Apóstol de Irlanda, nacido en Kilpatrick, próximo a Dumbarton, en Escocia, en el año de 387; fallecido en Saul, Downpatrick, Irlanda, el 17 de Marzo de 493.
Tuvo por progenitores a Calphurnius y Conchessa. El primero pertenecía a una familia romanizada de alto nivel y desempeñaba el cargo de decurio en Galia o Bretaña. Conchessa, su madre, era parienta cercana del gran patrono de Galia, San Martín de Tours. Kilpatrick todavía conserva muchos recuerdos de San Patricio, y hasta muy entrada en la Edad Media se realizaban peregrinaciones para perpetuar su fama de santidad y sus milagros.
A sus dieciséis años de edad, Patricio fue secuestrado en cautiverio por merodeadores irlandeses y vendido como esclavo a un cacique llamado Milchu en Dalriada, territorio del actual condado de Antrim en Irlanda, donde por seis años atendió los rebaños en el valle de Braid y las laderas de Slemish, cerca del moderno pueblo de Ballymena. Él relata en su “Confessio” que durante su cautiverio mientras cuidaba de los rebaños él rezaba muchas veces durante el día: “el amor de Dios”, agregando:
«Y mi temor hacia Él aumentaba en mi cada vez más, y la fé crecía en mí, y el espíritu animado, de tal modo que, en un mismo día, yo había rezado tantas como cien oraciones, y en la noche casi las mismas, de tal forma que estando en el bosque y en la montaña, incluso antes de amanecer, yo era animado a rezar y no sentía molestia de hacerlo, estuviera nevando, helando o lloviendo; ni tampoco indolencia alguna por parte mía, como la pueda ver ahora, porque entonces el espíritu estaba fervoroso dentro de mí».
Por medio de una benigna Providencia los seis años del cautiverio de Patricio se tornaron en una remota preparación para su futuro apostolado. Adquirió así un perfecto conocimiento de la lengua Céltica con la cual algún día anunciaría las buenas nuevas de la Redención, y, como su amo Milchu era uno de los grandes sacerdotes druídicos, se familiarizó con todos los detalles del Druidismo de cuya esclavitud estaba destinado a liberar al pueblo irlandés.
Advertido por un ángel después de seis años escapó de su cruel amo y dirigió sus pasos hacia el oeste. Él nos relata en su “Confessio” que tuvo que recorrer cerca de 200 millas; y su jornada fue probablemente hacia bahía de Killala y de ahí en delante a Wesport. Encontrando una embarcación presta para navegar y después de algunos rechazos fue permitido a bordo. En pocos días se encontró entre sus seres queridos nuevamente en Bretaña, pero ahora su corazón estaba concentrado en dedicarse al servicio de Dios por medio del sagrado ministerio. Nos lo encontramos en el monasterio de San Martín en Tours, y nuevamente en el santuario isleño de Lérins donde justamente entonces adquiría amplia y reconocida fama de aprendizaje y devoción; así como variadas lecciones de heroico perfeccionamiento en el ejercicio de la vida Cristiana que pudieran ser adquiridas, hasta allí era seguro que Patricio encaminaría sus pasos. No había aún terminado San Germán su gran misión en Auxerre cuando Patricio se colocó bajo su guía, y fue bajo la mano de este gran obispo que pocos años después el futuro apóstol de Irlanda sería promovido al sacerdocio. Es tradición en el territorio de los Morini que Patricio bajo la conducción de San Germán por algunos años estuvo ocupado en tareas misionarias entre ellos. Cuando Germán comisionado por la Santa Sede procedió a Bretaña para combatir las enseñanzas erróneas de Pelagius, escogió a Patricio para ser uno de su compañeros misioneros y por tanto fue privilegiado en ser asociado con el representante de Roma en los triunfos resultantes sobre herejía y paganismo, y en muchos de los notables eventos de la expedición, tales como el milagroso apaciguamiento de una tormenta en el mar, la visita a la las reliquias en el santuario de San Alban, y la victoria de Alleluya. Entre todos estos eventos, sin embargo, los pensamientos de Patricio se volcaban hacia Irlanda, y de cuando en cuando era favorecido con visiones de los niños de Focluth, a la orilla del mar occidental, que le imploraban: ” Oh santo joven, regresa a Erin, y camina nuevamente entre nosotros”.
