Confesión.
EL objetivo y el fin del cristiano (al igual que Israel) es la Santificación, somos llamados a ser una Nación Santa, somos llamados a ser Santos porque el Señor que servimos es un Dios Santo, así que nuestras transgresiones nos hacen perder la Santidad, el fin de la Confesión no es solo el perdón de los pecados, es llevarnos a la Reconciliación con Dios y reestablecer la Santidad que adquirimos el día del Bautismo por medio de la Gracia. Cada Confesion es un Nuevo Nacimiento pues somos restaurados a la condición de hijos de Dios.
El Sacramento de la confesión no solo perdona los pecados, este sacramento Sana y Libera, es por esto por lo que el Catecismo de la Iglesia incluye el Sacramento de la confesión entre los Sacramentos de sanación, en la Confesion no solo somos sanados espiritualmente, también somo sanados de las enfermedades que tienen su origen en el pecado, en el Sacramento de la Confesion también solos liberados poderosamente de ataduras y acciones del enemigo de lo Santo.
Cuando pecamos ya dijimos que muere el alma a la Gracia, en la Confesión y por el poder de Jesús no solo se perdonan los pecados, también se da la vida de la Gracia, es un nuevo nacimiento del alma muerta por el pecado a la vida por el soplo de la Gracia. ¡Que poco conocemos y valoramos este poderoso medio de vida dejado en las manos débiles de la Iglesia!
PRECEDENTE BIBLICO DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION
El Pueblo de Israel era un pueblo que conocía que su DIOS era un DIOS Misericordioso (Exodo 34, 6-7), sin embargo, instituyó liturgias externas para tener la seguridad del perdón que sabían su DIOS otorgaba, así vemos en el Levítico:
Levítico 4, 27-31 27Si un hombre cualquiera del pueblo peca por inadvertencia, haciendo algo prohibido por Yahvé, volviéndose culpable. 28En cuanto se le indique el pecado cometido presentará como ofrenda una cabra sin defecto, 29pondrá la mano en la cabeza de dicha víctima por el pecado y la degollará en el altar de los holocaustos. 30El sacerdote mojará su dedo en la sangre y tocando los cuernos del altar de los holocaustos derramará el resto en su base. Así se hará expiación por el que ha cometido la falta y será perdonado.
También en Levítico 5:
5 Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado. Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será inmunda y habrá delinquido. O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable. 4 O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas. 5 Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, 6 y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.
Y Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.
Tambien lo vemos en Nehemías 9, 3 “ Puestos de pie, {cada uno} en su lugar, leyeron en el libro de la ley del SEÑOR su Dios por una cuarta parte del día; y por {otra} cuarta parte confesaron y adoraron al SEÑOR su Dios.”
Números 5: 5-7 “El Señor habló a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer cometiere cualquier pecado de los que suelen cometer los hombres, ofendiendo al Señor, téngase por culpable, confiese el pecado cometido y restituya íntegramente aquello en que haya delinquido, añadiendo un quinto; lo restituirá a aquel contra quien se hizo culpable.”
La Confesión oral era común en el Pueblo de Israel y en la época de Jesús, lo vemos en San Mateo 3,6 “ y confesando sus pecados, eran bautizados por Juan en el río Jordán.’ Y en “ Marcos 1:4-5 “Estuvo Juan el Bautista bautizando en el desierto, y predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. Y todos iban a él de toda la tierra de Judea y de Jerusalén y se hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados”
El acto externo aseguraba al creyente la posesión del perdón prometido. DIOS perdonaba, pero el hombre por medio de un gesto hacia público su condición de pecado y su arrepentimiento.
El corazón del Culto de Israel que eran los Sacrificios exigía la confesión audible del pecado cometido cuando el Sacrificio era ofrecido por este, en todos los Sacrificios a excepción de los de primicias y Diezmo y el del cordero de la Pascua se imponía las manos sobre la víctima, el Sacrificio más importante de todo el judaísmo era La Ofrenda por el pecado”, estos sacrificios eran validos solo si había un profundo arrepentimiento del oferente, el Sacrificio llevaba este orden
1) memoria del pecado ante Dios
2) arrepentimiento
3) confesión de los pecados
4) Rociamiento con la Sangre
5) perdón de los pecados
Durante el Sacrificio el que lo ofrecía hacia esta oración:
Te ruego Señor, he pecado, he hecho perversamente, me he rebelado, he cometido el pecado de (acá se confesaba en voz alta el pecado cometido) pero vuelvo arrepentido y sea esto para expiación”
Noten como el orden del Sacrificio por el pecado que no es más que un Sacramento de Reconciliación de la Antigua Alianza con lleva los mismos pasos de nuestra Confesion
1) Examen de conciencia
2) Arrepentimiento
3) Confesion de los pecados
4) Perdon de los pecados por los méritos del Sacrificio de Cristo en la cruz
5) Acto de contrición y absolución
Es verdaderamente penoso que personas que dicen conocer las Escrituras no vean la profunda raíz bíblica del Sacramento de la Confesion.
En el judaísmo tardío según el Talmud existían ritos penitenciales públicos donde este contenía una fórmula de arrepentimiento “Oh, YAHVEH, he pecado yo y toda mi familia, perdona mis pecados y los de mi familia”. El historiador Judío Flavio Josefo también menciona que en su época se ofrecían sacrificios por los pecados concretos y personales en su libro “Antigüedades Judaicas”.
Dice un web judío consultado por mí:
“ “ Mediante esta fórmula el Cohen Gadol hacía cumplir a todo el pueblo con su deber de confesarse y si bien es virtuoso que cada quien se confiese individualmente ante Hashem por sus inconductas particulares, la ventaja de la confesión pública radicaba en el hecho de que por ser colectiva, todos participaban de la misma y por ende el retorno era más profundo y completo. Tras la destrucción del Templo, los sabios establecieron que cada judío recite por sí mismo el formato de la confesión colectiva y cada quien ponga la intención de incluir sus inconductas particulares al recitarla (Iereím, Rabí Saadiá Gaón) 04 –( La confesión (vidui) en Yom Kipur y su normativa. – Pninei Halajá (yhb.org)
“ En época del Templo las transgresiones eran penalizadas físicamente y cuando las transgresiones exigían una ofrenda para ser perdonadas era necesario que estas fueran acompañadas de una confesión, de lo contrario la ofrenda no era aceptada por Dios. De acuerdo al Rambam, esto implica que toda transgresión exige una confesión; empero, actualmente no hay una penalidad por no confesar nuestros pecados, no tenemos Templo, no tenemos Sanhedrin, no somos castigados de hecho por no confesar nuestros pescados, sencillamente no se nos perdonan nuestros pecados y a la larga somos solo nosotros los perjudicados por cuanto no hemos corregido nuestro proceder y nuestro devenir y vivir se convierte en un absurdo. Entonces, no resta más que recapacitar sobre nuestro Vidui diariamente para finalmente lograr esa transformación que nos permitirá enaltecer el nombre de Dios” Hashavua (hashavuabogota.com)
Por razones incomprensible para nosotros esta magna obra en la Alianza Nueva le fue mandada dispensar a la Iglesia por medio de los Apóstoles y sus sucesores. La Confesion esta íntimamente ligada al Sacrificio de la Cruz de Cristo pues nace de esta y de la tarde de la Pascua cuando Jesús da la gran Comisión los apóstoles “así como el Padre me envió, Yo los envió a ustedes.”
¿PERO SABES QUE EL JUDAISMO HOY PRACTICA LA CONFESION AURICULAR?
Veamos lo que dice este web judío:
“El formato de confesión que debemos recitar en Yom Kipur es el siguiente: «Empero nosotros pecamos negligentemente, intencionalmente y nos rebelamos ante Ti» o en hebreo «Aval anajnu jatanu, avinu, fashanu» (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 87(B), Rambám Hiljot Teshuvá 2:8, Prí Jadash, Mishná Berurá 607:12). Se acostumbra asimismo agregar una lista de pecados ordenados alfabéticamente (Rav Amram Gaón): «Ashamnu (nos hemos hecho culpables), bagadnu (traicionamos), Gazalnu (robamos violentamente), Dibarnu dofi (hablamos calumnias), heevinu (causamos iniquidad), vehirshanu (hicimos maldades), zadnu (pecamos intencionalmente), jamasnu (robamos con violencia), tafalnu sheker (mentimos), iaatznu rá (aconsejamos el mal), kizavnu (engañamos), latznu (nos burlamos), maradnu (nos rebelamos), niatznu (provocamos), sararnu (nos desviamos), avinu (pecamos intencionalmente), pashanu (pecamos por rebelión), tzararnu (oprimimos a otros), kishinu oref (nos obstinamos), rashanu (hicimos el mal), shijatnu (corrompimos), tiavnu (cometimos actos abominables)…»
Luego se sigue detallando y se recita «Al jet shejatanu lefaneja etc» («perdona por el pecado cometido ante Ti…») que incluye una larga lista de trasgresiones sumamente detallada. Sobre la base de esta versión común, cada congregación agregó la suya propia.