El Papa Celestino I , quien rindiera inmortal servicio a la Iglesia al desbancar las herejías Pelagianas y Nestorianas, y por el incorruptible lazo de honor decretado a la Santísima Virgen en el Concilio General de Éfeso, coronando su pontificado con un acto de consecuencias del más largo alcance para la expansión del Cristianismo y la civilización, cuando confirió a Patricio con la misión de reunir al pueblo de Irlanda bajo el manto protector de Cristo. Palladius (q.v.) ya había recibido esa comisión, pero aterrorizado por la fiera oposición por parte de un cacique de Wicklow había abandonado la sagrada empresa. Fue San Germán, obispo de Auxerre quién recomendaría a Patricio ante el Papa. El escritor de La Vida de San Germán en el siglo noveno, Heric de Auxerre, atestigua este importante hecho: ” Dado que la gloria del padre brilla en la preparación de los hijos, de los muchos hijos en Cristo que San Germán se sabe que tuvo como discípulos en religión, hagamos mención aquí, brevemente, de uno de los más famosos, Patricio, el Apóstol especial de la nación Irlandesa, como el registro de su trabajo lo muestra. Sujeto al más santificado aprendizaje por 18 años, bebiendo abundante conocimiento del generoso manantial de las Sagradas Escrituras. Germán le envió, acompañado por Segetius, su sacerdote, a Celestino, Papa de Roma, aprobado por su juicio, soportado por su autoridad, y reforzado por su bendición, se encaminó hacia Irlanda . ” Fue poco antes de su muerte que Celestino le encomendó esta misión al apóstol de Irlanda y en tal ocasión le confirió muchas reliquias y otros regalos espirituales, y le dió el nombre de “Patertius” o “Patritius”, no como un título honorario, pero como una predicción de lo fructífera y meritorio de su apostolado por lo que se convertiría en pater civium ( padre de su pueblo). Patricio a su regreso de la jornada a Roma recibió en Ivrea las nuevas de la muerte de Palladius, y desviándose hacia la vecina ciudad de Turín recibió la consagración episcopal de manos de su gran obispo, San Máximo, y a partir de entonces se apresuró hacia Auxerre para realizar bajo la dirección de San Germán las preparaciones para la misión irlandesa.
Es probable que durante los meses de verano del año 433, que Patricio y sus acompañantes desembarcaran en la boca del río Vantry cercano a la cabeza de Wiclow. Los sacerdotes Duidas se levantaron en contra suya como un solo hombre. Pero Patricio no se desanimó. El intrépido misionero resolvió explorar un territrio mas amistoso por donde iniciar su misión. Antes que nada, sin embargo, procedería hacia Dalriada, donde estuvo esclavizado, para liquidar el precio de su rescate a su antiguo amo, y a cambio de la servidumbre y crueldad recibida a sus manos impartirle las bendiciones y liberación de los hijos de Dios. Descansó por algunos días en las islas frente a las costas de Skerries, una de las cuales retiene el nombre de Inis-Patrick, y probablemente visitó las tierras adyacentes, las cuales eran conocidas como Holm Patrick. La tradición señala cariñosamente las marcas de los pies de San Patricio en la dura roca de la costa principal, a la entrada de la bahía Skerrie. Continuando su rumbo hacia el norte descansó en la boca del río Boyne. Donde una cantidad de nativos se había reunido a su derredor escuchando con alegría en su propia dulce lengua las buenas nuevas de la Redención. Ahí también realizaría su primer milagro en tierra Irlandesa para ratificar los honores debidos a la Virgen Santísima, y el Divino nacimiento de nuestro Salvador. Dejando a uno de sus compañeros para continaur con la labor de instrucción tan venturosamente iniciada, se apresuró hacia Stangford Loughland donde bajando de su bote continuó su jornada por tierra hacia Slemish. No había avanzado buen trecho cuando un cacique, llamado Dicu, apareció en la escena para evitar la continuación de su avance. Blandió su espada para derribar al santo, pero su brazo quedó rígido como estatua y así permaneció hasta que se sometió a Patricio. Avasallado por los milagros y mansedumbre del santo, Dichu pidió ser instruido y preparó una generosa donación en forma de un gran sabhall (granero), en el cual los sagrados misterios se ofrecerían. Este fue el primer santuario dedicado por San Patricio en Erin (Irlanda). En años posteriores sería uno de los selectos sitios de retiro del santo. Un monasterio e iglesia serían erectos ahí,y el consagrado sitio retiene el nombre Sabhall (pronunciado Saul) hasta la fecha.
Continuando su camino hacia Slemish, el santo fue sobrecogido de horror al ver en la distancia el fuerte de su antiguo amo Milchu envuelto en llamas. La fama del maravilloso poder de milagros de Patricio le precedía . Milchu, en un arrebato de frenesí, juntó todos sus tesoros en su mansión y le puso fuego, lanzándose él mismo a las flamas. Un antiguo relato agrega: ” Su orgullo no pudo soportar la idea de ser vencido por su antiguo esclavo”.
De retorno a Saul, San Patricio se enteró por Dichu que los caciques de Erin habían sido convocados para celebrar una celebración especial en Tara por Leoghaire, quien era el Ard-Righ, es decir, el Supremo Monarca de Irlanda. Esta era una oportunidad que Patricio no podía dejar de lado; él se presentaría ante la asamblea, para inflingir un decisivo golpe contra el Duridismo que mantenia cautiva a la nación, y para obtener la liberación por medio de las buenas nuevas de la Redención de la cual era el heraldo. Mientras se trasladaba descansó por algunos días en casa de un cacique llamado Secsen, quien con todos sus súbditos jubilosos abrazaron la Fé. El joven Benen, o Benigno, hijo del cacique, estaba especialmente cautivado por las doctrinas del Evangelio y la mansedumbre de Patricio. Mientras el santo descansaba él recogía flores olorosas y las derramaba sobre su pecho, y cuando Patricio se preparaba para continuar su camino hacia Tara, Benigno se aferró a sus pies declarando que nada lo separaría de él. ” Permítanle hacer su voluntad”, dijo San Patricio al cacique, ” él será heredero de mi sagrada misión.”