La confesión debe ser recitada de pie hasta que concluye la sección «Por los pecados que nos hacen acreedores de las cuatro penas capitales… Rey que absuelve» (Shulján Aruj 607:3, Mishná Berurá 10). Es bueno adoptar una posición cabizbaja o inclinarse un poco hacia adelante al recitar la confesión para adoptar una actitud más sumisa. Hay quienes cumplen con excelencia y se inclinan marcadamente hacia adelante, tal como lo hacen durante la bendición de «Modim» (Shelá). En el caso de quienes quieren cumplir con excelencia pero les cuesta inclinarse prolongadamente, es bueno que al menos se inclinen al recitar la primer parte de la confesión («Ashamnu, bagadnu») y al recitar «Al jet» que se conformen con una leve inclinación. Se acostumbra golpear el pecho con el puño durante el recitado de la confesión, como forma de expresar que los impulsos de su corazón lo impulsaron a pecar (Mishná Berurá 607:11). 04 – La confesión (vidui) en Yom Kipur y su normativa. – Pninei Halajá (yhb.org.il)
Dice la Ley Rabinica de Otho, pag 552:
“ entonces confesará los pecados que ha cometido, y hará completa restitución por el daño {causado,} añadirá un quinto y {lo} dará al que él perjudicó. A continuación, quien sacrificaba imponía las manos sobre la víctima (Semija), significando así sus intenciones: adoración, acción de gracias, petición y expiación. Si el sacrificio era ofrecido por toda la comunidad, eran los ancianos quienes realizaban la ceremonia de la imposición de manos (Levítico 4,15). Esta parte de la ceremonia no se realizaba en ciertos sacrificios (primeros frutos, diezmos, el cordero pascual, palomas) ni en el caso de que el sacrificio se realizara a petición de paganos.6A la ceremonia de imposición de manos le precedía generalmente la confesión de los pecados (Levítico 16,21; 5,5 y ss; Números 5,6 y ss), que, según la tradición rabínica, era verbal (Otho, Ley rabínica 5527).
También en:
“La Parashá de Naso nos entrega 18 nuevas Mitzvot; entre ellas, la obligación positiva de confesar nuestros pecados. Nos enseña la Torá: «Dile a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer comete algún pecado contra alguien, actuando de manera traicionera contra Dios, y esa persona es encontrada culpable, ellos deben confesar el pecado que han cometido» (Núm 5:7). Esta Mitzvá positiva es la piedra fundamental para corregir nuestras acciones inapropiadas, algo que nuestros sabios instituyeron en nuestros rezos diarios bajo el nombre de Vidui, confesión; pero no sobra preguntarnos, ¿para quién es esta confesión, para Dios, para el prójimo contra quien hemos actuado mal o para toda la comunidad de Israel? ¿Cuál es la penalidad de no confesar nuestros pecados? Más allá de ello, ¿hay una penalidad por ello? En general, ¿cuál es el propósito de confesar nuestros pecados?
Nuestra sagrada Torá no utiliza la palabra Vidui; de hecho, cuando habla de la Mitzvá anteriormente mencionada usa la palabra Hitvadu que proviene de la palabra Yadah la cual significa «arrojar» o «mano extendida» y que en ese sentido implica entregar, dar y es así como Vidui se convierte en confesión, un acto en el cual se entrega una información, se da a mano extendida un reporte que en este caso es acerca de nosotros mismos y de nuestro proceder inadecuado. Es a partir de ahí que nuestros sabios instituyeron, como parte diaria de nuestro rezo, la sección conocida como Vidui, para cumplir a cabalidad esta Mitzvá positiva de la Torá.