Desde entonces Benigno fue el inseparable compañero del santo, y la profecía se cumplió, ya que Benigno fue nominado entre los “comhards” o sucesores de San Patricio en Armagh. Era el 26 de Marzo, Domingo de Pascua, en 433, que la memorable asamblea se reunió en Tara, y el decreto de extinguir los fuegos el día anterior por todo el reino se cumplió, hasta que la señal de encender se prendiera en la mansión real. Los jefes y Brehons arrivaron en gran cantidad y los druidas también se reunieron para desafiar en fuerza al heraldo de las buenas nuevas y aferrar su superstición sobre la raza céltica, ya que sus oráculos demoníacos les habían anunciado que el mensajero de Cristo había arribado a Erin (Irlanda). San Patricio se presentó en la colina de Slane, en el extremo opuesto del valle de Tara, en la víspera de Pascua, en ese año la fiesta de la Anunciación, y en la cima de la colina encendió el fuego Pascual. Los druidas levantaron la voz al unísono. ” O Rey, vive por siempre, este fuego que ha sido encendido en desafío al real edicto, arderá por siempre en esta tierra a menos que sea extinguido esta misma noche.” Por orden del rey y encargo de los druidas, repetidos intentos de extinguir el sagrado fuego y de castigar con muerte al intruso que había desobedecido el real decreto, se realizaron. Pero el fuego prevaleció y Patricio escudado por el Divino poder resultó ileso de sus trampas y asaltos. En Domingo de Pascua la banda de misioneros con el joven Benigno a la cabeza acarreando en alto un ejemplar de los Evangelios, y seguido por San Patricio quien con mitra y báculo y portando atuendo episcopal completo, avanzó en orden procesional hacia Tara. Druidas y hechiceros reunieron toda su fuerza y emplearon todos sus encantamientos para mantener su influencia sobre los irlandeses, pero la oración y fé de Patricio alcanzó un glorioso triunfo. Los druidas con sus encantamientos cubrieron la colina y la vecina llanura con una nube peor que las tinieblas egipcias. Patricio les desafió a remover la nube, y cuando todos sus esfuerzos en contra se gastaron en vano, como respuesta a sus oraciones el sol envió sus rayos y la más brillante luminosidad encendió la escena. Nuevamente por medio de poderes demoníacos el Arqui-Druida Lochru , como Simon Magus de la antiguedad, se elevó en el aire, pero cuando Patricio se arrodilló en oración el druida desde su altura cayó despedazado sobre una roca. Así fue el último golpe inflingido al paganismo en la presencia de toda la asamblea de caciques. Fue, de hecho, un trascendental día para la raza irlandesa. Dos veces Patricio abogó por la Fé frente a Leoghaire. El monarca había girado ordenes para que no se rindieran signos de respeto a los extranjeros, pero durante la primer reunión el joven Erc, un paje real, se incorporó para mostrarle reverencia; y en la segunda, cuando todos los caciques estaban reunidos, el bardo en jefe Dubhtach mostró los mismos honores al santo. Estos heroicos hombres se volvieron fervientes discípulos de la Fé y brillantes ornamentos de la Iglesia Irlandesa. Se dice que durante esta segunda solemne ocasión San Patricio arrancó un trébol del pasto, para explicar usando su hoja triple y único pecíolo, en forma algo simple a los ahí reunidos, la gran doctrina de la Divina Trinidad. En ese luminoso Domingo de Pascua, el triunfo de la religión en Tara fue completo. El Ard-Righ otorgó permiso a Patricio de predicar la Fé a lo largo y ancho de Erin, y la profecía druídica como las del Balaam de la antiguedad se cumplirían: el sagrado fuego una vez encendido por el santo, jamás sería extinguido.
La hermosa oración de San Patricio, popularmente conocida como ” La Coraza de San Patricio”, fue supuestamente compuesta por él en preparación de esta victoria sobre el paganismo. La siguiente es una traducción literal de un antiguo texto irlandés:
Me levanto hoy Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad, Por medio de creer en sus Tres Personas, Por medio de confesar la Unidad, Del Creador de la Creación.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro, Por medio de la fuerza de Su resurrección y asunción, Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza del amor de Querubines, En obediencia de Ángeles, En servicio de Arcángeles, En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, En oraciones de Patriarcas, En palabras de Profetas, En prédicas de Apóstoles, En inocencia de Santas Vírgenes, En obras de hombres de bien.
Me levanto hoy Por medio del poder del cielo: Luz del sol, Esplendor del fuego, Rapidez del rayo, Ligereza del viento, Profundidad de los mares, Estabilidad de la tierra, Firmeza de la roca.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza de Dios que me conduce: Poder de Dios que me sostiene, Sabiduría de Dios que me guía, Mirada de Dios que me vigila, Oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, Mano de Dios que me guarda, Sendero de Dios tendido frente a mí, Escudo de Dios que me protege, Legiones de Dios para salvarme De trampas del demonio, De tentaciones de vicios, De cualquiera que me desee mal, Lejanos y cercanos, Solos o en multitud.
Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado, Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, Contra conjuros de falsos profetas, Contra las negras leyes de los paganos, Contra las falsas leyes de los herejes, Contra obras y fetiches de idolatría, Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy Contra filtros y venenos, Contra quemaduras, Contra sofocación, Contra heridas, De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra, Cristo al descansar, Cristo al levantar, Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en cada ojo que me mira, Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad, Por medio de creer en sus Tres Personas, Por medio de confesar la Unidad, Del Creador de la Creación.
San Patricio permaneció durante la semana Santa en Slane y Tara, mostrando a los que le rodeaban las lecciones de la Divinidad. Mientras los juegos nacionales se celebraban a unas cuantas millas en Tailten (ahora Telltown) conectados con la fiesta real. San Patricio procedió solemnemente a administrar el bautismo a Conall, hermano del Ard-Reigh Leoghaire, el Miércoles 5 de Abril. Benigno y otros ya habían sido reunidos bajo el manto de Cristo privadamente, pero este sería la primer administración pública del Bautismo, reconocido por real edicto, y desde entonces en los antiguos calendarios irlandeses al día 5 de Abril se le conoce como ” Comienzo del Bautismo de Erin”. Este primer cacique real cristiano le hizo un regalo a Patricio dotándolo de un sitio para una iglesia que hasta el presente retiene el nombre de Donagh-Patrick. Las bendiciones del cielo llegaron a la familia de Conall. San Columba es reconocido entre sus descendientes, y muchos de los reyes de Irlanda hasta el siglo once provenían de su linaje. San Patricio dejó que algunos de sus compañeros continuaran la labor de evangelización en Meath, tan auspiciosamente iniciada. Él visitaría otros territorios. Algunos de los caciques que llegaron a Tara eran de Focluth, en las inmediaciones de Killala, en Connaught, y así como fue que en sueños los niños de Focluth le convocaban a retornar a Irlanda, resolvió acompañara a esos caciques en su retorno, y así fue como el distrito de Focluth estaría entre los primeros en recibir las buenas nuevas de la Redención. Lo que nos brinda prueba convincente de las dificultades que San Patricio tuvo que superar, que a pesar de tener completa libertad para predicar la Fé a través de Erin, otorgada por el monarca Leoghaire, sin embargo, para procurarse un salvoconducto a través de los territorios en camino de Connaught tuvo que pagar el precio de quince esclavos. A su paso por Granard se enteró que en Magh-Slacht, no lejos de allí, un vasto número de personas ofrecía adoración a le ídolo principal Crom-Cruach. Era un inmenso pilar de roca, cubierto de láminas de oro y plata, con un círculo de doce ídolos menores a su alrededor. Procedió en esa dirección, y con su báculo golpeó al ídolo que se derrumbó en polvo, los demás cayeron al suelo. En Killala encontró a todos los pobladores del territorio reunidos. Al escuchar su prédica, el rey y sus hijos, junto con 12,000 pobladores, se convirtieron dócilmente a la Fé. Pasó siete años visitando cada distrito de Connaught, organizando parroquias, formando dióceses, e instruyendo al pueblo y sus caciques. En ocasión de su primer visita a Rathcorgar, la sede real de los reyes de Connaught, situado cerca de Tulsk, en el Condado de Roscommon, un notable incidente ocurrió, registrado en muchos de las auténticas narrativas de la vida del santo. Cerca del claro manantial de Clebach, no lejos de la sede real, Patricio y sus venerables compañeros habían colocado sus tiendas y temprano de madrugada se encontraban cantando alabanzas al Santísimo, cuando dos de las hijas del monarca – Ethne, la hermosa, y Fedelm, la roja- se acercaron, como era su costumbre, a bañarse. Sorprendidas por la visión que se les presentaba a ellas, las reales doncellas preguntaron: ” Quienes sois, de donde provenís ? Son acaso fantasmas, o duendes, o mortales amistosos ?” San Patricio le dijo entonces: ” Será mejor que vosotras adoren y veneren un Dios verdadero, el cual les anunciamos, más que satisfacer su curiosidad con tan vanas preguntas.” Entonces Ethne le asedió con las preguntas:
“¿Quien es Dios?” “¿En dónde está Dios?” “¿En donde se encuentra su morada?” “¿Tiene Dios hijos e hijas? “¿Es Dios rico en oro y plata?” “¿Es eterno ? Es hermoso ?” “¿Son sus hijas queridas y hermosas a los hombres de este mundo?” “¿Esta Dios en los cielos o en la tierra?” “¿En el mar, en los ríos, en las montañas, en los valles?” “¿Haz que le conozcamos. Como puede ser visto?” “¿Es durante la juventud o la vejez que puede ser encontrado?”
Sin embargo San Patricio, lleno del Espíritu Santo, les contestó:
“Dios, a quien les anunciamos, es el Amo de todas las cosas.” “El Dios del cielo y de la tierra, del mar y de los ríos.” “El Dios del sol, y de la luna, y de todas las estrellas.” “El Dios de las altas montañas y de los bajos valles.” “El Dios por encima del cielo, en el cielo, y bajo el cielo.” “Su morada esté en el cielo y en la tierra, y el mar, y todo lo demás.” “Él le da aliento a todo.” “Él le da vida a todo.” “Él está encima de todo.” “Él es el sostén de todo.” “Él le da luz al sol.” “Él imparte esplendor a la luna.” “Él ha hecho manantiales en la seca tierra, e islas en el océano.” “Él ha ordenado a las estrellas servir a las grandes luminarias.” “Su Hijo es coeterno e igual con Él mismo.” “Su Hijo no es más joven que el Padre.” “Y el Padre no es más viejo que el Hijo.” “Y el Espíritu Santo procede de ellos.” “El Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son indivisibles.” “Pero yo deseo unirlas por Fé con el Rey Celestial, así como son hijas
de un monarca terrenal."