De acuerdo a nuestra Halajá hay dos tipos de pecados por los cuales confesamos; a saber, pecados contra Dios y pecados contra otra persona. De acuerdo al Talmud los primeros no se deben hacer con un público presente en tanto los segundos están permitidos de llevarlos a cabo de esa manera y de hecho el Rambam, en su Mishná Torá, nombra dicha confesión como elogiable. Empero, ¿qué se obtiene con dicha confesión? ¿Cuál es el objetivo de confesar nuestros pecados verbalmente? ¿No sería más productivo sencillamente ir donde el infractor y reconocer frente a él nuestra falta? Tal posibilidad solo serviría si los pecados fueran contra el prójimo, pero en último análisis, todo pecado va en contra de Dios por cuanto es Él quien nos ha entregado ese código d e leyes que conocemos como Torá.
El Rambam, en la Mishná Torá, en Hiljot HaTeshuva capítulo 1 Halajá 2 nos presenta la fórmula cómo debemos hacer la confesión de un pecado, fórmula que incluye los tres niveles de pecados que podemos llevar a cabo. Aparte de ello tenemos las confesiones diarias que decimos como parte de Tajanún y que se conocen como Ashamnu y para finalizar la confesión que decimos anualmente en Yom Kipur conocida como Al Jet. Todas ellas tienen que ser verbalizadas, si bien no se dicen en voz alta excepto en los días establecidos, se tienen que pronunciar verbalmente de manera adecuada. El punto aun cuando no explícito es bastante obvio; a saber, el que nosotros al escucharnos reconozcamos nuestra falta y a partir de ahí podamos corregir nuestras acciones, corrección que no debe esperar hasta los Diez Días de Arrepentimiento, como comúnmente se supone, sino que se debe hacer cuanto antes para que llegado el día del juicio el perdón sea dado no sólo por aquel contra quien se pecó sino para que nosotros nos podamos perdonar a nosotros mismos de tales actos.
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION EN LA IGLESIA NACIENTE
En San Juan 16, 12-13, el SEÑOR JESUS nos dice bien claro que cuando venga el ESPÍRITU de la Verdad, este va a revelar todas las cosas que El no ha dicho. La Iglesia después de Pentecostés comenzó el ministerio del perdón esa misma mañana, cuando Pedro proclama el Bautismo para el perdón de los pecados, (Hechos 2, 38). La Iglesia primitivamente como nos lo dice I Corintios 5, 1-5 excluía de su seno a los pecadores y los recibía en la comunión de los santos si se arrepentía II Corintios 2, 5-11, esta era la manera primitiva de ejercer el don de perdonar. Ya a fines del siglo II se impone una forma apostólica de perdonar que aparece veladamente en I Timoteo 5, 22:
No impongas a nadie las manos a la ligera no sea que te hagas cómplice de los pecados de otros.
Esta imposición de manos no es en modo alguno referente a la ordenación al ministerio, pues desde el versículo 17 Pablo nos habla del pecado. Pablo le dice a Timoteo que no perdone por imposición a la ligera a un pecador so pena de cargar el con futuros pecados, y no solo de los presbíteros pues en el versículo 17 en adelante habla en singular y en el 22 en plural.
El mismo Apóstol Pablo está consciente de la necesidad que tiene el hombre de la realidad del poder concedido a los Presbíteros para la reconciliación cuando dice:
2 Cor 5,18-20… y todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo, y nos encomendó el ministerio de la reconciliación. Nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Somos pues embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. Os suplicamos en nombre de Cristo ¡Reconcíliense con Dios!
Acá san Pablo no le dice a los Corintios que hicieran una profesión de fe aceptando a Cristo como su Señor y Salvador para que se reconcilien con Dios, esta no es la primera vez que San Pablo predica a los Corintios, sino es la Segunda ocasión,[1] ya los Corintios habían aceptado a Cristo, Jesús es su Salvador. San Pablo se refiere al poder reconciliador que se le ha otorgado a los presbíteros, entonces hay que acudir con ellos para verdaderamente ser perdonados, porque Dios nos perdona por medio de ellos… Aparte de la confesión, lo que nos hace participar del perdón de los pecados es primeramente el bautismo como lo menciona el apóstol Pedro en la primera predicación de la iglesia (Hech 2,38), mas no obstante, sabemos que después del bautismo seguiremos siendo pecadores, y la manera de que nuestros pecados nos sean perdonados es la confesión.