Las doncellas, como unidas con una voz y un corazón, contestaron: “Enseñadnos atentamente como creer en el Rey Celestial, mostradnos como podemos contemplarlo cara a cara, y nosotras haremos lo que nos ordenes”.
Y cuando él las instruyó les preguntó: “Creéis vosotras que por el bautismo se liberan del pecado heredado de los primeros padres”.
Le contestaron: “Sí creemos.” “¿Creéis vosotras en la penitencia después de pecar?” “Sí creemos.” “Creéis vosotras en la vida después de la muerte? ¿Creéis en la resurrección en el Día del Juicio?” “Creéis en la unidad de la Iglesia?” “Sí creemos”.
Entonces fueron bautizadas, y vestidas en prendas blancas. Pidiéndole poder ver el rostro de Cristo. El santo le dijo: “Vosotras no podréis contemplar el rostro de Cristo a menos que prueben la muerte, y a menos que reciban el Sacrificio.” Ellas le contestaron: “Dadnos el Sacrificio, de tal suerte que seamos capaces de contemplar a nuestro Esposo”. Y el antiguo relato agrega: ” cuando recibieron la Eucaristía de Dios, durmieron el sueño de la muerte, y fueron colocadas en reposo, portando sus vestimentas bautismales.”
En el 440 San Patricio se embarcó en la tarea especial de la conversión de Ulster. En el siguiente año, los antiguos anales relatan una maravillosa expansión de la Fé a través de la provincia. En 444 un sitio para una iglesia en Armagh fue donado por Daire, el cacique del distrito. Estaba en un valle al pie de una colina, pero el santo no estaba satisfecho. El tenía especiales designios en su corazón para ese distrito, y generosamente el cacique le dio a escoger en su territorio cualesquier sitio que él considerara adecuado para sus propósitos religiosos. San Patricio escogió esa hermosa colina en la cual la vieja catedral de Armagh se levanta. Mientras demarcaba la iglesia con sus compañeros, se encontraron con una cierva y su cervato, que los compañeros de Patricio querían matar para alimentarse; pero San Patricio no se los permitió, y , tomando al cervatillo sobre sus hombros, seguido por la madre, procedió a una colina vecina, dejando al cervatillo, anunciando que en ese sitio, en el futuro, grande gloria sería dada al Altísimo. Siendo precisamente esa colina que Patricio fijó que, hace pocos años , se dedicó solemnemente la nueva y hermosa catedral Católica de Armagh. Un representante de la Santa Sede presidió la ocasión, cientos de sacerdotes y obispos se reunieron en ese sitio; y , de hecho, la verdad sea dicha, la totalidad de los irlandeses ofrecieron en esa ocasión esa gloriosa catedral al Altísimo como tributo de su fé unida y su devoción, y su irreducible amor a Dios.
De Ulster San Patricio probablemente procedió hacia Meta para consolidar la organización de la comunidades en ese sitio, y de ahí continuó su camino a través de Leinster. Dos de los más distinguidos compañeros del santo, San Auxilius y San Iserninus, tuvieron el rico valle de Liffey asignado a ellos. El nombre del primero todavía se conserva en la iglesia que fundó en Kilossy, mientras que el segundo es honrado como el primer Obispo de Kilcullen. Como era su costumbre, el primer objetivo de San Patricio era reunir a los caciques dirigentes bajo el manto de la fé. En Naas, la sede real en aquellos días, bautizó a dos hijos del Rey de Leinster. Memoriales del santo aún abundan en el distrito-las ruinas de la antigua iglesia que fundó, su pozo santificado, y los sitios consagrados en los cuales el poder de Dios se mostró en forma de milagros. En Sletty, en las inmediaciones de Carlow, San Fiacc, hijo del cacique Brehon, Dubthach, fue instalado como obispo, y por un considable período de tiempo esa sede continuó como el centro principal de la religión para todo Leinster. San Patricio procedió a través de Gowran hacia Ossory; y la enriqueció con abundancia de preciosas reliquias que había traído desde Roma. Fue en Leinster, en los límites de los actuales condados de Kildare y Queen´s, que O Dhran , el carrocero de San Patricio, se ganó la corona del martirio. El cacique del distrito honraba al ídolo demoníaco, Crom-Cruach, con especial devoción, y , al escuchar que el ídolo había sido derribado, juró vengar el insulto con la muerte de nuestro apóstol. Al pasar por el territorio, O Dhran se enteró de la conspiración organizada para asesinar a San Patricio, y al momento de acomodarse en la carroza para continuar su jornada, le pidió al santo tomar el lugar de honor y descansar. Esto se le concedió, y justo iniciaban su camino cuando un bien apuntado golpe de lanza atravesaba el corazón del devoto conductor, quien al cambiar de sitio, salvó la vida de San Patricio, y se gano a si mismo la corona del martirio.
San Paticio acto seguido procedió a Munster. Como de costumbre, sus esfuerzos fueron dirigidos a combatir los errores en los centros principales de autoridad, a sabiendas que, en el sendero de la conversión, los reyes y caciques pronto serían seguidos por sus súbditos. En “Cashel of the Kings” fue recibido con gran entusiasmo, los jefes y Brehons y el pueblo le dieron la bienvenida con muestras de júbilo. Mientras realizaba el bautismo del príncipe real Aengus, hijo del Rey de Munster, el santo, al apoyar su báculo, perforó con su aguda punta el pie del príncipe. Aengus resistió estoico el dolor. Cuando San Patricio al final de la ceremonia, observó la hemorragia, y le preguntó por qué se había mantenido en silencio, le replicó con genuino heroísmo, que había pensado que eso era parte de la ceremonia, una penalidad a cambio de las dichosas bendiciones de la Fé que era impartida. El santo admiró su heroísmo, y, tomando el escudo del cacique, le inscribió en el mismo una cruz con la misma punta del báculo, y prometió que aquel escudo sería la señal de incontables triunfos temporales y espirituales. Nuestro apóstol pasó considerable tiempo en el actual condado de Limerick. La fama de sus milagros y santidad le precedieron, y los habitantes de Thomond y el norte de Munster, cruzaban el río Shannon en sus frágiles barquichuelos de cuero, de prisa para recibir su instrucción. Cuando les otorgaba su bendición en la cima del la colina de Finnime, y contemplaba las ricas llanuras frente a él, se dice que profetizó la llegada de San Senanus: “ A la verde isla en el Oeste, a la boca del mar ( ejem., Inis-Cathaigh, ahora Scattery Island, en la boca del Shannon, cerca de Kilrush), la lámpara del pueblo de Dios llegará; el será la cabeza del consejo de todo este territorio.” En Sangril (ahora Singland), en Limmerick, y también en el distrito de Genvowen, los pozos santificados del santo son señalados, y la loza de roca, que le sirviera de cama, y el altar en que cada día ofreció el Santo Sacrificio. En las riveras del Suit, y el Blackwater, y el Lee, donde fuera que el santo predicara durante los siete años que pasó en Munster, una calurosa bienvenida le esperaba. El antiguo Vida lo detalla: “ Después que Patricio fundara conventos e iglesias, y ordenara gentes de todos grados, y sanara enfermos, y resucitara muertos, se despidió de ellos, y les impartió su bendición a todos ellos.” Las palabras de su bendición , que se dice fue impartida en las colinas de Tipperary, como es registrada en la Vida del santo, a la cual nos acabamos de referir, es particularmente hermosa:
Una bendición a la gente de Munster- Hombres, jóvenes, y mujeres; Una bendición a la tierra Que les rinde frutos.
Una bendición en cada tesoro Que sea producido en sus llanuras, Que no se encuentre nadie en necesidad, La bendición de Dios sea con Munster.
Una bendición en sus cumbres, En sus expuestas rocas, Una bendición en sus vegas, Una bendición en sus crestas.
Como la arena del mar bajo las naves, Sea cantidad en sus corazones; En laderas, en los llanos, En montañas, en colinas, una bendición
San Patricio continuo hasta su muerte el visitar y vigilar las iglesias que había fundado en todas las provincias de Irlanda. Confortó a los fieles en sus dificutades, los fortaleció en la Fé y en la práctica de la virtud, y designó pastores para continuar su labor entre ellos. Se registra en su Vida que consagró a no menos de 350 obispos. Asignó a San Loman en Trim, que rivalizó al mismo Armagh en abundantes cosechas de devoción. San Guasch, hijo del su antiguo amo, Milchu, se convirtió en Obispo de Granard, mientras que las dos hijas del mismo cacique pagano fundaron ahí cerca, en Clonbroney, un convento de piadosas vírgenes, recibiendo meritoriamente la aureola de santidad. San Mel, sobrino de nuestro apóstol, tuvo el cargo de Ardagh; San MacCarthem, que al parecer fue partricularmente querido por San Patricio, fue nombrado Obispo de Clogher. La narrativa en la antigua Vida del santo en referencia a su visita al distrito de Costell, en el Condado de Mayo, sirve para ilustrar la forma de tratar con los caciques. El encontró, así relata, a Ernasc, y su hijo, Loarn, sentados bajo un árbol, “ con quienes permaneció, en compañía de sus doce acompañantes, por espacio de una semana, recibiendo de él la doctrina de la salvación con atentos oídos y mente. Mientras que instruía a Loarn en los rudimentos de sabiduría y piedad. “ Una iglesia fue erecta en el lugar, y , después de muchos años, Loarn fue designado a su cargo. Las múltiples virtudes en que los primeros santos eran distinguidos, brillaron en toda su perfección en la vida de San Patricio. Cuando no estaba involucrado en la labor del sagrado ministerio, todo su tiempo lo pasaba en oración. Muchas veces durante el día se armaba con el signo de la