Esto pensaban los Padres de la Iglesia Primitiva:
La Didache, el escrito más antiguo del cristianismo, escrito hacia el Siglo I dice referente a la confesión en su punto IV, 14 “En la reunión de los fieles, confesarás tus pecados y no te acercarás a la oración con conciencia mala”.
“Además de esas tres razones hay también una séptima, aunque dura y laboriosa: la remisión de pecados por medio de la penitencia, cuando el pecador lava su almohada con lágrimas, cuando sus lágrimas son su sustento día y noche, cuando no se retiene de declarar su pecado al sacerdote del Señor ni de buscar la medicina, a la manera del que dice: «Ante el Señor me acusaré a mí mismo de mis iniquidades, y tú perdonarás la deslealtad de mi corazón». “- Origenes, año 185- 254 Homilías sobre los Salmos 2,4
“ Os exhorto, hermanos carísimos a que cada uno confiese su pecado, mientras el que ha pecado vive todavía en este mundo, o sea, mientras su confesión puede ser aceptada, mientras la satisfacción y el perdón otorgado por los sacerdotes son aún agradables a Dios” San Cipriano de Cartago . 200-258 d.C
“ Profesan mostrando reverencia al Señor reservando solo a Él el poder de perdonar pecados, mayor error no puede ser que el que cometen en buscar al rescindir de sus órdenes echando abajo el oficio que Él confirió. La Iglesia lo obedece en ambos aspectos, al ligar el pecado y al soltarlo; porque el Señor quiso que ambos poderes deban ser iguales. – De Poenitentia I, ii, 6.
Enseña que este poder es una función del sacerdocio y que este puede perdonar todos los pecados: «Pareciera imposible que los pecados deban ser perdonados a través de la penitencia; Cristo otorgó este poder a los apóstoles y de los Apóstoles ha sido transmitido al oficio de los sacerdotes». – Op. cit, II, ii, 12.
San Ambrosio de Milán año 384 y 394 d.C
:” No escuchemos a aquellos que niegan que la Iglesia de Dios tiene poder para perdonar todos los pecados. – De agonia Christi, III.
San Pacian obispo de Barcelona 390 DC
Este que tú dices, solo Dios lo puede hacer. Bastante cierto, pero cuando lo hace a través de sus sacerdotes es Su hacer de su propio poder.
San Ignacio de Antioquia: ““Todos los que se arrepientan serán perdonados por el Señor, a condición de que se arrepientan en la unidad de Dios y en comunión con un obispo”, como especificó (Ignacio de Filadelfia 8,1), mientras que en su obra “Enseñanza”, insta: “Confesaos vuestras ofensas en la presencia de la Iglesia, y no realices plegarias con una conciencia maliciosa: este es el camino de la vida” (Enseñanza 4,14)
San Basilio el Grande se refiere a la confesión en la época de la Iglesia Apostólica, (Hechos 19:18 – Muchos de los que habían creído venían, confesando sus malas acciones) y concluye con: “es necesario que confesemos nuestros pecados a los que se les ha confiado la administración de los sacramentos de Dios “(1 Corintios 4:1 Así que, los hombres deben considerarnos como siervos de Cristo y como los encargados de los sacramentos de Dios), puesto que los primeros cristianos solían confesarle a los Apóstoles, que a su vez bautizaban a todo el mundo . (Basilio Magno, Condiciones, 288)
San Juan Crisóstomo dice del sacerdocio: “A pesar de que todavía habitan y andan por la tierra, ellos han llevado a cabo, sin embargo, la supervisión de los asuntos celestiales, con una autoridad que Dios no les dio, ni a los ángeles ni a los arcángeles. Nunca en realidad dijo a los ángeles “lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”, y sin embargo la unión de los sacerdotes llega al alma, y atraviesa los cielos, y todo lo que los sacerdotes promulguen desde aquí abajo, Dios lo autoriza desde arriba. El Soberano mantiene la decisión de sus siervos. ¿Acaso no les dio plena autoridad celestial? Él les dijo: A cualquiera que le retengáis sus pecados, les serán retenidos “(Juan Crisóstomo, sobre el sacerdocio, Homilía 3,5).