Cruz. El nunca relajaba sus ejercicios peniténciales. Arropado solo de su cilicio, hacia de la dura roca su lecho. Su desinterés en lo material es especialmente conmemorado. Incontables conversos de alto rango ponían sus preciosos ornamentos a sus pies, pero todos les eran restaurados. El no había venido a Erin en busca de riqueza material, pero en cambio vino a enriquecerla en los invaluables tesoros de la Fé Católica. De tiempo en tiempo se retiraba de los deberes espirituales del apostolado para dedicarse enteramente a la penitencia y oración. Uno de sus selectos retiros fue la isla de Lough Derg, la cual, hasta nuestros días, continúa siendo un retiro favorito de los peregrinos, y es conocido con el Purgatorio de San Patricio. Otro teatro de su milagroso poder, devoción y austeridades penitenciales en el oeste de Irlanda amerita especial atención. En el punto más occidental de Connaught hay una cordillera de altas montañas, las cuales, desplegadas en su abrupta majestad, lanzan su reto al oleaje y tormentas del Atlántico. A la cabeza de esta cordillera se levanta majestuoso en solitaria grandeza un cono, de aproximadamente 1,300 metros de altura, a la vista de Crew Bay, y proyectando su sombra sobre los distritos adyacentes de Aghagower y Westport. Esta montaña era conocida en tiempos paganos como Montaña del Águila, pero desde que Irlanda fuese iluminada por la luz de la Fé se le conoce como Croagh Patrick, es decir, Montaña de San Patricio, siendo honrada como la Santa Colina, el Monte Sinaí, de Irlanda. San Patricio en obediencia a su ángel guardián, hizo de esta montaña su consagrado sitio de retiro. En imitación del gran legislador Judío del Sinaí,, pasó cuarenta días en su cima en ayuno y oración, y en otros ejercicios penitenciales. Su único abrigo de la furia de los elementos, el viento y la lluvia, el granizo y la nieve, era una cueva, o más bien, una cavidad, en la roca sólida; y la loza en donde descansaba sus agotados miembros en la noche, está señalada todavía. El objetivo de sus oraciones y penitencias era obtener una bendición especial y misericordia para la estirpe Irlandesa, la cual evangelizó. Los demonios que hicieron de Irlanda su campo de batalla conjugaron todas sus fuerzas para tentar al santo y distraerlo en su soledad, y desviarlo, de ser posible, de su santo propósito. Se reunieron alrededor de la colina en la forma de vastas parvadas de horrendas aves de presa. Tan densos eran sus números que perecieran cubrir la totalidad de la montaña, como una nube, llenando de tal forma el aire que Patricio no podía ver el cielo ni la tierra ni el océano. San Patricio invocó al Dios para dispersar a los demonios, pero por un tiempo pereciera que sus peticiones y lágrimas fuesen en vano. A lo largo resonaba su campana de dulce tañido, símbolo de sus prédicas de las Divinas enseñanzas. Su sonido fue escuchado por todos los valles y colinas de Erin, por toda ella trayendo paz y júbilo. Las parvadas de demonios empezaron a dispersarse, desplegando su campana entre ellos; tomaron el vuelo precipitadamente, arrojándose al océano. Tan completa fue su victoria sobre ellos que, como la antigua narrativa agrega, “ por siete años nada maligno fue encontrado en Irlanda. “ El santo, sin embargo, todavía , no descendería de la montaña. Había vencido a los demonios, pero ahora se mediría con Dios mismo, como un Jacobo de antaño, para asegurar los intereses espirituales de su pueblo. El ángel le anunció que, en recompensa a su fidelidad en la oración y penitencia, que serían tantos en el cielo como su visión alcanzara a cubrir en tierra y mar. Pero más aún, sin embargo, eran las aspiraciones del santo, y decidió perseverar en ayuno y oración hasta que la totalidad de su petición fuese otorgada. Nuevamente el ángel acudió a confortarle, anunciando nuevas concesiones; pero todas estas no eran suficientes. El no abandonaría su puesto en la montaña, o relajaría su penitencia, hasta que la totalidad fuese otorgada. Al final de lo cual el mensaje vino a contestarle que sus oraciones habían sido escuchadas:
Muchas almas se salvarían del sufrimiento del purgatorio a través de su intercesión; quien fuera en el espíritu de penitencia recitara su himno antes de morir alcanzaría la celestial recompensa; las hordas de la barbarie jamás tendrán dominio sobre su Iglesia; siete años antes del Día del Juicio, el mar cubriría Irlanda para salvar a su gente de las tentaciones y terrores del Anticristo; y la más grande bendición, el mismo Patricio será designado juez de toda la raza irlandesa en el día final.
Tales fueron los extraordinarios favores que San Patricio, por medio de su lucha con el Altísimo, sus incesantes oraciones, su inconquistable amor por las cosas celestiales, y sus incesantes obras de penitencia, obtuvo para su pueblo que él evangelizó.