En la Iglesia primitiva la confesión de los pecados era pública como dice el Apóstol Santiago:
Santiago 5, 16 Confiesen sus pecados unos a los otros y pidan unos por otros para que se sanen.
Antes de comenzar la Eucaristía los pecadores puestos de pie confesaban sus pecados pública y públicamente se daba la absolución por el Presbítero presidente, de ahí proviene el inicio de nuestra Eucaristía “Antes de comenzar los sagrados misterios reconozcamos nuestros pecados” que aún subsiste después de XX siglos, ya de forma simbólica. De ahí también la categoría de Sacramento de Sanación de la Reconciliación.
Entre los siglos VI y VII se efectuó un cambio en la confesión de los pecados de público a privado, esto ocurrió paulatinamente cuando el monaquismo irlandés se extendió por Europa y los fieles escogieron a estos hombres santos para cumplir lo ordenado por Santiago, no públicamente sino en la presencia de estos monjes de sabiduría y vida santa. El Concilio de Letrán en el año 1215 fija la pauta definitiva del Sacramento de la Reconciliación como lo conocemos hoy.
Muchos hermanos retan la Confesión diciendo que ellos se confiesan con Dios personalmente, eso no es bíblico. en ningún lugar del Nuevo Testamento dice como instrucción que uno se confiese con Dios directamente, más bien la única orden que dio Jesús fue poder de perdonar los pecados A LOS APOSTOLES “A quien ustedes perdonen yo perdono”, esta es la única forma segura de que nuestra Confesión ha sido aceptada por Dios y el perdón ha sido otorgado, pues el Señor que es un Dios fiel no se retracta de la palabra que da ni de la promesa que hace.
¿Sabes que pensaba Martin Lutero de la Confesión auricular?, dice este en el Catecismo Menor:
Manera como se debe enseñar a la gente sencilla a confesarse
¿Qué es la confesión?
La confesión contiene dos partes. La primera, es la confesión de los pecados, y, la segunda, el recibir la absolución del confesor como de Dios mismo, no dudando de ella en lo más mínimo, sino creyendo firmemente que por ella los pecados son perdonados ante Dios en el cielo.
¿Qué pecados hay que confesar?
Ante Dios uno debe declararse culpable de todos los pecados, aún de aquellos que ignoramos, tal como lo hacemos en el Padrenuestro. Pero, ante el confesor, debemos confesar solamente los pecados que conocemos y sentimos en nuestro corazón.
¿Cuáles son tales pecados?
Considera tu estado basándote en los Diez Mandamientos, seas padre, madre, hijo o hija, señor o señora o servidor, para saber si has sido desobediente, infiel, perezoso, violento, insolente, reñidor; si hiciste un mal a alguno con palabras u obras; si hurtaste, fuiste negligente o derrochador, o causaste algún otro daño.
A ello debe responder el confesor:
Dios sea contigo misericordioso y fortalezca tu fe, Amén.
Dime:
¿Crees tú también que mi perdón sea el perdón de Dios? Sí, venerable señor.
Entonces dirá:
Así como has creído, de la misma forma acontezca en ti. Y yo, por mandato de nuestro Señor Jesucristo, te perdono tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ve en paz.
Aquellos que tengan gran carga de conciencia o estén afligidos o atribulados los sabrá consolar e impulsar hacia la fe un confesor con más pasajes bíblicos.
Ésta debe ser sólo una manera usual de confesión para la gente sencilla.
¿Qué es el oficio de las llaves? *
El oficio de las llaves es el poder especial que nuestro Señor Jesucristo ha dado a su iglesia en la tierra de perdonar los pecados a los penitentes, y de no perdonar los pecados a los impenitentes mientras no se arrepientan.
¿Dónde está escrito esto? *
Así escribe el evangelista San Juan en el capítulo veinte: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.?
¿Qué crees según estas palabras?
Cuando los ministros debidamente llamados de Cristo, por su mandato divino, tratan con nosotros, especialmente cuando excluyen a los pecadores manifiestos e impenitentes de la congregación cristiana, y cuando absuelven a los que se arrepienten de sus pecados y prometen enmendarse, creo que esto es tan válido y cierto, también en el cielo, como si nuestro Señor Jesucristo mismo tratase con nosotros.
*Aunque no es seguro que Lutero lo escribiera, el oficio de las llaves refleja su enseñanza, y fue incluido en El Catecismo Menor cuando él aún estaba vivo.”
La confesión luterana (de la misma manera que la confesión en la Iglesia Católica) se puede hacer en el presbiterio de la iglesia con el penitente arrodillado en la barandilla del altar y el pastor sentado frente a ellos, en la privacidad de la oficina del pastor, o algunas veces en un confesionario. Las palabras a continuación, tomadas del Libro de servicio luterano y utilizadas en la mayoría de las confesiones, dicen: Confesión (Iglesia Luterana) – https://es.qaz.wiki/wiki/Confession_(Lutheran_Church)
¿¿¿Qué te parece??? ¡Nada más y nada menos que el fundador del protestantismo!
Todas las Iglesias de Origen Apostólico que se separaron de la nuestra tienen la Confesión como Sacramento
Al ser este gran Sacramento una cura espiritual y física al mismo tiempo que nos reconcilia con Dios es tremendamente atacado por satanás y hay hemanos aun católicos que dicen que el Sacerdote es un hombre como otro cualquiera y esto lo dicen en la propuesta de que el Sacerdote como hombre no puede perdonar los pecados, esto nos lleva a a la pregunta:
¿¿¿Puede un hombre perdonar los pecados???
La respuesta es un rotundo no. Nadie ha dicho que un hombre pueda perdonar los pecados de otro hombre, la Iglesia no dice que un hombre puede perdonar los pecados, sólo Dios puede perdonar los pecados,[2] (Mc 2,7) pero nos podríamos hacer también la siguiente pregunta: ¿Puede un hombre caminar sobre el agua? ¿Puede un hombre hacer milagros? ¿Puede un hombre arrojar demonios? Durante el Sacramento de la Confesión, el Sacerdote intercede como un Instrumento, un siervo de Cristo, y el administrador de los Sacramentos de Dios: ¿Puede un hombre resucitar muertos? En todas las preguntas la respuesta es no.
Pero ¿qué pasaría si Dios otorgara poder a un hombre para caminar sobre las aguas? Caminaría ¿verdad? (Mt 14,25-29) ¿si le diera potestad de arrojar demonios? Podría arrojarlos ¿verdad? (Lc 10,17) (Hech 16,16-18) ¿y hacer milagros y resucitar muertos? También (Hech 3,5-8) (Hech 9,36-41) Entonces ese hombre con el poder que Dios le ha otorgado tiene la facultad de hacer lo que Dios quiere que haga y eso es la Confesion, el hombre ministrando el perdón de la Cruz ordenado por Jesús y capacitado por el Espíritu Santo recibido en Efusión
Otros dicen que el Sacerdote es un picador como los demás y la noticia nueva para ellos es que la Iglesia también lo sabe y por eso el Sacerdote tiene que ser perdonado por otro Sacerdote, pero la vida personal del Sacerdote y sus posibles pecados no invalida la Confesión pues el Sacerdote ministra con la santidad de su vida sino con el poder de Dios, es como un juez que imparte justicia con el poder del estado y esta es validad no importa cuál sea la vida de este.
Concluyendo, JESUS le da el poder a los Apóstoles de Ministrar el Perdón logrado por el en la cruz (San Juan 20,23) aunque también nos dice que hay pecados que no se perdonan, como es el caso del pecado contra el Espíritu SANTO, la Iglesia determina que para saber si se puede perdonar en pecado es necesario conocerlo y por tanto confesarlo, para perdonar, para aconsejar y por lo tanto sanar. La condición previa a la confesión y necesaria es el arrepentimiento, sin este la confesión no es válida. El Presbítero investido por el Obispo (Sucesor de los Apóstoles que recibieron tal poder) absuelve al cristiano arrepentido, no con su poder, sino con el poder recibido por la Iglesia ministra el perdón de DIOS logrado por JESUS en la Cruz y lo confirma con el signo de la imposición de mano. Sacramento de sanación, signo maravilloso del poder de DIOS y de su misericordia que nosotros la Iglesia no lo sabemos valorar y que es como decían los Padres de la Iglesia, una Segunda tabla de Salvación.
Actualizado el 22 de Enero de 2021.