A veces se ha llegado a suponer que el apostolado de San Patricio en Irlanda consistió en una sucesión de pacíficos triunfos, y sin embargo fue todo lo contrario. Ninguna tormenta de persecución fue, de hecho, realizada contra la infante Iglesia, pero el santo por sí mismo estuvo sometido a frecuentes pruebas a las manos de los druidas y otros enemigos de la Fé. Él nos narra en su “Confessio” que en no menos de doce ocasiones él y sus acompañantes fueron capturados y tomados de rehenes, y en una particular ocasión cargado de cadenas, su muerte fue decretada. Pero de todas estas pruebas y sufrimientos fue liberado por la benigna Providencia. Es por referencia de las múltiples dificultades que soportó por la Fé que, en antiguos Martirologios, se le honra como mártir. San Patricio, una vez completado su triunfo sobre el Paganismo, y reunido Irlanda bajo el manto de Cristo, se preparó para recibir su recompensa. Santa Brígida le acompañó con sus escogidas vírgenes, trayendo el sudario en que sería sepultado. Se registra que cuando San Patricio y Santa Brígida estaban unidos en su última oración, una visión especial le fue mostrada. El vio la totalidad de Irlanda iluminada con los más brillantes rayos de la Divina Fé. Esto continuó por siglos, entonces nubarrones se congregaron alrededor de su amada isla, y poco a poco, la gloria religiosa se disolvía, hasta que, en el transcurso de los siglos, solamente en los más remotos valles una tenue luz permanecía. San Patricio oraba para que la luz no se extinguiera, y, mientras lo hacía, el ángel venía hacia él diciéndole: “No temas: tu apostolado jamás cesará.” Y mientras continuaba orando, la tenue lucecita crecía en luminosidad, sin cesar hasta que los valles y colinas de Irlanda volvían a ser iluminadas en su prístino esplendor, y entonces el ángel anunció a San Patricio: “ Tal será el permanente esplendor de la Divina palabra en Irlanda.” En Saul (Sabhall), San Patricio recibió su recompensa el 17 de Marzo de 493. San Tassach le administró el último sacramento. Sus restos fueron envueltos en el sudario tejido por las mismas manos de Santa Brígida. Los obispos y clérigos y la gente de fé de todas partes se aglomeraron alrededor de sus restos para rendirle honores al Padre de su Fé. Algunas de las antiguas crónicas registran que por varios días la luz del cielo brillaba alrededor de su lecho de descanso. Sus restos fueron sepultados en el fuerte del cacique a dos millas de Saul, donde en otros tiempos se levantó la catedral de Down.
Escritos de San Patricio
El “Confessio” y la “Epístola ad Coroticum” son reconocidas por los modernos críticos de ser de incuestionable autenticidad. La mejor edición, con texto, traducción, y notas críticas, es por el Reverendo Dr. White de la Real Academia Irlandesa, en 1905. Los 34 cánones de un sínodo realizado antes del año 460 por San Patricio, Auxilius, e Isserninus, aunque rechazados por Todd y Haddan, han sido colocados por el Profesor Bury más allá del alcance de la controversia. Otra serie de 31 cánones eclesiásticos titulados “Synodus secunda Patritii” , aunque incuestionablemente de origen irlandés y datados antes del final del siglo séptimo, son generalmente considerados posteriores al tiempo de San Patricio. Dos obras ( en P.L., LIII), tituladas “De abusionibus saeculi”, y “De Tribus habitaculis”, fueron compuestas por San Patricio en Irlandés y traducidas al Latín en un período posterior. Pasajes de ellos se asignan a San Patricio en el “Collectio Hibernensis Canonum”, de incuestionable autoridad y fechado en el año 700 (Wasserschleben, 2nda ed., 1885). Esta “Collectio Hibernensis” también le atribuye a San Patricio el famoso decreto sinodal : “Si quae quaestiones in hac insula oriantur, ad Sedem Apostolicam referantur.” ( Si algunas dificultades surgieran en la isla, sean referidas a la Sede Apostólica). La hermosa oración, conocida como “Faeth Fiada”, o la “ Lorica de San Patricio” (Coraza de San Patricio), editada por primera vez en su “Historia de Tara”, es aceptada universalmente en la actualidad como genuina. El “Dicta Sancti Patritii”, o breves dichos del santo, se conservan en el “Libro de Armagh”, son editados con precisión por Fray Hogan, S.J. en “Documenta de S. Patritio” (Bruselas, 1884). El viejo texto Irlandés de “ La Regla de Patricio” ha sido ediotada por O’Keeffe, y una traducción por el Arzobispo Healy en el apéndice de su Vida de San Patricio (Dublín, 1905). Es una obra de venerable antigüedad, e incopora las enseñanzas del santo.
El Trias thaumaturga (gol., Louvain, 1647) del Franciscano COLGAN es la más completa colección del antiguo Lives del santo. El Kemare Life of Saint Patrick (CUSACK, Dublin, 1869) presente de la pluma de HENNESSY la traducción del Irish Tripartite Life, con anotaciones copiosas. WHITLEY STOKES, en las Rolls Series (London, 1887), ha brindado el texto y la traducción de Vita Tripartita, junto con muchos documentos originales del Book ofAmragh y otras fuentes. La más notables obras de los últimos tiempos son SHEARMAN, Loca Patriciana (Dublin, 1879); TODD, St. Patrick, Apostle of Ireland (Dublin, 1864); BURY, Life of St. Patrick (London, 1905); HEALY, The Life and Writings of St. Patrick (Dublin, 1905).
PATRICK FRANCIS CARDINAL MORAN Transcrito por Mary Doorley Traducido del Inglés por Edmundo Bennett Durell Para gloria y difusión de la obra de San Patricio
(tomado de EC WIKI) www.apologeticasiloe.com